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Revista Mexicana de Orientación Educativa

versão impressa ISSN 1665-7527

Rev. Mex. Orient. Educ. vol.9 no.22 México  2012

 

REMANDO EN LA CULTURA...

 

Hojas sueltas...

 

Octubre 4, día de San Francisco de Asis

 

 

In memoriam
Tío Patotas,
A los cuententistas y cuenteros de niñas y niños

 

EL ZOOLÓGICO DE MOCTEZUMA

Este zoológico se encontraba, antes de la conquista de México, en el gran cuadrante o manzana circundada. Actualmente, por las calles Francisco I. Madero, 16 de Septiembre, Eje Central y Motolinía en el Centro Histórico de la Ciudad de México. De este conjunto destaca la Torre Latinoamericana (que llegó a ser el edificio más alto de la ciudad) y, principalmente, el templo de San Francisco de Asís. Se cuenta que en este lugar se encontraba el gran y bello jardín del emperador Moctezuma, aquí tenía un selecto zoológico, compuesto de animales y aves exóticas. Cuentan que era un privilegio quien lo visitaba. En su jardín y zoológico Moctezuma hacía continuos y prolongados paseos, allí obtenía la tranquilidad necesaria para reinar las bastas tierras aztecas. Dicen que se preocupaba en exceso porque sus huéspedes, pese a su sempiterno cautiverio, la pasaran bien.

 

SAN FRANCISCO DE ASÍS

Su historia es de las más conocidas en el mundo católico, es una de las más novelescas: joven de buen linaje, pendenciero y bebedor de vino que podía resistir la alegría y acidez que deja el estrago bohemio. Sin embargo, un día llevado por una necesidad indescriptible se dirigió al templo de San Damián y se puso a orar, de repente escuchó la voz que venía de un crucifijo y le ordenaba: "Francisco ve y repara mi casa, que ves derrumbarse". Obediente buscó al religioso encargado del templo para ofrecerle dinero para la reparación, éste rechazó la ayuda. Entonces se dirigió al obispo, quien le ordenó que reparara el templo con sus propias manos. No sólo aceptó la orden con agrado, sino que renunció a la vida perdularia que llevaba, se despojó de su ropa, linaje y dinero. Hizo votos de pobreza. En Asisi besó las llagas de un leproso, compuso himnos místicos al sol, a la luna, a las montañas, a los animales. Su mayor fama viene de haber amansado a un lobo feroz que aterrorizaba a los pobladores de Gubbio. Finalmente, su amor por los animales, a la naturaleza y por la empresa misionera, le dieron un lugar importante entre los creyentes

 

ASISI

Es una pequeña ciudad amurallada, que se encuentra estratégicamente en una loma que señorialmente destaca en el valle verde vivo e intenso de la Umbría. A los pies de Asisi, se encuentra un bello lago que se extiende inalterable por el centro de la esmeralda planicie. Los rayos luminosos que refleja este lago extiende su resplandor hasta la atalaya de Peruggia. El lago tiene un pequeño embarcadero. La neblina, como sutil velo, cubre de vez en vez el valle sin importar época del año. En Asisi nació en 1181 San Francisco y esta ciudad con fuerte perfil medieval fue testigo de su vida alegre. Solo acompañado de un buen vino, comiendo una tarta de prosciutto con espinaca desde la pasticceria que se encuentra en la rivera del lago, es posible comprender (y no tiene nada que ver con una visión religiodivina) la necesidad que tuvo Francisco de componer himnos a la hermana luna, al hermano sol, al hermano lobo y a otros hermanos animales, en los que indudablemente no se encuentra el homo.

 

ATZIN

Hace muchos, pero muchísimos años, cuando los valles mexicanos eran mucho más grandotes que los de hoy, y su color verde era más verde que el de hoy, sucedió que en pleno verano dejó de llover, y las plantas, las flores y todos los pastos se fueron secando, perdieron el color verde de su ropaje y de ellos sólo quedó zacate.

Y claro que hacía mucho calor, el valle estaba exhausto por un bochorno espantoso. Los animalitos tenían mucha sed. Los ríos, arroyos, lagunas y todo lugar en donde antes había abundante agua, solo quedaba tierra y más tierra, solamente el moribundo riachuelo de la cañada se negaba a desaparecer.

Fue entonces que todos los animalitos, atendiendo el llamado de una vieja y macilenta serpiente, acudieron al claro más fresco del valle para reunirse y encontrar una solución para desterrar a la sequía.

¿Porque no llueve? Preguntó un robusto venado. Seguramente alguno de nosotros dejó de pagar sus impuestos a nuestra madre tierra, bromeó un zorrillo. ¡Basta! gritó encolerizado el mono, no es el momento para hacer chascarrillos. Tienes razón hermano – intervino el conejo – es urgente hacer algo, mis zanahorias han cambiado su alegre color por uno pardo; ¡guaacala!.. terció asqueado un tejón, cubriéndose el hocico con su pequeña garra.

Lo que inicialmente fue un diálogo entre los animalitos, pronto desembocó en un verdadero escándalo. Los lamentos, sugerencias, aullidos desesperados, eran tan caóticos y aturdidores que hasta los loros y cotorras huyeron aturdidas de aquel lugar.

Cuando todos se encontraban desesperados y a punto de enmudecer por la ronquera de tanto gritar, apareció en el umbral de la cueva el tigre ocelotl. Se veía también agobiado y tan sudoroso como sediento. Con energía su gruñido metálico se impuso sobre el bullicio.

¡Hermanos, hermanas...! ha sido Ecahtl, el viento, quien se ha llevado las nubes de nuestro valle y por eso no ha llovido. Tlaloc, la lluvia, está molesto porque éste no le avisó ni respetó sus dominios. También Tonatiu, el sol, se ha puesto rojo, rojo por el coraje.

Por eso el calor ha aumentado y ya nos agobia y debilita, ¡que gachos!, coincidieron todos los animalitos al unísono... ¿Pero por qué surgió la molestia entre los tres, si eran buenos cuates?. Con el típico tono del chisme, continuó el tigre...pues fíjense que el disgusto los ciñó, porque cada uno de ellos cree que merece y que tiene todo el derecho de ser quien nos gobierne a todos. ¡chaleee ....eso no es posible! interrumpió el lampiño izcuintle.

Cierto, uno no es nada sin la presencia del otro, con sabiduría agregó a la perorata la vieja rata de campo. Un silencio de desazón surgió entre los animalitos. ¿Que hacer?, se preguntaban...De repente se escuchó que en agitado vuelo se acercaba el águila, (Paréntesis del cuentero: por cierto esta ave tan soberbia era tía del águila que un año antes había devorado una serpiente sobre un nopal, esto sucedió en el islote llamado "el ombligo del mundo", y causó un revuelo inexplicable entre unos peregrinos que llegaron medio despistados y hambrientos al lago que está tras lomita. Bueno, continuemos)

...El águila apuró el aterrizaje, una vez que presuntuosa ofreció una vuelta aérea extra, sólo para exhibirse mejor, la hizo con una maestría que dejó boquiabierta a la fauna, que se sintió cautivada por la galanura del ave.

Tan pronto se posó en la peña, se dirigió a la variopinta muchedumbre: ¡Silencio... silencio...! ¡hay una solución para acabar con esta sequía ¡. He hablado seriamente con Tonatiu, Tlaloc y Echatl acerca de su comportamiento egoísta y su tentación dictatorial. Han recapacitado y se sienten apenados por lo sucedido y el daño ocasionado a todos ustedes, a las plantas...al medio. Un ¡Bravo! estalló y el júbilo abrazó a los animalitos. Pero... momento, momento, los dioses están también molestos por su pasividad y dependencia y ya que ellos se pacificaron, quieren que ustedes colaboren en la expulsión de la sequía de nuestro valle. Nos piden que mañana cuando salga la aurora cada uno de nosotros depositará una gotita de agua en cada planta, flor, arbusto, etcétera y etcétera..., de esta manera el viento aspirará el rocío del cáliz y feliz como una lombriz, e inspirado arrastrará las nubes hasta acá y las aporreará con energía en honor nuestro y del valle también.

En tropel se dispersaron los animalitos rumbo al famélico riachuelo de la cañada, con cuidado se apoderaron de la mayor cantidad de gotitas que podía contener una hoja de árbol. Recorrieron todo el valle y las depositaron en plantas, flores, arbustos...con ese trajín intenso transcurrió, toda la tarde, toda la noche... y solo fue cuando la aurora iluminó la cresta del horizonte, que acabaron su ardua labor. No había terminado el sol de acomodarse en las colinas, cuando un desfile de nubes grandes, medianas, vaporosas, lechosas... ensombrecieron el valle y entre rayos, centellas y carcajadas de Tlaloc y Ecahtl la lluvia estalló su filigrana y alegre regó el valle hasta ya entrada la tarde, hasta que un ambiente escampado preludió su tranquilidad.

Por eso cuando veas en el amanecer pequeñas gotitas de agua posadas sobre los pétalos de las flores, las plantas, los árboles, pastos... significa que algunos animalitos aprendieron la lección: no ser dependientes. Y que desean complacer al viento, al sol, porque el agua es vida.

LOS MOTIVOS DEL LOBO

"... Se fue a la montaña a buscar al falso lobo carnicero. Y junto a su cueva halló a la alimaña. – En nombre del padre del sacro universo, conjúrote – dijo - ¡oh lobo perverso! a que me respondas:¿Por qué has vuelto al mal?. Contesta. Te escucho. Como en sorda lucha habló el animal, la boca espumosa y el ojo fatal: - Hermano Francisco, no te acerques mucho - . Yo estaba tranquilo en el convento, al pueblo salía, y si algo me daban estaba contento y manso comía. Más empecé a ver que en todas las casas estaban la envidia, la saña, la ira, y en todos los rostros ardían las brasas de odio, de lujuria, de infamia y mentira. Hermanos y hermanos hacían la guerra, perdían los débiles, ganaban los malos, hembra y macho eran como perro y perra, y un buen día todos me dieron de palos. Me vieron humilde, lamía las manos y los pies. Seguía tus sagradas leyes, todas las criaturas eran mis hermanos: los hermanos hombres, los hermanos bueyes, hermanas estrellas, hermanos gusanos. Y así me apalearon y me echaron fuera. Y su risa fue como agua hirviente y entre mis entrañas revivió la fiera, y me sentí lobo malo de repente; mas siempre mejor que esa mala gente. Y recomencé a luchar aquí, a me defender, a me alimentar. Como el oso hace, como el jabalí, que para vivir tiene que matar. Déjame en el bosque déjame en el risco, déjame existir, en mi libertad, vete a tu convento, hermano Francisco, sigue tu camino y tu santidad - . El santo de Asis no le dijo nada, le miró con una profunda mirada y partió con lágrimas y con desconsuelos (...)" Rubén Darío (1867 – 1916).

Riverohl Foundation Inc.
Mex. DF, Enero 2012