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Cadernos de Psicopedagogia

versão impressa ISSN 1676-1049

Cad. psicopedag. v.3 n.6 São Paulo jun. 2004

 

ARTIGOS

 

La terapia vincular-familiar

 

Familial-entailing therapy

 

 

Benjamin Daniel Zarankin*

Escuela de Post-Grado en Orientación Vocacional Ocupacional

 

 


RESUMO

Este artigo pretende apontar algumas questões norteadoras da técnica terapêutica vincular, construída e aperfeiçoada nos últimos quinze anos pela equipe de terapeutas e pesquisadores da Escuela de Post-Grado en Orientación Vocacional Ocupacional, em Buenos Aires. O desenvolvimento deste enfoque especial do tratamento dos vínculos pode ser aplicado em diferentes contextos de relacionamentos humanos: à família, à empresa, à escola.

Palavras-chave: Relações vinculares, Técnica terapêutica, Família, Organizações.


ABSTRACT

Some questions guiding the entailing therapeutic technique, wich has been developed and improved in the last 15 years by therapists and researchers of the Escuela de Post-Grado en Orientación Vocacional Ocupacional, in Buenos Aires, are emphasized in this paper. The development of this special approach for treatment of the vincula can be applied in different settings of the human relationships: family, job and school.

Keywords: Entailing relationships, Therapeutic technique, Family, Organizations.


 

 

Comenzaré con una metáfora del pasaje de la endogamia a la exogamia.Todos sabemos que los bebés humanos tardan aproximadamente entre 17 y 20 meses lunares para su gestación. Esto es, que salen del útero materno a los 10 meses lunares aproximadamente, porque éste no los puede contener y la placenta no los puede alimentar. (De hecho si pasan de su fecha probable de parto se ponen viejitos, nacen sin lanugo, con la piel arrugada y hay que tratarlos como si fueran prematuros). Y pasan otro tanto, entre 7 y 10 meses lunares con la madre en un estado de simbiosis, donde los pechos son un equivalente de su placenta, la boca como el cordón umbilical y el cuerpo de la madre como un gran útero. Esto culmina entre el sexto y el noveno mes con la depresión del sexto mes en la madre, y la angustia frente al extraño en el bebé. Ahí podemos dar por finalizado este estado de simbiosis.

Este período es crucial para el desarrollo del ser humano. En nuestro trabajo clínico nos encontramos repetidas veces con jóvenes, adultos, que han tenido a meses de su nacimiento, antes de terminar este lapso de simbiosis, otro embarazo de su madre, que deja en ellos una especie de prematurez emocional a la que Winnicott, psicoanalista y pediatra inglés, definió como falso-self. En otras palabras, crudos por dentro y adultitos por fuera (sobreadaptados).

De que este período sea respetado y cuidado depende mucho el desarrollo futuro de esta personita, que si todo va medianamente bien, pasará por su edipo y luego cuando las hormonas sexuales hagan su obra, se topará con las dificultades, las mismas con las cuales se enfrentaron Adán y Eva cuando fueron expulsados del paraíso por haber transgredido la prohibición de comer la manzana del árbol del conocimiento del bien perdido y del mal por venir: esto es, cuando aprenden de la sexualidad y la muerte. Pues bien, si la función paterna es eficiente en su acompañamiento hacia el exterior ( esto significa una madre que invista suficientemente al padre y un padre que incluya permanentemente a la madre) se producirá la exogamia, donde este joven devenido adulto, buscará su pareja.

Si este encuentro se produce y el joven o la joven encuentra su pareja, comenzará un juego de encuentro. Jugarán a madre/hijo, padre/ hija, grande-chico, activo-pasivo; de alguna manera reproducirán la simbiosis inicial a través del enamoramiento. Y en esta ida y vuelta se irá gestando un círculo que formará una especie de nido, que a su vez demandará, producirá un lugar vacío, que buscará ser ocupado por un hijo. Y ahí se acaba este juego grande-chico pues el lugar de chico será ocupado y forzará en ambos miembros de la pareja el pasaje a una nueva discriminación, la de masculino-femenino, dando así un nuevo paso hacia la madurez. Se acabó la fantasía unisex, el varón adquirirá un nuevo rol, el de padre, y la mujer el de madre, y su majestad el bebé enseñará a los padres a través de su demanda a que se ocupen de él, primero como puedan y luego, si los padres pueden tranquilizarse apoyándose en sus propios padres, este encuentro se tornará gratificante.

También entenderemos mucho más a nuestros padres y dejaremos de criticarlos, lo cual no es poco beneficio.

Con esto volvemos a la endogamia de la cual partimos. El hombre inicialmente cuidará el territorio para que la mamá y el bebé puedan dedicarse tranquilos a este milagro del amor y la naturaleza. Transformando sus celos porque le quitaron a su mujer, en celo por cuidar su territorio, para que este vínculo madre e hijo se desarrolle sin fisuras.

Y con esta introducción ideal, metafórica, ingresamos a cómo se forman los vínculos. Y nos dedicaremos por supuesto al primero, al original, aquel del cual derivan todos los otros y por el cual se adquirirá aquello que conocemos como “confianza básica”.

Sabemos que el bebé dentro del útero sueña, se chupa el dedo, procesa sonidos, se calma escuchando los latidos de la mamá, flota dentro del líquido amniótico, por lo cual pueden nadar cuando nacen; escuchando la voz del padre aceleran su latidos. Nos vamos a detener en este momento del nacimiento, para tener una idea de su importancia. Más allá de lo obvio les recuerdo que los primeros momentos de vida extrauterina quedan fuertemente grabados. Por ej. muchos bebés con circular de cordón, que experimentan un pequeño momento de asfixia, en el resto de su vida adulta tienen dificultades para tener algo ajustado al cuello, camisas, corbatas, collares, y esto sin saber porqué.

Imagínense al salir del útero comprimido por el pasaje a través del canal de parto, pasando de la alimentación, oxigenación, etc, a través del cordón umbilical, al mundo externo o sea de 37° centígrados a la temperatura ambiente, del medio acuoso a la atmósfera tal cual la conocemos, de paredes por todos lados, a ser sostenido por manos o brazos, de la oscuridad a la luz. Y todos los cambios fisiológicos, cierre del agujero oval, separación de la circulación sanguínea en dos circuitos, pasando su sangre a ser oxigenada, por los pulmones. Se diría que este es un momento de caos, de desorganización, desde un mundo totalmente protegido a un interregno que se resuelve en pocos minutos. Si todo funciona bien y el bebé vuelve a los brazos y al pecho de su madre, donde la boca y pezón se encuentran y por su intermedio se funden el uno con el otro, se reorganiza otro mundo.

Y el bebé conoce simultáneamente el caos que deja atrás y la contención, el placer y la satisfacción que da este contacto íntimo con su madre. Este proceso se repetirá una y otra vez, cada tres horas, por aproximadamente 20 minutos, hasta completar 120 minutos por día que es el tiempo de succión que necesitan los bebés. Esta mutua dependencia que se repite por meses y a veces años, da como resultado el apego, que es el modo como la naturaleza protege en los mamíferos a la cría de los predadores. (En los mamíferos más evolucionados se nace de uno por vez).

Esta dependencia obligada con la madre es desde la primera vez y para toda la vida del hijo. En esta breve introducción es posible entender como es la “introducción” a la vida del hijo. Este modelo de organización- caos-organización, funcionará como modelo en la vida futura del individuo y se fortalecerá o debilitará en cada crisis.

Es en este período de simbiosis que se le transmite al hijo, lo que se denomina el inconsciente no reprimido, y yo diría a la madre el acceso directo al inconsciente del hijo.

Recuerdo la sorpresa de un paciente médico de aproximadamente 50 años, con pánico de chico a que la madre se separase de él, cómo después de una sesión terapéutica en que su madre lo abraza por indicación nuestra, me cuenta a la sesión siguiente, cómo se sintió contento, eufórico, como transportado; también recuerdo el susto de su pareja que pensó que había desarrollado un cuadro maníaco.

 

Tema: el padre

¿Y los padres, para qué estamos, ? Ahora que ya han unido dos óvulos de rata, uno maduro y otro inmaduro y han obtenido una ratita hembra perfecta, que ya ha tenido cría. Sin embargo tengamos esperanza, el ser humano definitivamente es mucho más complejo que la rata, no va a ser tan fácil reemplazarnos.

Justamente es esta dependencia casi absoluta con la madre, este poder omnímodo sobre el hijo, lo que nos da un lugar tan importante en esta historia.

¿Cómo intervenimos? Nos acordaremos acá que ya durante el embarazo cuando el bebé escucha la voz del padre, activa su ritmo cardíaco, se mueve más, y luego durante el parto interviene con su presencia tranquilizando a su mujer, imprimiendo un respeto hacia ese momento, donde la parturienta deja de ser objeto de un acto médico a quien hay que extraerle un hijo, participando activamente, a veces hasta recibiendo al hijo, cortando el cordón, y luego siguiéndolo, hasta poder descansar cuando el bebé vuelve a estar con la mamá para poder recuperar su función de guardián, de cancerbero.

Procurando que interfieran lo menos posible, con ese momento tan mágico, tan particular, defendiendo este territorio, intentando que ese período de simbiosis sea respetado. (Hay países donde la madre tiene un permiso laboral de dos años y el padre de un año).

Cómo sigue este cuento, el padre de a poco se va introduciendo entre el bebé y la mamá, cumpliendo su papel de discriminador y separador. Hasta aquí y acelerando los tiempos, esto es lo que en general deseamos que suceda.

Pero volvamos al tema de la atracción que siente el bebé por su mamá. Qué ocurre cuando el hijo se tiene que separar por sus propios medios de la madre. ¿A qué mecanismos debe recurrir para separarse?

El primero, el más usual es la pelea, el enojo. Es el efecto timbre. (Si sí no, si no, sí.). Por el cual se asegura la salida, o sea es un contacto brusco que obliga a la separación.

El segundo, casi un símbolo de nuestra época, es la fobia, como un miedo al contacto que impide toda relación de compromiso.

El tercero es la desconexión emocional, dejo el cuerpo y la cabeza está en otro lado. El cuarto es la renuncia a ejercer la heterosexualidad, que le permite a cambio a los varones permanecer cerca de la madre.

El quinto es el enfermarse para poder recibir cuidados como cuando era pequeño.

El sexto es el accidentarse en busca de límites externos.

¿Cómo evitar recurrir a estos mecanismos de defensa? Este es el otro lugar privilegiado del padre. Su presencia, cuando la madre se lo presenta al hijo/a, al decir de Lacan, “es la mamá la que le da la papa al nene”, asegura que el vínculo con su madre será el que le corresponda como hijo, sobre todo en la pubertad y la adolescencia cuando las hormonas hacen sentir su presencia. Es la presencia del padre, la que permite el contacto afectuoso del hijo con la madre evitando la angustia y el miedo a quedar atrapado en esta relación. Para cerrar esta pequeña introducción les presentaré un gráfico que para mí funciona como una piedra de roseta de las relaciones familiares.

AFECTO-PALABRA-DINERO
FLECHA DEL TIEMPO

MAMÁ         PAPÁ
amor         ley
  Afecto Palabra Oral Palabra Escrita Dinero/Trabaji  
Distancia Interpessonal + ++ +++ +++  
Complejidad ++++ +++ ++ +  
Consciente + ++ +++ +++  
Inconsciente ++++ +++ ++ +  

 

EN PAREJA CON LA MAMÁ UNO VA A SER, AFECTUOSO, SOCIABLE .... Y MUY POBRE
EN PAREJA CON EL PAPÁ UNO VA A SER RICO Y MUY .... SOLITARIO

 

Para hacer un desarrollo armónico se necesita unir al papá con la mamá ubicándose como hijo.

 

Espero que este gráfico hable por sí mismo, si esto no es así espero poder explicarlo personalmente.

 

La terapia vincular-familiar

En primer lugar, casi como una declaración de principios, les diré que para nosotros son los padres los que curan a los hijos, si están vivos y disponibles mejor. Si no es así, cuando cambiaron de domicilio y están en el corazón, los ayudamos a que puedan recuperarlos. Les damos recursos a los hijos para obtener de sus padres aquello que necesitan para su crecimiento y desarrollo, y a los padres, herramientas para recuperar su lugar jerárquico y acompañar a sus hijos para que crezcan y vivan mejor.

Una pequeña síntesis sería que cuando los hijos respetan a los padres y pueden aprovechar su experiencia, el techo de desarrollo de los padres es el piso de desarrollo de los hijos. Cuando esto no es así, el piso del cual parten los hijos va a ser el mismo que el de sus padres. Y ojalá que estos lleguen al mismo lugar de sus padres en un mundo cada vez más hostil.

Por último somos la expresión visible de nuestros vínculos internalizados y los reproducimos estructuralmente, activa o pasivamente en todos los ámbitos de nuestra vida de relación. Reproducimos en el mundo de la pareja y de la familia el vínculo internalizado con nuestra madre y en nuestra vida laboral y contacto con el mundo externo el vínculo internalizado con el padre. Trabajar sobre ellos nos permite modificar los ejes y conductas más difíciles y estereotipadas de nuestra personalidad.

 

* Médico por la Universidad Nacional de Buenos Aires
Psicólogo social la Escuela de Pichon Riviere
Site: www.orientacionyfamilia.com.ar

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