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Boletín (Sociedad de Psicología del Uruguay. En línea)

versão On-line ISSN 1688-4337

Boletín (Soc.Psicol. Urug., En línea)  n.46 Montevideo maio 2008

 

 

Imagen y subjetividad

 

 

Lic. Ana MoscaI; II; *

ISociedad de Psicología del Uruguay
IIAUDEPP

 

 

¿Este mundo actual de la imagen, impone reconsiderar las bases a partir de las cuales hasta ahora comprendíamos la construcción de la subjetividad en el niño?

Creo que sí, sin duda, se impone reconsiderar las bases conceptuales desde las que pretendíamos dar cuenta de la construcción subjetiva en cada niño.

En este tema, quienes contamos con el privilegio de tener tres décadas abordando la consulta con niños, tenemos una rica perspectiva de observación.

La reflexión sobre los cambios en lo que constituyen los motivos más frecuentes en la consulta es una especial oportunidad de aprendizaje para mantenernos permeables y disponibles a la escucha comprensiva de la conflictiva del niño y de su familia.

En la clínica contemporánea de niños, las problemáticas más frecuentes a las que aluden las consultas son: padecimiento somático, hiperactividad, dispersión, disfuncionamientos de aprendizaje, violencia, miedos, aburrimiento. Entiendo que estos motivos de consulta están atravesados por una inquietante pregunta: ¿Qué nos está pasando con la construcción de la capacidad de límites?

Cuando decimos infancia, nos referimos a un concepto relativamente reciente.

La infancia es una producción simbólica e imaginaria, en la que intervienen:

• un contexto histórico-cultural

• el discurso de instituciones

en las que se ha delegado potencia instituyente que las habilita, fundamentalmente:

• La familia

• Las instituciones educativas

Cuando pretendemos pensar en la diferencia simbólica entre niños y adultos, la capacidad de límites aparece como una propiedad intrapsíquica esencial, sin duda una de las bases desde las cuales pensamos la construcción de la subjetividad en el niño.

La capacidad de límites posibilita y a la vez, genera, construye un sistema de ligazones que habilitan al sometimiento pulsional, generando la posibilidad inhibitoria del yo.

Entramado de representaciones inicialmente aportadas por el otro, en un vínculo signifi cativo y en un segundo momento, introyectadas, apropiadas, creadas, sentidas efecto de un proceso de autoría.

Momento transformacional, grávido de consecuencias, fundante de una nueva posibilidad de funcionamiento psíquico, generador de capacidad de autocontención.

La capacidad de límites puede verse paradojalmente, como factor generador y como efecto de la instalación del proceso secundario.

Hasta ahora nos hemos ocupado de analizar los efectos de la instalación-construcción de la capacidad inhibitoria en lo intrasubjetivo y en lo intersubjetivo. Es también importante reflexionar sobre lo transubjetivo.

La primacía de la imagen en la oferta cultural contemporánea tiene el carácter de realidad contundente.

Lo visible se ha vuelto autoridad cognitiva. Estamos inmersos en una vertiginosa revolución multimedia.

La preponderancia de lo visible sobre lo parlante está transformando al hombre en sus dinamismos de construcción.

“En el principio era el Verbo”… comienza el Evangelio de San Juan… esta afirmación operó como faro emblemático durante varios siglos.

Hoy deberíamos decir otra cosa… “En el principio era la imagen”...

Esta transformación connota efectos antropogenéticos.

Es interesante pensarlo desde una perspectiva de “paideia”, término de origen griego, que, aunque originariamente , se refería al proceso que prepara al niño (pais) para que se convierta en hombre, se extiende posteriormente su significado, a partir de los aportes de filósofos contemporáneos, dándole un sentido más amplio, que abarca todo proceso de formación del hombre por la cultura. Tiene, por tanto, un componente ético: valores e ideales que constituyen los fines de la educación.

Un niño contemporáneo ha de estar preparado para vivir en una cultura atravesada por: lo acelerado, lo desmesurado, lo efímero, lo descartable, lo miniaturizado, lo manipulable, lo yuxtapuesto, lo evanescente.

Autores, como Giovanni Sartori afirman que…” se está produciendo una permutación, una metamorfosis, que está transformando la naturaleza del Homo Sapiens en un nuevo tipo de ser humano, el Homo Videns”, para el cual el canal privilegiado de construcción del conocimiento, la primer impronta educacional, es la imagen.

Estas trasformaciones, ¿implican solamente diferencias cualitativas? o ¿podríamos pensar que el hombre video-formado se ha visto empobrecido en su aparato cognoscitivo? ¿en su capacidad de comprender abstracciones, conceptos, en fin, en su capacidad de discurrir sobre lo que no es obvio?, por tomar una expresión hoy tan comúnmente usada por nuestros niños.

Muchos han acusado a la imagen de contundente obviedad, entonces,

¿Por qué vías se procesa lo no visible?

¿Se estará entronizando lo visible como autoridad cognitiva?

¿Esto estará afectando la génesis de la capacidad simbólica?

El hombre es un animal parlante, la disponibilidad simbolizante de los seres humanos se despliega en el lenguaje, la más grávida de sus producciones, producto y productor de humanización.

¿Podría plantearse que la cultura de la imagen ha invertido, lo que hasta ahora se ha entendido como señal de desarrollo? o sea la sustitución del lenguaje del acto, de la sensorialidad, más concreto, tal vez más limitado en cuanto a capacidad denotativa, por el lenguaje conceptual.

La nueva realidad, con una impronta visual ¿estará favoreciendo procesos de mentalización, de registro y de memoria historizante a modo de video clip?

Oscar Landi(citado por Levin) ha afirmado que el video clip es el lenguaje del futuro, complejo y rápido, que ofrece: fragmentación, disolución, superposición, montajes rápidos, simultaneidad, collage electrónico. Imágenes en secuencia vertiginosa, más destinadas a producir impacto que ha comprender lo lineal de un relato.

El término “realidad virtual” fue propuesto por Jarom Lanier en 1989, para referirse a una realidad tecnológica producida por imágenes impalpables, incorpóreas que no necesitan del mundo exterior ya que las simulaciones son producidas por el circuito eléctrico de la máquina, se crea así una nueva realidad simulada, manipulable, artifi cial.

Autores como Zigmunt Bauman, pretenden dar cuenta de la experiencia de fragilidad que genera la cultura actual de la imagen, que parece haber producido la disolución de la experiencia de solidez, que operaba como estructura ética de respaldo, sosteniendo la certeza de las continuidades. Propone hablar de “modernidad líquida” y de “amor liquido” tomando la metáfora de la densidad, del fluir.

A quienes nos ocupa el desarrollo, nos preocupan estas cuestiones ya que pensar la construcción de la subjetividad del niño como un proceso de aprendizaje constituye una rica perspectiva. Creo que sería especialmente pertinente pensarla como una gestalt generadora de “matrices de aprendizaje”, tomando el concepto aportado por Ana Pampliega.

Ese modelo o matríz tiene una doble acepción: lo que está en el origen, en la génesis, pero, también, lo que tiende a reeditarse, a reproducirse. Matriz como estructura interna, compleja y contradictoria, en un continuo proceso de construcción-deconstrucción- reconstrucción, que incluye dimensiones cognitivas y afectivas.

Aprendizaje en tanto proceso de apropiación de “autoría” de conocimiento y de pensamiento, según palabras de Alicia Fernández. Efecto de procesos de elaboración de naturaleza objetivante y subjetivante (Sara Paín). Temas de especial significación ya que sabemos que la construcción de la subjetividad en el niño se da en espejamiento recíproco con el otro y con el contexto.

Los niños están inmersos en el universo simbólico de la imagen, no se trata de resolver si avalamos o no la cultura de la imagen sino de introducir un intervalo, un dispositivo de lentificación que posibilite un análisis.

 

¿QUÉ TRANSFORMACIONES PRODUCE LA REALIDAD TECNOLÓGICA Y VISUAL EN LOS ACONTECIMIENTOS PSÍQUICOS, COGNITIVOS, PSICOMOTORES Y VINCULARES DEL UNIVERSO INFANTIL?

Elegiré, como estrategia, para el análisis, privilegiar un sólo aspecto por cada una de las cuatro categorías, como un aspecto ejemplificador.

Acontecimientos psíquicos: el aburrimiento.

El aburrimiento, como queja y como demanda, es una de las vedettes de la clínica infantil contemporánea. Creo que también tiene una directa relación con las cualidades atribuidas a la cultura y a la sensibilidad contemporánea. Especialmente:

• El exceso

• La desmesura

Se habla de la estética del parpadeo: imposición actual de las nuevas formas de fotografía y de fi lmación incremento continuo de la aceleración. El parpadeo es una defensa orgánica frente a la luminosidad y a la vez es una forma de renovar la humedad. “Hoy las cosas ocurren al revés” afirma Daniel Calmels, “cuando la imagen parpadea el ojo se queda tieso, atrapado en un cambio continuo”. Forma de entrenamiento precoz, de aprendizaje para resistir lo excesivo, lo acelerado como imperativo. Lógica de aceleración con sus exigencias de economía:

• de tiempo, lo instantáneo.

• de espacio, lo condensado.

• de escala, lo miniaturizado.

Esta misma ideología rige la lógica de los compu-juegos, concediendo créditos al actuar reflejo, penalizando las pausas, la reflexión. Existe una ética subyacente: la ética de la eficiencia, quién menos duda es el más premiado. Incluso podría hacerse una lectura política, la lógica de la eficiencia prepara para la competencia feroz a individuos que solo confían en sí mismo. Podríamos preguntarnos ¿qué queda después de jugar?. ¿Cuál es el espacio de creatividad? Dice Ricardo Rodulfo:” El niño se aburre allí donde no se reconoce, donde no puede ver nada de él, nada que le concierne...”.

Para Alicia Fernández. “Aburrimiento tiene que ver con apatía, indiferencia... es el cerrarse para nuestra propia máquina deseante. Es ignorar la posibilidad de estar a solas y de comenzar a imaginar desde allí... Aburrirse es hacerse burro...”.

La disponibilidad de la información colgada en las redes es inconmensurable. La sumatoria de estas y otras muchas experiencias de encuentro con el exceso puede, paradojalmente, ser causa de anestesia, de disminución de la curiosidad, en definitiva de disminución de los movimientos deseantes.

Acontecimientos cognitivos: el proceso secundario fallante generando disfuncionamientos en el aprendizaje.

El funcionamiento cognitivo presupone la instalación del llamado proceso secundario, estructura encuadrante, habilitada por la posibilidad de una represión operativa capaz de definir y sostener límites. Limites a lo centrífugo, posibilitando lo centrípeto, lo que no se desperdiga, lo que puede ser guardable por la atención, conservado y evocable por la memoria, disponible para ser eslabón en procesos de un pensamiento sostenido que se va desplegando en el tiempo.

Son especialmente alarmantes las quejas formuladas por los docentes respecto a la disponibilidad atencional de los niños, tanto referida a la capacidad de focalización como de sostenimiento. Algunos hablan de atención televisiva, de zapping atencional donde la alternancia entre la figura y el fondo no llega a operar eficazmente generando una experiencia de confusión.

En la clínica contemporánea los difuncionamientos en todos estos campos evidencian un crecimiento cuantitativo sostenido, que supongo, asociado a las transformaciones con las que la realidad tecnológica y visual ha atravesado los procesos de construcción subjetiva.

Aconteciemientos psicomotores: hiperquinecia.

Tomaremos aportes de Daniel Calmels. ¿Cuáles son en la actualidad los referentes metafóricos de lo corporal?

Tomemos como ejemplo las expresiones populares para referirse a la vitalidad de una persona. Clásicamente se usaba la metáfora digestiva: “tiene polenta”, “se come el mundo”. Un referente posterior fue la máquina a cuerda: “tiene cuerda para rato”. Luego pasó a ser dominante el modelo eléctrico “estar enchufado”, “vivir al mango”. En la actualidad parecería que el modelo preponderante está en la energía envasada: “ponerse las pilas” remite a la carga de las baterías, evidenciando una impregnación mecánica en el cuerpo e incluyendo además la idea de que la propiedad de vitalizarse ha de provenir de un objeto que llega desde el exterior.

Desde el imaginario colectivo la idea de un niño activo y desafiante se valora como predictor de capacidad de autogestión, de eficiencia en el futuro.

Pienso que todas las formas del movimiento desperdigado tienen la posibilidad de ser interrogadas en su etiopatogenia como denuncia-escenificación-demanda de ayuda. Probablemente reclamando sostén para la construcción de un sistema de ligazones que permita el desenvolvimiento de la función de autoapaciguamiento del Yo.

A la vez, también en la inquietud quedan espejadas algunas cualidades de la cultura de la imagen: lo acelerado, lo efímero, lo inasible, lo evanescente.

Aconteciemintos vinculares: la descartabilidad.

La descartabilidad, la obsolescencia, la falta de interés en reparar lo que se deteriora, la prisa indolora por sustituir objetos, declarándolos presurosamente “envejecidos”, devaluados y desahuciados, entiendo, ha habilitado un tratamiento simétrico de los vínculos. Esto recuerda al excelente libro que escribió Eduardo Galeano al que llamó “Úselo y tírelo”. Creo que se visibiliza cierto descompromiso, cierto efecto Light en el sentimiento de responsabilidad por el otro, poca inquietud por la reparación, por la disculpa.

A la vez, los imperativos exitistas visibilizando los logros como premios por la valía personal, han transformado el lugar del otro como mi competidor, eventualmente, como mi enemigo.

Por otro lado, el discurso de la publicidad se ha ocupado por animizar los objetos confiriéndoles estatuto de seres vivientes, propiedad de acompañar, calmar, aumentar el sentimiento de autovalía.

En suma, entiendo que este encuentro nos desafía a pensar desde nuevas coordenadas nuestros paradigmas sobre la infancia y la adolescencia.

Es por todos sabida la importancia de la capacidad de limites para que se opere el proceso transformacional que habilitara a que el “niño del acto” devenga “niño de la palabra”. Que adquiera capacidad de contener, modular y diferir lo impulsivo, volviéndose también capaz de un posicionamiento ético operando desde un ideal del Yo, que tenga disponibilidad de integrarse al mundo actual de la imagen conservando una saludable posibilidad de preguntar y preguntarse.

 

Bibliografía:

Bauman, Zygmunt, “Amor liquido”, fondo de cultura economica, Bs As, 2003.        [ Links ]

Calmels, Daniel, “E l cuerpo en los tiempos de la informática y la telemática”, revista Epsiba, nº 6, Bs As.        [ Links ]

Fernandez Alicia, “Los idiomas del aprendiente”, Nueva Visión, 2000.        [ Links ]

Lewkowicz, Ignacio-Corea, Cristina, “Pedagogía del aburrido”, Paidós, 2005.        [ Links ]

Levin, Esteban, “Hacia una infancia virtual”, Nueva Visión, Bs As, 2006.        [ Links ]

Marrou, Enri, “Historia de la Educación en la antigüedad”, Eudeba, Bs As, 1955.        [ Links ]

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Sarlo, Beatriz, “Escenas de la vida posmoderna”, Ariel, 1997.        [ Links ]

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Volnovich, Juan Carlos, “El niño del siglo del niño”, Lumen, Bs As, 1999.        [ Links ]

 

 

*Miembro de la Sociedad de Psicología del Uruguay y AUDEPP

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