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Liberabit

versión impresa ISSN 1729-4827versión On-line ISSN 2233-7666

Liberabit v.13 n.13 Lima  2007

 

ARTÍCULOS

 

El (falso) problema cuantitativo-cualitativo

 

The quantity - quality (wrong) dilemma

 

 

Manuel Campos Roldán*

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

 

 


RESUMEN

El trabajo revisa criterios de elección de métodos cuantitativos y cualitativos, y cuestiona los argumentos de los defensores de la metodología cualitativa. Sostiene la triangulación como tesis de la inexistencia de una oposición entre ambos procedimientos.

Palabras clave: Metodología, Positivismo, Neopositivismo, Datos cuantitativos, Datos cualitativos.


ABSTRACT

It examines qualitative methodology and reviews quantitative and qualitative methods criteria of choice, and refuses the reasoning of qualitative methodology followers. Supports triangulation like evidence about there is not opposition but complementarily relations between them.

Keywords: Methodology, Positivism, Neopositivism, Quantity, Quality, Quantitative data, Qualitative data.


 

 

Introducción

La puesta en ejercicio del método científico depende del descubrimiento de problemas de investigación. ¿Qué sentido tendría preguntarse si una metodología es mejor que otra si no hay problema alguno de estudio? Es decir, si se defiende a priori una metodología en especial, si se soslaya que la elección del procedimiento está en función del problema planteado, se incurre en la falacia de petición de principio: en dar por confirmado lo que se pondrá a prueba, en adelantar que se demostrará lo que todavía no se sabe qué es.1

El método científico es un conjunto de reglas generales de procedimiento que se han formalizado en los siguientes términos y en el siguiente orden:2

1. Descubrimiento de un problema o de carencias de respuestas a preguntas en relación con un capítulo específico al interior de un campo de investigación;

2. Definición y planteamiento del problema;

3. Búsqueda de estudios e investigaciones vinculadas con el problema;

4. Diseño de la investigación a efectuar;

5. Operacionalización del problema, formulación de hipótesis y generación de datos apropiados para responder las preguntas de investigación;

6. Prueba de hipótesis mediante el instrumental teórico o empírico disponible;

7. Evaluación de los resultados de la prueba de hipótesis. De resultar una teoría, se deberá investigar la potencialidad predictiva de ésta. En caso de obtenerse nuevos datos, se examinarán sus consecuencias respecto de otras teorías;

8. Confrontar la solución comparándola con teorías disponibles. Si el resultado fuese satisfactorio, concluiría el estudio; en caso contrario, se procedería a la siguiente etapa (que sería la definitiva).

9. Corrección de las hipótesis, teorías, procedimientos y datos que se usaron en la obtención de la solución que terminó resultando equivocada. Y éste será el inicio de un nuevo ciclo de investigación.

Como puede verse, el primer requisito es el descubrimiento de problemas. A este respecto, para Bunge, a quien he seguido en la descripción del proceso, ninguna de estas reglas «es lo suficientemente específica y precisa» como para hacer factible «ejecutar el paso correspondiente en la investigación». De allí la generalidad del método:3

Para llevar adelante una investigación es menester «entrar en materia», o sea, apropiarse de ciertos conocimientos, advertir qué se ignora, escoger qué se quiere averiguar, planear la manera de hacerlo, etc. El método científico no suple a estos conocimientos, decisiones, planes, etc., sino que ayuda a ordenarlos, precisarlos y enriquecerlos. El método forma, no informa. Es una actitud más que un conjunto de reglas para resolver problemas. Tanto es así, que la mejor manera de aprender a plantear y resolver problemas científicos no es estudiar un manual de metodología escrito por algún filósofo, sino estudiar e imitar paradigmas o modelos de investigación exitosa...

«El método forma, no informa. Es una actitud...». Así, sobre la base de esta afirmación, el método no aporta conocimiento, sino el estudio mismo. La cuestión no es qué método es mejor que otro, sino qué problema, qué pregunta u objetivo se tenga entre manos.

Quizá a esta disociación entre problemas y procedimientos obedezca el hecho de que, cuando terminan sus estudios, los egresados suelan preguntarse: «¿qué investigo?». Hay tal suerte de énfasis en el entrenamiento y el aprendizaje de estrategias, que se llega al extremo de soslayarse que es el conocimiento lo primero que debe transmitirse. Por ejemplo, los docentes egresados de las facultades de educación privilegian los métodos didácticos autopresentándose como investidos de cierta experticia: no basta saber, hay que saber enseñar.

Ante este estado de cosas, en esta colaboración, interesa privilegiar, más bien, la sensibilidad por los problemas teóricos, por el conocimiento.4 Es en la búsqueda de éste que tiene sentido la pregunta sobre qué procedimiento es apto para obtenerlo.

 

Planteamiento del problema

El propósito de la investigación es probar la inconsistencia teórico-metodológica de la controversia entre métodos cuantitativos y cualitativos en psicología.

Hipótesis

La hipótesis que defiende el presente estudio es que la elección de los métodos cuantitativo y cualitativo depende del problema u objetivo de estudio y no de la elección metafísica o ideológica del investigador.

Método.

Al efecto, el trabajo se procederá de acuerdo con el siguiente plan:

1. Análisis crítico de la teoría de los métodos cualitativos.

2. La estructura general de los conceptos científicos.

3. El positivismo lógico o neoempirismo como tesis epistemológica.

4. La alternativa de la triangulación en investigación psicosocial.

1. Análisis crítico de la teoría de los métodos cualitativos

Se dice que la investigación cuantitativa «emana de la tradición postpositivista» y la investigación cualitativa, de la «perspectiva fenomenológica».5 Pero de la lectura de ciertas publicaciones de investigación cualitativa se podría deducir que la confrontación que se hace respecto de la investigación cuantitativa trasluce un desconocimiento del positivismo o un soslayo de su delimitación conceptual y metodológica.6 De modo que, si se quisiera saber qué es el positivismo, lo recomendable sería no leer esos textos ni a los autores que los escriben.7

Leemos, por ejemplo que, dentro de la investigación cualitativa, se incluye «toda una serie de formas de investigación… contrapuestas a otras formas incipientes de investigación empírica cercanas a un enfoque positivista».8 En similares términos, para González Rey:9

Todavía la reflexión acerca de la naturaleza epistemológica de las contradicciones entre lo cualitativo y lo cuantitativo no está extendida entre los investigadores sociales, en parte por el carácter dominante de la epistemología positivista que está también detrás del uso de los métodos cualitativos.

El planteamiento de una epistemología cualitativa encuentra importantes antecedentes en el marxismo, la epistemología histórica francesa, la teoría de la complejidad y los trabajos de P. Feyerabend.

Según él, «muchos de los intentos cualitativos que han caracterizado la investigación social… no han podido superar completamente… la epistemología positivista que está en la base del desarrollo de las metodologías cuantitativas».10 Los extremos que sitúa entre las premisas de «una epistemología cualitativa», el marxismo y «los trabajos de P. Feyerabend», ameritan una revisión. Empecemos con el filósofo austriaco Paul Karl Feyerabend (1924-1994).

Feyerabend reivindica una «epistemología anarquista» que «resuelve» su «teoría del error».11 Veamos cómo funciona la epistemología feyerabendiana.

La ciencia aparece en la historia, para él, como una combinación de la aplicación de las reglas del método científico y del error consecuente de la aplicación. Necesitamos también, afirma, «una teoría del error que añadir a las reglas “ciertas e infalibles” que definen la “aproximación a la verdad”».12 Aquí está el núcleo de la epistemología anarquista de Feyerabend:13

Una teoría del error habrá de contener… reglas basadas en la experiencia y la práctica, indicaciones útiles, sugerencias heurísticas mejor que leyes generales, y habrá de relacionar estas indicaciones y estas sugerencias con episodios históricos para que se vea en detalle cómo algunas de ellas han llevado al éxito a algunas personas en algunas ocasiones. Desarrollará la imaginación del estudiante sin proveerle de prescripciones y procedimientos ya preparados e inalterables. Habrá de ser más una colección de historias que una teoría propiamente dicha, y deberá contener una buena cantidad de chismorreos sin propósito de los que cada cual pueda elegir aquello que cuadre con sus intenciones. Los buenos libros sobre el arte de reconocer y evitar el error tendrán mucho en común con los buenos libros sobre el arte de cantar, de boxear o de hacer el amor.

Habrá que ver si una epistemología semejante sustenta el funcionamiento y la enseñanza de los métodos cualitativos.

Por de pronto, la teoría del error aludida por Feyerabend es, en parte, una versión del método crítico o de ensayo y supresión de errores de Popper.14 Para Popper,15 la resolución de problemas recurre invariablemente a la prueba de ensayo y error. En dicho sentido, él soslayaba o desconocía las otras estrategias descritas por la psicología cognitiva en procesos decisorios: recuperación de información, algoritmos y heurística, las que sí consignaría Feyerabend. Lo que sí ya no parece muy «epistémico» son los «chismorreos» y medios para evitar errores, como «buenos libros sobre el arte de cantar, de boxear o de hacer el amor».16

En cuanto a los antecedentes marxistas de la investigación cualitativa aludidos por González Rey, parece oírse un «eco hegeliano-marxista» en las posturas de quienes promueven esta metodología. Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770- 1831) decía: «La medida es el cuanto cualitativo como unidad inmediata, un cuanto al que está ligado un ser determinado o una cualidad».17

En ese sentido, la medida viene a ser una regla o una proporción que asienta una relación concreta entre cuantitativo y cualitativo. Entonces, no habría problema alguno. Dicha «ley de Hegel», como la llamó Engels,18 es la ley de los «saltos cualitativos»: un mero cambio cuantitativo será factible de traducirse en cambio cualitativo. A partir de cierto punto, el cambio en las relaciones de cantidad trae consigo cambios de medida y, así, cambios de cualidad. Marx mismo suscribió «la corrección de la ley descubierta por Hegel en su Lógica, según la cual cambios meramente cuantitativos se mutan en un determinado punto en diferencias cualitativas».19

La distinción de la investigación científica en cuantitativa y cualitativa depende, desde la perspectiva del presente trabajo, de decisiones metodológicas, no de posiciones ideológicas. La metodología es teoría del método en tanto justifica la elección de un tipo de procedimiento, y el análisis respectivo está supeditado al problema de investigación, al objetivo teórico o práctico (léase técnico) del estudio.20

La dificultad con la posición ideológica es el riesgo que ella conlleva: sesgar la argumentación metodológica conduciéndola en los términos de una confrontación.21 Si lo que decide la índole de un estudio es el propósito declarado en el problema planteado, el diseño de la muestra, las variables y la participación del investigador, ¿hay necesidad de «confrontación»? A no ser que se vea en la investigación cualitativa una portadora de información «cualitativamente superior».22

En un sentido desideologizado, confrontación es comparación, y, en efecto, tiene que haber diferencias entre una investigación cuyos resultados y conclusiones dependen de puntuaciones obtenidas con mediciones, y otra cuyos resultados y conclusiones están dependiendo de los significados e interpretaciones que personas encuestadas comunican abiertamente a un investigador que ha interactuado con ellas y les ha preguntado cómo perciben o evalúan determinada situación de su cotidianidad.23 Pero ambas modalidades de investigación tienen algo en común: la actitud científica.

Como dije líneas arriba, el método científico es una actitud, y no un conjunto de reglas. Es sugerente que, además de en Bunge, igual tesitura se halle en B. F. Skinner:24

La ciencia es ante todo un conjunto de actitudes. Es una disposición para tratar con los hechos más que con lo que alguien ha dicho sobre ellos. El rechazo de la autoridad fue el motivo del renacimiento del saber, cuando los hombres se dedicaron a estudiar «la naturaleza, no los libros». La ciencia rechaza incluso sus propias autoridades cuando éstas interfieren la observación de la naturaleza.

La pregunta es, ahora, si esto es posible en las ciencias sociales, de las que la psicología es un componente sui generis. Pero no porque sea «ciencia puente» entre las ciencias naturales y las ciencias sociales, sino porque en la psicología, como fundamentaré algo más adelante, no se darían los mismos riesgos que en las demás ciencias sociales.

Las ciencias sociales son también conocidas como «ciencias del comportamiento humano». Son economía, lingüística, antropología, ciencia política, sociología, historia y psicología.25

Es decir, las ciencias sociales estudian el comportamiento humano, pero desde sus temáticas o variables propias. Veámoslas:26

 

 

La psicología es definible, pues, más que como «ciencia de la conducta», como estudio de los factores y procesos que se conjugan en la organización y desorganización del comportamiento humano. Esto se nota en la composición curricular de las facultades de Psicología y las áreas y dimensiones de investigación y estudio teórico.28 Las áreas respectivas de enseñanza y estudio son:

1. Factores neurobiológicos;

2. Factores del ciclo de vida;

3. Factores emotivo-motivacionales;

4. Factores de aprendizaje;

5. Factores cognitivos;

6. Factores de personalidad; y

7. Factores valorativo-actitudinales.

La tesis de que la psicología es una ciencia social sui generis se apoya sobre dos premisas: a) inmunización contra intromisiones ideológicas; y b) entre los factores de la organización de la conducta, ocupan un lugar central las actitudes. En el primer caso, la psicología no correría el riesgo que se encara, por ejemplo, en economía política, donde, según señaló Marx, «la libre investigación científica tiene que luchar con enemigos que otras ciencias no conocen», y esto porque el «carácter especial de la materia investigada levanta contra ella las pasiones más violentas, más mezquinas y más repugnantes que anidan en el pecho humano: las furias del interés privado».29

Nada similar ocurriría en psicología: «la materia investigada», los factores que organizan, desorganizan y dirigen las acciones humanas (factores biofísicos, cognitivos, emotivomotivacionales, aprendizaje, personalidad y actitudes, por ejemplo), no tienen cómo ni por qué levantar contra ella «pasiones» tan violentas, mezquinas y repugnantes como «las furias del interés privado». En ese sentido es que la psicología se encontraría teóricamente inmunizada, y las extrapolaciones, generalizaciones o extensiones que de sus concepciones se formulen con respecto al cambio social son eso, extrapolaciones, en otras palabras, extensiones de lo microsocial a lo macrosocial.30

Digo teóricamente inmunizada en el sentido de la metodología de los programas de investigación científica de Imre Lakatos.

Un programa de investigación científica es una secuencia o serie de teorías en desarrollo de modo tal, que unas se construyen sobre la base de las anteriores; por tanto, son teorías histórica y lógicamente interrelacionadas, como es el caso de las teorías psicológicas de los procesos emotivo-motivacionales, del aprendizaje, de los procesos cognitivos y de la personalidad.

Consta de tres elementos: a) un núcleo o centro firme, representado en supuestos o postulados teóricos básicos consensualmente aceptados; b) hipótesis auxiliares, que se formulan para explicar los contraejemplos o anomalías imprevistas por los supuestos básicos; y c) una heurística o conjunto de reglas de procedimiento para la investigación.

Por «decisión metodológica de los especialistas», como escribe Pérez Ransanz,31 el núcleo firme está inmunizado contra tentativas de falsación o refutación. Los núcleos firmes en psicología estarían en los principios de los enfoques psicoanalítico (placer y realidad), conductual (adquisición por condicionamiento clásico, por condicionamiento operante y por aprendizaje social) y fenomenológico (estimación positiva incondicional, empatía y congruencia en la terapia rogeriana).32

Los intentos de refutación se dirigen contra las hipótesis auxiliares, que devienen el cinturón protector del centro firme. Mientras este último es fijo, el cinturón protector cambia continuamente. A su turno, la heurística prescribe u orienta los procedimientos que resolverían los contraejemplos e inducirían a modificar el cinturón protector –lo que será una heurística positiva-, o, a la inversa, las estrategias que impedirían que el núcleo firme entre en conflicto con las observaciones –lo que definirá una heurística negativa.33

Por otro lado, actitudes son tomas de posición valorativa respecto de situaciones que las exigencias o coyunturas sociales plantean.34 Se expresan en opiniones favorables o desfavorables, o en tomas de decisión que comunican aceptación o rechazo.

Por tanto, en ellas se cumpliría el esquema: valor percepción conducta, de Jerome Bruner en 1951.35 Como el concepto de actitud es un concepto cuantitativo, ésta es una ocasión propicia para decir algo acerca de los conceptos científicos.

2. La estructura general de los conceptos científicos

Los conceptos científicos se dividen en tres categorías:

a) conceptos cualitativos o clasificatorios; b) conceptos comparativos; y c) conceptos cuantitativos o métricos. Los cualitativos definen clases, mejor dicho, conjuntos cuyos elementos tienen atributos comunes. El concepto de clase o conjunto es prohibitivo: se pertenece a un conjunto o no; no se puede estar en dos a la vez. Veamos esto con un concepto cualitativo, el tipo de personalidad.

En psicología, personalidad es una categoría de determinación o, para decirlo como Gregory Bateson, es un principio explicativo, pero de índole estructural. Se le usa primordialmente para explicar el tono emocional de una persona en su relación con los demás seres humanos.36 Los conceptos persona y personalidad son conceptos sociales. En otras palabras, el concepto de persona designa un complejo de representaciones o de roles sociales.37 Sobre la base de él se explica un aspecto del comportamiento social que es el temperamento. He ahí la determinación estructural: la explicación de una parte por el todo, por la inclusión en el conjunto o por la pertenencia al sistema.38

Los conceptos comparativos (el nombre lo indica) establecen comparaciones. En tal sentido, anotan diferencias de grado: una persona puede ser descrita como depresiva, pero puede serlo más o menos que otra;39 un estudiante tendría aptitud para ingeniería más que para medicina; un aspirante a un trabajo en un supermercado podría mostrar mayor capacidad para el trato con personas que otro; en un sector social puede ser más baja la aprobación presidencial que en otro sector socioeconómico, etc.

De acuerdo con esto, los conceptos comparativos constituirían una suerte de avance hacia los conceptos cuantitativos, también llamados conceptos métricos o magnitudes.40

Los conceptos métricos o cuantitativos se introducirán mediante procedimientos previos de metrización o cuantificación.

Metrización es construcción de medidas. Es, en consecuencia, un típico procedimiento teórico o conceptual, a diferencia de la medición, que es más bien una operación empírica. Por tanto, no han de confundirse metrización y medición: ésta depende de la primera.41 Además del concepto de actitud, en psicología, disponemos de otros conceptos métricos, como inteligencia, rasgos de personalidad.42

Ahora bien, el lenguaje científico relaciona conceptos a través de los enunciados. Digamos, la investigación empírica es fáctica por estudiar hechos, y éstos se representan en datos, id est, en enunciados que informan y registran los resultados de intervenciones experimentales o técnicas. No obstante la etimología, los datos no son algo «dado», sino construido en enunciados básicos u observacionales; poseen referencia objetiva, ya que las observaciones de las que dan cuenta no se relacionan con la experiencia personal del investigador y son replicables. Su veracidad, en tanto reproducible, es intersubjetiva.

Como enunciados singulares e interpretables, los datos pueden ser cuantitativos o cualitativos. Los primeros exponen los resultados en términos numéricos e inferencias basadas sobre análisis estadístico. Estos datos se ordenan numéricamente, se distribuyen en frecuencias y se calculan las medidas de tendencia central y dispersión. Aquí interesa el cuánto, la medida en torno a la cual se agrupan las puntuaciones y se esparcen o se dispersan las puntuaciones respecto del centro de gravedad señalado en los promedios. En síntesis, el objetivo en investigación cuantitativa es cuánto difieren las puntuaciones entre sí.

Todo esto tiene su propia justificación. No es un mero «ejercicio» matemático. Para corroborar hipótesis empíricamente contrastables, debe evaluarse cuánto varían dos o más hechos u ocurrencias. Si esto se soslaya, no será posible determinar técnicamente las relaciones entre variables. Hablar de «la epistemología positivista que está en la base del desarrollo de las metodologías cuantitativas» es ignorar, tanto lo que es positivismo, como la propia historia de la ciencia.43

Los datos cualitativos, por su parte, son informes de entrevistas, estudios de caso o de campo y de observaciones detalladas.

La investigación que reúne datos cualitativos no se interesa en cuánto varían las distribuciones ni infiere causalmente de puntuaciones estadísticamente evaluadas. Reúne información directa de la percepción y el significado que personas de sectores socioeconómicos muestreados le atribuyen a las circunstancias que atraviesan. Los datos cualitativos aportados fundamentalmente en una investigación de campo indican cómo la observación altera el comportamiento observado. De allí que el nombre «investigación cualitativa» se deba a que en ésta la aproximación y el análisis de datos tienen una calidad diferente a la de la investigación cuantitativa.

A partir de aquí, de acuerdo con los propósitos del estudio que fuese, sólo habría dos grandes grupos de investigación, los realizados mediante métodos experimentales y los efectuados con métodos no-experimentales. Los primeros son modelos de constancia y variación:44 en ellos, el investigador tiene a su disposición una variable independiente activa, la aplica a sólo un grupo de estudio, el grupo experimental, y observa el efecto sobre la variable dependiente, es decir, sobre una medida de conducta. Esta medida se confronta con la obtenida en un segundo grupo, el grupo control, al que no se le aplicó la variable independiente activa.

Los métodos no-experimentales, por su parte, tienen como fin el establecimiento de los hechos o datos representativos.45 En tal sentido, están reservados exclusivamente para mostrarnos en qué estado están las condiciones que se busca estudiar.

Su finalidad es meramente informativa. De forma que, si se pretende llevar a cabo una investigación en profundidad, con propósitos comprehensivos o explicativos, primero debe realizarse observaciones del statu quo.46

Los métodos no-experimentales comprenden esencialmente tres tipos de estudio: a) Estudios de caso; b) Estudios de encuesta; y c) Estudios de campo.

La investigación cualitativa ha sido incluida dentro de los estudios de campo que realizaran originariamente los antropólogos desde fines del siglo XIX.47 Pionera de esta clase de trabajos es la estadounidense Margaret Mead (1901-1978).

Grosso modo, los estudios de campo proceden acopiando datos vía observación participante: el investigador convive con las personas del grupo convirtiéndose, en lo posible que esto sea, en un miembro activo del grupo durante un lapso previsto.

Pero el estudio de campo puede plantearse con doble enfoque: el observador puede contemplar la cultura incorporándose a ésta, o adoptar una actitud objetiva o de observador externo.

Justamente, los métodos cualitativos se distinguen porque en todos ellos el investigador participa en el estudio, tanto desde la posición de miembro del grupo o colectividad que encuesta como desde la de registrar las reacciones que suscita su participación. En cada caso puede elegir, de acuerdo con el propósito de investigación, actuar sea abiertamente o «de incógnito».48

La investigación cualitativa es un enfoque alterno a la investigación cuantitativa. No todo aspecto del comportamiento social sería susceptible de cuantificación, pero ello no es porque haya tal diferencia en la realidad social, que, de un lado, haya «fenómenos cuantitativos» y, de otro, «fenómenos cualitativos».

La única diferencia entre estudios cuantitativos e investigación cualitativa reside en el lenguaje metodológico.49

Se ha añadido a la fenomenología dentro de los métodos cualitativos.50 González Rey no está de acuerdo con esto. Para él, «la filosofía no representa en ningún caso un conjunto de referentes estáticos que están listos para ser aplicados como fórmulas en un campo del conocimiento». Oigamos a González Rey:51

Por ejemplo, el tratamiento de la cuestión de la esencia de la conciencia, en la fenomenología, que está estrechamente asociada con la reducción fenomenológica y con una definición trascendental de conciencia, no puede ser convertido en principio a priori de la investigación psicológica, dado que ella misma está en el centro de los problemas a investigar por la psicología.

Otra vez se equivocaría aquí González R. Edmund Husserl (1859-1938) anticipó que su reducción fenomenológica estriba «en abstenernos por completo de juzgar acerca de las doctrinas de toda filosofía anterior y en llevar a cabo todas nuestras descripciones dentro del marco de esta abstención».52 Por tanto, la reducción fenomenológica opera como regla de procedimiento.

Además, el concepto de la esencia de la conciencia no es un principio a priori, sino un resultado del tránsito de lo concreto a lo abstracto, de lo empírico u observacional a lo ideal, formal o conceptual.

Franquear la observación del comportamiento de un individuo concreto como paso para determinar su estructura de personalidad es ingresar a la esencia de aquél. (Filosóficamente, esencia sería sinónimo de «estructura», porque designa al conjunto de atributos que marcan a un objeto de tal modo, que sin ellos dejaría de ser lo que es; éste quedaría des-estructurado).

3. El positivismo lógico o neoempirismo como tesis epistemológica.

Lo cierto es que el uso que se hace del término positivismo es demostrablemente indeterminado, pues, en un nombre que abrevia a filosofía positiva, de Auguste Comte (1798-1857), se confunde una tesis epistemológica históricamente distante y distinta. En términos generales, positivismo es una actitud normativa respecto de lo que define a un saber o conocimiento como científico.53 Para ello la actitud positivista exige se satisfaga cuatro cláusulas: a) fenomenalismo; b) nominalismo; c) negación de valor informativo a juicios de valor y enunciados prescriptivos; y d) confianza en la unidad fundamental del método de la ciencia.

La primera podría haber estado en Comte, pero ni remotamente las tres restantes. Éstas definen más bien al neopositivismo o positivismo lógico, o también empirismo lógico.54 Cuando Martínez Miguélez escribe: «La teoría del conocimiento o filosofía de la ciencia en que se apoya la metodología cualitativa rechaza el “modelo especular” (positivista) que considera al sujeto conocedor como un espejo y esencialmente pasivo, al estilo de una cámara fotográfica»,55 no sólo estaría confundiendo al positivismo con el positivismo lógico, sino está interpretando mal a John Locke (1632-1704) y David Hume (1711-1776).56

Antes de decir por qué se equivocaría Martínez Miguélez con Locke y Hume, no está de más advertir que el «modelo especular» del que habla, el modelo «que considera al sujeto conocedor como un espejo y esencialmente pasivo, al estilo de una cámara fotográfica» sería compartido por esta definición de Lenin: «La materia es una categoría filosófica para designar la realidad objetiva, dada al hombre en sus sensaciones, calcada, fotografiada y reflejada por nuestras sensaciones y existente independientemente de ellas».57

Por su parte, cuando Locke dice: «Las observaciones que hacemos de los objetos sensibles externos, o acerca de las operaciones internas de la mente, que percibimos, y sobre las cuales reflexionamos nosotros mismos, es lo que provee a nuestro entendimiento de todos los materiales del pensar»,58 está refiriéndose a lo que designa las dos fuentes u orígenes del conocimiento: a) experiencia o sensación; y b) reflexión. Pero Locke llama reflexión, no a «reflejo» o «fotografía» alguna, sino a «la percepción de las operaciones interiores de nuestra propia mente al estar ocupada en las ideas que tiene, las cuales..., cuando el alma reflexiona sobre ellas y las considera, proveen al entendimiento de otras ideas que no podrían haberse derivado de cosas externas».59

A su turno, Hume resume las «percepciones de la mente humana» en dos clases: a) impresiones; y b) ideas. Las impresiones son las percepciones que ingresan a nuestra mente «con mayor fuerza y violencia»; mientras que las ideas son «las imágenes débiles de las impresiones, cuando pensamos y razonamos».60 Las tesis de Locke y Hume resumen el punto de vista empirista del conocimiento humano, y, en ellas, la reflexión y las ideas operan sobre las sensaciones o impresiones; no reflejan pasiva ni especularmente la realidad. Pero el empirismo de Locke y Hume no es el empirismo lógico. Éste es el neoempirismo o positivismo lógico del Círculo de Viena. Para hablar de él debiera tenerse en cuenta lo que dicen sus portavoces.

Moritz Schlick (filósofo alemán, 1882-1936), fundador del Circulo de Viena (el Wiener Kreis) en cuyo derredor se agruparon nombres conspicuos como los de Rudolf Carnap (1891-1970), Herbert Feigl (1902-1988), Friedrich Waismann (1896-1959) y el del gran matemático Kurt Gödel (1906-1978), entre otros importantes, escribió que «el legítimo, inatacable elemento nuclear de la tendencia “positivista”, reside en el principio de que el sentido de toda proposición se halla totalmente contenido en su verificación de lo dado».61 Sigamos con Schlick:62

Ello no obstante, a través de la tendencia en su conjunto no siempre se ha exhibido con la necesaria precisión, entreverándose de tal modo con proposiciones insostenibles, que se hace necesaria una depuración lógica; si al resultado de tal depuración quisiera denominársele positivismo –lo que quizás tenga cierta justificación histórica- seguramente obligaría a añadir un adjetivo especificador; en ocasiones se ha usado el término «lógico» o también «positivismo logístico». La denominación «empirismo consecuente» me parece apropiada.

La concepción de Mach de la física como el estudio de las sensaciones es desechada por Schlick.63 «El objeto de estudio de la física», dice,64 «no son las sensaciones, sino las leyes. La formulación usada por algunos positivistas relativa a que los cuerpos son sólo “complejos de sensaciones”, debe, en consecuencia, rechazarse».

El Círculo de Viena cobraría carta de ciudadanía en 1929, Wiener Kreis», «La concepción científica del mundo. El Círculo de Viena». Así, no hay «modelo especular» alguno del conocimiento ni énfasis «cuantitativista» en el positivismo lógico, neopositivismo o neoempirismo.

Podría oponerse a esto que Carnap sí sostuvo un punto de vista cuantitativista de la psicología. En efecto, para él, hubo dos enfoques en la historia de la psicología: a) el estudio de eventos introspectivos observables (sentimientos, percepciones, imágenes, creencias, recuerdos) y de eventos introspectivos noobservables (impulsos, el Id y el yo freudianos); y b) el estudio de tendencias, disposiciones, habilidades –el «conductismo molar»-. En sus palabras:65

Estos dos enfoques en psicología probablemente convergerán más adelante hacia teorías del sistema nervioso central formuladas en términos fisiológicos. En esta etapa fisiológica de la psicología, que ya ha comenzado, se dará un papel más y más importante a los conceptos cuantitativos y a las leyes que se refieren a microestados descritos en términos de células, moléculas, átomos, campos, etc. Y finalmente, la micropsicología podría basarse en la microfísica… Mi impresión personal… es que todo el desarrollo de la psicología… hasta la fundamentación final en microfísica parece hoy mucho más probable y mucho menos remota en el tiempo de lo que parecía incluso hace treinta años.

Pero, como Carnap dice allí mismo, ésa es su «impresión personal». La controversia en torno a la supremacía entre lo cuantitativo o lo cualitativo se podría resumir en esta pregunta: ¿Sobre qué tipo de datos se deben basar las inferencias en psicología? ¿Debe preferirse un tipo de datos a otro? Éstas serían preguntas capitales. Veamos cómo darles respuesta en la última sección.

4. La alternativa de la triangulación en investigación psicosocial.

Mientras, para los empiristas Locke y Hume, experiencia son las sensaciones y reflexiones, para los empiristas lógicos, neoempiristas o positivistas lógicos, experiencia es el proceso de someter a prueba un conjunto de hipótesis a través de la observación.66 Es «lo dado» en ésta, los datos, mejor dicho, lo que decide la cientificidad de una teoría.

La psicología es una ciencia social, y ello se justifica por la clase de hechos que estudia, por la génesis de procesos. Aunque se tienda a emplear las palabras individuo y persona como sinónimos, no obstante, podría discernirse una diferencia esencial entre los sentidos de ambas. Respecto de ese distingo es oportuno un análisis del antropólogo social británico Alfred R. Radcliffe-Brown (1881-1955).

Radcliffe–Brown sostiene que todo ser humano que vive en sociedad es, a la vez, dos cosas: individuo y persona.67 El individuo es un organismo biológico; como tal, es un conjunto de moléculas organizadas en una estructura compleja en la cual y durante su ontogenia se producen reacciones y cambios fisiológicos. Como individuos, los seres humanos, para el antropólogo inglés, son materia de estudio de fisiólogos y psicólogos.

A su turno, persona es el ser humano en tanto un complejo de relaciones o roles sociales: ciudadano, esposo, esposa, padre, hijo, profesional, empresario, líder político o sindical, docente, alumno o miembro de sindicato. En este análisis de Radcliffe– Brown, lo que estudian ciencias sociales como la sociología y la antropología son personas.

Disiento de la visión del antropólogo inglés sobre las disciplinas que estudian al hombre como individuo. La psicología estudia al ser humano como creador e integrante del «complejo de relaciones sociales» que hace de él una persona. Mejor dicho, la psicología estudia a las personas como portadoras de roles tales como «ciudadano, esposo, esposa, padre, hijo, profesional, empresario, líder político o sindical, docente, alumno o miembro de un sindicato». Los roles generan expectativas, percepciones y actitudes. Expectativas y percepciones son conceptos cualitativos, a la vez que el de actitud es un concepto cuantitativo, como se dijo. Su estudio se conjugaría en los procedimientos de triangulación cuantitativocualitativa.

La triangulación es una estrategia, y, como tal, es la coordinación de acciones dirigidas a la recogida y evaluación de datos en investigación psicosocial. En términos rigurosos, triangular es combinar métodos, entornos, grupos de estudio y perspectivas teóricas distintas para estudiar un sistema de ocurrencias.68 En fin, parafraseando al poeta alemán Novalis, las teorías debieran verse como redes de pescar, de manera que su valor pueda sopesarse heurísticamente, en la búsqueda, en la investigación, no como doctrinas en las que haya que creer y defender a fardo cerrado. Estimar que una teoría o filosofía pueda explicarlo todo o tenga respuestas para todo es adoptar una actitud religiosa con respecto al conocimiento. Los científicos filósofos serían como dioses, y el mundo que anunciarían en sus teorías sería el paraíso.

Con arreglo a la definición, se distinguen cinco procedimientos de triangulación:

1. Triangulación de datos;

2. Triangulación de investigadores;

3. Triangulación teórica;

4. Triangulación metodológica; y

5. Triangulación multimétodo.

La triangulación de datos procede recurriendo a diversas fuentes de información. En triangulación de investigadores, intervendrán distintos observadores, entrevistadores o encuestadores con el objetivo de controlar o minimizar riesgos de varianza secundaria. La triangulación teórica consiste en una aproximación explicativa o interpretativa de los datos desde múltiples enfoques conceptuales. Ello implicará la evaluación de la potencia explicativa y predictiva de dichos enfoques.

La triangulación metodológica estriba en utilizar dos o más instrumentos de medición para un mismo fenómeno o proceso (usar, digamos, subescalas diferentes de una prueba para evaluar un aspecto de un mismo cuestionario, lo que sería triangulación intramétodo) o dos o más modalidades de evaluación o intervención (como conjugar, por ejemplo, inventarios de personalidad y entrevistas semiestructuradas, lo que, a su vez, definiría una triangulación intermétodo). La triangulación multimétodo, finalmente, procede relacionando dentro de un mismo estudio las cuatro triangulaciones reseñadas.

 

CONCLUSIONES

La compulsa de los procedimientos de triangulación permite concluir que ésta posee ventajas metodológicas y epistemológicas, demostrándose la complementariedad existente entre investigación cuantitativa e investigación cualitativa. Así, un pluralismo metodológico congruente con el pluralismo teórico en psicología.

Las ganancias teórico-metodológicas serían, entre otras postulables, tres:

1. Diversificación y profundización de la información;

2. Validez metodológica para la corroboración y refutación de teorías; y

3. Garantía procedimental para la postulación de inferencias causales.

Desde luego que presenta desventajas como las de orden financiero, de número de investigadores, tiempo o duración del trabajo para la obtención y publicación de resultados. Pero no hay alternativa que no las presente. Como dijera el conocido periodista estadounidense Ambrose G. Bierce (1842-1914), sólo hay una manera de no hacer nada y varias de hacer algo.

 

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Recibido: 15 de agosto de 2007
Revisado: 9 de setiembre de 2007
Aceptado: 15 setiembre de 2007

 

 

* manuelcamposr@yahoo.com
1 La prelación del conocimiento respecto del procedimiento para obtenerlo vendría ya formulada desde Platón, cuando, en el Menón, éste le pregunta a Sócrates: «¿Y de qué manera vas a investigar… lo que no sabes en absoluto qué es? Porque ¿qué es lo que, de entre otras cosas que no sabes, vas a proponerte como tema de investigación? O, aun en el caso favorable de que lo descubras, ¿cómo vas a saber que es precisamente lo que tú no sabías?» (ver Fernández, Los filósofos antiguos, pág. 101).
2 El ordenamiento del proceso de investigación se basa en Bunge, Epistemología, págs. 34-35.
3 Bunge, ob. cit., pág. 35.
4 Ésta es una condición que señalaban, por ejemplo, Karl R. Popper y J. P. Guilford. En 1950, Guilford, en su famoso trabajo sobre la creatividad, aisló la presencia de un factor de diferencias individuales en la naturaleza del pensamiento creativo, la sensibilidad a los problemas (véase Guilford, La creatividad, pág. 30). Por su parte, Popper llegó al extremo de negar la existencia del método científico, sosteniendo que el hallazgo de problemas es el único camino hacia la ciencia y la filosofía (Popper, Realismo y el objetivo de la ciencia, pág. 48).
5 Ésta es una de las distinciones que formulan Kerlinger y Lee en Investigación del comportamiento, pág. 533, tabla 24-1.
6 En un ensayo de 1864, John Stuart Mill (1806-1873) escribió que «el modo de pensamiento expresado por las denominaciones “Positivo” y “Positivismo”» era más conocido «a través de los enemigos de ese modo de pensar...» (Mill, Comte y el positivismo, pág. 33). Han pasado 143 años y todo sigue igual.
7 El grado de distorsión se extiende incluso respecto del psicoanálisis: González Rey alcanza a decir, en Investigación cualitativa en psicología, pág. 11, que el «modelo psicoanalítico inspiró la producción de conocimiento en otros modelos dinámicos, como la psicología humanista. La psicología humanista sigue el empeño de Freud para producir teoría a partir del trabajo clínico, lo cual desafía los principios dominantes de la ciencia impuestos por el positivismo...». Pero si en la propia página de Wikipedia se lee que la psicología humanista «surge como reacción al conductismo y al psicoanálisis». Más aún, Floyd W. Matson, en un artículo publicado en The Humanist en 1971, critica con firmeza el determinismo freudiano como un determinismo psicogenético que «dejó poco lugar a la espontaneidad, creatividad, racionalidad o responsabilidad», por lo que su «respuesta crítica y creativa... se puede llamar “psicología humanista”. Esta nueva psicología, la tercera revolución, representa una reacción en contra del conductismo y del psicoanálisis ortodoxo»; véase Matson, La teoría humanista, págs. 27-28.
8 Véase Rodríguez Gómez et al., Metodología de la investigación cualitativa, pág. 23.
9 Ver González Rey, La investigación cualitativa en psicología, pág. 31.
10 Ob. cit, pág. 35.
11 Véase Feyerabend, Contra el método, pág. 16.
12 Feyerabend, ob. cit., pág. 12. Las cursivas son de él.
13 Feyerabend, ob. cit., pág. 13. Las cursivas son de él.
14 Véase Popper, Conocimiento objetivo, pág. 28. Feyerabend es considerado como un post-popperiano: él asistió a un seminario de Popper en la London School of Economics a lo largo de un año (véase Ferrater Mora, Diccionario de filosofía, II, pág. 1252). En 1953, dos años después de la muerte de Wittgenstein, Popper le propuso que fuese su ayudante, pero Feyerabend desistió por cuanto deseaba mantenerse como «libre pensador», lo que no impediría que, en 1955, Popper y Schrödinger intercedieran por él para que enseñe epistemología en la Universidad de Bristol. Su amigo Imre Lakatos (1922-1974) le atribuye a Feyerabend la responsabilidad de haber sido el más grande difusor de las ideas racionalistas críticas de Popper (ver al respecto la semblanza que sobre Paul Feyerabend publica Alberto Fortes en la página de la Revista Observaciones Filosóficas: http://www.observacionesfilosoficas.net/anarquismoepis.htm).
15 Popper, ob. cit., pág. 224.
16 Estos añadidos expresarían un rasgo de la personalidad de Feyerabend: en la página escrita por Fortes, él reproduce trazos autobiográficos en las que aquél narra cómo «En la Viena de 1947, los estudiantes de ciencias se interesaban por las ciencias naturales y las chicas, el positivismo y las chicas, la religión, la política y las chicas. Solíamos asistir a clases de filosofía, nos aburríamos y pronto nos expulsaron porque planteábamos preguntas y hacíamos observaciones sarcásticas...».
17 Citado según Colomer, El pensamiento alemán de Kant a Heidegger, II, pág. 338.
18 Ver Colomer, Ibíd.
19 Reproducido según Engels, Anti-Dühring, pág. 116.
20 Como dice Popper en La lógica de la investigación científica, pág. 48, las decisiones acerca del método que se va a elegir a efectos de resolver un problema de investigación dependen de la meta elegida.
21 Eso es lo que dice expresamente uno de los exponentes (o defensores) de la investigación cualitativa, concretamente, González Rey: en su Investigación cualitativa en psicología, pág. 2, escribe que «muchos autores mantienen una orientación empirista en la investigación cualitativa, apoyada epistemológicamente en el positivismo, a pesar de los muchos aportes metodológicos que ha hecho este movimiento. Sin embargo, cuando estos aportes se han asumido coherentemente, conducen de forma inevitable a una confrontación epistemológica». Esto me recuerda, incoerciblememente, a Lenin, cuando en Materialismo y empiriocriticismo, pág. 350, hablaba de «la lucha entre el materialismo y el idealismo» a propósito del cuestionamiento marxista que él hizo del empiriocriticismo (o crítica de la experiencia) de Ernst Mach (1838-1916) y Richard Avenarius (1843-1896). Pero esto último pasó hace casi un siglo (en 1909).
22 Esta presunción se basa sobre la siguiente afirmación de González Rey, ob. cit., pág. 5: «La reflexión y el desarrollo de nuevos conceptos y procedimientos de investigación están acompañados de una reflexión epistemológica que, en opinión de algunos autores, entre quienes me encuentro, consideran la emergencia de lo cualitativo esencialmente como la emergencia de una nueva epistemología... de nuevas epistemologías que permitan acceder a nuevas “zonas de sentido”...». El concepto de zonas de sentido, en González Rey (Ibíd.), designa a «aquellas zonas de lo real que encuentran sentido en la producción teórica». Ésta es una definición ostensiblemente circular.
23 El sentido «desideologizado» con el que uso el término confrontación se inspira en el sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930-2002). Ante los usos y abusos de la expresión, Bourdieu sustituye «ideología» por conceptos tales como dominación simbólica, poder simbólico o violencia simbólica (léase dominación, poder o violencia que se ejerce mediante una representación; ver Bourdieu y Terry Eagleton, Doxa y vida cotidiana: Una entrevista, pág. 296). La representación involucrada es la representación social, tal como se la concibe en la teoría del psicólogo social francés (de origen rumano) Serge Moscovici (1925). Para ésta, el conocimiento lato sensu tiene un origen social. Una de sus tesis es que los conceptos simbolizan relaciones sociales o sistemas de organización social (ver más en Pérez, Las representaciones sociales, pág. 414). La teoría de Moscovici parte (y supera conceptualmente) de la teoría de las representaciones colectivas de Émile Durkheim (1858-1917), para quien «antes que nada, una sociedad es una comunidad de ideas» (ver Las formas elementales de la vida religiosa, pág. 16). Aunque, según el Diccionario RAE, confrontación es cotejo, comparación, ideológicamente, tiene la connotación (o significado evaluativo y emocional) de lucha, contienda.
24 B. F. Skinner, Ciencia y conducta humana, pág. 41. En La conducta de los organismos, pág. 60, asienta que el método por él seguido allí (el «método científico», dice) es «positivista. Se limita a la descripción más bien que a la explicación». Poco más adelante (pág. 61) escribe: «Un hecho es un hecho, y el sistema positivista no parece preferir uno a otro». Las concepciones de Bunge y de Skinner respecto del método científico como una actitud revelan coherencia en el pensamiento científico al margen de discrepancias de fondo. Más aún si uno está enterado de que Bunge, en plática con Skinner en 1976 sobre «la admiración sin límites» que en México despertaba el análisis experimental de la conducta, le dijo que «eso me parecía desastroso» por cuanto, a su juicio, el conductismo le había «cerrado las puertas a la psicología fisiológica y a la modelización matemática. La gente se contenta con describir lo que observa, sin interesarse por entender» (véase Bunge, Epistemología, págs. 134-135).
25 El concepto de ciencias sociales como ciencias del comportamiento se daría desde inicios de los ´70. Skinner, por ejemplo, en Registro acumulativo, pág. 469, habla de las «ciencias sociales o conductuales, entre ellas la psicología, la sociología, la antropología, la ciencia política y la economía». En un artículo en Internet, Ardila analiza la propuesta de designar a la década 2000-2010 como «década de la conducta» (http://decadeofbehavior.org/Perspectivas% 20internacionales%20de%20la%20D%C3%A9cada%20d e%20la%20Conducta%20-%20Rub%C3%A9n%20Ardila. PDF). Rubén Ardila manejaría ahí un concepto más inclusivo –y algo ambiguo-, pues como ciencias del comportamiento señala a la antropología, la ciencia política, educación, enfermería y salud pública, lingüística, psicología, sociología, economía, historia, geografía, trabajo social, administración, estudios internacionales, comercio, leyes, derecho, gobierno y hasta estudios de género. Ardila dice que: «Es hora de pasar del cerebro a la conducta. Esperamos que la Década de la Conducta (2000-2010) nos lleve a entender más a los seres humanos, su sociedad y sus relaciones con el contexto físico y social...». El paso por él postulado obedece al hecho de que la década 1990-2000 fue bautizada como la «década del cerebro».
26 Con excepción de la psicología, cuya definición se sustentará a renglón seguido, las variables de estudio de las demás ciencias sociales que presenta el cuadro se han sintetizado arbitrariamente en aras de la sencillez, y es probable que los respectivos especialistas discrepen de ello precisándolas mejor.
27 Este planteamiento se basa sobre el economista inglés Lionel Charles Robbins (1898-1984), para quien la economía se interesa en la forma en que diversos grados de escasez de los diferentes bienes originan distintos coeficientes de valuación entre ellos, y en la forma en que los cambios en las condiciones de escasez afecten a esos coeficientes, sea que provengan de variaciones en los fines o medios, la demanda o de la oferta. Es decir, es ciencia de la elección en tanto estudia el modo como los seres humanos emplean los recursos para satisfacer sus necesidades (ver http://www. eumed.net/cursecon/textos/robbins/c3.htm).
28 Nuestra definición toma la siguiente de Donald O. Hebb: «La psicología se define... como el estudio de las formas más complejas de integración u organización en la conducta. Se entiende que esto comprende también el estudio de procesos como el aprender, la emoción o la percepción. Los términos “integración” u “organización” se refieren al tipo de combinación de diversos segmentos de conducta en la relación de unos con otros, o con los acontecimientos externos que actúan sobre el organismo. Obsérvese que la psicología no se define aquí sencillamente como estudio de la conducta. Semejante definición sería demasiado extensa... El problema central de la psicología se encuentra en los tipos de conducta que exhibe el animal entero de una especie superior al adaptarse a su medio ambiente en periodos apreciables de tiempo, o para decir lo mismo en otra forma: se encuentra en los procesos mentales del animal superior» (Hebb, 1968, pág. 7). Éste no es un argumentum ad baculum o argumento de autoridad, sino un consenso actual respecto de la novedad cualitativa que emerge de la actividad cerebral en los niveles ontológicos de la relación mente-pensamiento-conciencia, relación que cristaliza la experiencia subjetiva. Cuando, por ejemplo, el Premio Nobel de Fisiología y Medicina 2000 Eric R. Kandel escribe que: «Hasta el momento no sabemos cómo la activación de neuronas específicas da origen a la percepción consciente ni siquiera en el caso más sencillo» (Kandel y otros, 2001, pág. 397), el nivel aludido, la «percepción consciente» o subjetividad, es un nivel de realidad que emerge de la actividad cerebral.
29 Marx, El capital, t. 1, pág. XV. Las cursivas están en el texto. El argumento de Marx a este respecto se entronca en la concepción que él y Engels tenían de la economía política, ciencia de las leyes que rigen la producción y el intercambio de los materiales de vida en la sociedad humana». Esto no alcanzaría a una de las primeras definiciones que se conocen de economía, que es la que se comentó en nota anterior del inglés Robbins formulada en 1932, para quien aquélla es la ciencia del comportamiento que analiza la relación entre medios escasos y fines.
30 Popper, en la nota Nº 14 al capítulo 14 de La sociedad abierta y sus enemigos, pág. 490, escribe que «no hay ninguna razón... para que no utilicemos todo el conocimiento “directo” que podamos tener de nosotros mismos; pero este conocimiento sólo es útil a las ciencias sociales si lo generalizamos... si suponemos que lo que sabemos por nosotros mismos vale también para los demás». Anótese que esto dice alguien que es un conocido cuestionador de los métodos inductivos aplicados a las ciencias empíricas. No sucede igual, sin embargo, con una extrapolación teórica como esta de Sigmund Freud: «Percibí... que los hechos de la historia humana..., el desarrollo cultural... no son otra cosa que una reflexión de los conflictos dinámicos entre el Yo, el Ello y el Súper-Yo..., que los mismos procesos se repiten en una escala más amplia» (Freud, Autobiografía, pág. 2799). Muy distinta es la actitud de Skinner, quien en una entrevista calificó su Walden Dos como «una insensata invitación acerca de cómo mis investigaciones se pueden aplicar para diseñar una cultura» (Cohen, Los psicólogos hablan de psicología, pág. 327).
31 Pérez Ransanz, Kuhn y el cambio científico, pág. 235.
32 Ver más sobre enfoques teóricos en Campos Roldán, El estatus multiparadigmático de la psicología.
33 Pérez Ransanz, ob. cit., págs. 234-238, y Diéguez Lucena, Filosofía de la ciencia, págs. 212-223, hacen una reseña sencilla de la metodología de los programas de investigación científica de Lakatos.
34 Como escribe Maisonneuve en su Psicología social, pág. 13: «la actitud, intermediaria entre el plano psicológico y el plano social, traduce la posición de un individuo, miembro de un grupo, frente a un problema colectivo». El concepto de actitud fue introducido por William Thomas y Florian Znaniecki en 1918 para designar el «estado mental del individuo dirigido a un valor» (citados por Villoro, Creer, saber, conocer, pág. 43), y, entre 1927 y 1928, Louis Leon Thurstone (1887-1955) demostró convincentemente la posibilidad de clasificar las opiniones evaluándolas como «actitudes proposicionales», pero no lo hizo porque fuese «positivista» o porque ésa fuera la orientación norteamericana: Thurstone fue originalmente ingeniero, y trabajó un tiempo con Thomas Alva Edison (1847-1931); su formación y experiencia podrían explicar la orientación e impulso que le dio a la medición psicológica.
35 Véase Morales, Psicología social, págs. 184-185.
36 Subrayo el adverbio «primordialmente» porque el primer aspecto del que las personas tomarían nota en la forma de relacionarnos es el aspecto socioafectivo. El tono emocional aludido atañe al temperamento, de acuerdo con Brody y Ehrlichman, Psicología de la personalidad, pág. 128.
37 Esto lo testimoniaría la misma etimología del término, que, como suele decirse, persona significaba, en latín, «máscara», y con ésta se representaba un papel o un rol.
38 El concepto de determinación tiene tres usos: a) designa una característica; b) nombra una conexión necesaria entre dos hechos; y c) califica un proceso de devenir o adquisición de rasgos. En Causalidad, págs. 29-31, Bunge –a quien no pocos (ignaramente) lo tienen por «positivista»- analiza ocho categorías de determinación, entre las que están, además de la determinación causal y la estructural (o totalista), la determinación por interacción, la determinación teleológica (o determinación de los medios por los fines) y la determinación dialéctica (síntesis o determinación por conflictos entre tendencias opuestas).
39 Como en el trastorno depresivo distímico o depresión leve.
40 Además, los conceptos comparativos decidirían la cientificidad de una investigación. Veamos cómo lo dicen Kerlinger y Lee en Investigación del comportamiento, pág. 93: «Si queremos estudiar la relación entre raza y aprovechamiento..., estamos indefensos si tan sólo contamos con medidas de aprovechamiento de los niños caucásicos estadounidenses».
41 Hugh Coolican cometería un error de perspectiva en sus Métodos de investigación psicológica, pág. 56, al decir que cuantificación es «medir sobre una base numérica». Sobre cuantificación o metrización, ver Stegmüller, Teoría y experiencia, cap. I (aunque el texto requiere, además de formación epistémica, cierta formación en lógica matemática y matemática conjuntista); Mosterín, Conceptos y teorías en la ciencia, cap. 1; y Bunge, La relación entre la sociología y la filosofía, cap. 4 (los dos últimos son más accesibles que el libro de Stegmüller).
42 El (problemático) concepto de rasgo, usualmente definido como tendencia predecible a actuar de modo consistente en situaciones diferentes, ha sido últimamente examinado como relacionado con disposiciones para actuar de una manera concreta en situaciones apropiadas (Brody y Ehrlichman, ob. cit., pág. 30). A mi modo de ver, ello no ayuda a precisar el concepto de rasgo, que se relacionaría más con carácter, del griego jarakteer, derivado a su vez de jarasoo, grabar, dejar grabado. De allí que el término se aplique al rasgo distintivo o modo de ser social de cada persona. Teofrasto (aprox. 372-287 a. C.), filósofo griego que estudió en Atenas con Aristóteles, siendo incluso su alumno, escribió Los caracteres morales. Cada apunte representaba de modo conciso «retratos» de personas locuaces, mezquinas y jactanciosas. En sentido estricto, cada carácter era, en Teofrasto, una disposición dominante. Por tanto, carácter es, desde Teofrasto, la personalidad vista desde una perspectiva ético-social. Así, los rasgos son conceptos métricos en tanto designan características factibles de medición: las personas podemos tener diferencias de grado respecto de la sociabilidad, por ejemplo; a diferencia del concepto de rasgo, el concepto de tipo, que designa a la estructura socioafectiva que distingue a una persona de otras, es un concepto cualitativo de todo o nada. Se tiene un tipo de personalidad, o no.
43 Para no retroceder, digamos, hasta los pitagóricos del siglo V a. C., bástenos estos argumentos de Roger Bacon (1214-1294), filósofo inglés, de la orden franciscana, científico y teólogo: «Pues es verdad que la matemática tiene experiencias universales sobre sus conclusiones por medio de las figuras y de los números, que tienen aplicación también en todas las ciencias..., ya que ninguna ciencia se puede obtener sin la matemática» (R. Bacon, Obra mayor, en Fernández, Los filósofos medievales, II, pág. 837).
44 Ésta es una buena caracterización de O´Neil en Introducción al método en psicología, pág. 31.
45 He aquí otra buena caracterización de O´Neil, ob. cit., pág. 50.
46 Kerlinger y Lee, Investigación del comportamiento, pág. 504, definen los estudios no-experimentales como aquellos en los que «el científico no posee control directo de las variables independientes, debido a que sus manifestaciones ya han ocurrido o a que son inherentemente no manipulables». Esta definición es restrictiva: al investigador puede no interesarle tener control alguno sobre las variables independientes, sino sólo observar cómo se dan las condiciones que en su momento medirá como variables dependientes.
47 Kerlinger y Lee, ob. cit., págs. 531-536.
48 En Campos Roldán, El problema del método en psicología política, págs. 14-15, sec. 2.5, se reseña los procedimientos cualitativos y los enfoques respectivos.
49 Como escribe Stegmüller en Teoría y experiencia, pág. 30: «La constitución de la realidad en estados de cosas y hechos es relativa –no a una conciencia pensante, a un sujeto trascendental, sino al lenguaje que describa esa realidad..., con el par “cualitativo-cuantitativo” no se expresa una relación ontológica, ni una diferencia en la realidad, sino simple y exclusivamente una diferencia en el lenguaje» (las cursivas son de Stegmüller). Con «lenguaje» designa al vocabulario interpretado propio de un sistema conceptual.
50 Ver Rodríguez y otros, ob., cit, 40-44 y Buendía y otros, Métodos de investigación psicopedagógica, págs. 229-233.
51 González Rey, La investigación cualitativa en psicología: Algunas cuestiones actuales, págs. 43-44.
52 Husserl, Ideas relativas a una fenomenología pura y a una filosofía fenomenológica, págs. 46-47; las cursivas son de él.
53 Véase Kolakowski, La filosofía positivista, pág. 15. En términos generales, pero actuales, por si acaso. La única herencia comteana sería el fenomenalismo: precisamente, John Stuart Mill, en Comte y el positivismo, pág, 37, escribía que: «La doctrina fundamental de una verdadera filosofía, de acuerdo con Comte, y el carácter mediante el cual define la Filosofía Positiva, es el siguiente: Nosotros no tenemos conocimiento de nada excepto de fenómenos; y nuestro conocimiento de los fenómenos es relativo, no absoluto. No conocemos la esencia ni el modo real de producción de cualquier hecho, sino solamente sus relaciones con otros factores en la forma de sucesión o de semejanza». En este trabajo no nos ocupamos de Comte, y quien se interesase en él podría leer, además del libro de Mill, el de F. S. Marvin, Comte.
54 Ver Smith, Conductismo y positivismo lógico, pág. 40.
55 Martínez Miguélez, La investigación cualitativa (Síntesis Conceptual), pág. 129.
56 En la monografía El proceso de nuestro conocer postula un nuevo paradigma epistémico, Polis, Revista de la Universidad Bolivariana (2004), Martínez Miguélez, después de definir ininteligiblemente un paradigma científico como «principio de distinciones-relacionesoposiciones fundamentales entre algunas nociones matrices que generan y controlan el pensamiento», dice que la idea central del modelo especular «expresa que fuera de nosotros existe una realidad totalmente hecha, acabada y plenamente externa y objetiva, y que nuestro aparato cognoscitivo es como un espejo que la refleja dentro de sí, o como una pasiva cámara oscura o fotográfica», tomando, dice, la analogía del cuarto oscuro de Locke en el Ensayo. Ver http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/305/30500822.pdf. Compárese también lo que aduce Martínez a este respecto con lo que concretamente John Locke señala en el Libro II, capítulo XI, del Ensayo en la analogía del «cuarto oscuro», 17, pág. 142 (su metáfora recordaría al mito de la caverna de Platón).
57 Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, pág. 131.
58 Locke, Ensayo sobre el entendimiento humano, Lib. II, cap. I, pág. 83. Las cursivas están en el texto.
59 Locke, ob. cit., pág. 84.
60 Hume, Tratado de la naturaleza humana, tomo I, Parte I, sección I, pág. 87.
61 Schlick, Positivismo y realismo, pág. 113.
62 Ibid.
63 En The Analysis of Sensations, pág. 311, Mach había sostenido que: «we are studying physics in its broadest signification when in searching into the connexions of the world of sense we leave our body entirely out of account». El espíritu crítico (y antidogmático, por ende) de los miembros del Círculo de Viena se destaca en esta discrepancia, dado que muchos de sus integrantes habían formado inicialmente un grupo llamado Ernst Mach Verein, Círculo o Sociedad Ernst Mach.
64 Schlick, Ibíd. La cursiva es de él.
65 Carnap, El carácter metodológico de los conceptos teóricos, págs. 109-110.
66 El británico Alfred J. Ayer (1910-1989), filósofo analítico allegado al Círculo de Viena, en Lenguaje, verdad y lógica, pág. 109, dice que: «Cuando se habla de hipótesis que son verificadas por la experiencia, es importante tener en cuenta que nunca es sólo una hipótesis única la que una observación confirma o desautoriza, sino que es siempre un sistema de hipótesis». Puesto que experiencia equivale a observación en este contexto, conviene traer a colación otra perspectiva que es el análisis fenomenológico respectivo de Silva- Santisteban, quien define la «experiencia humana» como el hombre y los diversos entes que aparecen en el horizonte del mundo»; véase Silva Santisteban, La estructura de la experiencia humana, pág. vii.
67 El distingo de Radcliffe-Brown es reseñado por Fernando Silva-Santisteban en El primate responsable, pág. 79.
68 El concepto de triangulación designa a un pluralismo metodológico; el nombre viene de la navegación militar y la topografía, donde define al recurso y uso de múltiples puntos de referencia para localizar la ubicación exacta de un objeto en un espacio. Véase Agulló y otros, Métodos de investigación psicosocial, pág. 47.

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