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Liberabit

versión impresa ISSN 1729-4827versión On-line ISSN 2233-7666

Liberabit v.13 n.13 Lima  2007

 

ARTÍCULOS

 

La investigación cualitativa, una discusión presente

 

The quality investigation, a present discussion

 

 

Eugenio Saavedra Guajardo*; Ana Castro R.

Universidad Católica del Maule (Chile)

 

 


RESUMEN

Este trabajo presenta una discusión en torno a las diferencias entre los enfoques de investigación cualitativos y cuantitativos, que no pretende revivir la antigua disputa sobre la mayor validez de un método por sobre el otro. Más bien se enfatiza la utilidad de ambos métodos, aplicados a diferentes áreas del saber. Se resaltan algunos elementos epistemológicos que distancian a ambas miradas y se establece la convergencia que existiría entre la investigación cualitativa y el constructivismo. Del mismo modo se analiza la pertinencia de este enfoque con relación al modelo de las Representaciones Sociales y su gran adaptabilidad a la investigación de este tipo de fenómenos. Finaliza esta exposición, describiendo algunas preguntas que mantienen aún su vigencia y que nos invitan a seguir esta reflexión.

Palabras clave: Constructivismo, Representaciones sociales, Rol del investigador, Relación sujeto objeto.


ABSTRACT

This work presents a discussion around the differences between the qualitative and quantitative approaches of investigation, which does not try to revive the old dispute on the greater validity of a method in despite of the other. Rather the utility of both methods, applied to different areas from the knowledge is emphasized. Some epistemologist elements are emphasized that distance both glances and the convergence that would exist between the qualitative investigation and the constructivism, settles down. In the same way the pertinent of this approach in relation to the models of the social representations and their great adaptability to the investigation of this type of phenomena is analyzed. This exposition finalizes describing some questions that maintain their use and invite us to follow this reflection.

Keywords: Constructivism, Social representations, Role of the investigator, Subject object relation.


 

 

Introducción

A través del presente trabajo, intentaremos desarrollar cuatro ideas en torno a la Investigación Cualitativa, a saber:

- La distancia epistemológica que existe entre el enfoque cuantitativo de investigación y el enfoque cualitativo de investigación.

- La convergencia que existe entre la mirada cualitativa y el Constructivismo.

- La investigación cualitativa y las Representaciones Sociales.

- La pertinencia de la investigación cualitativa al estudio de los fenómenos sociales.

Con ello no pretendemos reflotar la antigua controversia de la mayor validez de un enfoque sobre otro, sino subrayar la distinción entre las lógicas que subyacen a estos enfoques, entendiendo que son ambos caminos viables, lo cualitativo y lo cuantitativo, pero que se adaptan mejor cada uno a ámbitos diferentes de la realidad.

 

1.- Distancia epistemológica de lo cualitativo, respecto de lo cuantitativo.

En el enfoque cuantitativo tradicional, apoyándose en las bases del positivismo, encontramos una fuerte división entre el sujeto que investiga y el objeto de conocimiento. Lo anterior resulta lógico y comprensible cuando pensamos en la investigación en Ciencias Naturales, en la cual se aísla el objeto y se toma distancia, intentando disminuir la influencia del investigador sobre el objeto indagado (Ibáñez, J. 1991; González Rey, F. 2003; Saavedra, E. 2003).

Cuando llevamos la investigación al campo de las Ciencias Sociales sin embargo, notamos que esta posición de distanciamiento del objeto y situarnos como observadores privilegiados, establece una situación de poder respecto de la persona o fenómeno en estudio, pretendiendo además una mirada neutral que no influiría en el objeto ( García, M. 1989; Mella, O. 2003).

Lo antes descrito nos lleva a pensar que el hombre pudiera estudiar el fenómeno social, con total independencia de él, estableciendo un control que impide la influencia del investigador sobre los sujetos investigados. Esto indudablemente resulta imposible de lograr, ya que el investigador social, al entrar en contacto con el fenómeno lo perturba, aunque sea de manera mínima (Guidano, V. 1994).

Del mismo modo, la concepción de conocimiento establecida desde el positivismo, nos muestra que en la generación de éste, la persona ejercería un rol pasivo, copiando el estímulo externo y generando una imagen fiel del objeto. Entonces el conocimiento tendría una raíz externa a la persona y sería sólo reflejo idéntico de dicho estímulo (Mella, O. 2003).

Esta mirada desconocería la amplia experiencia en torno a los procesos perceptivos, en donde ha quedado demostrado que el sujeto en el proceso de comprender la realidad, hace una interpretación de lo observado en todo momento, variando con ello el objeto construido.

La creencia de que el conocimiento es copia fiel de lo externo, resulta fácil de entender, si consideramos que el positivismo más tradicional establece que este se basa en la sensorialidad y el intelecto, dejando de lado otras facetas del ser humano que indudablemente están presentes en el acto de conocer (González Rey, F. 1999; Saavedra, E. 2003).

Nos referimos por ejemplo al mundo afectivo del que conoce, a las variables emocionales presentes en el investigador, que sin lugar a duda modulan la manera de enfrentarse al objeto y de construir la comprensión del mismo. Pretender aislar o controlar ese mundo emocional, sería negar la naturaleza humana, en donde lo afectivo está a la base de lo cognitivo como lo señala Maturana (1997).

Curiosamente el positivismo plantea que la emocionalidad del investigador, es fuente de sesgo en el proceso de conocer y desvirtúa lo observado. Lejos de ser esto una distorsión, el integrar lo afectivo como un elemento de conocimiento, agrega la posibilidad de sumar otros referentes y nos muestra que el proceso de investigar lo social, es una tarea de interacción (González Rey, F. 1999).

La idea de aislar nuestros afectos o nuestros valores, nos lleva a la pretensión de fragmentar al investigador, de modo tal que pudiera desprenderse de dichas características que le son intrínsecas.

Otra confusión en torno a lo emocional, es que nos haría perder la imparcialidad frente al fenómeno estudiado, lo cual mezcla lo subjetivo entendiéndolo como arbitrariedad. Nada más lejos de lo anterior, ya que el investigador social que logra integrar sus emociones y sus valores, está asumiendo que es un individuo situado en un contexto y que trae consigo una historia, que lo hace mirar la realidad desde un particular punto de vista. Asumir lo anterior es estar conciente de que somos seres subjetivos siempre y por tanto hacemos la construcción del conocimiento desde esa subjetividad y que de ningún modo esto debe implicar arbitrariedad de los juicios emitidos. La arbitrariedad tendrá que ver más con la imposición de una verdad, que no se apoya en el fenómeno y que refleja más bien el poder que administra quien investiga (Saavedra, E. 2003).

Ya podemos visualizar que el estudiar fenómenos naturales y fenómenos sociales, son oficios diferentes, que requieren metodologías distintas. Sin embargo, por décadas se ha utilizado el método de las Ciencias Naturales al fenómeno social, convenciéndose de que en las conductas de las personas y los grupos sociales, existirían procesos equivalentes regidos por leyes y que estos procesos serían regulares y ordenados. De esta forma la realidad sería entendida como algo uniforme en tiempo y espacio, susceptible de control y predicción (Mella, O. 2003; Canales, M. 2006).

La historia se ha encargado de desmentir lo anterior, mostrándonos una realidad dinámica y cambiante y en que la comprensión de la misma no es independiente de quien la observa. En este sentido por mucho tiempo se ha descalificado la elaboración personal del investigador, señalando que sus percepciones e interpretaciones carecen de valor científico y son fuente de error.

Si esto lo aceptáramos, el investigador se reduciría a un simple colector y ordenador de información, ya que toda interpretación lo podría alejar de la verdad. Con ello además la producción de conocimiento se limitaría a un proceso lineal y mecánico (González Rey, F. 2003).

Lo anterior nos lleva a pensar que nos apegaríamos más a la verdad, en la medida que aplicamos métodos rigurosos de recolección de información y ordenamiento de la misma, pero que corremos el peligro de equivocarnos al momento de interpretar. Dicho de otra forma, el apego a la verdad radicaría en la aplicación rigurosa de los métodos.

Otro punto de tensión, se expresa al momento de enfrentar al fenómeno y definir el objeto de estudio. La ciencia positivista nos tiene acostumbrado a la fragmentación del fenómeno, segmentando artificialmente en el caso social a la persona, negando su integridad y la interdependencia interna y externa de sus características. El rescate de una mirada holística del sujeto pretende devolverle su verdadero status y asumir la complejidad del fenómeno humano. Fragmentar a la persona limita su estudio y niega la compleja riqueza que en ella existe, tendiendo un falso manto de precisión y rigurosidad (Saavedra, E. 2003; González Rey, F. 2003).

Al igual que en el caso de la fragmentación del fenómeno, la ciencia positivista motivó por mucho tiempo, al estudio de los fenómenos observables, restándoles validez a procesos internos difíciles de medir. Se llegó al extremo de afirmar que lo no observado carecería de existencia, negándose al estudio de diversos procesos humanos internos. Algo de esa tradición lamentablemente, aún se mantiene (Santos, M. 1990; Canales, M, 2006).

Finalmente otro objetivo central de la ciencia positivista y que recogen los métodos cuantitativos de investigación, se refiere al control y predicción de la realidad, levantando hipótesis anticipatorias que declaran la dirección que seguirán los elementos estudiados. Hemos señalado más arriba en el texto, que la realidad social, es un conjunto de fenómenos no lineales, dinámicos y cambiantes, construidos y reconstruidos por los sujetos según sus momentos históricos y de acuerdo a las tensiones del contexto. En este escenario se hace difícil la predicción positivista y el control de la realidad. Más bien debemos asumir que la realidad está en movimiento y que su estudio deberá contemplar dicho dinamismo. La “hipótesis dura”, anticipatoria del curso del fenómeno será de poca utilidad, en el estudio de la interacción entre personas y la investigación social.

 

2.- Convergencia de lo cualitativo y el Constructivismo.

El planteamiento constructivista revoluciona la manera de entender la generación del conocimiento, llevándolo desde la creencia en torno a ser una copia fiel de lo externo, que el sujeto a través de sus sentidos integraba, a un escenario en donde la persona recobra su protagonismo, afirmando que la realidad no es independiente de quien observa y que el sujeto interviene interpretando el objeto según las categorías explicativas desarrolladas en su historia personal (Miró, M. 1994; Guidano, V. 1994).

El sujeto entonces se reinserta en la producción de conocimiento como un actor principal y no como un “colector” de información. Su protagonismo es tal que sin la presencia del sujeto, no podemos afirmar la existencia de esa realidad. Será la persona la que construye y reinventa en cada momento su realidad, será la persona la que interprete y reinterprete su historia, haciéndola coherente con su mirada personal, es la persona la que genera el conocimiento desde dentro, como respuestas a las tensiones del ambiente y las propias tensiones internas (Guidano, V. 1994).

Cada percepción de la realidad, será una interpretación influida, no tan sólo por los estímulos que rodeen al objeto, sino también por la historia de experiencia personales. De otro modo no se explica la existencia de dos puntos de vista frente a una misma situación.

Cada persona en tanto, hace una construcción de lo real para ella y establece consensos con los otros respecto de aquello que llaman realidad (Rodríguez, G. 1996).

Por otra parte, en el acto de conocer, existirá la imposibilidad de acceder al “objeto en sí”, más aún cuando se trata del objeto social. Esto quiere decir que no podemos conocer completamente al otro desde la mirada externa, ya que no compartimos su historia, ni su mirada particular de ver la vida (González Rey, F. 2003). Podremos sí, tener buenos acercamiento a esa experiencia, en la medida que establezcamos relaciones empáticas con la persona y estemos concientes desde donde está construyendo su propia vida. En ningún caso tendremos la misma mirada que proviene desde el sujeto.

Otra coincidencia entre los planteamientos del Constructivismo y el Enfoque Cualitativo de Investigación, radica en la importancia que ambos le dan a la interpretación como vehículo de conocimiento, asumiendo que la persona elabora sus percepciones y por tanto interpreta desde sus categorías y organiza la realidad desde sus significados (Rodríguez, G. 1996). De tal manera que frente a una experiencia nueva, el sujeto la comprenderá e integrará en coherencia con las experiencias anteriores y con su forma de dar sentido al mundo que está viviendo.

Ya podemos afirmar que ambos enfoques también coinciden, en entender el conocimiento como resultado de la interacción de la persona y su ambiente, alejándose de posturas innatistas. El conocimiento por tanto se convierte en una experiencia construida en interacción con los otros, presentes o no, actuales o pasados y que nos hablan directamente o a través de sus producciones culturales (Bruner, J. 1994).

Otro punto de encuentro con el Constructivismo, se refiere a asignarle el valor que le corresponde, a lo subjetivo y la emocionalidad en el acto de construir conocimiento. Si convenimos que todo estímulo pasa a través del sujeto en este acto de conocer, sujeto y objeto establecen una interdependencia y toda la experiencia recogida pasa por el filtro personal, convirtiéndose ésta en una experiencia subjetiva, entendiendo lo subjetivo como aquello que proviene de ese sujeto y no como un juicio arbitrario al momento de construir esa realidad. Las emociones en tanto crean el escenario desde donde yo construyo mis cogniciones, de modo que si mi estado emocional cambia, cambiará también mi forma de ver y evaluar una experiencia (Maturana, H. 1997). La constatación de la afirmación anterior la podemos ver por ejemplo, cuando miramos nuestras experiencia tempranas y avanzamos por las diferentes etapas de nuestra vida. Así la evaluación de un hecho de nuestra infancia, será visto de manera diferencial al momento de nuestra juventud en contraste a la mirada adulta que posiblemente integre otros elementos a ese juicio.

En definitiva la persona buscará a través de su vida, dar sentido y coherencia a sus experiencia, auto organizándose e integrando lo emocional como otro nivel válido de conocimiento Guidano, V. 1994).

Finalmente diremos, que el conocimiento representa el punto de vista que el sujeto elige privilegiar en ese instante de su vida y que le brinda mayor coherencia con su comprensión del mundo. Cada persona percibe y organiza su realidad, en función de sus categorías de análisis, su historia afectiva, cognitiva y social.

 

3.- La investigación cualitativa y las Representaciones Sociales

Serge Moscovici, psicólogo social, inicia en la década del 60 una línea de investigación que llamará Representaciones Sociales y que marcará una ruptura con el paradigma positivista dominante en la Psicología Social, integrando en su perspectiva la relación dicotómica dada a individuo y sociedad, ofreciendo por tanto una interpretación diferente de esta relación. La integración de la dimensión social a los estudios sobre el conocimiento y pensamiento de sentido común, es uno de los grandes aportes de la Teoría de las Representaciones Sociales.

El término social utilizado por Moscovici, resalta la idea de la diversidad social, de los procesos de interacción, de comunicación y el carácter constructivo y creativo del pensamiento social.

Nos indica Elisa Casado (Casado y Calonge, 2001) que el individuo y los procesos psicológicos se construyen dentro de una estructura social determinada, en una red de relaciones marcada por procesos comunicativos, por una cultura, por una ideología dada, que le otorgarán los contenidos al sujeto, con los cuales construirá la visión de sí mismo, de los otros, de las relaciones de interacción y de la propia realidad; “los individuos en interacción reproducen y reconstruyen lo social que pre-existe al individuo”.

En esta lógica las representaciones sociales “expresan un producto, un conocimiento creado en la dinámica de la interacción y la comunicación social, que al permanecer en el tiempo, al incorporarse a la memoria colectiva, se autonomiza y se convierte en pensamiento social con el cual se construyen los procesos psicológicos y psicosociales que guían el comportamiento, la comunicación y las relaciones sociales” (Casado y Calonge, 2001; 60).

La relación sujeto-objeto desde la mirada de las Representaciones Sociales, desarrollará las siguientes tesis centrales:

1) La cognición es social por su origen y no sólo porque se refiere a estímulos del ambiente social.

2) Cuando se habla de la cognición es necesario hacer referencia tanto de los aspectos formales como de sus contenidos. Moscovici indica que en el pensamiento social cotidiano, los procesos y los contenidos son inseparables.

3) El conocimiento de sentido común es un producto sociocultural válido y apropiado, contrastando con la postura epistemológica, que sólo considera conocimiento válido al fundamentado en la lógica formal. La discusión entonces sobre la asignación de error, según Moscovici y Jodelet, no corresponde a esta forma de conocimiento, sino a un asunto de la historia, de interpretación de nuestra cultura.

4) Todo proceso de conocimiento de la realidad está mediado por procesos simbólicos. De este modo, los contenidos del conocimiento adquieren tanta relevancia como los procesos cognitivos, ya que dichos contenidos forman parte de la realidad del objeto, le otorgan sentido y significación en un determinado contexto social y serán ellos los que explicarán la acción, la interacción comunicativa o la práctica social sobre los objetos.

5) Señala Abric, que la visión o pensamiento que los individuos tienen y utilizan para comprender el mundo (a ellos mismos, a los otros y a sus relaciones) es un elemento vital para comprender la dinámica de la interacción y de las prácticas sociales. Los procesos cognitivos serán mediadores de la acción.

6) Dentro de esta línea de investigación, se orientan los estudios en un plano colectivo, dando prioridad a los vínculos intersubjetivos y sociales que median entre los vínculos directos con la realidad. Moscovici dice “…la relación Sujeto-Objeto está mediatizada por la intervención de otro sujeto, de un alter y se convierte en una relación compleja de sujeto a sujeto y de sujetos a objetos” (Casado y Calonge, 2001; 63).

Por otra parte, para la Teoría de las Representaciones Sociales, tomar la interacción social comunicativa como objeto de estudio, permite volcar el análisis hacia los procesos y productos que emergen de la actividad entre personas, en un contexto sociocultural determinado. Moscovici señala que la interacción social debe ser conceptualizada desde una perspectiva “que toma como punto focal la unidad global constituida por la interdependencia, real o simbólica de varios sujetos en su relación con un ambiente común ya sea éste de naturaleza física o social”.

La interacción entre personas crea productos colectivos, vale decir, normas valores, estereotipos, creencias, que luego serán internalizados por éstas creándose estructuras sociocognitivas que afectan los juicios, la percepción, el comportamiento y la comunicación entre individuos y grupos. Las representaciones sociales forman parte de ese conocimiento compartido.

La investigación cualitativa aparece aquí como una ventajosa forma de acercarse a comprender dicho conocimiento compartido, especialmente pues se rescata lo que los propios sujetos, en sus propias expresiones, identifican y señalan como sustancial a las experiencias que se investigan. Rescatando por tanto no la lectura de la realidad de parte del investigador, sino de los sujetos y las construcciones sociales que han realizado de su propia realidad.

La noción de Representaciones Sociales ha estado en discusión, pues se presta para explicaciones de múltiples niveles, psicológicos, sociales, etc. Esto le ha significado una tensión en cuanto a que la complejidad de la que da cuenta es en sí su valor y relevancia, pero a la vez es su debilidad debido a su amplitud.

Así las dimensiones que han sido ampliamente compartidas respecto de las Representaciones Sociales, son las siguientes:

• Es una modalidad de conocimiento, el conocimiento de sentido común. Representa una forma en que las personas elaboran información de los objetos de la realidad cotidiana, dentro de un colectivo determinado.

• Son conocimientos de tipo práctico y funcional, en cuanto orientan la acción, la interacción, las prácticas sociales y cumplen funciones sociales.

• Son la interiorización de experiencias, de modelos de conductas y de pensamientos socialmente transmitidos.

• Hacen referencia tanto a los procesos cognitivos formales, como a los contenidos determinados socioculturalmente.

• Se elaboran a través de procesos específicos de objetivación y anclaje, que no serán motivo de desarrollo en este artículo.

La representación es construcción en tanto que es significante. Para Jodelet esta construcción es un proceso activo, pues “los objetos adquieren un sentido y son interpretados en el marco de un espacio cultural determinado” (Casado y Calonge, 2001).

Las Representaciones Sociales se construyen a partir de las ideas, conocimientos, creencias, valores ideologías ampliamente difundidas o dominantes dentro de una sociedad o dentro de un grupo social determinado. Se construyen en situaciones de práctica social.

Será la metodología cualitativa, la que creemos podrá rescatar de manera más auténtica las prácticas sociales de los sujetos, a través de las técnicas apropiadas que acompañan lo cualitativo y que a nuestro modo de ver, presentan ventajas para dar cuenta de esta realidad.

La visión consensuada de la realidad de los miembros de un mismo grupo cultural, no significa igualdad de los contenidos, sino igualdad en los elementos nucleares y principios generadores, atendiendo más bien a la identidad del grupo y su unidad social. Aplicando una lectura de Bourdieu (Bourdieu, 1990), ésto implica que la Representaciones Sociales no es un fenómeno azaroso, sino que responde a determinaciones derivadas de la adscripción de los sujetos a diferentes categorías sociales de su pertenencia cultural, estructural. La construcción de la realidad dependerá tanto de elementos subjetivos como de elementos sociales.

Por otra parte, Abric ha desarrollado la idea de que toda representación es un conjunto de elementos cognitivos estructurados, que se organizan alrededor de un núcleo central y de elementos periféricos.

El núcleo central tiene una determinación fuertemente social, está enraizado en la memoria colectiva del grupo que elabora la representación; implicará significar la realidad histórica con sus elementos más estables y rígidos.

Los elementos periféricos tienen una determinación más personalizada, dependiendo igualmente del núcleo central. Son más flexibles, comunicables y dinámicos, permitiendo la adaptación a circunstancias particulares y a la realidad mediata.

Finalmente en esta línea, podemos decir que una de las características propias del conocimiento de sentido común es que tiende a ser conservador y estable; existirán mecanismos de control social, de poder, de afectividad entre otros, que inducen a la confirmación del conocimiento anterior más que a su cuestionamiento.

Sin embargo, se producirán cambios en la Representaciones Sociales, inducidos por cambios en las circunstancias externas que modifican una práctica social. Los cambios pueden darse por conflictos sociales, por la comunicación de conocimientos científicos o ideológicos y por las experiencias concretas vividas por las personas y los grupos sociales. Por la aparición de prácticas sociales innovadoras.

Creemos como ya señalamos anteriormente, que la investigación cualitativa presenta ventajas para dar cuenta de esta compleja realidad construida por los sujetos y su interacción con otros y su medio social y cultural.

 

4.- Pertinencia de lo Cualitativo al estudio de lo Social.

A esta altura de la reflexión, pareciera ser que la Investigación Cualitativa, por sus características particulares, se adaptaría mejor al estudio del fenómeno social, toda vez que nos provee de descripciones detalladas y densas en torno a la persona y su interacción con los otros, dándonos un nivel de profundidad del análisis que recoge la complejidad de la experiencia observada y no se limita a dimensionar el hecho o intentar medir solamente la interacción, por el contrario busca la comprensión de ese hecho y rescata los significados que las personas dan a esa experiencia (Pérez, G. 1994; Stake, R. 1995; Rodríguez, G. 1996).

Otra ventaja que observamos al momento de aplicar un enfoque cualitativo al estudio de este tipo de fenómenos, se refiere a la no fragmentación del objeto y a tener una mirada global de la persona, cuestión que ya comentamos más arriba. La importancia de esta mirada de totalidad radica en que el objeto social investigado es un todo articulado, complejo, sistémico, en donde cada elemento se entiende interrelacionado con los otros componentes. Una mirada que fragmente esa realidad a través de sus mediciones y métodos, siempre nos brindará una visión parcial, poco integrada y por cierto efectivamente incompleta (Rodríguez, G. 1996).

Un aspecto central de la pertinencia de la investigación cualitativa al estudio de las personas, es que rescata la mirada y perspectiva del sujeto, como protagonista del fenómeno y le devuelve el poder en esta relación “investigador &– investigado”, ya que recordemos que otros enfoques investigativos resaltan la asimetría existente en esta relación. La mirada del investigador siempre será externa y por tanto el esfuerzo que hagamos por rescatar los genuinos significados de las personas, ayudará a acortar las distancia entre lo observado y lo vivido por los sujetos (Ibáñez, J. 1991; Rodríguez, G. 1996). Con ello le devolvemos la palabra a la persona y el investigador se transforma en un acompañante y facilitador de esta experiencia.

Debemos subrayar en esta dirección, que el sujeto desde la mirada cualitativa, es situado en un espacio y en un tiempo específico, contextualizado en un momento histórico y comprendido como un elemento en interacción con otros sistemas mayores y complejos. Una situación artificial de laboratorio no abarcará nunca dicha complejidad y riqueza de la experiencia, que le toca vivir al sujeto en su cotidianeidad.

Del mismo modo, lo cualitativo reconoce la interdependencia del sujeto respecto de su entorno, influyéndose mutuamente y asumiendo el dinamismo propio de esta relación. De nada contribuirán mediciones estáticas y normativas, que desconocen el dinamismo y la diversidad de los sujetos, ya que no son capaces de captar integralmente, el proceso cambiante que está viviendo la persona al interactuar con su medio (González Rey, F. 2003).

Otro punto que resalta esta pertinencia del enfoque cualitativo, es referido al rescate del mundo interno del sujeto, reconociéndolo como fuente de conocimiento. Con ello damos la posibilidad de integrar a nuestra investigación elementos como las emociones, sentimientos, conductas inconscientes, entre otros, que enriquecen nuestra búsqueda (Maturana, H. 1997).

Finalmente en este apartado, conviene subrayar la significación de la singularidad, como nivel legítimo de producción de conocimiento (González Rey, F. 2003). No se trata de asignar mayor validez a un conocimiento en función de la cantidad de sujetos que intervienen en el estudio. En Ciencias Sociales y específicamente en los Estudios de Casos, el número de sujetos pierde relevancia, en tanto la profundidad del análisis nos permite conocer detalladamente el fenómeno (Stake, R. 1995). Del mismo modo, al no tener la pretensión de la generalización a otros sujetos y realidades y reconociendo la diversidad de las personas y casos, pierde importancia la dimensión muestral, que tiene a la base la idea de homogenización y estandarización de situaciones. No se busca la extrapolación del conocimiento con fines normativos, sino la ilustración detallada y profunda de los casos estudiados, que podrán ser utilizados analógicamente y que servirán de ejemplos de personas, que si bien no representan a otros o al colectivo, contienen en ellos mismos atributos de esa cultura.

 

5.- Permanencia de algunas interrogantes.

A pesar de la reflexión hecha en este texto, queda claro que permanecen algunas preguntas sin una respuesta definitiva. Es así como se nos plantea la interrogante de si podemos o no integrar epistemológicamente estas miradas, a saber lo cuantitativo y lo cualitativo al momento de indagar un fenómeno.

En principio y por lo afirmado más arriba, nos inclinaríamos por cuestionar esta integración, toda vez que su concepto de hombre, su visión de mundo y la definición de objetos de estudio, discrepan profundamente. Sin embargo creemos que se puede ahondar aún más en esta discusión.

Por otra parte, queda la pregunta de la integración de los métodos de ambas miradas. Al respecto creemos que el investigador social debe mantener coherencia metodológica en todo momento de la búsqueda y por tanto, si bien puede complementar miradas, será conveniente subordinar una de ellas y mantener un cierre metodológico consecuente con la problemática definida.

En cuanto al nivel de las técnicas aplicadas en la recolección y construcción de los datos, estamos convencidos de que es posible articular diferentes acercamientos, en tanto no rompan la coherencia total de la investigación. Un enfoque cualitativo, podrá utilizar una técnica cuantitativa, en la medida que el número cobre significado y ayude a la comprensión del fenómeno. No se trata de negar a priori la utilidad de la cuantificación, pero ésta debe estar al servicio del sentido del fenómeno estudiado.

Como dijimos al inicio de este texto, no se trata de reflotar la discusión por la supremacía de un enfoque sobre otro, sino de resaltar las diferentes lógicas aplicadas y los distintos caminos que tomaremos al momento de la decisión investigativa. Debemos estar concientes por tanto, que al elegir uno de estos caminos, llegaremos al resultado que nos permite ver esa opción y será dificultoso ver otros hallazgos fuera de esa lógica. Cada enfoque tendrá sus límites y tendremos que optar por aquel que mejor se ajuste al problema investigativo definido.

 

 

REFERENCIAS

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Recibido: 5 de junio de 2007
Revisado: 15 de junio de 2007
Aceptado: 29 de junio de 2007

 

 

* essavedr@ucm.cl

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