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Diversitas

versão impressa ISSN 1794-9998

Diversitas v.2 n.1 Bogotá jun. 2006

 

ARTÍCULOS

 

Aportes de la teoría literaria estructuralista en la distinción de los conceptos de relato, narración y discurso, y sus consecuencias para el enfoque construccionista social*

 

 

Norma Rocío Héndez Puerto; Luis Felipe González Gutiérrez**

Universidad Santo Tomás

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El presente artículo da a conocer los primeros resultados y avances del proyecto de investigación “Comprensión de las teorías literarias estructuralistas y postestructuralistas en el desarrollo del yo narrador dentro del enfoque construccionista social”. Dentro del discurso construccionista social se utilizan con frecuencia y de manera significativa los términos narración y relato. A partir del uso común que se les da en el discurso estructuralista es posible profundizar respecto a su relación y sus diferencias con el discurso construccionista social, tanto en su nivel investigativo como en su nivel interventivo. Como resultado de esta revisión conceptual se delinean relaciones de inclusión en las narraciones como manifestación de relatos socialmente significativos, y se plantean algunas ideas del discurso como matriz de producción para los relatos, los cuales generan narraciones con sentido dentro de las relaciones humanas.

Palabras clave: Relato, Narración, Discurso, Estructuralismo, Construccionismo social.


ABSTRACT

This paper shows the preliminar results and advances from research project “Understanding structuralism and post structuralism theories about development of -self narrator-, inside of the social constructionist approach”. Within the social constructionist speech, narration and story terms are frequently and significantly used. From common use in structuralism speech is possible to deepen in its relationship and differences with social constructionist speech, both in its research and intervention level. As a result of this conceptual revision, inclusion relationships like manifestation of socially significant stories are delineated, and some ideas about speech like matrix of production for stories are considered, which generates narrations that make sense inside the human relations.

Keywords: Story, Narration, Speech, Structuralism, Social constructionist.


 

 

Introducción

A lo largo del proceso de recolección de información sobre los elementos constitutivos de la teoría literaria estructuralista -que corresponde a la sistematización de las citas que a nuestro modo de ver son las más importantes dentro del enfoque y que guardan una relación cercana con la conceptualización que el construccionismo social hace de los conceptos involucrados, que inician a partir de una retrospección histórica del movimiento (Eagleton, 1994), en el cual se esbozan los constituyentes más generales del estructuralismo en el campo de la literatura, hasta los importantes aportes de Ducrot (1971) al momento de retomar los postulados de Todorov en relación al concepto de poética y de género literario-, como uno de los momentos claves de la investigación comprensión de las teorías literarias estructuralistas y postestructuralistas en el desarrollo del yo narrador dentro del enfoque construccionista social, se han encontrado dos conceptos que guardan una estrecha e importante relación, tanto en la caracterización misma del enfoque como en el interés investigativo que tienen estos conceptos para la comunidad académica. Son estos conceptos la “narración” y el “relato”.

Estos conceptos constituyen una buena parte del discurso construccionista social y a pesar de ello, con toda la relevancia en los campos social y terapéutico, no se encuentran distinciones en cuanto conceptos diferentes –se abordan en algunos sentidos e interpretaciones como sinónimos-, sobre todo cuando su lectura pasa por alto esas pequeñas diferencias, haciéndolas poco significativas. Esta perspectiva conceptual está imbricada directamente con el planteamiento del problema del proyecto de investigación, el cual se centra en ¿Cómo las teorías estructuralistas y postestructuralistas provocaron el cambio al conocimiento narrativo en el enfoque construccionista social?

En este artículo se hace alusión particularmente a la teoría estructuralista, ya que dentro del proceso de la investigación se toma este modelo literario para realizar una primera aproximación a las teorías literarias, por lo cual el proceso de relación entre categorías está centrado en la teoría construccionista, por un lado, y la teoría estructuralista, por el otro. La correspondencia de los discursos expuestos aquí permite, a través de la teoría literaria estructuralista, hacer un acercamiento conceptual a los términos ya mencionados con el fin de reconocer sus diferencias y su aplicación dentro del construccionismo.

Teniendo en cuenta que el construccionismo da cuenta de la construcción de la realidad como un fenómeno social, las narraciones, por ende, hacen parte del proceso por medio del cual el sujeto se construye en sociedad y construye al mismo tiempo su realidad; se comprende por ello la afirmación de Gergen (1994): “Las narraciones del yo no son impulsos personales hechos sociales, sino procesos sociales realizados en el enclave de lo personal” (p. 259).

Además de esto, el lenguaje cobra relevancia dentro del enfoque construccionista social principalmente obteniendo su significado a través de las pautas de relación en las que se encuentra inmerso el sujeto; por lo tanto, la narración como fenómeno social a través del lenguaje permite dar cuenta tanto del sujeto como de la realidad.

De este modo, en las siguientes citas se muestran las diferentes definiciones y características del concepto de narración, que, entre otras cosas, aparecen en los textos consultados con más frecuencia que los remitidos al de relato; sin embargo, estas últimas referencias mantienen el buen tono del relato como concepto y no como una mera referencia casual derivada de la narración.

Para comenzar, es posible evidenciar el uso de los dos términos en niveles distintos, lo que permite asumir la existencia de diferencias así como de complementariedades entre uno y otro. Basta un ejemplo: “...la narración del cliente está, al fin y al cabo, tejida con la liviana materia de los relatos cotidianos: plena de extravagancia, de metáfora, de ilusiones y recuerdos distorsionados” (Gergen, 1994, p. 290). Gergen permite con esta afirmación pensar la posibilidad de que uno de los términos, “relato”, contenga al otro, “narración”, cuando hace alusión al tejido de la narración a partir de la materia de los relatos. Esto será profundizado más adelante.

Así como dentro del discurso construccionista social son utilizados esos dos términos, en el discurso de la teoría literaria estructuralista se ha encontrado referencia tanto a la narración como al relato, mostrando con ello la existencia de una correspondencia de conceptos que, por ser relación de complementos, simultáneamente acude a sus diferencias significativas, como a su inseparatividad, sobre todo cuando se habla del orden temporal y del orden lógico en los textos literarios. En este punto es muy valioso establecer sus conexiones. Si el orden temporal alude a la relación más allá de las causas y consecuencias, es decir, la posibilidad de establecer la intriga en las narraciones (Ducrot, 1971), y el orden lógico establece las relaciones consecuenciales de los actos y acciones de los personajes dentro del relato (Ducrot, 1971), se muestra, por ende, que en la expresión de relato y narración se postulan las características de dichos órdenes.

Establecer los límites de cada concepto, su relación y sus diferencias, permitirá al construccionismo una rigurosidad conceptual necesaria en la ciencia en cuanto literatura para su estudio y su propia construcción. Dicha claridad en los conceptos permitirá fortalecer también la investigación propiamente dicha, que surge de los planteamientos construccionistas y que tiene como objetivo soportar y constituir la teoría existente, lo cual lleva a la creación de nuevas formas de construcción de lo real. Así mismo, la investigación formativa toma un rumbo distinto al asumir los conceptos con sus limitaciones y sus posibilidades, consiguiendo resultados distintos; uno de ellos, el acercamiento con una visión más amplia a la teoría, que permita una aplicabilidad más productiva y con mayores fundamentos.

En el orden de los contextos terapéuticos y de intervención psicológica, la concepción de las narraciones es un punto importante, dado que es el material con el que se trabaja, al mismo tiempo que un elemento sobre el que se buscan transformaciones para maximizar el desarrollo de los sujetos. Por lo tanto, comprender tanto lo que son las narraciones, como lo que son los relatos, refinará los focos de trabajo y las maneras de intervenir que hasta ahora se tienen.

A partir de una mirada sobre el uso que se le da a los conceptos dentro del discurso construccionista se percibe que, en algunos momentos, las distinciones entre ellos se pueden asumir por encontrarlas en órdenes diferentes, como en la afirmación de Gergen (1994) mencionada antes. Sin embargo, en otras ocasiones no es fácil encontrar diferencias entre uno y otro concepto, por ejemplo:

En la medida en que explicamos nuestras propias acciones y los sucesos humanos que ocurren a nuestro alrededor, principalmente bajo la forma de una narración, relato o drama, es concebible que nuestra sensibilidad a la narrativa proporcione el principal vínculo entre nuestra propia sensación del self y nuestra sensación de los demás en el mundo social que nos rodea (Bruner, 2004, p. 78-79)

En esta oración aparecen los términos narración, relato y drama como sinónimos, expresando una misma cosa, o por lo menos no se hacen distinciones de ningún tipo a la hora de referirse a uno de ellos. Lo que sí es claro es que ninguna acción, ningún proceso humano escapa de los conceptos referidos; la vida entera no se expresa con una sola narración subsumida a un relato: es la narración contenida en el relato (y sus infinitas posibilidades) la que refiere la vida, la que permite sus acciones, la que indaga y sostiene los actos cotidianos.

En la siguiente afirmación, sin embargo, y como una aproximación subsecuente de la cita anterior, pareciera existir una diferenciación entre el relato y la narrativa –entendiendo “narrativa” como perteneciente a la narración–: “En el ámbito de la narrativa y de la explicación de las acciones humanas, pedimos en cambio que, mediante la reflexión, el relato corresponda a alguna perspectiva que podamos imaginar o ‘sentir’ que es correcta” (Bruner, 2002, p. 61). Aquí aparecen nuevamente dos niveles dentro de la misma frase, parece que la narración estaría dando cuenta del relato.

Como ya se mencionó, existen varias definiciones de narración y varias caracterizaciones del término en el discurso construccionista. Para Bruner (2002) “La narración trata… del tejido de la acción y la intencionalidad humanas… Puede incluso enseñar, conservar recuerdos o alterar el pasado” (p. 63); para Gergen (1994) “…las narraciones son recursos conversacionales, construcciones abiertas a la modificación continuada a medida que la interacción progresa” (p. 234).

Para los dos autores las narraciones son modificables, tienen un sustrato temporal, evidencian acción -es decir, movimiento en el tiempo y en el espacio- y, así mismo, son construcciones sociales. Del mismo modo, apelan al orden temporal y lógico esbozado arriba para dejar claro que la narración no es una rueda suelta en el proceso de construcción social. Obedece, en el caso de Bruner, al proceso de intención humana, que va más allá del narrar, que imprime un sello característico al tejido narrado; esto es, a un relato que da forma a la narración. Caso parecido el de Gergen, que subsume, como en el caso de Bruner, ya no la narración a la intención humana sino a la interacción misma. Quizás estos dos elementos (intención e interacción) como parecidos en su carga temporal, pero con una diferencia cualitativa: la intención como el objetivo propio de una relación mediada por el lenguaje y la interacción como el acto encarnado en los personajes involucrados en esa relación.

El plano temporal, entonces, es muy importante en su relación con los conceptos de relato y narración. Para White (1993) “…la temporalidad, es una dimensión crítica en el modo narrativo de pensamiento, pues en éste los relatos existen en virtud del tiempo. Esta secuencia lineal de los eventos en el tiempo es necesaria para que se pueda dar un relato ‘con sentido’. Las historias tienen un principio y un final, y entre estos dos puntos transcurre el tiempo” (p. 93). De esta manera, es posible afirmar la temporalidad como una característica de las narraciones, al tiempo que toma en cuenta la distancia que existe entre los conceptos. Aquí la diferencia indica nuevamente inclusión, como si los relatos estuvieran incluidos en el modo narrativo de pensamiento; es decir, éste último da cuenta de los relatos.

Al referir la narración como acción, en términos de relación entre enunciados y enunciaciones, se admite la existencia del sujeto como constructor de aquella, de manera que no es la narración una forma objetiva de dar cuenta de una realidad externa – lo que iría en contradicción con los principios construccionistas –, sino que es una construcción que hace un sujeto desde su postura particular: desde este punto de vista, las narraciones, más que reflejar, crean el sentido de “lo que es la verdad” (Gergen, 1994).

De lo anterior, y respecto a los relatos, Gergen (1994) afirma que “…tanto en la ciencia como en la vida cotidiana, los relatos hacen las veces de recursos comunitarios que la gente utiliza en las relaciones vigentes” (p. 235). Aquí es importante mencionar que, al hablarse del relato como recurso, éste muestra, como un juego prismático, combinaciones casi infinitas en el modo como se expresan las narraciones; no hablar de recurso en el relato impediría la coherencia de la narración.

 

Método

Tipo de investigación

El proyecto de investigación Comprensión de las teorías literarias estructuralistas y postestructuralistas en el desarrollo del yo narrador dentro del enfoque construccionista social está centrado en una metodología de corte cualitativo en el que los procesos de referencia epistemológica se ubican en la toma de conciencia por parte del investigador social frente a las realidades con las que trabaja (González, 2000). De este modo, y como manifestación del sentido del abordaje de los textos involucrados en esta investigación,

La ciencia no es sólo racionalidad, es subjetividad en todo lo que este término implica, es emoción, individualización, contradicción, en fin, es expresión íntegra del flujo de la vida humana, que se realiza a través de sujetos individuales, en los que su experiencia se concreta en la forma individualizada de su producción (González, 2000, p. 18).

Frente a las condiciones de la investigación documental, como expresión metodológica concreta de este proyecto de investigación, Delgado (1997) menciona que una de sus principales virtudes la posibilidad de que se sitúe dentro del significado histórico, de tal forma que sus procesos de comprensión son más eficaces y centrados en las características de su enunciación. En este orden de ideas, el trabajo básico de este tipo de investigación es el tratamiento sobre documentos. Erlandson et al, citados por A. Delgado (1997), afirman que: “el término documento se refiere a la amplia gama de registros escritos y simbólicos, así como a cualquier material y datos disponibles” (p. 120). Para ser más exactos con el tipo de documento, se optará por la perspectiva de Almarcha y otros (citados por A. Delgado, 1997) cuando enuncia los documentos literarios como libros, memorias oficiales, obras literarias en general, etc.

Por último, respecto a la investigación documental se puede hacer referencia global a sus ventajas sobre otros métodos de investigación cualitativos y cuantitativos. Estas ventajas están integradas en cuatro formas: el bajo costo del material informativo; la no reactividad, pues el texto es una producción en contextos de interacción social; la exclusividad de algunos de estos textos, cuando la tarea de encontrarlos se hace difícil si no imposible; y la historicidad, que para efectos del presente proyecto de investigación circunscribe el texto literario a las condiciones de enunciación social, así como al registro de la memoria de las transformaciones en el cual se ven implicadas las comunidades de sujetos.

Documentos

Siendo esta una investigación de tipo documental, se utilizaron varios capítulos de diferentes autores representativos, tanto para la teoría literaria estructuralista como para el enfoque construccionista social. En la Tabla 1 se describen los textos por autor, año, editorial y páginas revisadas, y el orden está dado por la manera como se sistematizaron los documentos:

 

Tabla 1. Relación de textos revisados

 

Procedimiento

Para el tratamiento de los diversos textos abordados, no sólo de la teoría literaria estructuralista sino del construccionismo social (que en relación a los textos estructuralistas fue menor dada la concreción de los postulados contenidos en los documentos construccionistas), se utilizaron tres niveles de matrices, así:

El primer nivel de matrices se dedicó a la descripción textual de las afirmaciones de los textos. Y luego se colocó la posible relación con las categorías construidas. Este momento de sistematización se orientó a identificar tres grandes categorías: principios del estructuralismo, conceptos sobre narración y conceptos sobre narrador. A su vez, cada una de estas categorías estuvo conformada por tres subcategorías: conceptos relacionados, conceptos metódicos y características generales de la categoría involucrada.

Luego de esta relación primaria, el segundo nivel de matrices se enfocó en describir, de acuerdo a cada teoría utilizada y a cada categoría, el conjunto total de las afirmaciones encontradas en los textos. De este modo se compiló el conjunto de afirmaciones, otorgando visualmente un sentido global a los textos antes trabajados de forma separada.

El tercer nivel de matrices dio cuenta de un cruce de las categorías por teorías, es decir, lo encontrado en la teoría literaria estructuralista y en el construccionismo social. Con este último nivel de interpretación se encontraron numerosas relaciones y aportes de la teoría estructuralista al construccionismo, sobre todo en aspectos como la constitución de las narraciones dentro de las relaciones sociales, distinciones de conceptos (como los que se abordan en este artículo), características estructurales del enfoque construccionista y atisbos sobre las posibles correspondencias del construccionismo social frente a la teoría literaria postestructuralista.

 

Resultados y discusión

Teniendo en cuenta estas referencias a los conceptos dentro del construccionismo social se puede hacer ahora una referencia a la teoría literaria estructuralista. Dentro de ella, como se mencionó anteriormente, se hace uso de los dos conceptos: “narración” y “relato”. Frente a esta discusión, Eagleton (1994) menciona que “Un aspecto importante sobre el cual se llama la atención es la diferencia entre narración –el acto o proceso de contar una historia- y relato, lo que realmente se refiere” (p. 131).

Eagleton (1994) aporta así a la discusión entre los conceptos una diferenciación clara. Hace referencia a la narración, entendiéndola como el acto de narrar, definición que corresponde con la que Genette (1972), citado por Eagleton (1994), hace de la narration: propiamente el acto de narrar.

De esta manera, se encuentra una similitud en lo mencionado desde construccionismo en sus acercamientos a la narración como un acto y un proceso, esto es, como una acción donde no se está implicando únicamente un sujeto que habla sino todo el lenguaje del que se da cuenta mientras se narra.

El acercamiento al relato indica que es “lo que realmente se refiere”; así, entonces, el “realmente” indica menos subjetividad de la que implica un acto. Una acción realizada por un sujeto es evidentemente subjetiva, en tanto está delimitada por él mismo en un tiempo y un contexto. Así mismo, el relato hace alusión a aquello a lo que se está refiriendo el sujeto en su narración.

El término “realmente” puede indicar en el planteamiento del autor una relación de verdad o una de verosimilitud. En cualquiera de los casos, el nivel en el que se ubica el relato es más amplio que el de la narración y va más allá de la delimitación subjetiva de quien narra. Esto teniendo en cuenta que la narración no se ubica exclusivamente en el sujeto, como lo menciona Gergen (1994), por no ser una construcción puramente individual, pues tiene un impulso y una relación social para ser. En ese sentido, vivimos en los relatos y damos cuenta de esas vivencias a través de las narraciones que construimos. Esto se puede resumir en la Figura 1.

Figura1. Relación entre relato y narración

En dicha figura, el rectángulo es el relato, un acontecimiento o una serie de acontecimientos en la vida. Cada uno de los círculos y óvalos da cuenta de una narración. Cada narración puede corresponder a un sujeto distinto o pueden ser narraciones de un mismo sujeto en un momento diferente. Así, algunas narraciones intentan abarcar todo el relato, otras se salen del relato y otras dan cuenta de una parte. Ciertas narraciones comparten aspectos del relato con otras narraciones, mientras que algunas son totalmente independientes.

Esta subjetividad que se ha encontrado respecto a las narraciones puede mirarse en relación con las “visiones” que menciona el estructuralismo: “Las visiones conciernen a la manera en que el lector es informado de la historia y por lo tanto a la manera en que el narrador la percibe” (Ducrot, 1971, p. 151). De esta manera, existen múltiples percepciones acerca de un mismo relato y cada narración refiere una visión distinta.

Se incluye allí la posición del narrador como personaje involucrado en el relato o como narrador omnisciente. En caso de participar como personaje, el nivel de conocimiento que tiene de las percepciones de los otros personajes es limitado. Este aspecto, en el nivel interventivo, es relevante en tanto se conoce la narración del o de los consultantes, pero de acuerdo a lo antes mencionado, no con ello se conoce el relato total. En ese sentido, si existiera la necesidad de conocer el relato más ampliamente sería necesario acudir a varias narraciones, con lo que habría mayor información, sin ser objetiva ni absoluta.

Esta particularidad de las narraciones como formas de dar cuenta de los relatos y al mismo tiempo de constituir la realidad muestra que “(…) la modalidad narrativa permite llegar a conclusiones no sobre certidumbres en un mundo prístino, sino sobre las diversas perspectivas que pueden construirse para que la experiencia se vuelva comprensible” (Bruner, 2004, p. 48); así se da cuenta de los principios construccionistas que se asumen tanto en la investigación como en la intervención psicológica.

Por otro lado, existe un tercer concepto que puede entrar en la discusión acerca de los límites y diferencias, el de “discurso”, que podría, en un primer momento, asumirse igual a narración o relato. Al respecto se hará una pequeña aclaración.

Se encontró que el discurso, según Eagleton (1994), es el “lenguaje aprehendido como expresión o manifestación que abarca a sujetos que hablan y escriben” (p. 141). De esta manera, es más amplio que la narración y más abarcador que el relato. En cierto modo, el discurso contiene tanto las narraciones como los relatos. Del mismo modo que los dos conceptos iniciales, no existe un único discurso sino que existen varios, dentro de los que nos encontramos inmersos socialmente y que se instauran en nuestras vivencias cotidianas. Así, existe el discurso moral, el discurso psicológico, el discurso de la sexualidad, etc. De acuerdo con lo anterior, así como las narraciones se construyen partiendo del material de los relatos, también lo hacen con el material de los discursos. Esa interacción -en la que se imprime la interacción social- es constitutiva de las narraciones de los sujetos (González, 2005).

En suma, existen tres conceptos que el construccionismo social utiliza y que son también parte del estructuralismo literario. Estos son, narración, relato y discurso. A través del aporte que el estructuralismo hace al construccionismo, es posible ubicarlos en un orden de inclusión, con diferencias y correlaciones, tal como lo muestra la siguiente figura:

 

Figura 2. Órdenes de inclusión entre narración, relato y discurso

 

Esta aclaración permite entender que la narración es una acción que realiza el sujeto, pero que no es en ningún sentido individual sino social; el relato es la vida misma, los acontecimientos a los que se hace referencia; finalmente, el discurso es el lenguaje a través del que nos constituimos socialmente, el que interiorizamos siempre en referencia a los grandes temas que circulan históricamente. Es la armonía sutil entre las estructuras sociales que moldean sujetos, que propician y crean las estructuras sociales. Circuito permanente, cadena de infinitos eslabones que difieren en las formas de producción subjetiva.

 

Referencias

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Dirección para correspondencia
E-mail: luisgonzalez@correo.usta.edu.co / f_gonzalezg@yahoo.com.ar

Recibido: octubre 21 de 2005
Revisado: noviembre 4 de 2005
Aceptado: noviembre 11 de 2005

 

 

* Proyecto financiado a través de recursos del FODEIN - USTA
** Docente Facultad de Psicología, Director del Proyecto.

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