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Diversitas

versão impressa ISSN 1794-9998

Diversitas v.4 n.2 Bogotá dez. 2008

 

 

Hacia una expectante significación de las acciones humanas en Jóvenes Agrópolis

 

Towards an expectant meaning of human actions in Agropolis Youngs

 

 

Valentina Parra Ocampo*

Universidad Santo Tomás, Bogotá, Colombia

 

 


RESUMEN

El interés por plasmar en la realidad los estudios científicos propuestos desde el proyecto de investigación Discursos de la acción humana en la Psicología, que se empezó a realizar desde Waruma, el semillero de investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad Santo Tomás y el interés de generar a partir de éste una propuesta al proyecto institucional e investigativo Jóvenes Agrópolis que se desarrolla en el campo de Psicología de las Relaciones, Redes y Narrativas, de la misma Facultad, llevó a visualizar la necesidad de generar una estrategia que permitiera resignificar y comprender la juventud a partir de su realidad humana y no desde los prejuicios y los rótulos a los que la ciencia y la sociedad la han tenido sometida. Este artículo plasma los antecedentes que dieron lugar al Instrumento de Análisis para la Significación de las Acciones Humanas (IASA), el cual hace parte de la metodología propuesta para la comprensión de una juventud como Jóvenes Agrópolis.

Palabras clave: Juventud, Significado, Sentido, Acción humana.


ABSTRACT

The interest to shape in the reality the scientific studies proposed from the investigation project Discursos de la acción humana en la Psicología (Speeches of the Human Action in Psychology) and in the interest to generate from this project a proposal to the institutional project Jóvenes Agrópolis (Agropolis youngsters) that make educational of the Field Psychology of the Relations, Networks and Narratives of the University Santo Tomás, It take to visualize the necessity to generate a strategy that allowed to include/understand youth from their human reality and not from the prejudices and the labels to which science and the society have had it put under. This article presents the antecedents that gave rise to the IASA (Instrument of Analysis for the Meaning of the Human Actions) propose methodology for the understanding a youth like the one of young people “agrópolis”

Keywords: Youth, Meaning, Sense, Human action.


 

 

Introducción

Los medios de comunicación, los estudios “científicos”, las familias y el común de las personas constantemente están pensando la juventud como un problema que se debe resolver; de hecho, cuando un joven protesta y revela su inconformidad ante los discursos que se han creado en torno a él, es posible que enfrente la paradoja de que todos estos grupos humanos sigan confundiendo esa voz y esa manifestación como una “pataleta” más, como unas cuantas frases sin sentido que emite por su inmadurez o por su condición de “adolescente”. Cabe agregar que este es el riesgo que empieza a correr precisamente la joven que a través de este escrito se dispone a declarar realidades de la juventud.

Ha sido notorio que algunos adultos se preocupan por el rechazo y por la obstrucción que actualmente están causando diferentes intervenciones propuestas para los jóvenes, las cuales han sido realizadas por parte de mentes y realidades adultas; finalmente, quienes han cuestionado estas intervenciones puden sentirse como una voz de aliento. Éste es el caso de la Facultad de Psicología de la Universidad Santo Tomás, en la cual algunos de los docentes del campo de formación integral, Psicología de las relaciones: redes y narrativas, han estado explorando desde hace tiempo los terrenos de la juventud y, últimamente, sus experiencias se han encaminado al desarrollo del proyecto institucional e investigativo denominado Jóvenes Agrópolis (Cañón, Noreña & Peláez, 2004), el cual se ha enfatizado particularmente en una de las juventudes más olvidadas: la juventud de los contextos rurales.

El proyecto Jóvenes Agrópolis parte de una Psicología que está dirigida al cambio y se enfoca en la investigación y en la intervención de los profesionales, las autoridades municipales y las personas que desempeñan roles de intervención con los jóvenes del sector rural, quienes tienen una concepción tradicional del joven, la cual está centrada en características particulares relacionadas con dificultades, maduración y edad (Cañón, et al., 2004).

De alguna manera, unir fuerzas a la investigación en juventud fue posible a partir de los aportes teóricos y autorreferenciales que, como autora, consideraba relevante realizar a partir de la experiencia investigativa que se venía construyendo desde el inicio del pregrado con el proyecto de investigación Discursos de la acción humana en la Psicología, la cual ha resultado interesante y enriquecedora para los docentes que desarrollan la investigación sobre Jóvenes Agrópolis. Aportar a un proyecto institucional como Jóvenes Agrópolis exigió iniciar todo un estudio del mundo complejo (Morin, 1996) que se desarrolla en torno a los jóvenes. Lo anterior llevó a entender que han sido tantos los estudios que se han hecho a este respecto, que es posible estar de acuerdo con el hecho de que ha existido una práctica cultural de producción de conocimiento sobre la juventud, cuyos discursos han determinado, organizado y regulado lo social y, por consiguiente, han tenido reales efectos y prácticos, que han marcado relaciones de poder en la historia (Departamento Administrativo de Acción Comunal del Distrito [DAAC], 2000).

Sus consecuencias han ido más allá de una mera cuestión de conocimiento, puesto que han actuado en la conformación de la realidad como un hecho político. Se ha encasillado al joven en una visión que, de alguna manera, ha llevado a que se generen metodologías inadecuadas para el trabajo con jóvenes y poca confianza para aprovechar sus potencialidades y apoyar sus iniciativas (Cañón, et al., 2004).

De igual forma, es posible afirmar que se ha creado un conocimiento, pues, como se afirma en los documentos del DAAC (2000), el hecho de ser joven se ha relacionado con las representaciones, las imágenes, las palabras, las clasificaciones y las historias que cuentan y proponen las industrias culturales. Estas industrias combinan diferentes circunstancias socioculturales y dan lugar a nuevas estructuras, objetos o prácticas, en el proceso de hibridación del que habla García Canclini (1997) y que podría conformar lo que, por ejemplo, hoy en día se conoce como “culturas juveniles” o las diferentes modas materiales, estéticas, actitudinales, lingüísticas, entre otras, que el joven, e incluso un adulto, de forma consciente o inconsciente cree que debe asumir, como una forma de “sobrevivir” a las demandas del “mundo” o de su contexto. Ahora bien, ha sido tanta la presión por marcar y por rotular al joven que se han podido definir acciones e identidades en él, esto es, se ha llegado hasta el punto de que la misma juventud lo ha asumido después de tanta “insistencia” y marcación.

Este panorama de la juventud era parecido al que se encontraba en el intento de comprender el abordaje que la Psicología hacía de la acción humana. Esta categoría se encontraba inmersa en tantas perspectivas, enfoques, epistemologías y, por lo tanto, discursos psicológicos, que hacía que acercarse a ella tuviera una gran marca de complejidad (Parra, 2006). Por estas razones fue necesario indagar y construir una forma que permitiera un acercamiento a fondo en los terrenos de la acción humana, incursionando en los diferentes ambientes en que había sido recreada para lograr comprenderla y, de alguna manera, “rescatarla”.

En consecuencia, tanto la ciencia como la cotidianidad han influenciado el dilema de una juventud que ha resultado denigrada, ahogada, anclada y mal entendida, lo que se devela en el hecho de que en la actualidad son pocas las políticas de juventud conocidas, aceptadas y, por lo tanto, adoptadas por los jóvenes. Se notan demasiadas falencias en la forma en que éstos han sido intervenidos en las instituciones educativas por sus docentes y directivas; asimismo, se han percibido desatinos en la forma en que son tachados en la sociedad y, muchas veces, en la disposición que sus propias familias tienen con ellos.

De esta manera, la propuesta que se genera es la de ahondar en significados y en sentidos para, a partir de éstos, acercarse a la comprensión de los jóvenes desde su voz y su realidad, sobre todo, teniendo en cuenta que el abordaje de significados y sentidos llevaron al encuentro y a la comprensión de discursos sobre la acción humana. También es importante aclarar que la juventud se comprende como una cuestión humana, y aunque la acción humana es una categoría conceptual, es coherente afirmar que a través del significado y el sentido se accede a lo que sucede con los humanos y entre humanos en las construcciones de la realidad (Moreno, 2005), por lo cual es posible entender que abordar el significado y el sentido ha permitido visualizar y comprender las acciones humanas, en este caso, las de los jóvenes.

Abordar la acción humana va más allá del comportamiento que la sociedad ve en el joven. Si se hace referencia a una acción humana es posible interiorizar en el ser y hacer de un humano (Parra, 2005), sin quedarse sólo en la biología, en una concatenación de movimientos o en un ABC de la conducta que es observable. En efecto, la acción humana va más allá de lo que simplemente se ve, puesto que ella está constituida de sentimientos, pensamientos y emociones con significación y, a su vez, se relaciona, se construye y se exterioriza con otros sentimientos, pensamientos y emociones, que se realizan y develan a través de la acción humana.

Ante todo, el joven es un ser humano que habita en diferentes contextos y en cada uno de éstos, con cada grupo que se relaciona, construye realidades que lo forman de maneras específicas. La ciencia y la cotidianidad no pueden seguir pretendiendo que es posible definir al joven a partir de un estudio que se le realizó a un grupo específico de ellos y, que por lo tanto, es posible conocerlos en su totalidad, o que de un mismo estudio se pueden hacer extrapolaciones para la comprensión de cualquier otro grupo juvenil.

Desde esta perspectiva se construyó un sistema conceptual interdisciplinar sobre juventud, significado y sentido que dio lugar a una metodología que le permitiera y facilitara al proyecto institucional Jóvenes Agropolis comprender sus acciones humanas. El alcance de este objetivo es lo que hoy en día ha permitido que el Campo de Psicología de las relaciones, redes y narrativas y especialmente el proyecto Jóvenes Agrópolis cuenten con un marco conceptual especializado y un instrumento metodológico específico para los fines y presupuestos de la investigación. También se espera que esta propuesta investigativa de la significación de la acción humana, contribuya a la construcción de conocimiento de todos aquéllos que se han dispuesto y se disponen a intervenir y a relacionarse con jóvenes.

 

El mundo que alucina en torno a la juventud

La adolescencia que ya no es y “nunca” fue

El término o categoría de adolescencia se ha usado principalmente en la Psicología, específicamente en sus planteamientos y teorías de la evolución, del crecimiento, el desarrollo y, por ende, en el ciclo vital de los seres humanos. Es importante no desconocer que existen cambios y formaciones de orden biológico-hormonal que permiten especificar el momento en que un ser humano empieza a ser joven, lo cual, desde el sentido fisiológico, trae consecuencias que definen parte de su psicología. Sin embargo, en esta edad biológica que se inicia en el ser humano se agregan nuevas cuestiones que están en el nivel sociocultural y por las que resulta difícil definir el periodo que ha sido denominado adolescencia.

Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CECEPALAL, 1996) no se puede hablar de una juventud homogénea. Según sus formas de vida, cada país establece las edades que abarca el periodo de la juventud, al cual atribuyen la época en el colegio, en los pregrados, cuando se empieza a trabajar, cuando se decide casarse y en el momento que se comienza a formar una familia. Sin embargo, es bien sabido que en la actualidad hay en el mundo niños que trabajan, así como jóvenes, definidos por edad, que ya son padres o que están por serlo. Por ello para la CEPAL (1996, p. 16) ha resultado “difícil establecer límites analíticos, claros y permanentes con respecto a la juventud. Más aún, no son igualmente válidos para todos los países, ni grupos sociales”.

Para Casanova (2005), la señalada adolescencia en el mundo es entendida como “una crisis de la cual nos preparamos para reprimirla y con todo lo que hacemos para evitarla logramos que suceda” (p. 2). La adolescencia es una referencia que de hecho limita, genera prejuicios y denigra la comprensión de la juventud, en la medida en que lo adolescente define lingüísticamente y representa interdisciplinarmente a un sujeto que adolece, que se busca y no se encuentra, que no es capaz y que le falta. Tal vez, lo que ha hecho falta a primera vista es evidenciar que, aunque se tiene la visión de que hay algunas cosas que los jóvenes dicen, hacen y, por lo tanto, manifiestan aparentemente “sin sentido”, no se cae en la cuenta de que eso “sin sentido” está intentando decir algo.

Al mismo tiempo, lo adolescente desde la psicología ha clasificado una visión anormal y patológica. Pero, como lo plantean Aberasturi y Knobel (1999), señalar el límite entre lo normal y lo patológico en la adolescencia resulta contradictorio, en la medida en que las conmociones de ese periodo de la vida son de esperarse, son algo normal, si se tiene en cuenta que biopsicosocialmente el adolescente empieza a forjarse en un mundo adulto, puesto que se empieza a desprender de un mundo infantil.

La definición del concepto de adolescente como un sujeto que atraviesa una etapa de la vida establecida dentro de un rango de edad que determina rasgos fisiológicos y psicológicos caracterizados por la inmadurez, la turbulencia y el total desajuste, resulta bastante cuestionable cuando se encuentra que:

[...] esas características se manifiestan a su vez, en otros momentos de la vida, donde las personas también se enfrentan a la emergencia de crisis, rupturas, cambios y desequilibrios que hacen de la existencia un complejo dinámico en constante conflicto y por tanto, impregnado de vitalidad (Rapacci & Ocampo, 2001, p 23).

Es importante tener claro que a lo largo de la vida de los seres humanos siempre van a existir dificultades. Con base en lo anterior, resulta importante no referirse nominalmente a la adolescencia, sino a la “juventud”.

Una juventud que es más que “juventud”

La “Ausencia de futuro”, de Rodrigo Parra (2003); la “...Prisa por vivir” de Gerardo Castillo (1996); la “...Esperanza del mañana o amenaza social”, de Adalberto Gómez (1992), aquellos “...culpables de todos los males” del Programa de Liderazgo Juvenil de la ciudad de Manizales (2002) y “esa palabra que no nombra nada”, de Bourdieu (1985) han sido algunas de las denominaciones que han acompañado las creencias, las definiciones y las significaciones construidas en torno a la juventud. Al respecto, Martín-Barbero, dice:

Hoy los psicólogos, los antropólogos y los sociólogos, que sólo creen que existen niños y adultos, no pueden de ninguna manera afectar una identidad media, una identidad que no es ni de niño, ni de adulto. Evidentemente, como la clase media, el joven no existe, no puede tener identidad, es simplemente un lugar de paso, una transición. Pero cuando esa transición se espesa, grita y patalea, vamos empezando a pensar que allí hay una identidad del pataleo y de la furia, que no es ni la del balbuceo de los niños, ni la del silencio de los adultos y los ancianos (Martín-Barbero, 2000, pp. 38-39).

A este panorama se podría responder afirmando “la juventud es más que una palabra” (Margullis & Urresti, 1996) y es más que biología de cambios fisiológicos, más que una etapa evolutiva, más que un periodo entre edades. Cuando se habla de la juventud, es necesario recordar que los adultos que opinan sobre ella alguna vez lo fueron o en el fondo desean seguirlo siendo CEPAL (1996).

Es necesario que todas esas perspectivas asimilen la cuestión de que no son los adultos quienes han estado construyendo un mundo que le van a dejar a la juventud, pues aunque a lo largo de la historia se ha hablado de épocas y generaciones, es claro que el mundo siempre ha estado y estará en un continuo cambio. Entonces, es necesario que la sociedad, las políticas, las ciencias, entre otras, acepten que ya no son los únicos líderes o ídolos de la infancia, ese momento de la vida en el que ser “grande” pareciera inalcanzable. Cuando se es niño también se participa en la construcción del mundo, se puede opinar y hacer frente a lo que se ve, ya que se escucha lo que sucede, aunque los adultos crean que todavía los niños son muy pequeños para entender.

En este sentido, más que una juventud acompañada de ambivalencias, de búsquedas y de contradicciones hay que cuestionarse para qué seguir problematizándola tanto, si tales experiencias son normales, suceden y atraviesan constantemente la vida humana. Más que el adolescente y la juventud en conflicto, es el mundo el que se encuentra así.

“Agrópolis” de una juventud

En un intento por acercarse a la comprensión de jóvenes agrópolis se ha podido indagar que agrópolis representa la síntesis campo-ciudad, la armonización estructural de estas dos entidades, lo que obedece a una concepción planetaria del asentamiento humano que se construye a partir de principios humanísticos, con conciencia de lo territorial, dentro de la tensión dialéctica campo-ciudad (Morales, 2003).

La agrópolis estará regida por reglas de ruralidad y urbanidad que buscan crear un hecho superior de naturaleza, civilización y cultura. La configuración resultante será saludable, dejará de ser dañina para el territorio, hostil para sus habitantes y letal para la vida. Por definición, la agrópolis ha estado destinada a rescatar el agro, replantear las sociedades, cuidar y fomentar el medio, restablecer flora y fauna, mejorar el paisaje y suavizar el ambiente psíquico y social en que vive y se mueve el ser humano.

El concepto de jóvenes agrópolis implica una idea con la cual se trata de apuntar a la utopía, entender racionalidades de campo y ciudad sin divorciarlas, sino reconociéndolas y desentrampándolas (Comunicación personal con Óscar Cañón, 17 de marzo de 2006). Con base en lo anterior,jóvenes agrópolis conlleva una concepción particular de la juventud rural, que intenta darle un reconocimiento y una oportunidad a esas comunidades y grupos de juventud, pues los considera importantes e interesantes para la sociedad y para el desarrollo del campo.

Los jóvenes agropolis se han encontrado ante las necesidades y las curiosidades de explorar un mundo, de acceder a la ciudad como una fuente de desarrollo y de oportunidades; pero la intención es que estos jóvenes que pertenecen y proceden de una ruralidad (agro) no la dejen, sino que, por el contrario, se puedan quedar o volver a su contexto rural, para que logren desarrollarlo y potenciarlo a partir de lo que la ciudad (polis) ha podido otorgarles. Sin olvidar que, así como la ciudad les ha otorgado, ellos también, desde sus experiencias en lo rural, han favorecido aprendizajes en quienes proceden de la ciudad.

Como complemento, Flórez (1999) plantea que una política social para la juventud, inscrita en una sociedad modernizante, no puede considerar que el joven está inscrito a un solo mundo de vida; concebir que los jóvenes son una unidad, y como tal, sujeta a generalizaciones y predicciones; aunque existan algunas constantes, no puede concebir que el mundo de la vida que la juventud quiere y ama es una categoría acabada, sino que, por el contrario, es dinámica. Entender que la construcción del mundo para el joven no debe ser pensada desde el adulto, pero sí cuidar y garantizar que éste no le deje deudas que coarten su posibilidad de expansión y desarrollo.

En definitiva, intentar definir la juventud no resulta suficiente para entenderla; descifrar quiénes son los jóvenes y qué los caracteriza es definitivamente una posibilidad que parece disiparse (Rapacci & Ocampo, 2001); cada vez que se le intenta atrapar en una definición, la cual por pretender dar cuenta de unos aspectos, no da cuenta de otros que son igualmente constitutivos. Pareciera que el hecho de ser joven es no dejarse atrapar, y tal vez sea la primera pretensión a la que hay que renunciar, a hacer definiciones que más que favorecer, encasillan y reducen.

Existen variadas formas de ser y estar en el mundo, y desde esta pluralidad se debe valorar la diversidad juvenil. Actualmente, existen múltiples maneras de ser joven, distintos intereses, preguntas y búsquedas, así como diferentes formas de expresarlas. Por lo anterior, la juventud debe ser comprendida desde los significados y los sentidos, en la medida en que acceder a los significados implica acceder a las expresiones, a las cercanías que a través del sentido orientan, distinguen, diferencian y le dan un valor a lo que se manifiesta, en los ecos, la voz y el hacer de una juventud.

 

La necesidad de significados y sentidos

Teniendo en cuenta que en la investigación se generó un engranaje de significados y de sentidos con juventud, es importante develar que la diferenciación inmediata que se puede realizar de las dos categorías es que desde concepciones tradicionales se caracteriza al significado como inmanente, estable, referencial y conceptual, en contraste con lo trascendente, valorativo e histórico que aplicaría para el sentido.

Para Moreno (2005) la distinción del significado y del sentido ha correspondido, por un lado, a la permanente delimitación entre lingüística y semiología, instaurada con el planteamiento saussureano y, por otro, a que el significado y el sentido han sido dispuestos e incluso necesarios para la Filosofía, las Ciencias Humanas y Sociales, en la conformación de niveles analíticos y comprensivos de los fenómenos que se proponen estudiar, para que éstos puedan ser abarcados con mayor profundidad. Así, el significado y el sentido no solamente corresponden a una propiedad lingüística o semiológica, sino que también y, de forma relevante, el significado y el sentido han participado en explicaciones de la esfera humana.

El acceso y los intentos por conocer y comprender la juventud no han sido abarcados desde una sola perspectiva. Fue importante que desde la Psicología se profundizara esencialmente en una mirada social y a través de un puente interdisciplinar se acogiera la sociolingüística, la sociología del conocimiento, la filosofía del lenguaje y lo que en lingüística se ha denominado teorías del discurso y la enunciación, las cuales contribuyeron a hacer parte de ese sistema conceptual de juventud, significado y sentido.

En Psicología, las conceptualizaciones, que han sido tradicionales sobre el significado y el sentido, se presentan a través de diferentes posturas epistemológicas que han transitado la mirada neurocíentifica-cognitiva de Luria, la socioconstructivista de Vygotsky, Haste y Bruner, De Zubiria y Donaldson, pasando por algunos principios comunicacionales de Black y Deese, que han dado lugar a una perspectiva social en la que Gergen realiza algunos postulados tradicionales del significado y el sentido.

Según Moreno (2005), desde el giro lingüístico, en la Filosofía hay dos tradiciones más sobresalientes a partir de las cuales se han explicado el significado y el sentido. La primera corresponde a las teorías de la referencia que han estado infundidas desde paradigmas positivistas y neopositivistas, en los cuales, a su vez, sobresalen los mentalismo del primer Wittgenstein (Rodríguez, 2002). La segunda tradición se concentra en explicar los usos del lenguaje, contemplándolo como actividad; aquí se ubican las teorías de Bloomfield, Morris, el segundo Wittgenstein con su propuesta de los juegos del lenguaje, las teorías de los actos de habla de Austin y Searle y los planteamientos de Quine, Davidson y Grice.

Desde la Sociología de la ciencia, las diferentes propuestas de los procesos de significado y sentido, que coinciden en diferenciar la semántica literal, referencial y gramatical, de aquella enraizada en la pragmática, en la funcionalidad o en situación; han servido como punto de partida para argumentar que el desarrollo conceptual de las ciencias ha sido posible gracias a los procesos sociales, culturales y políticos, entre otros, presentes en la historia de una tradición científica particular (Wirth, 2004, citado por Bloor, 1998).

Siguiendo a Moreno (2005) lo interesante de ese argumento es que la influencia de lo histórico y lo social en el desarrollo conceptual no es meramente una cuestión que sólo acoge a la ciencia en un sentido objetivo. Si se mira más a fondo e incluso de una forma simple, se puede comprender que los conceptos y la ciencia en sí han sido, finalmente, creados, transmitidos, heredados, utilizados, denigrados o enriquecidos por seres humanos, puesto que todo lo histórico, lo sociocultural y lo político que los determina son una construcción humana. En este sentido, lo que lleva e interioriza una juventud en su vivencia depende del conjunto de experiencias históricas, socioculturales y políticas.

En una orientación definida hacia la Sociolingüística se ha justificado el significado, pero en relación con el sentido. El sentido, en su sistematicidad compleja (Luhmann, 1996), es el que ha aportado las referencias para comprender la manera en que los significados operan, valoran, anteceden, proceden, idealizan, legitiman y construyen, discursos. En consecuencia, sentido y pensamiento discursivo se han correspondido el uno al otro, mientras que el significado y el sentido se suplementan. Así, por ejemplo, podría imaginar a un sujeto particular que por medio de su habla realiza una conferencia política (como develación de significados), que no sería comprensible o carecería de “sentido” para el grupo social que la escucha, si no pueden identificar el país, y la ideología de aquel sujeto (conferencista), si no hay un conocimiento histórico de la vida de aquel personaje, si no hay unos ademanes en la forma en que se expresa, si no toma en cuenta algunos puntos de referencia que contribuyan a que pueda ser identificado por los demás.

Por otra parte, se puede abarcar la relación enunciado- enunciación, discurso, significado y sentido desde la línea de la lingüística. interesada en comprender la comunicación humana y social. Benveniste ha propuesto la enunciación como un proceso que ofrece al servicio de la comunicación humana las infinitas posibilidades lingüísticas (Lamíquiz, 1994). Finalmente, para Bajtin (1985) lo que se ha producido es un acto discursivo, en el que se encuentran los sujetos comprometidos en él, las circunstancias contextuales y las actitudes con respecto a los propios enunciados.

 

Algunas implicaciones de la acción humana

Como se ha enunciado, lo que permite el camino del significado y el sentido en los seres humanos es el conocimiento de las acciones humanas que realizan. Las comprensiones que hasta el momento Parra y Moreno (2005) han podido realizar sobre la acción humana, como categoría psicológica, se fundan en los diferentes autores que desde perspectivas psicosociales, principalmente, manifiestan la necesidad de asumir la acción humana para “el estudio apropiado del hombre” (Bruner, 1991), así como las “realidades y relaciones” (Gergen, 1996), que han llevado a la construcción inevitable de un mundo social. Estas miradas, al inscribirse en la explicación de la vida cotidiana y la marca de una historia, han caracterizado al sujeto fundamentalmente como un ser vivo que implica un “hacer que es al mismo tiempo, hacerse y ser hecho” (Martín Baró, 1990).

Así, en su recorrido, desarrollo y construcción en el mundo, los seres humanos han realizado intencionalmente sus acciones y han desarrollado la capacidad de autorreflexión, la conciencia de sí mismo y de los efectos de sus acciones (Gergen, 1996). De hecho, la mirada que de sí mismo se tiene es dependiente de las actitudes y de las acciones de los otros. De esta forma, los estados intencionales (Bruner, 1991) en los que se compenetran las cogniciones, emociones, sentimientos y, por ende, las relaciones emplazan los caminos de deseos, de pretensiones, de otras cogniciones, emociones, sentimientos y compromisos que orientan las acciones humanas.

Por medio del estudio de la acción humana se puede acceder a comprensiones más profundas del ser humano, teniendo en cuenta que la acción no parte del presupuesto de la persona como organismo que realiza movimientos o conductas que se mantienen por el hecho de ser funcionales o adaptativas. La acción humana va más allá, puesto que lo que a simple vista se alcanza a percibir no abarca todo lo que el ser humano hace. Más allá hay pensamientos, sentimientos y emociones lenguajeadas (Maturana, 1996), que se alimentan y se construyen en cada sujeto a partir de todas sus relaciones en una historia y en un presente social y cultural que se sigue proyectando.

A partir de estos planteamientos es que se ha empezado a proponer que se comprendan las acciones humanas, asumidas como el hacer y el ser de una juventud específica: los jóvenes agrópolis.

 

Las herramientas que posibilitan acercarse a las comprensiones

Desarrollar un sistema conceptual sobre las categorías juventud, significado y sentido en las obras de los autores que han teorizado al respecto en la Psicología, la Sociología, la Filosofía del Lenguaje y la Lingüística (teorías del discurso y la enunciación) llevó a emplear un método cualitativo con la estrategia de investigación documental, como mecanismos que garantizaran la comprensión de los jóvenes agrópolis a través del significado, del sentido y las diferentes miradas que de forma recursiva han intentado teorizar acerca de la juventud. También fue importante reflexionar acerca de las epistemologías de las disciplinas en discusión, desde los paradigmas emergentes, que generan enfoques y posturas orientados hacia la complejidad, lo que ha hecho posible el desarrollo de la investigación.

Para la recolección de la información y presentación de los resultados se utilizó el formato tipo RAE (resumen analítico especializado), que corresponde a una adaptación estratégica de los criterios para una investigación documental, en la que el análisis del discurso es la guía, que permite extraer la información fundamental de los textos trabajados y la hace manipulable.

 

 

 

 

 

 

 

Las tácticas

Esta investigación se desarrolló en tres fases. En la primera se definió la situación-problema, para lo que fue necesario revisar y analizar el proyecto institucional Jóvenes Agrópolis, en sus dos fases: “Lecturas psicosociales sobre jóvenes agrópolis por parte de diversos actores que los intervienen” (fase uno) y “Políticas municipales sobre juventud y su impacto psicosocial en jóvenes agrópolis” (fase dos). Posteriormente, fue necesario revisar y analizar los proyectos Discursos de la acción humana en la psicología y Acción humana en la Psicología. Investigaciones que encaminaron el desarrollo de la propuesta de aplicación del proyecto institucional Jóvenes Agrópolis.

En la segunda fase se seleccionaron y se clasificaron los materiales documentales enfatizando en autores representativos de la Psicología y de las interdisciplinas que en sus propuestas teóricas enuncian la juventud, el significado y el sentido. En cuanto a los criterios temporales y geográficos, se trabajó con documentos editados o reeditados en el periodo comprendido entre los años 1990 y 2006.

En la tercera fase se hizo el análisis y la discusión de resultados, comenzando por la clasificación de la información a través de los RAERAERAE, que permitieron reseñar y presentar los resultados, compuestos básicamente por información descriptiva y organizada de los capítulos específicos de los textos. La diversidad de información requirió, a su vez, de la realización de un ensayo, en torno al sistema conceptual de juventud, significado y sentido. Con esto se hizo posible generar la propuesta metodológica, dispuesta como el esquema de instrumento estratégico, que posibilita la investigación en pro de la comprensión de las acciones humanas de los jóvenes agrópolis.

 

Exploraciones finales

Haber forjado una estrategia diferente que ha podido apartar las mayores rotulaciones y los prejuicios para quienes se disponen a comprender diferentes aspectos de los jóvenes ha implicado prepararse, disponerse y respetar el terreno de lo que actualmente en el mundo se ha considerado juventud o parte de ésta.

Lo que resulta de asociar las categorías juventud, significado y sentido es la trascendencia de una significación, teniendo en cuenta que un significado sin sentido queda deshabilitado, sin valor, sin distinción y sin reconocimiento, lo cual, a su vez, hace que el sentido sin el significado quede de alguna manera invisibilizado, puesto que no se hace posible la manifestación del sentido sin la expresión del significado.

De los caminos del significado y el sentido se desprenden los denominados órdenes de significación que comprenden el orden de la imagen, que hace relevancia a implicaciones fisiológicas, estéticas y de manifestación visual del joven; el orden del contexto a través de los subórdenes socio-cultural, histórico e ideológico; y el orden de lo relacional que permite identificar las emocionalidades que constituyen los vínculos o que permiten descifrar que, aunque por poco tiempo, ha habido personas en la vida que dejaron inquietudes, huellas briosas o dolorosas marcas.

Los abordajes que se han realizado desde juventud acerca de la identidad, trascendieron en la investigación a la comprensión de “subjetividades en construcción” (Rapacci & Ocampo, 2000), al entender que el ser no es algo que esté fijo, sino que está en un hacer constante con los otros y a través de diferentes experiencias. Por lo tanto, se ha hecho posible identificar las “significaciones de vida”, nominación inspirada en la concepción existencialista de Frankl (1996), en la cual se establece que lo que se mantiene en la vida son muchas significaciones (circunstancias, emociones, sentimientos) que pueden resultar agradables o difíciles, pero que están ahí para recordar que se está “vivo”.

Con algunas claridades de lo que se puede comprender en los jóvenes, a través de la significación, ha sido importante tener en cuenta que lo que inicialmente permite el acceso a las significaciones es el lenguaje (Maturana, 1996), a través de las narrativas en actos conversacionales con los jóvenes. Un lenguaje que posee diferentes matices, que se vislumbran no sólo a través de las palabras, sino también de los tonos, de la voz, los gestos, los ademanes y los diferentes significantes que por medio de expresiones y atuendos se vislumbran en los cuerpos, en los lugares–territorios, en los que se encuentran o en los que construyen, así como en las diferentes estéticas que hacen posible la enunciación de una juventud.

Para acceder a la comprensión de esa subjetividad, es importante explorar cada etapa de la vida de un joven, desde las circunstancias que acarrearon los momentos antes de su nacimiento hasta su edad actual. Es relevante llevar al joven a través de los recuerdos y las memorias de su historia personal e intentar que el psicólogo que se dedica a comprender a un joven tenga la posibilidad de tener acceso a las personas más representativas que por mayor tiempo han rodeado su vida. Esto sería un apoyo y no la contradicción de pretender que sean precisamente otros los que sigan definiendo su realidad y hablando por él.

Desde todos los recorridos de significación, se ha podido vislumbrar cómo las acciones humanas no son solamente lo que permite acercarse y conocer las interioridades y las exterioridades de seres humanos como los jóvenes. Ha sido posible evidenciar que la acción humana atraviesa todo el recorrido de significación, puesto que las conversaciones implican acciones en el hacer y en el contenido de éstas. Lo que se teje mentalmente en los recuerdos son diferentes acciones que se acompañan de estados intencionales como emociones, como lo plantean Arciniegas, Jurado y Rodríguez (2005).

La estrategia metodológica abarca desde las implicaciones que requieren ser tenidas en cuenta para el trabajo de los investigadores con jóvenes agrópolis, pasando por las formas de abordaje y de acceso que el investigador debe generar en la relación con los jóvenes y también propone actividades que se pueden realizar con ellos.

Es importante tener en cuenta que entre el investigador y el joven se construye una relación dialógica (Martínez, 1997), la cual tiene consecuencias para los análisis o las comprensiones que el investigador realice, puesto que aquellas significaciones y acciones humanas de los jóvenes serán recibidas y tratarán de no pasar desapercibidas en otro sujeto, el investigador, quien, al igual que el joven, pertenece a un contexto, sociedad, cultura e historia que significan los sentidos de ese sujeto. El investigador se dirigirá a cuestionar y a entender la forma en que los jóvenes a través de sus contextos y relaciones han forjado y plasmado las significaciones en su existir a través de acciones humanas.

Es relevante aseverar que comprender a los jóvenes necesita de la disposición emocional del investigador, lo que implica disponerse a relacionarse con el joven desde significados y sentidos emocionales, es decir, subjetivarse con el joven, moverlo desde el reconocimiento, desde los recursos y no tanto desde el déficit, construyendo la confianza que es vital para él, emocionándose con él. Se trata de invitarlo constantemente a que se emocione, a que genere cercanías que enriquecen (sentido) y tienen gran valor para poder expresarse y darse a conocer a los demás (significado).

 

La dinámica del Instrumento de Análisis para la Significación de Acciones Humanas (IASA)

Toda las información que se puede recoger y todas las comprensiones que se puedan hacer del y para el joven, estarán guiadas y consignadas en las matrices IASAIASAIASAIASA, las cuales sirven para seleccionar, reseñar o procesar las narrativas de los jóvenes a partir de diferentes cuadrantes que se componen de los órdenes y subórdenes de significación, propuestos en el sistema conceptual –Imágenes, contextual [histórico, sociocultural, ideológico] y relacional.

El IASA ha sido creado desde la influencia metodológica del análisis micropsicólogico propuesto por Moles y Rohmer (1992), el cual pretende proponer un método de conocimiento de la cotidianidad, que se constituye de un microscopio psicológico, para agrandar toda la minúscula de que está hecha la trama de la existencia, que se puede mantener muy guardada en la memoria, hasta el punto de ser inconsciente. Lo que se pretende por medio del microscopio psicológico es que se puedan evocar aquellos aspectos y sucesos de la vida que, aunque parecieran ser aparentemente simples, son en realidad aspectos que determinan las acciones humanas.

Siguiendo a Moles y Rohmer (1992) es posible asumir que al disponer de una metodología de este orden es posible hacer explicita la imbricación y la complejidad de los modos de vida, en este caso, de unos jóvenes particulares, comparándolos relacional y diferencialmente con otros modos de vida (de otros jóvenes), con la pretensión de reconocer la “existencia de nuevos lugares de libertad” para la juventud (Maffesoli, 1985, citado por Moles, 1992).

El IASA se compone de tres matrices que se configuran desde la exploración de la historia de vida y las memorias que el joven puede llegar a evocar de las acciones humanas, hasta la indagación relacional necesaria, que permite aproximarse a la comprensión significativa del ser humano-joven. Las matrices se denominan:

• Primera matriz. Análisis de significación de las acciones humanas de los jóvenes en la vida familiar.

• Segunda matriz. Análisis de significación de las acciones humanas de los jóvenes que pertenece a la vida con amistades.

• Tercera matriz. Análisis del conjunto de la “subjetividad en construcción” y la significación de las acciones humanas presentes-futuras.

La primera y la segunda matriz se movilizan a través de cinco cuadrantes en los que se explora por cada etapa de la vida del joven, definido así por su edad. Se indaga sobre las imágenes, los contextos y las relaciones que han girado en torno a la vida familiar (núcleo, la familia extensa y familia que casi nunca se ve) y a la vida de amistades, la cual incluye las relaciones afectivas. Estas matrices exploran las “significaciones de vida” que el joven considera o que junto con el psicólogo investigador puede detectar que ha aprendido y que lo han acompañado a lo largo de su historia de vida. Finalmente, el investigador realiza una comprensión de las significaciones del joven y de cómo éstas lo ayudan o lo llevan a autorreferenciarse como enunciatario.

En la tercera matriz el investigador puede realizar mayores significaciones y comprensiones de las acciones humanas que ve en los jóvenes, teniendo en cuenta que esta matriz parte del presente actual del joven hacia un futuro que se dimensiona desde el mismo presente. La matriz se compone de diez cuadrantes que especialmente se dedican a que el joven pueda resignificar la historia de su subjetividad, que aún continúa en construcción. Narrar o volver a narrar un evento de la vida hace que se pueda ver y comprender de forma diferente, permite evidenciar que muy posiblemente ya no se siente igual en comparación a cuando la situación sucedió, permite visualizar y sentir otras cosas que no se han visto y que empiezan a generar una emoción diferente.

De la misma forma, la última matriz pretende que el joven pueda empezar, como lo plantea Bruner (1991), a crear y a proyectar realidades mentales hacia mundos posibles, en los cuales, por medio de la imaginación, se pueden construir las acciones de los sueños de la vida para hacerlos cada vez algo más alcanzable.

 

 

Algunas “huellas”

Haber realizado una investigación para la Psicología de forma interdisiciplinar posibilita que esta disciplina potencialice sus paradigmas, perspectivas y enfoques de conocimiento, pues fortalece los estudios y comprensiones del ser humano que la caracterizan. La construcción del sistema conceptual de significados y sentidos ha hecho que se configure una psicología de la significación que se dispone para una comprensión relacional de la juventud.

La investigación ha instaurado la acción humana como aquello que posibilita comprensiones más amplias y profundas del ser humano, teniendo en cuenta que una de las principales características es que la acción humana parte de las significaciones contextuales y relacionales que configuran el acceso a estados intencionales-emocionales-racionales del ser humano.

El relato es un instrumento del lenguaje que hace posible la comunicación de aquello que el joven puede o quiere “decir” y que, por lo tanto, será recibido por aquéllos que se proponen a conocerlos. Así, se puede dar cuenta de cómo los relatos se construyen a través de lo dialógico, lo que puede ser entendido como el conversar (Benveniste, 1979; Martínez, 2003). Un conversar que lleva a reconocer toda una manifestación relacional entre el joven que “dice” y el investigador que “recibe”.

Aunque la investigación proponía primordialmente generar un aporte al proyecto institucional e investigativo Jóvenes Agrópolis, es importante considerar que éste es un aporte de estudio para la comprensión de cualquier grupo humano, que posee diferentes significaciones en edades, etapas, imágenes, contextos, relaciones, emociones en sus acciones, para acceder y potencializar las “significaciones de vida” y “subjetividades en construcción”.

Ser joven y, en especial, ser joven agrópolis exige enfrentarse a la homogenización y a la funcionalidad de la categoría para buscar ser reconocido en la diversidad de experiencias, intereses, alcances, condicionamientos y prácticas (Osorio, 2005). Factores de diferenciación como el género, los subgrupos de edad, las actividades laborales, su vinculación o no al sector educativo, la situación familiar, las características y dinámicas del territorio rural que habita, así como la pertenencia étnica, entre otros, dan forma y color a ese caleidoscopio que es la “subjetividad en construcción” de una juventud rural.

Redescubrir y posicionar las “subjetividades en construcción” de los jóvenes agrópolis exige avanzar en la comprensión de sus acciones humanas potencializando sus “significaciones de vida”. Pero, como lo plantea Osorio (2005), esto es inútil si no va de la mano con una reflexión crítica, es decir, que todos aquellos profesionales, organizaciones y diferentes grupos sociales que intervienen en los jóvenes se planteen la posibilidad de devolverse y evaluar todo aquello que se ha pensado y realizado sobre ellos, con la invectiva de descartar lo que no ha favorecido, de pensar nuevamente y de forma distinta, dando paso a otro nivel de información que fortalezca la interpretación y la construcción de conocimientos hacia nuevas decisiones. Decisiones que, a su vez, incluyen que como sociedad nacional, se redimensione la importancia del sector rural en el país.

 

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Recibido: 12 de diciembre de 2007
Revisado: 3 de febrero de 2008
Aceptado: 26 de marzo de 2008

 

 

*Correspondencia: Valentina Parra Ocampo, Universidad Santo Tomás, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: ukauina@yahoo.com. Dirección postal: Calle 147 C No 100-69, Casa 4. Bogotá, Colombia.

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