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Vínculo

versão impressa ISSN 1806-2490

Vínculo vol.11 no.2 São Paulo dez. 2014

 

ARTÍCULOS

 

Grupo: la mirada de los otros

 

Grupo: o olhar dos otros

 

Group: the gaze of others

 

 

Noemí Davidovich1; Susana Palonsky2; Martha Satne3

Centro Asistencial de AAPPG

 

 


RESUMEN

El objetivo de este trabajo es reflexionar acerca de la especificidad de la experiencia analítica en el dispositivo grupal. En el grupo operan simultáneamente dos legalidades heterogéneas: una vertical en relación al la función del analista, y otra horizontal vinculada con la producción de los miembros del grupo. Cada sujeto repite sus escenas fantasmáticas fomentadas por la presencia de los otros y sus propios devenires. Es ahí donde la mirada de los otros pone a trabajar esas fijaciones e identificaciones congeladas, obligando a revisarlas y re-significarlas. El grupo habilita un apuntalamiento mutuo y abre al reconocimiento de la alteridad.

Palabras-clave: Experiencia analítica; dispositivo; legalidad vertical; legalidad horizontal; fantasmática; fijaciones; re-significación; apuntalamiento; alteridad.


RESUMO

O objetivo deste trabalho é refletir a respeito da especificidade da experiência analítica com grupos. No grupo operam simultaneamente duas legalidades heterogêneas: uma vertical, em relação à função do analista, e outra horizontal vinculada com a produção dos membros do grupo.Cada sujeito repete suas cenas fantasmáticas estimuladas pela presença dos outros e suas próprias vicissitudes. É aí onde o olhar dos outros põe para trabalhar essas fixações e identificações congeladas, obrigando a revisá-las e ressignificá-las. O grupo permite a sustentação mútua e abre ao reconhecimento da alteridade.

Palavras-chave: Experiência analítica; legalidade vertical e horizontal; fixações; ressignificar; sustentação; alteridade.


ABSTRACT

The objective of this paper is to reflect on the specificity of the analytical experience in a group therapy. In the group simultaneously operate two heterogeneous legalities: a vertical relative to the function of the analyst, and other horizontally linked with the production of the members of the group. Each subject repeats his fantasized scenes fostered by the presence of others and their own becoming. Is there where the gaze of others puts in motion these fixations and frozen identifications, to revise them and re-mean them. The group enables a mutual shoring and opens the recognition of otherness.

Keywords: Analytical experience; vertical and horizontal legality; fixations; fantasy; re-meaning; shoring; otherness.


 

 

"El otro, en tanto otro, no es solamente un alter ego: es lo que yo no soy".
Jacques Derrida

 

Nos proponemos reflexionar sobre la especificidad de la experiencia analítica en el dispositivo grupal. Partimos de los siguientes ejes:

 

a) La transferencia

En el grupo terapéutico operan simultáneamente varias modalidades de la transferencia: La primera pone en el centro de la situación al analista, que al ser el que convoca al grupo, es colocado en una posición de Sujeto Supuesto al Saber: saber sobre lo inconciente, saber hacer con los otros, hacedor y garante de las reglas del juego que permitirán desplegar la tarea para la cual vienen.

La segunda, descentrada del terapeuta, se disemina en múltiples direcciones hacia la producción singular y conjunta de los miembros del grupo. La presencia de varios otros y sus propios devenires favorece el despliegue de una mayor variedad de enlaces transferenciales e identificaciones.

En tercer lugar, el grupo como totalidad es investido independientemente de quiénes sean los miembros que lo componen o los que estén presentes en cada situación. El hecho de que el terapeuta le dé al grupo en conjunto su atención, la forma en que el terapeuta cuida el espacio, cómo lo nombra, cómo interpreta las situaciones que los envuelven a todos, la intensidad de los climas emocionales que los afectan, va creando el sentimiento de que hay allí algo más que una serie de personas, un plus que depende de todos y del que todos dependen.

Por último, el afuera social que a veces está representado por la institución, cuando el grupo funciona en una de ellas.

 

b) La alteridad como herramienta.

Según Piera Aulagnier, la posibilidad de conocer se halla indisolublemente imbricada a la vinculación con el otro, en ocasión de cada encuentro. El psiquismo se va complejizando a través de la incesante actividad representacional a la que estamos "condenados". Por eso, dice que el sujeto es un "aprendiz de historiador" y que hablamos y somos hablados por otros.

Es tarea de análisis desenredar la madeja de las transferencias y proyecciones que llevan tratar al otro como si fuera un objeto interno, y así distinguir repetición de novedad, ayudar a generar o descubrir otros posicionamientos, revisar identificaciones, y producir un sujeto deseante allí donde alguien se posicionaba como mero objeto de otro. La mirada de los otros obliga a revisar y re-significar posiciones congeladas atravesando el desafío de recorrer el camino que va de la mirada a la palabra, y de lo común a lo singular.

Se trabaja sobre las distintas versiones que traen los pacientes sobre un tema. Cada versión es un relato, un ordenamiento que cada uno hace de los hechos que vivió y la forma en que los reconstruye. Interrogar los distintos relatos pone en evidencia que no hay una perspectiva única. Es como volver a leer un libro varias veces: cada uno y cada vez se construye una nueva versión.

No se espera que el terapeuta dé su visión exclusiva, sino que son los otros múltiples sujetos que co-construyen. En el dispositivo bipersonal, por su propia función, no siempre el analista puede decir algunas cosas. En un grupo, en cambio, un miembro le dice a otro: "lo que estás diciendo me aburre", "¿Por qué tenés una relación tan asfixiante?", "Sos controladora". Esto permite trabajar sobre los efectos del decir tanto en el que lo enuncia como en el que lo recibe, y a la vez en el grupo en su totalidad.

El terapeuta grupal toma en cuenta lo dicho por todos los integrantes de un grupo, que funcionan como caja de resonancia según veremos en los siguientes ejemplos:

- Un paciente se queja de que su ex –esposa le ha hecho una denuncia por violencia que según él es absolutamente falsa. Sin embargo en la interacción grupal despliega una serie de actitudes que les resultan violentas a todos los compañeros: su lenguaje corporal, su forma de monopolizar y no escuchar a los otros, su descalificación de lo femenino. Las mujeres del grupo, sobre todo, se sienten muy incómodas; a algunas inclusive les produce miedo, mientras que la actitud hacia las terapeutas es de respeto y agradecimiento. Probablemente en un dispositivo bipersonal, ese rasgo tardaría en aparecer, pero es evidente desde el principio en la relación de pares.

- Antes de incorporarse a un grupo una paciente que se sentía frágil dijo que sabía que los terapeutas la iban a cuidar, pero no sabía qué le podían hacer los compañeros. Tenía miedo de que ellos la atacaran demasiado. En el grupo la situación se invierte: los compañeros le preguntan por qué está tan enojada cuando habla; ella se sorprende porque no sabe que se muestra así.

- Una paciente llega a una sesión grupal diciendo que va a necesitar una sesión individual debido a la angustia que le provocó un hecho que vivió hace unos días en una institución donde se ocupan de niños que han sido separados de sus padres por cuestiones judiciales. Ocurrió que una niña le ofrece una golosina a uno de los colaboradores de la Fundación; se la da en la mano, pero el señor le pide que se la dé en la boca. La niña se niega y el hombre insiste. Esto angustia tanto a nuestra paciente, que no puede hacer nada con eso. Los compañeros del grupo le van dando distintas versiones sobre lo sucedido. Se trabaja acerca de la angustia que le produjo presenciar una escena donde alguien es forzado a hacer algo que no quiere. Las intervenciones de los otros van descoagulando la fijeza de esa vivencia. El terapeuta, por su parte, habrá de investigar las causas de la angustia experimentada ¿Se tratará de una fantasía de seducción? ¿Remitirá a alguna cuestión infantil? Al terminar la sesión grupal la paciente no pide la sesión individual. ¿Qué ocurrió? Hubo una circulación de imágenes y palabras que para la paciente tuvo un efecto catártico y un principio de elaboración. Para los demás apareció una fantasía que quizás ellos no hubieran traído por sí mismos, enriqueciéndose así el repertorio fantasmático. Con los otros como colaboradores opera un espejo que devuelve una imagen de sí mismo, pero no es el espejo de Narciso sino una imagen en diferencia. El analista, desde su función, procurará desentrañar la fantasía subyacente de cada uno, en su aspecto desiderativo, defensivo e histórico.

 

c) La "cura" en el grupo

Si bien el término "cura" nos incomoda al plantear el binarismo salud/enfermedad más propio de la medicina que del Psicoanálisis, nos vemos en la necesidad de seguir utilizándolo como un código compartido entre colegas, así como también utilizamos el término "pacientes". Tal vez sería más apropiado hablar de "cambio subjetivo", dicho lo cual nos enfrentamos con preguntas tales como: ¿En qué consiste la cura en grupo? ¿Cómo es que alguien se beneficia aunque no siempre hable de lo propio? ¿Cómo puede el analista atender a la trama grupal y a lo singular de cada paciente? Lo singular ¿queda perdido o corre el riesgo de perderse? ¿A quién se interpreta?

La diferencia obliga a pensar. Para R. Kaës hay una "violencia" propia del encuadre al obligar a estar con otros. A veces predominan sentimientos de confusión, de exclusión, de exceso; sienten que no tienen lugar o tiempo para hablar de lo propio. Entonces sobreviene una vivencia de "torre de Babel", y cada uno puja intensamente por imponer su propio idioma.

Es preciso realizar un trabajo psíquico para soportar la alteridad y la ajenidad en presencia. Tanto pacientes como terapeutas tienen que apostar a la eficacia del dispositivo: los pacientes tienen que enfrentarse con las ansiedades de amenaza de pérdida de la individualidad y del protagonismo; el terapeuta tiene que cambiar sus puntos de referencia teórica para no intentar hacer "pedacitos" de análisis individual con cada uno.

Lo que ocurre es que los recursos en el grupo cambian y el beneficio entre hablar y escuchar no es tan distinto. Así como los otros "me quitan tiempo para hablar de lo mío" también hablan de cosas que "yo solo no podría o no se me ocurrirían". El terapeuta habrá de rescatar el modo en que lo singular de cada uno se inserta en el conjunto, contrarrestando la tendencia a perderse en el anonimato o la masificación.

 

Referências

AULAGNIER, P. Cap. 3 Entrevistas preliminares y los movimientos de apertura, p. 168. En El aprendiz de historiador y el maestro brujo. Ed. Amorrortu, Buenos Aires, noviembre 1986. 265p.         [ Links ]

_________ La violencia de la Interpretación. Ed. Amorrortu. Buenos Aires, octubre 1988 321 p.         [ Links ]

KAES, R. Segunda parte Elementos para una teoría psicoanalítica de grupo, El concepto de grupo interno, en El grupo y el sujeto del grupo. Ed. Amorrortu. Buenos Aires, abril 1995, 410 p.         [ Links ]

 

 

1 Licenciada en Ciencias de la Educación (UBA 1975). Miembro y Coordinadora del área de Orientación Vocacional del Centro Asistencial de AAPPG. Docente de postgrado en el área de Orientación Vocacional en EPPEC. Dirección: Sánchez de Bustamenta 1730 - Piso 8° - Ciudad de Buenos Aires C.P. 1425. noemid@fibertel.com.ar
2 Licenciada en Psicología (UBA 1973).Miembro del Centro Asistencial de AAPPG. Secretaria Académica de Cursos de Posgrado Convenio UBA-AAPPG. Docente del Instituto de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares (AAPPG). Dirección: Arribeños 1555 – Piso 2° - Ciudad de Buenos Aires C.P. 1426 – Argentina. susana.palonsky@gmail.com
3 Licenciada en Psicología (UBA, 1969). Coordinadora de Grupos, AAPPG, egresada 1980. Miembro del Centro Asistencial de AAPPG. Dirección: Ramsay 1945 Piso 15 Dto. D., Ciudad de Buenos Aires, Argentina marthasatne@gmail.com

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