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Vínculo

versão impressa ISSN 1806-2490

Vínculo vol.12 no.1 São Paulo  2015

 

CONFERÊNCIA

 

Del entre dos subjetivante al entre dos expulsivo: diversas vicisitudes vinculares1

 

Do entre dois subjetivante ao entre dois expulsivo: diversas vicisitudes vinculares

 

Of objectifying "between two" to the expulsive "between two": many linking vicissitudes

 

 

Janine Puget2

Asociación Psicoanalíticade Buenos Aires

 

 

¿Cómo pienso las relaciones entre dos o más personas?

Muchos textos psicoanalíticos se encuentran tratando de explicar por qué un ser humano necesita de otro y qué le pasa cuando se encuentra con otro.

Durante años se ha pensado como natural que las personas se necesiten unos a otros y los psicoanalistas encontraron formas de explicarse ese extraño fenómeno. No se puede vivir aislado y se necesita de otros. Quienes, como, por ejemplo, Robinson Crusoe trató de hacerlo, pasó a temer a quienes tienen forma de ser humano y en cambio se encontraba bien con la naturaleza y los animales.

Entonces para explicar por qué el ser humano necesita de otro se decidió que ello provenía de un momento originario regido por una vivencia de gran desamparo, necesidad imperiosa de otro debido a la indefensión biológica del infante, por lo cual un otro, como por ejemplo la imagen parental, capaz de proveer a ese ser incompleto biológicamente aquello que pudiera necesitar. De ahí se iniciaba una relación basada en la complementariedad y la semejanza pero sobre todo en la asimetría. Hasta ahí muchos hemos suscrito a esta idea inventando entonces hipótesis según las cuales se creaban funciones amparadoras, parentales y subrepticiamente el inicio de relaciones de poder de dominación, etc…. Ello hizo que se tornara una idea fuerte que los seres humanos tienen la obligación de proveer al desamparado de algo que pueda necesitar. O sea que al asociar desamparo biológico e inicio de un modelo de relación entre humanos necesariamente hubo que recurrir a conceptos tales como incompletud, complementariedad, semejanza, identificación en las diferentes formas en las que se manifiesta, etc…

Así fueron pensados los grupos como conjuntos que funcionarían sobre la base de complementarse, dar a otro lo que le falta o sea una ilusión de completud y ver en el otro a un semejante con el cual se pudiera identificar o reconocer. Así los grupos construían una fantasía conjunta, algo asi como un conjunto basado en lo comun.

Pero todos estos modelos empezaron a fallar como modelo teórico para algunos de nosotros cuando nos percatamos que no daban cuenta de gran parte de los conflictos vinculares, o sea de aquellos promovidos por la percepción de una diferencia radical entre dos o más sujetos y del intento de reducir a cualquier precio las diferencias a semejanzas. Pareciera que un aspecto importante de la vida es precisamente poder utilizar las diferencias como motor de producción psíquica, si bien al mismo tiempo, ello aparece como temido.

 

¿Cómo sigue esta historia?

A partir del momento en el que abandoné parcialmente la idea inicial y la concepción que la vida va siguiendo etapas lineales que permiten predecir algunas vicisitudes, abandoné como instrumento privilegiado las intervenciones asociativas y entonces empezaron verdaderos problemas teóricos y clínicos.

Ya no tenía explicación para todo, la historia pasada no explicaba el presente y sucedían situaciones en el presente que no tenían pasado y no pudieran haber sido previstas porque solo se dan en ese momento y en ningún otro. Solo tiene que ver con circunstancias que se crean en el momento y de las cuales cada uno participa a su manera.

Ya entonces no era cuestión de dar un lugar privilegiado a los mecanismos asociativos que despertaran el pasado de cada uno sino crear otra mirada, menos estructuralista y que tuviera en cuenta otro tipo de espacialidad, la que se crea en el momento y dependiendo de lo que sucede y que tiene su propia dinámica.

La escucha entonces debía dar un espacio para lo que sorprende y dar una especial importancia a qué se escucha y como se escucha. En ese caso ya se trata de pensar en términos de lo que entiendo por vinculo, o sea de una relación entre dos otros que no pierden su condición de otredad y ajenidad en los encuentros. Entonces el tema es cómo se escucha a otro que es un puro otro, que es un ajeno, un desconocido. Lo que se produce no tiene inscripción previa, sorprende y obliga a inventar en cada momento cómo pensar por ejemplo lo que implica habitar un espacio entre varios, convivir, y saber que esos espacios como lo propone Deleuze3 tienen siempre un punto de fuga. O sea, que por más que parezcan tener bordes éstos no protegen de la intrusión, del afuera ni otorgan una pertenencia definitiva.

Ya los grupos y las familias y parejas no podían ser pensadas como organizaciones que poco a poco se complementan y se complejizan sino, aunque ello en parte pudiera seguir siendo válido, había que entender cómo se iban construyendo o iban naciendo funciones que hicieran que cada uno asumiera temporariamente los lugares parentales etc… que no necesariamente dependieran de la edad y del sexo de los conjuntos, y que en los grupos se fueran creando una dinámica a partir de la cual y por la cual el pertenecer adquiriera sentido. Como sucede por ejemplo con las pertenencias institucionales de cada uno de nosotros que dependen del momento y del cómo es posible pertenecer y cómo son los límites de ese posible. Ello se puede extender a como ir siendo ciudadano asumiendo la responsabilidad que implica serlo.

Como se darán cuenta acá hay muchos temas en juego, pertenecer, habitar, ser responsable, crear funciones, convivir etc. Pero además hay que agregar que dado que no suprimo todo lo que sabemos acerca de espacios constituidos sobre la base de complementariedad y semejanza nos encontramos con una superposición de dificultades, de espacios de constitución subjetiva que interfieren unos a otros.

 

Pensar en términos de espacios de constitución subjetiva

Todos estos temas se pueden abordar desde diferentes perspectivas una de ellas, la que hoy voy a privilegiar, es la que se refiere a ocupar espacios, habitarlos, pertenecer, estar incluido. Y en consecuencia las distintas modalidades de exclusión que implementan los grupos y los conjuntos para producir exclusiones. A nivel social se trata entonces de métodos de discriminación donde entran prejuicios raciales, políticos, religiosos, económicos etc… y de ahí surgen figuras tales como los inmigrantes, los sin tierra, los refugiados, los perseguidos por algún motivo que tiene que ver con características sociales. A nivel de otros conjuntos como puede ser una familia o pareja también se dibujarán territorios compuestos de múltiples estratos, los que también tienen sus puntos de fuga. Cada uno de esos territorios está regido por agenciamientos concepto deleuziano que va más allá del de estructura y que está compuesto de componentes heterogéneos sean estos biológicos, sociales, imaginarios etc.

Parto del supuesto que a medida que vamos circulando por el mundo dibujamos territorios, algo así como los animales que marcan de diversas maneras sus territorios los que supuestamente terminan creyendo que les pertenecen para siempre pero que en realidad tienen líneas de fuga, tal como las describiera Deleuze. Un territorio incluye una multiplicidad que puede tener varias caras que habla tanto de estado de cosas, de los cuerpos, de los enunciados pero lo básico es que tiene que ver con un orden social.

En una sociedad, quienes la conducen son los que brindan el marco organizativo y de estructuración del mundo en donde se sitúa la mayoría de los ciudadanos que la integran. Vivir en sociedad es la condición mínima necesaria para que la intersubjetividad de la enunciación se haga presente.

El agenciamiento colectivo es la presencia del discurso indirecto en los actos y en los cuerpos. Es por ello que la variable de contenido enunciativa del agenciamiento supone, ineludiblemente las transformaciones incorporales de las sustancias, desde el momento en que se asume que existe un complejo redundante dado por la dupla acto/palabra. Un agenciamiento comporta componentes heterogéneos de orden biológico, social, maquínico, gnoseológico o imaginario.

Los medios masivos de comunicación instalan formas de acción, de agenciamientos, difunden modas o inducen a cierto tipo de consumo de "consignas".

El agenciamiento colectivo es básicamente una redundancia, que se define como la capacidad inutilizada de un código semiótico subyacente.

Y al agenciamiento vamos a oponer el deseo tal como lo sugieren Deleuze y Guatari. El deseo es una producción abierta y esto viene a oponerse a como el psicoanálisis ha concebido el deseo. O sea se trata del deseo por un objeto a veces concreto o que surja por el mero hecho de vivir en sociedad lo que ofrece interrogantes sin fin. El deseo abre territorios sin fin que no tienen la posibilidad de satisfacerse sino tan solo la de producir más deseo. Es también lo que permite desterritorializar los espacios, las consignas y crear brechas en sistemas cerrados.

La noción de territorio es entendida aquí en un sentido muy amplio, que desborda el uso que se hace en etología y en la etnología. El territorio puede ser relativo a un espacio vivido, tanto como a un sistema percibido en el seno del cual un sujeto se "siente en casa». El territorio es sinónimo de apropiación, de subjetivación cerrada sobre ella misma. El territorio puede desterritorializarse, es decir, abrirse, implicarse en líneas de huída, partirse en estratos y destruirse. La reterritorialización consistirá en una tentativa de recomposición de un territorio comprometido en un proceso desterritorializante.

El capitalismo es un buen ejemplo de sistema permanente de reterritorialización: las clases capitalistas intentan constantemente rescatar los procesos de desterritorialización en el orden de la producción y de las relaciones sociales. Intenta así adueñarse de todas las pulsiones procesales (o phylum maquínico) que trabajan la sociedad.

 

Diversos sistemas de producción de expulsión, no pertenencia

Este tema existió desde que hay sociedades humanas y los animales también se manejan con alguna noción de apropiación de territorios, de limites etc. Pero volvamos a lo nuestro. Desde lo empírico y a nivel social pareciera que los espacios que ocupamos no alcanzan para alojar a todos aquellos que supuestamente necesitan hacerlo.

¿Qué hacemos hoy ante estos fenómenos actuales en los que grandes cantidades de poblaciones se desplazan para huir de algo, sea de la pobreza, sea de persecuciones de algún tipo y creen que el paraíso se encuentra en algún lado? ¿Cómo pensarlo y qué efectos producen estos movimientos migratorios a nivel social, político, individual? ¿Qué conflictos despiertan y como cada uno intenta solucionarlos?

 

Otra vuelta al haber hecho ingresar otros conceptos

El uso teórico clínico que doy a los conceptos mencionados me ha llevado a pensar que nos constituimos en espacios prefijados por la sociedad, por las costumbres, etc…y simultáneamente vamos creando espacios que dependen de nuestros hacer entre dos o más que tienen tendencia a solidificarse y que por suerte las acciones humanas tienden a abrir, desteritorializar y volver a territorializar.

Los concibo también como espacios superpuestos y la misma superposición agrega un conflicto a lo que implica ir siendo sujeto social. A veces cuando se trata de conflicto habrá que buscar como ir resolviéndolos y cuando se tornan obstáculos exigen modificaciones de rumbo que dan lugar a nuevas rupturas.

 

Problemas teóricos y clínicos

Y acá voy a enumerar solo algunos esperando que de la discusión vayan surgiendo otros.

A nivel teórico como Uds. se dan cuenta estoy pidiendo crear una nueva metapsicología que conciba que nos constituimos simultáneamente como sujeto singular y como sujeto social y que ello por ejemplo desplaza a los padres de su lugar hegemónico pero también podría aliviarlos por dos motivos. Uno de ellos es que la función parental no depende solo de la función biológica y otro que toda la responsabilidad de lo que le suceda a los hijos no depende solo de ellos sino de cómo cada hijo va constituyendo su subjetividad social con otros y entre otros.

Por otro lado obliga a aceptar que cualquier definición identitaria puede ser un obstáculo para la comprensión de lo que implica ir siendo sujeto del o de los mundos que habitamos.

 

Cómo reconocer en el discurso de los pacientes lo que puede implicar habitar espacios con otros, alojarlos, ir abriendo espacios nuevos que se intentan cerrar

Tenemos que acostumbrarnos a escuchar en los relatos frases que aluden a un para siempre, a la tendencia a cerrar espacios y a la dificultad de pensar el hacer entre varios, al para siempre etc.

Se trata de ir dando un lugar a la escucha y diferenciar cuando ésta abre a un mundo no conocido o cuando lo único que se busca es confirmar lo conocido. En la vida de las familias y de las parejas ello está permanentemente en actividad y es nuestro trabajo destrabar intercambios.

Durante mucho tiempo los psicoanalistas incluso de grupo y familia y pareja pensábamos que los procesos de socialización se iban dando a partir de un tronco inicial y desde ahí en más se producían bifurcaciones. Esto, tal como lo vengo proponiendo hoy poco a poco me resultó insuficiente y limitante para dar cabida a lo que yo veía que sucedía.

Lo que sucedía es que me daba cuenta que ciertos sistemas explicativos tan solo llevaban los pacientes a aprender por ejemplo todo lo que tuviera que ver con proyecciones e introyecciones y de ahí no pasaba.

Hay ciertas frases que nos permiten tomar contacto con las vicisitudes de los conflictos inherentes al saberse perteneciendo y habitando un espacio que se rige por reglas y leyes diferentes de aquellas que hacen a la vida con el propio mundo interior, espacios además sin fronteras claras y como diría Deleuze teniendo siempre una línea de fuga, una apertura por donde escapar.

Nuestro trabajo o nuestra mirada entonces no es el mismo cuando nos vemos trabajando con un solo paciente o cuando estamos habitando encuadres vinculares.

Tendremos que aceptar que vivimos en una permanente oscilación entre el deseo de estabilidad, de apropiarnos de espacios como si fuera en forma definitiva y al mismo tiempo la necesidad de vivir en espacios que no ofrecen límites cercenantes. Dos anhelos que se enfrentan y que además generan conflictos propios.

Otra dificultad es la de aceptar que vivimos en espacios superpuestos, espacios discontinuos, espacios que no nos permiten asegurar como vamos siendo o lo que nos pasará en contacto con otro y otros.

En consecuencia disponemos de muchos mecanismos resistenciales y uno de ellos, favorito, es el de tratar de reducir espacios compartidos en espacios en los cuales las semejanzas y complementariedad pudieran hacer creer que la otredad, la ajenidad no habrán de producir demasiado trabajo para los sujetos. Algo como que se deben dar las relaciones sin requerir trabajo, sin requerir la conciencia que el mundo es cada vez más amplio. O sea cuando se oyen frases que contienen la idea que esto que está pasando, que están viviendo es igual a otra situación, tendremos que estar alertas y en el mejor de los casos usar estas afirmaciones como puertas de entradas para diversificar los conflictos.

Hay entonces que desconfiar cuando alguien dice que esto es lo mismo que ya vivió, que entiende porque a él o ella le pasó lo mismo, que le hace acordar a algo que ya le pasó a otro…

Otro indicador de la dificultad de hacer entre dos o más puede ser frases en las que alguien confirma su identidad diciendo "yo soy así…" "esa es mi costumbre…" Un paciente que estaba viviendo un conflicto en su ámbito de estudio, planteaba que no podía entender como lo que había pasado en el grupo le podía molestar tanto ya que él está acostumbrado a manejarse cómodo en sus grupos habituales, cuando hay que hacer algo lo hace y le va bien, en general la gente está conforme con lo que hace… y ahora viene esta persona envidiosa sin dudas, agresiva a enfrentarla con situaciones que ella no quiere vivir. Dice .. porque yo soy una persona tranquila, que se maneja cómoda en diversas situaciones, suelo cumplir con lo que me piden y ahora estoy desconcertada y no sé qué hacer… entonces lo hablo con uno, lo hablo con otro y nadie entiende lo que está pasando… Le pregunto entonces si lo habló con la persona con la cual tiene tanto conflicto… y me dice que no porque seguro que no me va a escuchar.. y después lo piensa y dice… ah claro, tengo que hablar con él y le voy a decir esto y aquello…cuando se decidió a hablarle se encontró con una persona muy alterada… excedida en este momento de su vida, que no aceptaba el dialogo, que no la podía escuchar y se desesperó porque no encontraba argumento que le sirviera para restablecer el vínculo como lo tenía pensado de antes.

Cuantas veces pasa que alguien se encentra con otra persona y que dicho encuentro produce un desfasaje entre el recuerdo y la expectativa que de él se tenía y como se está dando en el momento presente.

De estos ejemplos tenemos muchos en la vida cotidiana y cabe interrogarse acerca de la sorpresa que despiertan.

Lo más frecuente es transformar el desconcierto en reproche o queja… el mundo no es como debiera o como lo pensé. Pero por otro lado también a veces el mundo, el encuentro entre dos o más tiene algún parecido con lo que fue, con lo que se espera.

Dos sistemas de contacto y encuentro entre dos o más… Uno de ellos regidos por algo de la historia, de los recuerdos, a lo cual se agrega el deseo que nada cambie y sin embargo esperar algo…que siempre es ilimitado y el otro sistema en el que lo que suceda es siempre novedoso y de alguna manera nos descoloca de lugares fijos.

QUIERO ALGO… pensemos juntos, aquí entre todos, ¿qué ideas conlleva?

El quiero algo muy primitivo y poco interesante para lo nuestro hoy se refiere a un objeto concreto. Quiero algo porque tengo hambre…etc… Pero el problema es que cuando aparece lo que se suele llamar el deseo, el querer algo, se pone en marcha una apertura sin límites, un territorio nunca explorado, algo que abre la imaginación y que suele despertar ansiedad

En una sesión vincular es frecuente que al silencio inicial alguien quiera ponerle rápidamente palabras, porque como dicen, para eso hemos venido. Pero me pregunto si es que han venido para eso o han venido para que vayamos dando nombres a sus silencios, a estos espacios que no tienen textos. En este último caso ello ya es complicado, porque han venido por lo menos en lo manifiesto con un texto que contiene quejas y reproches, malestar y sufrimiento que esperan que modifiquemos. La primera expectativa es que expliquemos por qué… teorías explicativas que nos sobran a todos en la vida pero que no podemos dejar de usar. De nuevo para algunos problemas muy concretos pueden ser útiles recurrir a explicaciones que resuelvan al tema… un dolor de cabeza se puede explicar pero sobre todo requiere alguna acción…Por otra parte intentar resolverlo rápidamente puede llevar al efecto opuesto… que confundamos dolor y dolor o sea sufrimiento que se expresa a través del cuerpo.

Tratemos de abrir espacios de producción subjetiva basados en un estado de espera y en la aparición del infinito no conocimiento.

Quiero Algo: Pensemos juntos, aquí, entre todos ¿Que trabajo conlleva?

 

 

1 Conferencia Inaugural. Presentado en Congresso de NESME, Coletivo (in)sano. O trabalho com grupos e o desafio da incerteza: Grupos - Famílias - Instituições – Comunidades. 21 a 24 mayo, 2015, Radio Hotel, Serra Negra, SP.
2 Psicoanalista, Miembro Titular con Función Didáctica de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires y Miembro Fundadora y Directora del Departamento de Pareja (hasta 2007) de la Asociación de Psicología Y Psicoterapia de Grupo. Â Co.directora de la Maestría de Familia y Pareja del IUSAM. APdeba, Buenos Aires, Argentina.
3 De los autores que menciono no voy a aportar citas precisas, sino que el nombrarlos es tan solo para que ubicar algo del marco referencial que sostiene mis ideas.

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