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SMAD. Revista eletrônica saúde mental álcool e drogas

versão On-line ISSN 1806-6976

SMAD, Rev. Eletrônica Saúde Mental Álcool Drog. (Ed. port.) vol.13 no.1 Ribeirão Preto  2017

http://dx.doi.org/10.11606/issn.1806-6976.v13i1p1-3 

EDITORIAL
DOI: 10.11606/issn.1806-6976.v13i1p1-3

 

La salud mental de los individuos en la actualidad

 

 

Margarita Antonia Villar Luis

Editor Científico Jefe de la SMAD, Revista Eletrônica Saúde Mental Álcool e Drogas, Profesor Titular de la Escola de Enfermagem de Ribeirão Preto, Universidade de São Paulo, Centro Colaborador de la OPAS/OMS para el Desarrollo de la Investigación en Enfermería, Brasil, e-mail: margarit@eerp.usp.br

 

 

 

En la elaboración de este editorial, hubo la necesidad de encontrar un punto común entre los varios artículos que componen el fascículo, pues los temas son diversos. Pasan por enfermedades clínicas como el enfrentamiento del cáncer con estrategias religioso/espirituales, la vivencia de ser enfermo con SIDA y los simbolismos asociados a la enfermedad y expresos en grupo (aislamiento y exclusión social), incluyen las consideraciones sobre el vínculo entre madres usuarias de drogas y sus hijos, y sobre la inserción familiar en el tratamiento de la fobia social. También son abordados temas que se sitúan en el contexto de la atención primaria, como la perspectiva de los profesionales que actúan en ese nivel, sobre el abordaje de usuarios de crack, además de la presencia de posibles indicios de sintomatología depresiva entre los enfermeros de la atención básica, y, como posible extensión del trabajo de precaver el consumo de alcohol, el estudio de la identificación de los factores personales (sexo y edad), que parecen influenciar el uso de esa substancia entre adolescentes estudiantes. Un posible punto en común de todos los artículos sería las personas y los vínculos que ellas establecen en la vida. Esa elección permite hacer una ponderación interesante sobre el ser humano, su contexto y sus relaciones, así como las formas que encuentra para administrar los desalientos psíquicos en el mundo actual.

A respeto de la presente fase de la humanidad, Bauman(1) sociólogo de la década de cincuenta, (maestro universitario, jubilado en los años noventa, con vasta producción), discurre sobre las características de lo que denomina "Modernidad líquida". La modernidad líquida es un tiempo de incertidumbres, en el cual los individuos se encuentran en una condición de deber de ser libres de hecho, con un dibujo de vida semejante a un "menú de opciones" donde cada un sería el autor de su script. Sin embargo, la otra cara de la libertad es la responsabilidad, la capacidad de hacer elecciones, características que tornan el ser humano un ser moral, moralidad que es consubstancial al hombre (no un producto social) y vinculada a la ambivalencia, como una condición inevitable de la existencia humana.

Esa visión aparentemente positiva, es en la realidad un espejismo de lo que efectivamente se supone, dado que la cultura de la flexibilidad tiende a destruir cualquier previsión de porvenir. Bauman(1) afirma que una responsabilidad creciente recae sobre los hombros de los individuos al mismo tiempo en el que la sociedad y las instituciones que las configuran (Estado, instituciones financieras y empresariales) se inhiben cada vez más de realizar la parte que les corresponde en la iniciativa del alcanzar el nivel de humanidad plena. Sin la existencia de relatos colectivos que atribuyan significado a la historia y a las vidas de los individuos, "se surfea en las olas" de una sociedad líquida, inestable, individualizada e impredecible.

Ser persona por sí solo ya constituye una cuestión compleja y parece atinado hacer una síntesis, del pensamiento de Perestrello(2), clínico, psiquiatra psicoanalista ("padre" de la sicosomática en Brasil), a respeto del hombre. Para ese autor, el ser humano al nacer trae consigo un patrimonio por convención denominado herencia, transmitido a través de los genes, provenientes de la especie como un todo y particularmente de sus ascendientes familiares. También como caracteres heredados de la especie, el hombre nace con tres emociones básicas: el miedo (angustia), el amor (erotismo), el odio (agresividad) y con esos requisitos, más lo que adquiere en la vida intrauterina, es expuesto al mundo externo ("líquido e inestable"), donde mantendrá la unidad feto-madre (que hoy quizá no tenga las mismas características del pasado). Esa configuración, a lo largo del desarrollo del ser recién nacido (mismo manteniendo una cierta constancia) está siempre en modificación, asume nuevas facciones y en el pasar del tiempo, deja sus marcas en la personalidad del nuevo ser humano (cabe investigar como serán tales marcas en la actualidad).

Según Perestrello(2), el ser humano es una persona única, con anatomía, fisiología a lo más semejante, pero nunca igual, también detenedor de su mundo y de sus propias pautas de vivir, o convivir, de actuar, reaccionar y de funcionar, tanto en el ámbito de sus órganos como en lo de sentir y de pensar; desarrolló a lo largo de su evolución homeostasis e inmunología propias, por tanto su forma de adolecer también posee una configuración única.

 En esa perspectiva, la enfermedad también es un modo peculiar de la persona expresarse en circunstancias adversas. Ese autor incita, al afirmar que la enfermedad así como las otras manifestaciones del ser humano, representan un modo de existir, o coexistir, pues entiende qué el ser humano coexiste en la medida en la que no es un sistema cerrado. Él, en su totalidad, establece comunicación con su ambiente físico y social, que en el tiempo actual es un ambiente sujeto a continuados cambios.

Por tanto, estudiar, comprender la persona presupone tener amplitud para incorporarla con su mundo, conocer el pasado que influenció (en mayor o menor grado) la percepción del contexto específico presente (percibido cómo adverso), que puede haber movilizado comportamientos y motivos que llevaron al adolecer actual y también, las formas que estableció para manejar el sufrimiento.

El desafío de quien atienda profesionalmente las necesidades del otro es volver su mirada para esa persona, estar disponible a oír, tener sentido de adecuación al elaborar las preguntas (sin ser invasivo o arrogante) que identifiquen posibilidades; preguntas son un recurso que al mismo tiempo permite ampliar el conocimiento o su limitación, en el caso de ser dirigida a un punto específico.

La formulación de preguntas, en las dos perspectivas, tiene su recomendación y desde que bien colocadas en la estructura del abordaje suministrarán la base para la intervención, que siempre debe estar en consonancia con las singularidades de la persona atendida, sin la prisa para que ella supere su condición de sufrimiento y vuelva al funcionamiento "normal".

Se observa un enfriamiento del interés, tanto en los estudios como en la práctica de los servicios, sobre temas relativos a los procesos de intervención basados en el apoyo, en la comprensión, en la solidaridad, como si no existiese cientificidad en ese. Visiblemente, se constata el reduccionismo al biológico del ser humano cliente e incluso del ser profesional(3). No raro el profesional refiere informalmente, sentir la necesidad de adquirir información sobre el abordaje y acogida emocional, de tener un soporte de esa naturaleza (para cuidar a sí y del otro), pero no asumirlo de forma expresa, en una evidente negación de la importancia del apoyo emocional, quizá por qué en su medio profesional no se valore, o debido al recelo de que la acción de apoyar propicie una intimidad que lleve a la pérdida del propio control y de la situación vivida.

Esa postura, ciertamente ha inhibido encuestadores en la busca para identificar y articular fundamentos teoréticos que ayuden en la formulación de acciones que apunten los niveles de actuación y que en la práctica puedan mostrarse efectivas en la oferta del apoyo emocional. Asimismo, los profesionales tienen si imposibilitado de ofrecer y evaluar la efectividad de acciones referentes al tema, considerando que esa práctica compete al especialista.

El encuentro entre dos o más personas puede ser un sistema de apoyo o soporte, cuando los cambios de energía son positivos y ofrecen apoyo instrumental o emocional(4) y atienden las diversas necesidades.

El apoyo instrumental puede ser entendido como una de las varias modalidades de ayuda: financiera, en la división de responsabilidades, en el ofrecimiento de informaciones. Ya, el apoyo emocional, se identifica en las manifestaciones de afición, aprobación, simpatía y preocupación para con el otro, y en acciones que inducen a un sentimiento de pertenencia al grupo(4).

Esas demostraciones recibidas y percibidas por las personas son fundamentales para el mantenimiento de su salud mental, en el enfrentamiento de situaciones difíciles, estresantes, que implican en el cambio de papeles sociales (volverse madre o padre, jubilarse), en pérdidas (persona querida, pérdida del estado de salud original), o incorporación de un cometido adicional (cuidar a alguien que exige esfuerzo físico y/o mental) a la vida cotidiana. Cabe indagar, se existe disponibilidad de los profesionales para aprehender cómo manejan, ¿En la actualidad, las personas con las situaciones nuevas, si éstas ocurren en contextos carentes de las antiguas anclas sociales, cómo familia cerca, vecindad conocida, entre otros? Artículos presentes en este número pueden dar una perspectiva del escenario, en respuesta a esa cuestión.

Las situaciones críticas significan momentos de dolor y de sufrimiento, pero también constituyen posibilidades de maduración tanto para quien las vive, como para aquéllos que participan providenciando las formas de apoyo, sea profesional o solidario. Ser protagonista o coadyuvante en eventos críticos promueve la ponderación sobre valores y prioridades establecidas, abandonar antiguos hábitos, descubrir nuevas potencialidades e intereses, en fin adquirir otras posturas frente a la vida como un todo (personal y profesional). Eso es particularmente necesario en las sociedades actuales percibidas por algunos como hostiles, puesto que las instituciones que conocen y de dónde vienen recibiendo aportes pueden no ser duraderas.

Como profesionales, es imprescindible adquirir esa comprensión y aprender a mirar la realidad del trabajo en esa perspectiva, del contrario la imposibilidad y el tumulto tomarán lugar definitivo, seguidos del desamparo, así como del miedo de no dar cuenta y la dificultad de pensar con claridad. Ese cuadro específico aparece configurado por sentimientos, sensaciones y pensamientos y transluce con más o menos intensidad en los artículos aquí presentados, a través de los relatos tanto de los clientes de los servicios de salud, de cuidadores solidarios, como de profesionales que impartieron apoyo durante los servicios.

Cabe a todos aquéllos que actúan con la población incorporar la idea de que en la "modernidad líquida" no hay las mismas certezas, que la observación del contexto es imprescindible, que la continuada ponderación es una necesidad fundamental así como la aproximación con las vivencias de individuos y situaciones, afín de estimular la solidaridad por el otro mientras principio moral(5) y eso vale tanto para los caso de los profesionales como para cuidadores y vecinos. Es necesario mostrar a los sujetos que los problemas emocionales pueden ser resueltos individualmente o en la compañía de personas solidarias, que él no necesita ser "víctima", puesto que ni toda experiencia es enfermedad pasible de ser medicada, a pesar de los incentivos para transformarla en enfermedad(4). Es necesario rescatar en la población la creencia en la capacidad del ser humano para resolver problemas y en última instancia, manejar las dificultades de la vida; condición imprescindible para apocar el sentimiento de vulnerabilidad que actualmente impera.

Se tiene nuevos acuerdos teoréticos e ideológicos que afirman que la diferencia no solo es inevitable como también positiva(5). Y entonces, el desafío es como vivir en ese cotidiano de individuos y grupos diversos de variadas identidades, que necesitan efectuar alteraciones para adecuarse a la fluidez de los tiempos actuales. Mayor desafío aún es ser individuo y profesional cuyo foco es buscar ayudar a sí y a esos otros en tal contexto. Todavía no cabe el desánimo y como aliento a todos los lectores, piensen que la posibilidad de vivir momentos diferentes y experimentar acciones nuevas y creativas no deja de ser incitante y promisorio.

 

Referencias

1 Bauman Z. Modernidade líquida. Rio de Janeiro: Zahar; 2001.         [ Links ]

2 Perestrello D. A medicina da pessoa. 2.ed. Rio de Janeiro: Atheneu; 1974.         [ Links ]

3 Bruck NRV. Primeiros auxílios psicológicos. Porto Alegre: Gênese Editora; 2009.         [ Links ]

4 St John C, Winston TJ. The effect of social support, on prenatal care. J Appl Behav Sci. 1989; 25:79-98.         [ Links ]

5 Béjar H. Identidades inciertas: Zigmunt Bauman. Barcelona: Herder Editorial; 2007.         [ Links ]

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