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Arquivos Brasileiros de Psicologia

On-line version ISSN 1809-5267

Arq. bras. psicol. vol.69 no.2 Rio de Janeiro  2017

 

ARTIGOS

 

Afrontamiento, salud mental y felicidad bajo huelga y ocupación universitariai

 

Enfrentamento, saúde mental e felicidade sob greve e ocupação da universidade

 

ScriptCoping, mental health and happiness under strike and university occupation

 

 

Emilio Moyano-Díaz

Docente. Universidad de Talca. Santiago. Chile

Dirección para correspondência

 

 


RESUMEN

Se identificó la relación entre estrategias de enfrentamiento, salud mental (SM) y felicidad en trabajadores de una universidad en huelga y ocupación estudiantil, de acuerdo con status laboral - académico o administrativo-, grado de concordancia con el movimiento estudiantil y sexo. Ciento sesenta y dos participantes respondieron a la Escala de felicidad subjetiva y estrategias de enfrentamiento, y a la Escala de Goldberg (GHQ12). Obtuvimos y discutimos: 1) el uso del humor está asociado con SM y la felicidad y ésta, a la reevaluación cognitiva, enfrentamiento religioso y bajo enfrentamiento de evitación, 2) mayor malestar por la ocupación - peor SM, 3) no tener acceso a el espacio de trabajo está asociado con peor SM, más con iguales niveles de felicidad que los que tuvieron acceso, 4) el enfrentamiento varía de acuerdo con el status de académico o administrativo y con el sexo, 5) SM y felicidad no varían de acuerdo con el status académico, 6) aquellos que son pro-movimiento estudiantil presentan mejor SM que aquellos que no lo son.

Palabras clave: Huelga-ocupación; Enfrentamiento; Salud mental; Felicidad.


RESUMO

Identificamos a relação entre estratégias de enfrentamento, saúde mental (SM) e felicidade em trabalhadores de uma universidade em greve e com ocupação estudantil, de acordo com: o status laboral (acadêmico ou administrativo), o grau de concordância com o movimento estudantil e o sexo. Cento e sessenta e dois participantes responderam à Escala de felicidade subjetiva e estratégias de enfrentamento, e à Escala de Goldberg (GHQ12). Obtivemos e discutimos: 1) o uso de humor está associado à SM e à felicidade e esta, à reavaliação cognitiva, ao enfrentamento religioso e ao baixo enfrentamento de evitação; 2) quanto maior o mal-estar pela ocupação, pior a SM; 3) não ter acesso ao espaço de trabalho está associado com pior SM, mas com iguais níveis de felicidade do que aqueles que tiveram acesso; 4) o enfrentamento varia de acordo com o status de acadêmico ou administrativo e com o sexo; 5) SM e felicidade não variam de acordo com o status acadêmico, 6) aqueles que são pró-movimento estudantil apresentam melhor SM do que aqueles que não são o são.

Palavras-chave: Greve-ocupação; Enfrentamento; Saúde mental; Felicidade.


ABSTRACT

We identify the relationship between coping strategies, mental health (MH) and happiness in university workers during a student's strike-campus occupation, according to the status or role -academic or administrative- , degree of agreement to the social movement claims and gender. One hundred sixty-two participants responded the Coping Strategies and Subjective Happiness Scale, and to the Goldberg GHQ12 Scale. It was obtained and discussed that: 1) the use of humor was related with MH, and this was related to happiness, cognitive reprocessing, religious coping and low avoiding coping; 2) the greater discomfort caused by the occupation of campus the lower MH level; 3) those who had no access to their offices, have worse MH than those who did have access, with equal levels of happiness; 4) coping strategies change according role and gender; 5) there is no differences between role types according to MH or happiness, 6) those who are pro social movement have better MH than those who are not.

Keywords: Strike-occupation; Coping; Mental health; Happiness.


 

 

Introducción

En mayo de 2011, durante el único gobierno de derecha electo democráticamente en Chile en los últimos 40 años, los estudiantes universitarios agrupados bajo la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECh) ocuparon las calles reivindicando la necesidad de una educación pública, gratuita, y de calidad. Esto fue acompañado de una huelga y posterior ocupación ("toma") de los campi universitarios de las universidades del Estado y de las particulares tradicionales o antiguas (pertenecientes al Consejo de Rectores de Chile, CRUCh), todo lo cual se prolongó por alrededor de cinco meses (Diario La Tercera, 2011; Emol, 2011). En un primer momento la ocupación de los campis universitarios impidió que otros estudiantes en desacuerdo con aquella pudieran recibir clases, pero posteriormente los ocupantes también prohibieron el acceso de los funcionarios a sus oficinas, y más ampliamente a los campi

El cuestionamiento a la política educacional y particularmente a la relativa a la educación superior de los sucesivos gobiernos (20 años) de la coalición de centro-izquierda (Concertación), tuvo manifestaciones de paro y ocupación que se extendieron también a numerosos establecimientos de educación secundaria, y contaron progresivamente con la aprobación mayoritaria de la ciudadanía. Numerosas familias que tenían hijos en la universidad o en enseñanza media, así como la ciudadanía en general, simpatizaron con el movimiento, plegándose a manifestaciones callejeras cuya masividad y amplitud etaria no se observaba hacía mucho tiempo en el país, y sin responder a directrices de partidos políticos. El índice de aprobación de dicho movimiento social en la opinión pública superó el 65% durante el tiempo de movilización e incluso posteriormente (UPI Chile, 2011). Sin perjuicio de ello, los funcionarios universitarios y los estudiantes que aún concordando con las reivindicaciones de sus compañeros no lo estaban con los métodos utilizados, vieron profundamente alteradas sus condiciones de trabajo o estudio. La muy amplia aprobación ciudadana al movimiento fortaleció a ocupantes de los campus quienes ejercían control sobre los accesos, autorizando o no a quienes podían ingresar, o qué actividades permitían que eventualmente fueran realizadas. Después del segundo mes de huelga, y a causa de la inactividad docente en aulas y las normas laborales vigentes, en algunas universidades se suspendió el pago de remuneraciones a profesores contratados por horas para docencia. Esto, sumado a la imposibilidad de acceder al campus y a las oficinas y realizar el trabajo habitual agudizó tensiones organizacionales, todo lo cual puede ser entendido como una situación de estrés socio-ambiental. Es esperable que quienes sintieran mayor estrés y malestar fuesen aquellos funcionarios que disentían de las reivindicaciones del movimiento estudiantil y que evaluaban que la posibilidad de normalización se posponía a tiempo indefinido, seguidos por quienes estando de acuerdo con aquellas no lo estaban con el paro y especialmente con la ocupación y, finalmente -y en muy menor grado- quienes concordaban con las reivindicaciones y procedimientos de paro y ocupación del movimiento estudiantil.

Como marco general de análisis de este tipo de situaciones se puede utilizar un modelo general de salud mental (Barrón, & Sánchez, 2001) que considera factores estructurales de dos tipos: sociales (alienación) y ambientales (estrés), influyendo sobre el bienestar psicológico (salud mental, depresión) de las personas según su posición social. La conexión entre las dimensiones estructurales y la salud o el bienestar ocurriría mediante la intervención de las variables estilo de afrontamiento, autoestima y apoyo social. Así, se plantea que el nivel de ingreso y el estatus de empleo (posición social), se relacionan inversamente con sucesos vitales negativos y con la alienación, y directamente con la integración comunitaria. A su vez, los sucesos vitales negativos se relacionarían directamente con el deterioro psicológico -medido con el cuestionario de Goldberg- e indirectamente a través del soporte social (Barrón, & Sánchez, 2001). Así, sería esperable que en esta situación de conflicto mientras más alta la posición jerárquica en la universidad menor malestar y menor alienación.

Es probable que funcionarios universitarios que normalmente disponen de oficinas individuales y cuyo libre acceso a ellas les fuera impedido por los estudiantes en ´toma´ (ocupación) experimenten frustración, malestar, emociones y sentimientos negativos respecto de dicha situación. Hubo escaramuzas entre manifestantes y las fuerzas policiales responsables del orden público (carabineros), a causa del corte de calle que aquellos ocasionalmente realizaban en una principal avenida de acceso a la ciudad y contigua al campus universitario, con la consiguiente represión mediante lanza-aguas, ocasionales bombas lacrimógenas y aprehensión de algunos estudiantes. Las autoridades y funcionarios de la universidad discutían acerca de cuál sería la mejor estrategia de afrontamiento posible, si solicitar a la policía intervención de desalojo por la fuerza, incrementar el diálogo, o esperar la evolución de un movimiento cuya dirección superior estaba en la ciudad capital -Santiago- (más que en localmente en cada universidad regional) y cuya amplitud era nacional.

¿Cómo afrontar esta alteración profunda y prolongada del ambiente de trabajo? Así, aquí nos preguntamos ¿Qué impacto tendría esta situación sobre el estado de ánimo y más generalmente sobre la salud mental? ¿Cambia la estrategia de afrontamiento a esta situación según la posición social o jerarquía interna y el género? ¿Cambian la estrategia de afrontamiento, el estado de ánimo y la felicidad según el grado de acuerdo con el movimiento?

Afrontamiento, salud mental y bienestar

El afrontamiento es un proceso dinámico, que implica un esfuerzo cognitivo y conductual de manejo de demandas externas o internas específicas evaluadas como superiores a los recursos de la persona (Lazarus, & Folkman, 1984). Implica una eventual puesta en acción de ocho diferentes estrategias: autocontrol, resolución del problema, distanciamiento, búsqueda de apoyo social, escape-evitación, re-evaluación positiva, afrontamiento confrontacional y, ser responsable (Lazarus, & Folkman, 1984).

Malkoc (2011) en un estudio con la escala de estilo de afrontamiento de Sahin y Durak (1995) (Coping Style Scale, CSS, derivada del inventario de afrontamiento de Lazarus, & Folkman, 1984), evaluó cinco estilos de afrontamiento -auto-confiado, optimista, sumiso, desesperanzado y buscador de apoyo social-, mostrando que el estilo auto-confiado predice positivamente bienestar subjetivo, mientras el estilo desesperanzado lo predice negativamente (Malkoc, 2011).

Roesch, Wee, y Vaughn (2006) solicitaron a participantes indicar la forma en que suelen enfrentarse con acontecimientos estresantes respondiendo la escala de afrontamiento COPE (Carver, 1997 en su versión breve de 28 ítems) que incluye: auto-distracción, afrontamiento activo, negación, abuso de sustancias, apoyo emocional, apoyo instrumental, conducta de evitación, planificación, ventilación (despejarse), re-encuadre positivo, humor, aceptación, afrontamiento religioso, y culpa. Aplicada conjuntamente con el test de personalidad Big Five, fue observado que el neuroticismo se relaciona positivamente con afrontamiento centrado en la emoción (apoyo emocional) y evitación, abuso de sustancias, desapego conductual, ventilación, auto- culpa. La extraversión, la conciencia y la apertura se relacionaron positivamente con afrontamiento centrado en el problema (afrontamiento activo, planeación) y afrontamiento centrado en la emoción (replanteamiento positivo, humor, aceptación) y, finalmente, agradabilidad se asoció positivamente con el afrontamiento activo y humor.

Por otro lado, Silva Fernández y Agudelo Vélez (2011) han identificado un efecto significativo del uso de estrategias de afrontamiento pasivas sobre una auto-percepción negativa de la calidad de vida en aquellas personas que están o se sienten limitados por una enfermedad. Globalmente, meta-análisis muestran que el afrontamiento activo, la re-evaluación positiva, la distracción, y el uso humor se asocian a bienestar, conformando un estilo de aproximación constructivo al estrés. Mientras que la negación, la desconexión, el uso de sustancias, la autoinculpación y la descarga, se asocian al malestar, caracterizándose ya sea por la evitación o por una aproximación rígida e inadaptada al estrés (Campos , Iraurgui, Páez, & Velasco, 2004; Páez, Martínez Sánchez, Sevillano, Mendiburo & Campos, 2012; Penley, Tomaka, & Wiebe, 2002).

Las personas con más recursos sociales y mayor apoyo muestran un perfil de adaptación más adaptativo (Carver, Scheier, & Weintraub, 1989). Quienes tienen mayor status perciben controlar más, expresan más directamente, y están más satisfechos con su manejo de estrés interpersonal caracterizado por el enojo. Los trabajadores de menor status perciben tener menor control, mayor sufrimiento y presentan más afrontamiento de tipo evitativo (Mikolajczak, Tran, Brotheridge, & Gross, 2009). Finalmente, el mayor status en ingresos se asocia ligeramente a menor malestar y mayor felicidad (Diener, 2009).

Son muy escasos son los estudios dónde se aborda la relación entre estilos de afrontamiento y felicidad (Rajabimoghaddam, & Bidjari, 2011; Rim, 1993), y los existentes sugieren que las formas de afrontamiento asociadas a la salud mental, como la modificación de la situación vía afrontamiento directo, la aceptación y distracción, la reevaluación positiva, la regulación fisiológica activa, la expresión regulada y la baja supresión, se asocian a la afectividad positiva y al bienestar (Páez, Martínez Sánchez, Mendiburo Seguel, Bobowik, & Sevillano Triguero, 2013). Se ha descrito diferencias de género respecto de la relación entre estrategias de afrontamiento y felicidad usando, respectivamente, la escala para medir estilos de afrontamiento de Plutchik de ocho categorías de afrontamiento y el Inventario de felicidad de Oxford (OHI) (Rim,1993). Se ha observado pequeñas diferencias de afrontamiento entre sexos, dónde las mujeres informan en general de un uso mayor de afrontamiento y, en particular, de búsqueda de apoyo, de ´rumiación´ y mayor ventilación o descarga, mientras que los hombres informan de mayor evitación y formas de regulación fisiológica (Brody, & Hall, 2008; Páez et al, 2012).

Finalmente, cuando se ha estudiado el rol de la participación de las personas en movimientos sociales y en manifestaciones colectivas, se ha observado que ésta refuerza la identidad colectiva (Haslam, Jetten, Postmes, & Haslam, 2009), acentuando la afectividad positiva, la auto-estima y la integración social (Drury, Cocking, & Reicher, 2009; Neville, & Reicher(2011); Páez, Basabe, Ubillos, & González, 2007; Punamäki, Qouta, Miller, & El-Sarraj, 2011). Muy probablemente entonces, la participación en un movimiento social y sus manifestaciones constituye una fuente de significados positivos y de apoyo social, sirviendo para atenuar el estrés del conflicto social (Scarpa, Haden & Hurley, 2006) y enmarca cognitiva e ideológicamente las respuestas de los sujetos, así como facilita ayuda instrumental (Punamäki, Qouta, Miller, & El-Sarraj, 2011).

El conjunto de la información presentada hasta aquí permite hipotetizar que en esta situación prolongada de paro y "toma": i) el estilo de afrontamiento centrado en la negación, conducta de evitación, abuso de sustancias, descarga o ventilación y auto-inculpación estará asociado a peor salud mental y menor felicidad, mientras que ocurrirá lo contrario con el afrontamiento directo de re-evaluación, ii) quienes sienten vulnerado su derecho a trabajar por inaccesibilidad a su lugar habitual de trabajo mostrarán mayor malestar, caracterizado por problemas de concentración, alteración del ciclo sueño vigilia o irritabilidad, agobio, tensión, y menor capacidad de disfrutar actividades diarias, iii) el nivel de malestar ocasionado por la situación de "toma" estará asociado a peor salud mental, iv) las personas de mayor status funcionario (académicos) frente a los de menos status (administrativos), mostrarán un estilo de afrontamiento más adaptativo y mas felicidad, v) i) hombres y mujeres utilizarán estrategias de afrontamiento diferentes, vi) la adhesión de los trabajadores al movimiento estudiantil y sus reivindicaciones se asociará a un afrontamiento más adaptativo, mejor salud mental y felicidad.

 

Método

Participantes

Se realizó un muestreo no probabilístico por conveniencia de 162 funcionarios de una universidad estatal regional chilena, de los cuales 90 son hombres (56,4%) y 72 mujeres (43,6%), de edad mediana (M = 45,21 años; DT = 10,314), y dónde la mayoría tiene al menos una década de antigüedad en la institución (M = 11,571; DT = 9,279; Mo = 10). La mayor parte de los participantes es académico(a) (f = 96; 58,9%) mientras que el 41,1% (f = 63) pertenece a la planta administrativa (funcionarios(as) sin rol docente).

Instrumentos

Fue utilizado Google Docs, herramienta informática de acceso libre disponible en Google. Se utilizó 3 instrumentos: la Escala de Felicidad Subjetiva (EFS) de Lyubomirsky y Lepper (1999), adaptada para jóvenes universitarios chilenos por Moyano Diaz (2010) que es unidimensional, de consistencia interna alfa de Cronbach de 0,87 y que consta de 4 ítems que se responden mediante una escala de 1 a 7 puntos, donde 1 es nada o no muy feliz, mientras que 7 es mucho o muy feliz. El Cuestionario de Salud Mental General (GHQ 12) validado en Chile por Araya, Wynn y Lewis (1992) y diseñado para detectar riesgo de enfermedad mental, compuesto por 12 ítems de cuatro alternativas cada uno, dos de las cuales tienen un puntaje igual a cero y las dos restantes un punto cada una (Benítez, Quintero, & Torres, 2001). Se considera un puntaje mayor o igual a cinco como indicador de riesgo de patología emocional (Lewis, & Araya, 1995) y cuenta con una adecuada confiabilidad por consistencia interna (αs 0,70; Guic, Mora, Rey, & Robles, 2006). Finalmente, se utiliza la Escala abreviada de Estrategias de Afrontamiento (Brief COPE; Carver, 1997) de 28 ítems con formato de respuesta Likert de 4 puntos, donde 1 es "nunca hago esto" y 4 "hago siempre esto". Su versión española (Morán Astorga, Landero Hernández, & González Ramírez, 2010) presenta una confiabilidad por consistencia interna aceptable (α = 0,68). En la presente investigación todas las escalas resultaron con una adecuada consistencia interna (α EFS = 0,87; α GHQ12 = 0,80 y α Brief COPE = 0,76). Adicionalmente se solicitó información demográfica y de impacto reportado del evento: sexo, estamento de pertenencia, aprobación del movimiento, acceso al lugar de trabajo, y nivel de malestar auto-percibido ocasionado por el paro y "toma".

Procedimiento

Se obtuvo autorización de las autoridades de la universidad para aplicar la batería de instrumentos utilizando los correos electrónicos institucionales de los funcionarios. Luego de contar con la información de contacto y considerando las condiciones particulares de la situación de paro y toma, se decidió incorporar los instrumentos en la base de datos de Google Docs para posteriormente cursar invitaciones para responderlos de forma anónima y voluntaria mediante consentimiento informado. Así, la batería de instrumentos fue enviada a 636 direcciones y cada funcionario tenía la oportunidad para responderla con un tiempo de duración estimado de 35 minutos, luego de lo cual la información era automáticamente registrada en una base de datos Excel en línea, la que se actualizaba cada vez que un participante completaba los instrumentos. La batería estuvo disponible en línea durante 3 semanas, y 163 (87,17%) funcionarios participaron respondiéndola y 24 (12,83%) ejercieron su derecho a no participar. En la consigna de cada uno de los instrumentos fue solicitado a los participantes responder en función de la situación o tiempo de paro y ocupación.

La batería general fue precedida por un consentimiento informado en que se explicó el objetivo de la investigación, el tiempo de duración y los instrumentos en aplicación, el carácter anónimo y voluntario de participar, de modo que si la persona no estaba dispuesta a hacerlo podía ignorar el correo, o marcar la opción "No", en la primera pregunta de la batería: "¿Está dispuesto a participar de esta investigación?" ó, si después de haber comenzado se arrepentía de ello, también podía abandonarla en el momento que quisiera sin ninguna consecuencia. Las respuestas fueron codificadas y analizadas utilizando el programa estadístico SPSS 15.0.

Plan de análisis

Una vez codificada la base de datos, se procedió a evaluar si las medidas de afrontamiento (Brief COPE), salud mental (GHQ12) y felicidad subjetiva (EFS) se distribuían normalmente. Posteriormente, y con el objetivo de estimar la técnica de comparación de grupos más adecuada se realizó el test de Levene, de homogeneidad de varianzas. Los resultados indicaron que ninguna de las medidas se distribuyó normalmente (Zs 1,379; ps 0,045). Por otro lado, y no obstante se cumplió la hipótesis de homogeneidad de varianzas para la comparación de grupos según sexo, acceso al campus, estilo de afrontamiento y la posición jerárquica de los funcionarios (académico o administrativo) para cada una de las medidas de interés (Fs 2,960; ps 0,087) (EFS, Brief COPE y GHQ12), se decidió utilizar técnicas no paramétricas de análisis. Así, para las hipótesis descriptivas y comparativas (v.g. las hipótesis i, ii, iv y vi), se utilizó la prueba U de Mann-Whitney, en tanto las hipótesis correlacionales (iii y v) fueron sometidas a análisis mediante Rho de Spearman. En todos los casos se usaron medidas de tendencia central (M) y de dispersión (DT) para describir las variables de interés (EFS, Brief COPE y GHQ12).

 

Resultados

Afrontamiento, salud mental (SM) y felicidad

Respecto de la hipótesis i, no fue observada una relación significativa entre estrategias de afrontamiento tradicionalmente mencionadas como inadecuadas tales como la negación, conducta de evitación, abuso de sustancias, ventilación y culpa (Rhos[163] 0,057; ps 0,471) y una peor SM. Sin embargo y como esperado, una estrategia considerada adecuada como la centrada en el humor, correlaciona negativamente con riesgo de patología emocional (Rho[163] = -0,20; p = 0,001) mientras que la auto-distracción está asociada a mayor riesgo de patología emocional (Rho[163] = 0,154; p = 0,050 respectivamente). Así, a mayor uso de estrategias centradas en el humor y a menor uso de la auto-distracción, mejor SM.

La felicidad correlaciona positivamente con el afrontamiento de tipo activo (Rho[163] = 0,18; p < 0,02), con la re-evaluación positiva (Rho[163] = 0,20; p < 0,07), con el afrontamiento de tipo religioso (Rho[163] = 0,14; p <0,04) y con el uso del humor (Rho[163] = 0,18; p < 0,02). La felicidad correlaciona negativamente con la auto-inculpación (Rho[163] = -0,24; p < 0,02), con la desconexión (Rho[163] = 0,20; p < 0,007) y la auto-distracción (Rho[163] = 0,19; p < 0,009).

"Toma" como fuente de estrés; malestar y SM

Globalmente para la muestra, hombres y mujeres presentan niveles normales de SM, no presentando riesgo de síntomas de patología emocional ni diferencias significativas ente ambos (Ms= 4,000 y 4,3696; DTs= 2,461 y 2,838; U= 3063,000; Z= -0,685; p= 0,494). Por otro lado, las mujeres aparecen significativamente más felices que los hombres (Ms= 23,000 y 21,171; DTs= 3,541 y 3,732; U= 2289,000; Z= -3,283; p= 0,001).

La posibilidad de acceso o no (Si=2, No=1) al campus universitario (hipótesis ii) parece afectar emocionalmente a los funcionarios como se refleja en los síntomas de SM registrados (Rho[163] = -0.27; p < 0,00), (U = 2193,000; Z = -3,433; p = 0,001) (Figura 1), pero no a la felicidad (U = 3056,000; Z = -0,492; p= 0,623). Así, quienes no tuvieron acceso a su lugar de trabajo puntuaron más alto en presencia de síntomas emocionales negativos que los que sí tuvieron acceso (M = 5,015 y 3,659; DT = 2,496 y 2,672).

Entre los síntomas experimentados por quienes no tuvieron acceso a su oficina están el agobio y la tensión, dificultades de concentración y menor capacidad de disfrutar actividades diarias respecto de quienes sí tuvieron acceso. Cabe destacar que ambos grupos experimentaron en alta frecuencia síntomas de SM referidos a sueño-vigilia e irritación (tabla 1).

Las puntuaciones para cada ítem fluctúan entre 0 y 1 según los criterios de tabulación del GHQ12. Valores cercanos a 1 indican presencia frecuente del síntoma, y valores cercanos a 0 indican ausencia de la sintomatología evaluada.

Por otra parte, no se observó diferencias respecto al uso de estrategias de afrontamiento entre quienes tuvieron y quienes no tuvieron acceso a su lugar habitual de trabajo (U 2690,500; Z -1,749; p 0,080).

Respecto a la relación entre el eventual malestar ocasionado por la "toma" y los síntomas de SM reportados por los funcionarios -hipótesis iii-, se observa una correlación positiva y significativa entre el total de ítems que miden el estrés producido por la ocupación y el GHQ (salud mental) (Rho[163]= 0,56; p = <0,001). También la correlación es positiva y significativa con cada ítem considerado individualmente, de modo que mientras más negativa es la percepción del efecto del paro y "toma" sobre el trabajo, mayor posibilidad de experimentar síntomas de patología emocional (GHQ12) (Rho[163] = 0,461; p = 0,001). Igualmente, a mayor percepción de deterioro del clima de grupo atribuido al paro y toma, más riesgo de síntomas de patología emocional o peor SM (Rho[163] = 0,337; p = 0,001). No se observa relaciones significativas entre la percepción de malestar individual o respecto al clima de grupo, y la felicidad (Rhos[163 ] 0,076; ps 0,338).

Estamento, género, SM, felicidad y estrategias de afrontamiento

Respecto de la hipótesis iv, la comparación de los trabajadores según estamento de pertenencia -académico o administrativo- no arroja diferencias significativas en los síntomas de SM ni tampoco en los niveles de felicidad (MGHQ12 = 4,059 y 4,312; Dts = 2,827 y 2,580, MEFS= 21,626 y 22,208; Dts = 3,720 y 3,769) (Us 281,000; Zs -0,992; ps 0,257). Respecto a las estrategias de afrontamiento utilizadas, sólo se observa diferencias significativas para el caso de las relativas a "auto-distracción" y "desconexión" (U= 2555,500 y 2674,000; Z = -2,275 y -2,010; p = 0,023 y 0,044), donde los funcionarios administrativos utilizan más éstas que los académicos. A pesar de la existencia de diferencias significativas, en ambos casos el uso de estas estrategias es bajo o escaso (M = 2,589 y 2,328; DT = 0,727 y 0,760 para el caso de la auto-distracción y M = 1,574 y 1,369; DT = 0,686 y 0,553 para el caso de la desconexión). Los académicos utilizan más afrontamiento de tipo planificación (Rho[163] = 0,13; p= 0,05), menos del tipo negación (Rho[163]=- 0,15 ;p < 03), menor auto-distracción (Rho[163]=-. 0,18; p < .02), y menor desconexión (Rho[163] = -0,16; p < 0,03). Los trabajadores administrativos por su parte experimentan menos estrés que los académicos (Rho[163] 0,15; ps 0,4).

Respecto de las estrategias de afrontamiento característicamente utilizadas según sexo (hipótesis v) se observa diferencias significativas evaluadas por el Brief COPE, dónde las mujeres utilizan más frecuentemente que los hombres 7 de aquellas (Zs -1,945; ps 0,052), y dónde la única que los hombres utilizan más que las mujeres corresponde al uso de sustancias (M = 1,152 y 1,028; DT = 0,461 y 0,167; U = 2898,500; Z = -2,453; p = 0,014) (tabla 2). Las diferencias más marcadas según sexo a favor de las mujeres corresponden a las estrategias "religión" (M = 2,718 y 2,060; DT = 0,925 y 0,910; U = 1965,000; Z= -4,412; p = 0) y "re-evaluación positiva" (M = 3,218 y 2,739; DT = 0,620 y 0,717; U = 2084,000; Z = -4,081; p = 0).

Adhesión al movimiento estudiantil

Se registra que la mayor parte de los funcionarios está de acuerdo o adhiere a las reivindicaciones del movimiento estudiantil -hipótesis vi-, específicamente respecto a los motivos o petitorio de éste al Gobierno de la nación (f = 128; 78,53% a favor y f = 35; 21,47% en contra). Se observa que quienes están a favor presentan mejor SM -según el GHQ12- que quienes no están a favor del mismo (M = 3,927; DT = 2,596 y M = 5,228; DT = 2,766 a favor y en contra del movimiento respectivamente), siendo esta diferencia significativa (U = 1676,000; Z = -2,296; p = 0,022). Estar por o en contra del movimiento no parece estar asociado a la felicidad de los funcionarios (hipótesis viii) (U = 2227,500; Z =-0,051; p = 0,960), pero quienes son pro-movimiento presentan menos estrés (Rho[163] = -0,18; p < 0,01) y más afrontamiento de aceptación (de acuerdo M=3.19, DT 0.57; en desacuerdo M = 3.0 DT 0.62), y uno menor de tipo religioso (a favor M = 2.2 DT 0.94; en contra 2.87, DT 0.9), y -tendencialmente- muestran mayor uso del humor.

 

Discusión y conclusiones

Con respecto a la relación entre tipos de afrontamiento, SM y felicidad, el afrontamiento mediante el humor se asoció positivamente a salud mental y a felicidad. A esta última se asociaron afrontamientos de tipo activo: la re-evaluación positiva, el religioso, la baja desconexión, la baja evitación, la baja auto-inculpación y la baja distracción. Esta última se asoció a la presencia de más síntomas negativos de SM.

Globalmente, y como esperado, el afrontamiento se asoció más fuertemente con felicidad (7 de 14 asociaciones) que con baja sintomatología (2 de 14) en SM. Se puede concluir así que la relación entre alto afrontamiento adaptativo, bajo afrontamiento inadaptativo y felicidad se confirmó fuertemente, mientras que la relación de afrontamiento con la SM es menor. Así, es más bien la actitud favorable hacia el movimiento lo que aparece asociado a mejor SM.

Estos resultados son importantes, primero, porque confirman que el núcleo de regulación adaptativa del estrés también se asocia a la felicidad, reforzando los pocos estudios existentes (Páez et al, 2013). Segundo, porque sugieren que la regulación emocional de una situación conflictiva vinculada a un movimiento social (estudiantil aquí) refuerza más la felicidad de lo que atenúa la sintomatología en SM. La afectividad negativa aparece vinculada más al conflicto y al estrés, mientras la afectividad positiva se asocia más a actividades sociales y obtención de gratificaciones y, en este caso, a baja evitación y bajo aislamiento social. Además, los estudios de King, Hicks, Krull, y Del Gaiso (2006) muestran que la afectividad positiva se asocia más a la atribución de significado que la afectividad negativa. Efectivamente, aquí la re-evaluación positiva y el afrontamiento religioso -ambos vinculados a la atribución de significado-, se asocian a la felicidad y probablemente a la afectividad positiva, sin estar asociados a síntomas ansiosos o depresivos propios de la afectividad negativa. En una dirección convergente Arias, Masías, Muñoz y Arpasi (2013) han mostrado que la religiosidad correlaciona negativamente con ansiedad y suicidio en funcionarios de una universidad peruana.

En lo referente a las hipótesis segunda y tercera se observó que efectivamente la SM se vio negativamente afectada, muy particularmente, por la imposibilidad de acceder al lugar de trabajo. Como sabemos desde los antiguos estudios sobre territorialidad en etología y en psicología ambiental, los seres humanos son territoriales y, así, podemos explicar porqué los funcionarios experimentaron emociones negativas al impedírseles el acceso a su lugar habitual de trabajo lo que fue vivido con tensión, agobio y problemas de concentración. Además, la percepción de más efectos negativos a causa del movimiento estudiantil aparece asociada a mayor sintomatología negativa en SM, aunque ello no parece afectar la felicidad. Por cierto, la evaluación de la felicidad mediante la SHS se efectúa con ítems de carácter global de un nivel más amplio o general que trascienden así una situación coyuntural como es la de paro y 'toma', motivo por el cuál esta situación no parece afectar la felicidad así evaluada.

Los funcionarios académicos y administrativos no se diferencian entre sí en síntomas de SM ni en su nivel de felicidad, pero sí en cambio en cuanto al estrés o efectos negativos de la "toma", dónde los primeros experimentan éstos significativamente más. La hipótesis anticipaba que los académicos tendrían un afrontamiento más adaptativo (y más felicidad) lo cual no se confirma ya que solo hacen más planificación, la que si bien es una estrategia de tipo directa, no ha aparecido como adaptativa entre los resultados de un estudio meta-analítico (Campos et al, 2004). Ahora bien, comparativamente los administrativos informan de más negación, distracción y desconexión que aquellos mostrando efectivamente una mayor realización de afrontamiento de tipo evitativo, correspondiendo éste a uno de los tipos de estrategia inadaptativa. La ausencia de un afrontamiento más adaptativo junto con la vivencia de mayor estrés, probablemente expliquen que los académicos no informen de más felicidad ni menor sintomatología que los administrativos. Tal vez esto pueda estar asociado a rasgos de mayor competitividad e impaciencia en los primeros, como ha sido observado en gerentes en quienes su afrontamiento centrado en el problema y la sub-escala de impaciencia de la medición del estilo de personalidad tipo A estaban fuertemente asociadas a salud mental y física auto-informada (Guic, Bilbao, & Bertin, 2002). En términos de responsabilidades políticas y administrativas corresponde al cuerpo académico y muy particularmente a quienes están en el gobierno universitario que la organización universitaria funcione normalmente de modo que es esperable que experimenten más malestar e impotencia.

Como se esperaba, funcionarios hombres y mujeres afrontan diferentemente la huelga y "toma" del campus universitario, utilizando las últimas más estrategias de búsqueda de apoyo social y emocional, afrontamiento de tipo religioso y de re-evaluación positiva, y auto-distracción, en tanto los hombres acuden más al abuso de sustancias. Esto va en la dirección de los resultados encontrados en otros estudios sobre diferencias de género y puede explicar -en parte- las diferencias en felicidad a favor de las mujeres (Brody, & Hall, 2008). Las mujeres tienden a aparecer prestando más frecuentemente atención a las emociones que los hombres, lo cual es consistente con su mayor empatía que los hombres pero, a la vez, este centramiento mayor en las emociones se relaciona con estrategias de afrontamiento menos adecuadas que las de los hombres quienes se caracterizarían por una mayor autoregulación ante el estrés (Martínez, Piqueras, & Inglés, 2011).

Por otra parte, en relación al rol positivo de una actitud favorable y eventual identificación con un movimiento social sobre la SM y la felicidad, se obtuvo una confirmación parcial en el primer aspecto ya que quienes estaban de acuerdo con el movimiento estudiantil y su petitorio experimentaron menos síntomas negativos de SM en comparación a quienes no adherían. Esto se puede interpretar en el sentido que las consecuencias emocionales negativas experimentadas -por ejemplo- por los funcionarios impedidos de ingresar a sus oficinas (o laboratorios) están moduladas por el grado de acuerdo con el movimiento, ya que si las personas son pro-movimiento experimentan menos síntomas emocionales negativos que quienes están en desacuerdo con él. Las primeras percibieron menos estrés y usaron más el humor, el que a su vez se asoció a menor sintomatología negativa. Al contrario, quienes disentían del movimiento percibieron más efectos negativos de éste, experimentaron emociones negativas que constituyeron síntomas de patología emocional, aunque su nivel global de felicidad no fue afectado.

Globalmente, el nivel de felicidad de la muestra es más que satisfactorio. Como sabemos, la felicidad se compone de una valoración positiva de la propia vida más la vivencia frecuente de emociones positivas. Así, puede interpretarse aquí que aún bajo condiciones presentes un poco ruines (especialmente para quienes no están a favor del movimiento estudiantil) las personas evalúan trascendiendo la coyuntura (esta situación de paro y "toma" es transitoria, ya pasará), toda vez que 'paro y toma' son más bien inhabituales o excepcionales. Por otro lado, el hecho que la felicidad se asocie a afrontamiento adaptativo activo, de re-evaluación y escasa evitación sugiere que la respuesta ante un conflicto estresante ayuda a mantener aquella. En la misma dirección, es la identificación con el movimiento y el uso del humor lo que se asocia a minimizar los efectos negativos del conflicto y atenúan la afectividad negativa constituida por los síntomas depresivos y ansiosos. Esto muy probablemente se acentúe en quienes están a favor -o ven con simpatía- las reivindicaciones del movimiento estudiantil y lo que acontece y, muy especialmente, alimente la expectativa de que cada día más de paro y toma aumenta la posibilidad de éxito de los estudiantes en su intento por impactar al gobierno en las políticas educacionales que se desea cambiar (especialmente en un país cuya organización político-administrativa no cuenta con otros mecanismos 'de escucha' de la base social, ni modalidades de plebiscito o similares).

Tanto fue el éxito que alcanzó este movimiento estudiantil de paro prolongado y tomas, que hoy, a 5 años de su despliegue, observamos como su principal reivindicación -asimilada en el programa de gobierno 2014-2017 por la Presidente Michele Bachelet- se está materializando en una educación superior pública gratuita (como bien público, principal reivindicación estudiantil, y no ya como mercancía). Gracias a este gran movimiento estudiantil de alcance nacional que abarcó la mayor parte del año lectivo 2011 (cuyo antecedente fue otro de estudiantes secundarios en 2006), hoy la gratuidad alcanza a aproximadamente un 33% de la población de estudiantes, lo cual se irá naturalmente incrementando en los años venideros (Delpiano, 2016). El movimiento estudiantil tuvo tanta fuerza que se plegó a él la Central Unica de Trabajadores, el Colegio de Profesores entre otras organizaciones sociales, cayó un ministro de educación poniendo en jaque al gobierno (de derecha), sedes de partidos políticos fueron ocupadas por los estudiantes denunciando la falta de compromiso de éstos con la educación pública, surgieron líderes estudiantiles que luego se tornaron diputados (C. Vallejos, G. Jackson, G. Boric), y su reivindicación principal de una educación pública gratuita fue recogida en el programa político sobre el cual fue elegido el siguiente gobierno nacional, recuperado por la centro-izquierda,

Una principal limitación de este estudio es que es de tipo transeccional, con una única medición y sin manipulación de las variables concernidas. Así, al no contar con medidas previas -ni de seguimiento- ni con un diseño experimental, no se debe interpretar los resultados obtenidos como siendo causados necesariamente por las acciones del movimiento estudiantil y social y, particularmente, del paro y "toma" prolongados, aún cuando se cuenta con muchas razones para sostenerlo. Muy especialmente, la observación participante en la conversación cotidiana con académicos y administrativos en la base de la institución, y las muy numerosas reuniones (diarias) en las instancias superiores de la misma, en que fue posible observar la inquietud, incertidumbre, ansiedad, quejas y el malestar, causadas por la situación la cual, sin embargo, ha sido capaz de introducir una transformación muy sustantiva en la política pública de la educación en Chile.

 

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Dirección para correspondência:
Emilio Moyano-Díaz
emoyano@utalca.cl

Submetido em: 06/04/2015
Revisto em: 09/12/2016
Aceito em: 27/10/2017

 

 

i Agradecimientos: al Dr. Darío Páez R. (U. de País Vasco) por sus valiosos comentarios a una primera versión de este manuscrito, durante su estadía de investigación en el contexto del proyecto Fondecyt n°1131152 bajo mi responsabilidad.

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