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Psicologia para América Latina

versión On-line ISSN 1870-350X

Psicol. Am. Lat.  n.0 México ago. 2002

 

RESEÑA DE LIBROS

 

Comentario al libro "varones. Género y subjetividad masculina" de Mabel Burín e Irene Meler

 

 

Elina Carril Berro

Faculdad de Psicología (UDELAR)

 

 


 

 

Mujeres pensando varones. Psicoanalistas de género pensando la subjetividad masculina. Una lectura ingenua o sobre ideologizada, podría deducir que ambas definiciones podrían ser los términos de una ecuación A=B. Pero la diferencia radica justamente, en la perspectiva teórica y disciplinar desde la cual se ubican las autoras para escribir este ensayo.

A partir de los Estudios de la Mujer y posteriormente los Estudios de Género, las condiciones de opresión, exclusión y discriminación de las mujeres quedaron en evidencia, así como los dispositivos sociales y las operaciones simbólicas que favorecieron su legitimación. Simone de Beauvoir había dicho hace Ceros cuantos años -muchos- que las mujeres no nacen, se hacen. Los Estudios de Género, los Men's Studies y un psicoanálisis que se permite deconstruir, nos revela, que los varones - al igual que las mujeres- no nacen, también se hacen.

Es desde esta encrucijada teórica, la de los Estudios de Género y el Psicoanálisis, que las autoras emprenden la ambiciosa tarea de revisar los aprioris históricos y culturales desde los cuales se fue construyendo la subjetividad masculina, en particular aquella que ha resultado del ejercicio del dominio social masculino, producto de las sociedades patriarcales.

Las voces de Burín y Meler, se mezclan, se separan, se yuxtaponen, en una suerte de concierto para dos manos, pero cada una con un piano propio. Así, se unen en el prólogo y el primer capítulo para dividirse luego y democráticamente, los temas que van conformando el libro y que reflejan los intereses y campos de experiencia particulares, volviendo a unir sus voces hacia el final. El respeto mutuo y la comunidad de ideas, queda también visibles en las reiteradas citas que cada una hace de la otra, mostrando un reconocimiento hacia el pensamiento ajeno y reivindicando - con derecho- una producción propia y local.

El primer capítulo propone al concepto de género, como el instrumento útil para el estudio de la subjetividad masculina. La categoría género, fue impulsada, a mediados de los setenta por el feminismo académico anglosajón, con la pretensión de diferenciar las construcciones sociales y culturales de la biología. Pero como sostiene Joan Scott, es casi imposible estudiar las diferencias psicológicas entre hombres y mujeres, sin estudiar a su vez la cultura, la sociedad y su historia. Burín y Meler, utilizan al género no solo desde un punto de vista descriptivo, sino como una categoría de análisis y sostienen su validez como categoría psicoanalítica, sin soslayar que se trata de una herramienta teórica que trasciende las fronteras de las disciplinas. Ellas mismas definen sus trabajo, como una compleja articulación entre el Psicoanálisis, los Estudios de Género y el análisis del poder implícito en los vínculos sexuales y afectivos entre los sexos.

Qué es la masculinidad social y cómo se construye la subjetividad masculina, son los dos interrogantes que disparan dos de los capítulos. Para contestar la primera, Meler se apoya en algCeros estudios antropológicos sobre la masculinidad, convertidos algCeros, ya en clásicos. Contrasta así los trabajos de David Gilmore, (antropólogo norteamericano que considera que tanto los roles de género estereotipados en general y la masculinidad en particular, se enmarcan dentro de una estrategia de supervivencia de los grupos humanos) con los del francés Maurice Godelier, quien se ha interesado en las formas de ejercicio de poder de un sexo sobre el otro. Recoge Meler a su vez, los trabajos de Stoller y Herdt, quienes desde una postura psicoanalítica y antropológica, sostienen que la masculinidad es un proceso complejo de construcción que se inicia en la infancia y que por las condiciones de crianza, el varón deberá hacer un supremo esfuerzo por desidentificarse de su madre, y desarrollar poderosas barreras intrapsíquicas para eludir el peligro, siempre presente, de la fusión con la madre. Meler no adhiere acríticamente a las teorías que resultan de los estudios mencionados, sino que hace una lectura cuestionadora, preguntándose por ejemplo :" cuáles son los aspectos definitorios de la masculinidad, así como las características específicas de la femineidad. Estas preguntas no implican una búsqueda de esencias transhistóricas, sino de insistencias sociosimbólicas y prácticas" (pag. 117). Burín a su vez, trabaja sobre los modelos de masculinidad tributarios de la Modernidad y su decaecimiento. Esta masculinidad hegemónica, basada en ideales que se confunden con aquellos propuestos por las sociedades occidentales a partir de la Ilustración, está puesta en entredicho, no solamente por las mujeres, sino por los propios actores.

Particularmente interesante, resulta el análisis que Meler realiza acerca de la concepción feudiana acerca de los orígenes de la cultura. El carácter abstracto y supuestamente impersonal de la conciencia moral masculina, queda desmitificado, cuando se corren los velos y quedan visibles los dispositivos de dominación que están por debajo de la formulación de leyes, supuestamente universales.

La paternidad, por su parte es abordada desde dos ángulos: Meler se detiene, luego de un recorrido por las distintas imágenes paternas que desde la mitología, el derecho y la historia, han circulado por nuestra cultura, a profundizar en las causas de la actual crisis. Propone a su vez, modelos alternativos -ya presentes en nuestro horizonte- para una paternidad basada en el modelo patriarcal. Burín, desde una perspectiva que incluye la clínica, postula hipótesis sobre la importancia de la figura paterna, para la adquisición de la subjetividad sexuada, tanto para varones como para niñas.

El diálogo constante de las autoras con otras disciplinas, desde un psicoanálisis implicado y abierto, hace de Varones un texto, quizás ambicioso pero no menos ineludible, para quienes se interesen, en esta perspectiva, que como sostiene Juan Carlos Volnovich, es Cero de los desafíos teóricos más interesantes y fecundos que se le proponen a el /los psicoanálisis del siglo XXI.

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