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Psicologia para América Latina

versión On-line ISSN 1870-350X

Psicol. Am. Lat.  n.6 México mayo 2006

 

ESTRUTURA Y DINÁMICA FAMILIAR

 

La educación primacía de la familia mediatizada por las instituciones educativas

 

 

Milagros Damián Díaz; Irene Daniela Muria Vila

UNAM - México

 

 


RESUMEN

La familia, la escuela y la comunidad son tres contextos que ejercen influencias importantes en el desarrollo psicológico de los niños. Las diversas funciones de estos contextos son fundamentales para conformar al ser social que está en desarrollo. En este artículo se describen las definiciones, conceptos, relaciones e intercambios entre los tres contextos y su injerencia en el desarrollo de los pequeños. También se describirán los problemas más urgentes que interfieren con la educación familiar y el contexto escolar en el desarrollo psicológico de los niños y los aspectos más importantes que pueden optimizar una continuidad y congruencia entre la educación familiar y la educación escolarizada en beneficio de los pequeños. Finalmente se analizan las funciones de los profesionales involucrados en la educación formal de los niños.
Se concluye exponiendo ciertas recomendaciones sobre la integración de todos los contextos educativos.

Palabras clave: Educación, Familia, Escuela, Comunidad.


ABSTRACT

The family, the school and the community are major contexts which have important influence in the psychological development of children. Different functions of these contexts are basic for this development. This paper describes the importance of definitions, concepts, relationships and interchange among these contexts in order to benefit children development and their families. This paper also describes the most urgent problems and their interference on family education, as long as an analysis of the professionals’ functions enrollments in Education.
The conclusions point out certain recommendations about the importance of the integration of all the social and educative contexts.

Keywords: Education, Family, School, Comunity, Recomendations for the integration of three contexts.


 

 

Introducción

La educación no se inicia en las escuelas; de verdad empieza en el seno familiar. La transmisión de valores, hábitos, rutinas, patrones de crianza, creencias falsas y verdaderas etc., es fomentada, en primer lugar, por los padres de familia. Los hijos, más adelante, estarán inmersos en una educación formal en centros escolares básicos, medios y profesionales. Lo importante de esta continua educación es la congruencia e integración del desarrollo humano, considerándose éste como el proceso por el cual una persona en crecimiento adquiere una concepción más amplia, diferenciada y válida y se vuelve capaz de realizar actividades propias de su ambiente. El desarrollo humano supone un cambio en las características de la persona, una constante reorganización en su vida que influye tanto en su percepción como en su acción. La persona va más allá de la situación inmediata para tener una imagen de otros entornos en los que ha participado activamente (Bronfenbrenner 1987). En ese continuo desarrollo humano la educación juega un papel importantísimo que no se debe perder de vista. Debe tomarse en cuenta la perspectiva filo y ontogenética del desarrollo humano lo que significa el reconocimiento y transmisión de las bases científicas, y la consolidación del contexto cultural, político, económico, social, emocional y moral en el que se desarrolla la educación y la instrucción a través del proceso de enseñanza-aprendizaje. De ahí la importancia de reflexionar, analizar y describir las principales influencias de la educación y su relación con el desarrollo humano.

El propósito de este trabajo consiste en identificar por una parte, los problemas más urgentes que interfieren con la educación familiar y escolar en el desarrollo psicológico de los niños y describir los aspectos más importantes que pueden optimizar una continuidad y congruencia entre la educación familiar y la educación escolarizada en beneficio de los pequeños que serán los próximos adultos.

Macrosistema y microsistema

 

 

La familia

Es adecuado iniciar este trabajo con una descripción de la concepción de lo que es o representa la familia, su importancia, sus funciones etc. La familia constituye el primer entorno educativo de los hijos, y tiene por objetivo llevar a cabo un conjunto de experiencias estructuradas de una determinada manera, a través de las actividades que se relacionen promueven, alientan, y apoyan a la propia familia, Rodrigo y Palacios, 2001, también hay que tomar en cuenta que el principal entorno de los individuos es el núcleo familiar dado que los padres aportan una acción continuada y estable, y su papel es indiscutiblemente muy significativo.

Otro elemento importante a tomar en cuenta en la definición es el considerar a la familia como la unión de personas que comparten en común un proyecto vital de existencia en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia a dicho grupo, y en donde existe un compromiso personal entre sus miembros y se establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia Andolfi desde una perspectiva sistémica (1984 cit. en Rodrigo y Palacios 2001) define a la familia como un conjunto organizado e interdependiente de unidades ligadas entre sí por reglas de comportamiento y por funciones dinámicas que está en constante interacción entre sí y en intercambio permanente con el exterior. El autor también añade que la familia es como un sistema relacional que supera a sus miembros individuales y los articula entre sí y por tanto tiene las características de un sistema abierto (Andolfi, 1985, cit. en Huguet 1999), en donde hay subsistemas de relaciones adulto-adulto (pareja), adulto-niño (padres e hijos) y niño-niño (entre hermanos), e interacciones complejas que afectan a todos y cada uno de los subsistemas. Siendo esto el microsistema al que se refiere Bronfenbrenner (1987).

Huguet (1999) enfatiza que la familia representa el refugio emocional de sus miembros frente a las exigencias o dificultades que impone el mundo exterior, sin embargo, actualmente la familia se ha convertido en una unidad especializada que asume las funciones domésticas, que defiende a toda costa su intimidad y su privacidad, y que son éstas características cada vez más valoradas. Sin duda alguna, otros autores definirán lo que para ellos es la familia, sin embargo, en este trabajo se resumen a continuación los elementos clave que definen a la familia tomando en cuenta las anteriores definiciones:

• Es el contexto social y educativo más importante del primer periodo de desarrollo de los niños.

• Es el escenario sociocultural y filtro a través del cual llegan a los niños muchas actividades y herramientas que son típicas de la cultura y mediante ellas se construye la mente infantil

• Es el Grupo social humano en donde existen adultos que están en proceso de alcanzar su desarrollo humano, su identidad y su madurez personal.

Y cuyas funciones son las siguientes:

• El asegurar la supervivencia de los hijos, su sano crecimiento y su socialización.

• El demostrar su parentalidad intuitiva que hace posible el acceso de los bebés al diálogo, a los símbolos y al lenguaje, y por ende a su integración sociocultural.

• El aportar un clima de afecto y apoyo, para establecer las relaciones de apego y de compromiso emocional con los hijos.

• El estimular a los hijos para que sean seres con capacidad para relacionarse competentemente con su entorno físico y social.

• El construir personas adultas

• El afrontar retos y el asumir responsabilidades y compromisos. Incluyendo el tomar decisiones con respecto a otros contextos educativos.

• El proporcionar un contexto del encuentro intergeneracional donde los adultos amplían su horizonte formando un puente entre el pasado (abuelos) y el futuro (hijos).

• Es el dar apoyo social para las diversas transiciones vitales que ha de realizar el adulto (búsqueda de pareja, de trabajo, de vivienda, de nuevas relaciones sociales, jubilación, vejez, etc.).

Posiblemente las anteriores funciones no son las únicas, pero quizá si son las más representativas de la familia, sin olvidar que el papel que desempeñan el padre y la madre es el poner en marcha un proyecto educativo en el que se implican tanto personal como emocionalmente. Los padres para llevar a cabo esos proyectos educativos adoptan ciertas concepciones e ideologías o creencias cognoscitivas en sus formas de criar a sus hijos que pueden ser tradicionales (conciben a la educación con la implementación reglas rígidas e inalterables), modernas (con formas liberales en la educación sin restricciones) y paradójicas (las reglas utilizadas son ambiguas y en ocasiones contradictorias). A partir de tales concepciones Palacios, Moreno, e Hidalgo (2001) realizaron un estudio y encontraron que el 25% de los padres mantenían concepciones tradicionales, en un 30% se encuentran los padres modernos y en 45% estaban los padres paradójicos. Lo anterior cobra importancia si se recuerda que la principal función de la familia es el guiar el desarrollo y crecimiento del niño y por ello se convierte en el primer agente educativo y socializador (Huguet, 1999).

La escuela

Igualmente importante es la escuela o los centros escolares los cuales se convierten en el escenario central donde se van a desarrollar las experiencias de formación y educación de los niños-alumnos, que se iniciaron en el seno de la familia.

Durante la infancia y la adolescencia, la escuela va constituir un punto de referencia importante, convirtiéndose en una de las principales fuentes de influencia sobre el desarrollo a excepción de la familia ninguna otra institución social va a gozar de una posición tan privilegiada (Oliva y Palacios, 2001).

La escuela es un sistema básico y determinante que apoya y complementa la función educativa de la familia, de ahí la importancia de que ambos sistemas pueden coordinarse y colaborar conjuntamente en beneficio de los niños-alumnos-adultos, y con eso favorecer el desarrollo de las sociedades modernas.

Es posible la interacción coordinada entre ambas, a pesar de que en ambos sistemas tienen problemas difíciles de solucionar, sufren conflictos en función de presiones internas, por ejemplo, en la escuela existen cambios en el profesorado, individuos que plantean cambios al sistema etc. Y presiones externas, la sociedad, las familias, las reformas educativas etc.

Al igual en la familia se presentan problemas como serían la necesidad de cohesión afectiva y emocional, la pobreza, el que el hogar sea un espacio desprotegido de tensiones y violencia para los niños, que el contexto inmediato sea un ambiente social tóxico en el que puede funcionar como una forma de trasmisión de la violencia y por último que la familia cuente con escasos servicios y apoyos comunitarios de carácter lúdico y cultural.

La relación familia y escuela

La familia y la escuela son los contextos principales en los que transcurre la existencia de los más pequeños, tales ámbitos dejarán una fuerte huella en el futuro del alumno. Ambos sistemas mantienen una relación complementaría bajo un común denominador y objetivo primordial: el lograr una educación de calidad para los hijos y alumnos respectivamente. Para ello es necesario llegar a acuerdos y aunar esfuerzos, no sólo con el fin de aprovechar mejor los respectivos recursos, sino también para conseguir la continuidad que tal objetivo requiere.

Es una opción la relación eficaz y productiva entre la familia y la escuela, para los alumnos, siempre y cuando se cumpla como un compromiso a largo plazo que supone un respeto mutuo, un asumir conjuntamente responsabilidades y una amplia implicación de unos a otros en las distintas actividades, esto es, una continuada colaboración a lo largo de toda la escolaridad (Palacios y Paniagua 1992).

A pesar de la evidencia y la necesidad de esa interacción familia-escuela no se lleva a cabo, debido generalmente a la falta de comunicación, entendimiento y comprensión, tanto de la familia como de la escuela, reduciéndose tal interacción exclusivamente a encuentros burocráticos y puntuales, aunado a lo anterior también se constata una falta de predisposición e implicación para la colaboración y la participación por parte de ambos sistemas.

A pesar de las evidencias empíricas y científicas de que la familia y la escuela representan contextos socializadores bien diferenciados entre sí, y tomando en cuenta que las experiencias son distintas en ambos escenarios, persiste una discontinuidad entre hogar y escuela que ha llegado a ser considerada como una de las causas principales de fracaso escolar, particularmente para aquellos niños pertenecientes a medios más desfavorecidos.

Huguet (1999) comprobó a través de sus estudios lo que Bronfenbrenner (1987) declaró en cuanto a que el potencial evolutivo de los entornos en los que crece un niño, se ve favorecido por los roles y las actividades en las que participa el niño tanto en la familia como en la escuela, siempre y cuando exista en tales sistemas:

• Una confianza mutua entre ellos, estamos hablando de aceptar y valorar lo que aporta la familia.

• Con una orientación positiva, en donde se destaque los aspectos positivos que poseen tanto la familia como el maestro.

• Es pensar cómo se puede intervenir para mejorar la situación, la relación y la colaboración de la familia.

• Un consenso de metas entre ambos entornos y

• Un acuerdo manifiesto de un creciente equilibrio de poderes entre los dos para el bien de los niños y alumnos.

Cuando se establecen esos vínculos entre la familia y la escuela se puede afirmar que se ha creado el apoyo indispensable y eficaz que favorece a sus respectivos potenciales educativos.

Condiciones para que se incremente el potencial educativo de los dos sistemas: familia y escuela. (Bronfenbrenner 1987 y Huguet 1999).

Confianza mutua

• Es el aceptar y valorar lo que aporta la familia

• Es respetar y comprender a los padres

• Es ofrecer una orientación y una colaboración

• Es ayudarles y animarles a dar lo mejor de sí mismos.

Orientación positiva

• Es el destacar los aspectos positivos que poseen la familia y el maestro.

• Es pensar cómo se puede intervenir para mejorar la situación, la relación y la colaboración de la familia.

Consenso de metas entre entornos

• Es obtener información relevante de ambos sistemas, la familia de la escuela y ésta de la familia.

• Es el compartir propósitos educativos.

• Es el establecer comunicación y consenso entre la familia y la escuela de las prioridades educativas.

Creciente equilibrio de poderes

• La familia y la escuela deben sentirse mutuamente respaldadas y valoradas.

• Es el potenciar una mayor frecuencia y calidad de la comunicación entre la familia y la escuela

• Es el evitar prejuzgar las actuaciones de los profesores

• El profesor fomentará la colaboración de los padres en la ayuda prestada a sus hijos.

Intervención conjunta de ambos sistemas familia y escuela

La finalidad de cualquier intervención debe orientarse a conseguir la integración de los diferentes entornos, por un lado, debe facilitar los recursos de la familia para mejorar al máximo su capacidad educadora y potenciar la integración social de ésta, y por otro, lograr la participación y la colaboración directa de la familia con la escuela.

Se ha comprobado a través de los estudios de García (1996) que los niños progresan más en las aulas en las que se emplean reglas de interacción parecidas a las que usan más frecuentemente en su hogar, y su rendimiento se ve afectado negativamente cuando hay notorias diferencias respecto a las normas de interacción predominantes en la familia.

También se han obtenido datos que apoyan el trabajo conjunto de ambos sistemas, Kurdek y Sinclair (1988 cit., en García 1996), encontraron que el número de actividades intelectuales en las que los miembros de la familia participan aporta mayor cantidad de calificaciones altas de los alumnos de octavo grado, que lo que puede aportar el género, la estructura de la familia o el grado de conflicto en la familia.

Un profesional importante entre estos dos sistemas lo representa el psicólogo educativo o psicopedagogo, él debe tener la cualidad de mantener la neutralidad entre los dos sistemas familia y escuela, logrando un respeto real, explícito y manifiesto sobre sus respectivos valores, creencias y maneras de comportarse para llevar a cabo las cosas de manera conjunta. Este profesional tiene la obligación de solucionar conflictos, y posiblemente una forma sería destacando y valorando las actitudes y aspectos positivos de los sistemas y de las personas por encima de los negativos, su rol debe ser de mediador para poner en marcha resoluciones y mejoras de situaciones conflictivas, por todo ello su actuación es clave para concretar acuerdos, para avanzar y detectar aquello que interfiere con la buena conducción de la intervención.

Finalmente, la intervención del psicopedagogo o psicólogo educativo debe estar encaminada a conseguir la participación activa de todos y cada uno de los individuos de los dos sistemas familia-escuela para mejorar y cambiar las situaciones disfuncionales que impiden el curso adecuado del desarrollo de las personas involucradas en esta asociación.

El trabajo del psicopedagogo o psicólogo educativo como mediador debe tomar en cuenta en primer lugar el nivel de las concepciones e ideas de los respectivos roles que desempeñan las personas en ambos sistemas, y en segundo lugar establecer rápida y eficazmente entre todos los involucrados (psicopedagogo, familia y escuela), los canales de comunicación que sean efectivos, eficaces y positivos (Huguet, 1999).

La intervención en estos dos sistemas es de colaborar e implicarse, el primer término hace referencia a las relaciones hogar-escuela, y al como los padres y los educadores trabajan juntos promoviendo el desarrollo académico y social de los hijos-alumnos. La colaboración hogar-escuela es una actitud, no una actividad y ocurre cuando las partes comparten responsabilidades y metas comunes, se ven como iguales y contribuyen al proceso adoptando formas colaboradoras.

La filosofía que subyace a tal colaboración es el reconocimiento de que los dos sistemas trabajando juntos pueden alcanzar más metas que estando separados y que tanto los padres como los educadores tienen responsabilidades y roles en esa esperada y fructífera asociación. (García, 1996).

En tanto, el segundo término implicación de los padres se define operativamente por los tipos y formas que adoptan ante diferentes programas y lugares. Epstein y Dauber (1991) clasifican 6 tipos principales de implicación de los padres a saber:

Obligaciones básicas de los padres, como es el bienestar y la salud de los niños, asegurar las habilidades que los niños necesitan poseer para estar preparados para asistir a la escuela, la supervisión, la disciplina y la guía de los hijos en cada periodo de desarrollo etc.

Obligaciones básicas de la escuela, se refieren a la comunicación de la escuela con la familia sobre los programas y actividades escolares y sobre el progreso de los hijos.

Implicación de los padres en la escuela, abarca las actividades realizadas por los padres como voluntarios y como una forma de manifestación de apoyo a la escuela.

Implicación de los padres en actividades de aprendizaje en el hogar, se refiere a los requerimientos que hacen los profesores a los padres para que apoyen en casa a su hijo en actividades de aprendizaje.

Implicación de los padres en actividades de consejo y dirección de la escuela, se refiere a la participación de los padres en asociaciones u organizaciones de padres, profesores, consejos escolares, comités o grupos de la escuela, área o comunidad.

Colaboración e intercambios con organizaciones comunitarias, incluyen la coordinación de los servicios de la comunidad para desarrollar programas escolares en apoyo a un mejor y mayor aprendizaje de los niños.

 

Conclusiones

Lo analizado anteriormente nos indica que instancias son especialmente las que inciden en la educación de los niños, sus funciones, sus problemas, y sus cometidos. Con base en ello se dieron lineamientos generales de cómo deberían involucrarse para mejorar el potencial evolutivo de los niños, optimizar el aprendizaje de éstos, y de convivir ambos sistemas de la manera más óptima posible. Sin perder de vista a la comunidad la cual esta inmersa en estos sistemas y a través de ellos absorbe los valores, principios, y comportamientos que los caracterizan.

Bronfenbrenner desde 1987, bien indica como crítica básica, el hecho de que apenas se toma en cuenta a la estructura del ambiente inmediato o microsistema, en el que están inscritos los individuos en las actuales corrientes psicopedagógicas. De igual manera Bruner (1987) plantea las mismas preocupaciones que Bronfenbrenner cuando advierte que una reforma educativa que se limite sólo a las escuelas y no a la sociedad en general está condenada al fracaso, aún cuando se tome en cuenta una teoría pedagógica que sustente la instrucción adecuada y de fácil manejo, no basta con ello, puede resultar tal teoría ineficaz en la práctica si no incorpora las necesidades más urgentes e idiosincrásicas de una sociedad.

Un ambiente de aprendizaje es educativo cuando capacita al individuo a aprender y a desarrollar habilidades especializadas, cuando los ambientes de aprendizaje del hogar, de la escuela y de la comunidad están interconectados y cuidadosamente coordinados para servir a las necesidades de desarrollo de los individuos podremos hablar de una auténtica comunidad educativa.

Todo lo anterior debe tomarse en cuenta cuando se pretende implementar un cambio en la teoría psicopedagógica, la cual será apropiada cuando concuerde con una concepción cultural acorde a su función, esto es, cada cultura tiene un concepto de la naturaleza del niño, sobre lo que es un buen adulto, también tiene un concepto sobre los medios que considera adecuados para pasar de la naturaleza de un niño a la naturaleza de un adulto. Con base en eso y con la finalidad de contribuir a mejorar la educación en nuestra sociedad, las orientaciones y lineamientos generales expuestos en este trabajo tienen el propósito de señalar que los sectores más importantes de la sociedad son claves en el desarrollo y educación de los niños-alumnos.

Concordamos con Huguet (199) cuando afirma que no hay una sola manera de intervenir, debemos analizar cada situación o actividad, su finalidad y el tipo de colaboración que nos demanda la situación, para poder adecuar la manera y el modo de trabajar con las características y necesidades de las diferentes poblaciones.

Consideramos a la negociación, al tipo de colaboración y a la implicación que están dispuestos a aceptar ambos sistemas familia-escuela como herramientas esenciales para llegar a acuerdos y trabajar conjuntamente para optimizar la instrucción enseñanza-aprendizaje.

Aceptamos la figura del psicopedagogo o el psicólogo educativo para que funcione como mediador, él deberá conocer cómo se establecen las relaciones y la comunicación en los grupos humanos, deberá poder comprender e interpretar los procesos de desarrollo y aprendizaje en las edades en las que se está interviniendo.

Quizás a través de una aproximación sistémica de la interacción con los grupos humanos se logren excelentes concepciones e instrumentos para intervenir en los aspectos de comunicación y relación. Por medio de una concepción constructivista se ayuda a interpretar y colaborar en los procesos de aprendizaje y enseñanza de los alumnos y de los demás adultos implicados.

Independientemente de las concepciones que se desprenden de ambos marcos teóricos deben ir acompañadas de una indispensable y necesaria contextualización de la familia y de la institución educativa, tales sistemas poseen sus propias finalidades y características, y una amplia y rica diversidad que hay que respetar y atender. (Huguet, 1999).

Finalmente, el hecho de que la familia y la escuela constituyan los principales contextos de desarrollo para niños y adolescentes pone de relieve la importancia que tiene el estudio de las semejanzas y diferencias entre uno y otro contexto, Oliva y Palacios (2001) como serían:

• Los objetivos educativos o socializadores de uno y otro sistema.

• Sus distintas responsabilidades

• El tipo de actividad que tienen lugar en cada entorno

• Las relaciones que se establecen entre padres y educadores

 

Bibliografía

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