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Psicologia para América Latina

On-line version ISSN 1870-350X

Psicol. Am. Lat.  no.7 México Aug. 2006

 

ANÁLISIS Y CONSTRUCCIONES TEÓRICAS EN PSICOLOGÍA

 

Diatriba por un nacimiento. Elogio para un advenimiento

 

Diatribe to a birth. Tribute to an accession

 

Diatriba por um nascimento. Elogio para uma cegada

 

 

Manuel Calviño

Facultad de Psicología, Universidad de La Habana (Cuba)

 

 


RESUMEN

La desconsideración de las culturas de origen ha sumado para el camino errático de la Psicología nacida en Europa y en los Estados Unidos de Norteamérica una epistemología destinada al fracaso. Hay otros destinos posibles, si es que lo construimos. Se hace mucha psicología norteamericana y europea en América latina. Se hace psicología latinoamericana en Europa y en los Estados Unidos de Norteamérica. Psicología latinoamericana no es lo mismo que Psicología en América latina. La unidad de la Psicología reside en su intencionalidad, en el sentido de su existencia. Por el rumbo que se le ha trazado desde su historia, la unidad de la Psicología residirá en su título. Pero es lo de-menos. Lo de-más es qué vamos a hacer con el mundo, qué vamos a hacer con nuestros países. El núcleo epistemológico de la psicología es el sentido real de sus prácticas. La unidad de la psicología latinoamericana (emergente, sobreviviente, creativa) será/es una unidad intencional.


ABSTRACT

The lack of consideration for the cultures of origin has further contributed to the erratic path of the field of Psychology born in Europe and in the United States of North-America, by creating an epistemology doomed to failure. But other destinies are possible if we construct them. Whilst there’s an excess of north american and European psychology applied in Latin America, latin-american psychology is applied in Europe and in the United States of North America. Latin-American psychology is not the same as Psychology in Latin America. The unity of Psychology resides in its intentionality, in the meaning of its existence. Based on the path which has been traced since its beginnings, it would seem that the unity of Psychology resides in its very name. But this is the lesser of the worries. The most important one is what are we going to do with the world, what are we going to do with our countries. The epistemological nucleus of psychology is the true meaning of its practice. The unity of Latin-American Psychology (emerging, surviving, creative) will be / is an intentional unity.


RESUMO

A desconsideração das culturas de origem somou para o caminho errático da Psicologia nascida em Europa e nos Estados Unidos de Norteamérica uma epistemologia destinada ao fracasso. Há outros destinos possíveis, se é que o construímos. Faz-se muita psicologia norte-americana e européia em América latina. Faz-se psicologia latinoamericana em Europa e nos Estados Unidos de Norteamérica. Psicologia latinoamericana não é o mesmo que Psicologia em América latina. A unidade da Psicologia reside em sua intencionalidade, no sentido de sua existência. Pelo rumo que se lhe traçou desde sua história, a unidade da Psicologia residirá em seu nome. Mas é o de-menos. O de-mais é que vamos fazer com o mundo, que vamos fazer com nossos países. O núcleo epistemológico da psicologia é o sentido real de suas práticas. A unidade da psicologia latinoamericana (emergente, sobrevivente, criativa) será/é uma unidade intencional.


 

 

En 1878 Ernest Pinkert inauguró en la Ciudad de Leipzig un Jardín Zoológico. En la época, los Estados Unidos de Norteamérica no eran ni por asomo la potencia hegemónica que conocemos hoy. No comandaban las representaciones paradigmáticas de la ciencia psicológica (eso sucedió unos años más adelante). Menos mal. De lo contrario, probablemente un año después, en 1879, Wundt, embullado con la novedad de la Ciudad en la que por entonces vivía, en vez de abrir un laboratorio para el estudio experimental de la experiencia subjetiva, hubiera abierto un Centro de tecnologías del comportamiento con matrícula abierta a palomas, ratas, y otros animales debidamente acreditados en el zoológico de Pinkert.

La apertura del laboratorio demoró en ser conocida. A Internet, parto múltiple de los setenta del siglo pasado1, le faltaban más de 90 años para nacer. En 1878, dos años antes del debut wundtiano, un 9 de Julio, Graham Bell apenas fundaba la Bell Telephone Company. Es el mismo año en que la Western Union Telegraph Company creaba su propia compañía de teléfonos, encargando a Edison el desarrollo de un modelo alternativo al de Bell. Y no fue hasta 1879 que el conflicto se decidió a favor del primero, siendo que la patente de Bell fue reconocida por los tribunales de justicia como la única. (…se imaginan a James y Lange en los tribunales definiendo cuál de los dos era el padre de la teoría “inversa” de las emociones). Nadie pudo entonces avisar telefónicamente la creación del laboratorio.

La novedad experimental de Wundt no fue noticiada por CNN. No circularon emails. Tan mala era la circulación de noticias en la época, que Wundt siendo alemán, nunca se enteró de que existían las obras de Marx, también alemán, ni que Marx falleció en 1883 cuando Wundt le daba clases a Titchener para una “misión más imposible” que la de Tom Cruise: hacer psicología a la europea en los Estados Unidos. Ni lo logró Titchener, ni años después Freud, ni un poco más tarde Kurt Lewin. Seguramente, diría algún historiador, porque apenas en este año aparecía la primera locomotora eléctrica… aunque la prensa ya era “materia antigua”.

El asunto, en realidad, nunca fue la escasez de medios. La incomunicación antecede a la comunicación y le saca ventaja con apoyo del desinterés y el narcisismo. Europa es de los europeos para hacer euro”peadas”. Norte América de los norteamericanos, para hacer norteameri-“g”-anadas. El resto de America para los americanos, para hacer latinoamerica”nada”s. "América Latina, la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados, desde fuera… siempre en beneficio del desarrollo de la metrópoli extranjera de turno” (Eduardo Galeano – Las venas abiertas de América Latina)

En ese año 1879, de ser un poco menos prepotente y elitista, entiéndase menos europeo y alemán clásico, Wundt hubiera podido saber que “en cuanto a nosotros, y teniendo en cuenta todo nuestro pasado, no nos queda más que un camino. Durante cerca de cuarenta años hemos venido destacando la lucha de clases como fuerza directamente propulsora de la historia…como la gran palanca de la revolución social moderna”. No, esto no esta tomado de los discursos de las grandiosas concentraciones en la ya acostumbrada Plaza de la Revolución de La Habana, sino de la “Carta circular a A. Bebel, W. Liebknecht, W. Bracke y otros” escrita y enviada por Marx y Engels en 1879 , que por cierto también eran alemanes, aunque no clásicos, y escribían en alemán.

Relativamente a pocos kilómetros de Ritterstraße 26, edificio histórico de la Universidad de Leipzig, fundada en 1409 (470 años antes que el laboratorio de Wilhelm), en una ciudad vieja y hermosa (cosa que solo sucede con las ciudades) en la que anduvieron por algún tiempo Bach, Husserl, Leibnitz, Napoleón, Nietzsche, Wagner, Lutero, Goethe… a pocos kilómetros de allí, en el mismo 1879, Freud hacía un año de Servicio Militar Obligatorio. Wallon y Adler estaban naciendo. En Ulm, Alemania, nacía el Físico alemán, nacionalizado suizo y, más tarde, estadounidense Albert Einstein. También “ve tom godú rodilsa” (“nació en este año”, dicho en ruso) Iósiv Visariónovich Dzhugachvili, más conocido como Stalin y Liev Davídovich Bronstein, entiéndase Trotsky. El 2 de mayo de 1879 nace el Partido Socialista Español, tan mal representado hoy por un Zapatero que no entiende que lo mejor que puede hacer es irse a su zapato.

En los Estados Unidos, John Dewey se graduaba en la Universidad de Vermont. Antes, en 1878, en la revista Critique Philosophique (6 nº 2, pp. 407-413), William James había publicado el ensayo “Algunas consideraciones sobre el metodo subjetivo” ("Quelques considérations sur la méthode subjective"). En ese mismo año apareció su "Remarks on Spencer’s Definition of Mind as Correspondence" (Journal of Speculative Philosophy, 12, pp. 1-18). Un poco después, James publicaba su “Principles of Psychology”. Ya para entonces decía que “la psicología es la ciencia de la vida mental, de sus fenómenos y de sus condiciones”, y se sustenta en un hacer científico: “El método subjetivo… legítimo en la práctica y en la teoría”. Wundt no tenía ni la más mínima idea de nada de esto, a pesar de que casi cuatrocientos años antes se había tendido un puente entre Europa y el Nuevo Mundo.

En 1879 Ibsen escribe “Casa de muñecas” y convierte a Nora Helmer en la preclara defensora del derecho de la mujer a tener libertad personal, a desarrollarse como persona adulta, independiente y responsable, entiéndase – para el texto del escritor noruego - capaz de divorciarse, de dejar sin asistencia a los hijos, etc. 126 años después, científicos de la Universidad de Bath, han publicado en el British Journal of Psychology, que “los niveles de testosterona inferiores a la media en los varones conducen al aumento de habilidades espaciales que dan a un hombre mayor capacidad para la ciencia.. mientras que los altos niveles de estrógenos en las mujeres podrían … no aportar las habilidades especiales que aparecen en los hombres con niveles hormonales similares…” El estudio de los colegas de la Universidad de Bath muestra que “las mujeres en las ciencias sociales tienden a tener mayores niveles de testosterona relativos a sus niveles de estrógenos, haciendo que sus cerebros sean en general más semejantes a los de los varones". En fin, algo es algo. Parece que en Europa ser psicóloga y no disfrutar de la sexualidad masculina es algo común. Yo digo, con absoluta certeza, basado en una muestra nada despreciable de psicólogas, que en La Habana es totalmente lo contrario.

El 29 de Marzo de 1879, en el Teatro Mali de Moscu, Tchaikovsky entrega su opera inmortal “Eugenio Oneguin” y también en ese año “La Doncella de Orleáns”. Tenía 39 años. A los 36 le había regalado al mundo “El Lago de los cisnes”. Toda Europa se conmovió. Horacio Quiroga nacería tan solo unos meses después en el Salto uruguayo. Pero pasaron muchos años antes que Europa se enterara de lo que se perdía. De Europa hay que saber. Europa, de lo que no es Europa, saber no necesita. Ni quiere (al menos de lo que no afecte sus intereses económicos).

En la memorable noche del primero de Enero de 1879, Miguel Faílde estrena en el Liceo de Matanzas, Cuba, "Las Alturas de Simpson", el Primer Danzón de la historia. ¿Qué tiene que ver el Danzón con el Ländler? El mayor mito de la literatura cubana, como ha dicho Rufo Caballero, estaba listo en 1879. Su autor había escrito una primera versión en 1839, pero diversas razones, entre ellas su misma militancia política, aplazaron cuarenta años el completamiento de la novela. “Cecilia Valdés”, texto que ha devenido con los años en el emblema literario de la nación cubana, en el paradigma cumbre de la elaboración artística de lo cubano, no se conoció en Europa hasta que pudo ser considerada una “rareza histórica”.

En este lado del mundo, un 8 de agosto de 1879 llegó al mundo el general Emiliano Zapata, traicionado una y otra vez en la Historia de su propio país, recuperado con Cárdenas y vuelto a pisotear con el foxismo contemporáneo. En el mismo año, en la Segunda guerra del pacifico, Bolivia, Chile y Perú combatieron por hacerse con el control del desierto de Atacama. En Cuba, el mismo año en el que con un laboratorio en la mano se defendía la “independencia de la Psicología”, en Agosto de 1879, con un machete en la mano y sobreponiéndose a las frustraciones de la guerra de los Diez Años, varios Generales de la Revolución - Calíxto García, José Maceo y Guillermón Moncada, secundado por Francisco Carrillo y Emilio Núñez – con la llamada Guerra Chiquita decían que la Paz del Zanjón no era el ultimo capítulo. Mientras en Europa se tramitaba la autonomía de una ciencia, nuestros antecesores luchaban por el derecho a ser cubanos. Después de su quijotesco paso por Francia, México y Guatemala Martí había regresado a Cuba en 1878. En 1879 sería nuevamente deportado por sus continuas actividades revolucionarias. Los molestos por las actividades de Martí eran los europeos. Los que clamaban para si sus más elementales derechos, los cubanos. Los europeos defendían el derecho de una ciencia a su independencia. El no derecho de los cubanos a Cuba no estaba sometido ni a análisis.

Europa siempre ha pensado desde Europa y para Europa. Honrosas excepciones. Y, honestamente, sin renunciar a buena parte de mis sustentos cosmovisivos, debo decir de dichas excepciones, que aún con una universalidad que sin reclamarlo se gana su legítimo derecho no solo a la consideración y el respeto, sino sobre todo a la acogida, fueron también pensadas desde y para Europa. No es solo parte de un anecdotario reciente el que Leontiev A.N. le pidiera a mediado de los setenta (obvio que del siglo pasado) a la entonces Directora de la Escuela de Psicología de la Universidad de La Habana que un profesor del claustro de ésta visitara la Facultad Moscovita. El casi Zar de la Psicología Rusa pedía a Hilgard (la isla de Cuba quien sabe si la pensada en la Bahía de Newark, o para ser más exacto en la costa pacífica más cercana a la Universidad de Stanford donde trabajaba el autor de “Teorías del aprendizaje”). No es solo anecdotario que la octogenaria Zeigarnik me confundiera con Rolo May. La Psicología de la que todavía conmemoramos nacimiento en Europa es una Psicología de europeos y para europeos. No lo digo con el ánimo de rechazar, sino con el ánimo de reafirmar que sin una lectura crítica tomar su camino conduce ineluctablemente a Roma, a la que por suerte no todos los caminos conducen, como se creía otrora en otra visión europeocentrista. La Psicología que nació entonces en Europa llevaba, ineluctablemente a Europa.

Entiendo el afán de Watson de “hacer lo suyo”. Su grito de guerra de 1913, con un profundo sentido nacionalista, reclamaba una psicología pensada desde Norteamérica, para norteamericanos. Tras su paso, los más de ochenta eminentes del siglo pasado1 intentaron hacer lo suyo, al punto de norteamericanizar a los no suyos, para hacerlos pasar por suyos. Entiendo el fallido intento de traducción del psicoanálisis al “inglés pensado en norteamérica” en las conocidas “Cinco conferencias”. Entiendo incluso al interior de la propia Europa la “claustrofobia asociativa” de Freud y tras él la enorme estela psicoanalítica: La autoexclusión judaica: enquistarse es sobrevivir. Así se fue Köhler con sus monos a Tenerife para salvar el “pensamiento europeo científico experimental” del pensamiento europeo “nazi fascista”. Lewin, que fue naturalizado en USA, tuvo que dejar de ser para llegar a ser. Se fueron muchos otros. Todos pasaron cerca de nuestra isla y no lanzaron ni una botella al mar. No importa. Somos hijos de una inseminación artificial y violenta que juntó a Kunta Kinte con Poirot. Desde allí venimos. Sabemos de nuestra historia, de nuestro origen, de nuestro pasado. Para saber a dónde se quiere ir es necesario saber de dónde se viene. El punto de llegada no es solo obra de la voluntad de ir, sino de la involutad de ser. “Somos lo que seamos capaces de hacer con lo que han hecho de nosotros”. Es así: ser es hacerse por encima de algo con ese algo.

Aunque pueda parecer lo contrario, no arremeto contra el europeocentrismo del origen de la Psicología. Si pensáramos en el origen desde Norteamérica, si le diéramos paternidad a James, si consideráramos que el asunto del “cuando” no puede definirse por la creación de un laboratorio, debo decir que las cosas no cambiarían mucho. Al fin y al cabo, con esa claridad de sentipensante Martí dice: “En América hay dos pueblos y no más de dos, de alma muy diversa por los orígenes, antecedentes y costumbres, y sólo semejantes en la identidad fundamental humana. De un lado está nuestra América, y todos sus pueblos son de una naturaleza, y de cuna parecida.. de la otra parte está la América que no es nuestra …Los norteamericanos posponen a la utilidad el sentimiento. Nosotros posponemos al sentimiento la utilidad…la sensibilidad entre nosotros es muy vehemente. La inteligencia es menos positiva, las costumbres son más puras…”. Watson no hubiera tenido el más mínimo “chance” en la Universidad de La Habana. Ni después del 59, ni antes del 59. Al menos no para hacer la Psicología que dice algo de los cubanos, algo de “lo fortuito, lo insospechado, lo insólito, lo maravilloso latinoamericano en estado bruto” al decir de Carpentier.

La vehemencia con que la Psicología positivista, que es casi toda la Psicología, defiende y se hace cargo del dato, para nosotros es cuando menos “artificial”. A su manera Martí expresó la incongruencia identitaria entre un cubano, un latino en general, y la ciencia positivista: “No brotan las mejores ideas de la meditación, sino de la improvisación. Surgen las ideas en la conversación de una manera imprevista y espontánea, involuntariamente” Esto para el europeo, el anglosajón, es sencillamente un pecado. Leí en Engels que los hechos siguen siendo hechos no importan cuan falsas sean las representaciones que de ellos se hagan. Pero ¿Y quién dictamina el carácter de hecho? ¿la ciencia o la vida? El Dr. Ernesto González Puig, profesor de profesores, hombre lleno de amor a la vida, con el sagrado don de expresarla hasta por los poros me aconsejó: “Si quieres morir de desengaño dedícate a la ciencia. La vida te pasará por al lado sin darte cuenta. Pero si te dedicas a la vida, algo harás de bueno para la ciencia”. Intento hacerle caso y cada día dedicarme a la vida. Lo digo ahora con Dostoievsky: “Hay que amar antes la vida que el sentido de la vida”.

La Psicología no se hace desde el laboratorio. Antes de llegar allí ya estaba en el que pidió construirlo. La Psicología no es un invento. Ella existe en el lugar del que se deriva: primero existe como realidad objetiva, luego como realidad subjetiva, más tarde, solo más tarde, viene alguien a (des)-construirla como realidad subjetiva pensada, conceptualizada. Pueden existir buenos o malos traductores, pero el texto original forma parte de un país, de un continente, de una época, de la que el propio traductor es una traducción. No niego la universalidad de la ciencia, solo me la cuestiono en su utilidad constructiva. Cómo he dicho en varias ocasiones ¿para qué queremos un líquido que lo disuelva todo?... no encontraremos nunca que hacer con el, dónde verterlo. No niego la universalidad del pensar, solo creo que su universalidad reside en su ser y su ser es universal solo donde deja de ser lo que realmente es. Al fin y al cabo como magistralmente dijera Weber, “la creencia en el valor de la verdad científica no procede de la naturaleza, sino que es producto de determinadas culturas”. La globalización neoliberal, la que intenta imponer un nuevo orden mundial, la que gestiona la disolución de las culturas a cambio de una “cultura globalizada Light” es sin duda alguna una acción “contra natura”. Pero no es nueva. La globalización estaba como proyecto en la Psicología, soy exacto, en las PsicologíaS que emergieron a fines del siglo XIX y principios del XX. No puedo ni creer que tal psicología pueda tener otro futuro que no sea su disolución. La Psicología creó su propio sepulturero: ella misma. Se construyó a imagen y semejanza de un proyecto sin futuro posible. Se enquistó alejándose del mundo. Construyó su propia fosa. Hay cosas que existen pero están muertas. Es de esa muerte de la que profetizo (vaya prepotencia) esta muerta la psicología.

Por si esto fuera poco las luchas intestinas (por qué no, también intestinales) han tenido como fin y principio el poder. No precisamente el poder encontrar la verdad, o el poder

Lo que necesita la psicología para vivir es (ha de ser… me gustaría que fuera) otra cosa. La necesidad epistemológica fundamental es el respeto a la diversidad, la posibilidad y la necesidad de la convivencia interdependiente. En la capacidad para asumir la diferencia con el otro está la de entender la propia identidad. Creo en que si aprendemos a vivir en un mismo mundo siendo diferentes, llegaremos a, teniendo mundos diferentes ser cada uno, para sí y para los demás, uno mismo. En esto los latinos somos ducho. Hijos de una sola madre, pero por acaso (no tan acaso) de la historia, de múltiples padres. No es que reconozcamos la diversidad, es que somos diversidad. No podemos mirar (pensar, saber, decir) a nosotros mismos sin la diversidad.

Otra es la historia con la Psicología que nació a pocas cuadras del Zoológico o con un zoológico adentro. ¿No es acaso un dato interesante que la “producción alternativa” a la psicología hegemónica europea luzca galas sencillamente en la consideración de lo “histórico cultural” (lo que debería ser eje común, convertido en “ventaja competitiva” o simplemente “diferencia de principio”)? La desconsideración de las culturas de origen (uso aquí el término en su sentido más abarcador) suma para el camino errático de la “blasónica disciplina” una epistemología destinada al fracaso, la construcción de metáforas no solo blandas, lo que ha sido motivo de críticas desde el exterior, sino también disfrazadas con representaciones propias de las ciencias duras que llegan a olvidar que “la mona, aunque se vista de seda, mona se queda”. Estériles discusiones paradigmáticas que en esencia, en la medida en que abandonan los escenarios académicos y se posicionan en los escenarios profesionales, no son sino o sobre todo luchas de poder, luchas de “mercado” (y no precisamente del mercado epistemológico, sino del mercado de trabajo).

La Psicología que nació en europa nació anunciando su disolución. No lo dudo, como dice Pinillos: “…la modernidad en que la psicología se hizo ciencia hace ya tiempo que ha dado paso a otra distinta”. No habrá una Psicología. Habrá muchas Psicologías. La unidad del mundo radicada no en su ser sino en su materialidad no ayuda a evitar la disolución del mundo. La unidad que necesita el mundo es más pragmática: unidad política, unidad valorativa, unidad prospectiva. Vuelvo con Martí: “Verso o nos condenan juntos o nos salvamos los dos”. He ahí una unidad proposital: mi verso y yo estamos unidos en nuestra diversidad. La poesía no existe sin mi. Yo no soy la poesía. Muchos pueden hacer poesía. La poesía será tan diversa como aquellos que la hagan. Lo otro es una denominación común: poesía. Traduzcase ahora al término psicología. La Psicología se pierde cuando va en busca de la unidad del mundo. La Psicología tiene su hipocentro en la diversidad. La muerte es, como diría Ramonet al “pensamiento único”: “una especie de doctrina viscosa, que, insensiblemente, envuelve cualquier razonamiento rebelde, lo inhibe, lo perturba, lo paraliza y acaba por ahogarlo”.

“La creatividad media ha bajado” le escuché decir a un historiador de la Psicología en el Primer Congreso Latinoamericano de Psicología organizado por ULAPSI, una Asociación desde la que queremos trazar nuestros rasgos identitarios sin los norteamericanos y sin los europeos. Me parece bien, debemos hacerlo, lo necesitamos (entonces hagámoslo). El historiador argumentaba: “Ya no se producen tantos modelos alternativos como a principios del siglo pasado”. “Válgame Dios!” –pensaba yo inhibido de decirlo por las reglas de una educación que me ha llegado lamentablemente con la vejez (me lamento de ambas: de la vejez y de la educación inhibitoria). El asunto es otro. El asunto es que ajustados a una “psicodinámica totémica” los psicólogos (a veces en un arrebato de exceso de humildad, otras por intereses de espacio, otras por tradición, etc,) anclamos nuestras producciones actuales en figuras prominentes. Pero hay una distancia diferenciadora mucho mayor que la cercania entre lo que se hace con Freud y el apego al freudismo que se declara, entre lo que significa hoy la aplicación de tecnologías conductuales y “Walden Dos”. Probablemente por eso Vygotsky puede ser el origen de los constructivistas, de los desarrollistas, de los histórico culturales, de los conductistas reformados, de los sovexportfilm, y de los eclécticistas ontológicos. En las representaciones de origen y sustentación conceptual el paradigma no ha cambiado: “el líquido que lo disuelve todo”.

No hay que ir lejos para ver que la relación prominente de los “modelos de la Psicología” es la concomitancia, entre otras cosas porque sobre ella es más probable la estructura de poder. El 30 Congreso Interamericano de Psicología (SIP) realizado en Buenos Aires, tenía como subtítulo “Hacia una psicología sin fronteras”: las fronteras delimitan para diferenciar. Lo que no tiene fronteras es, a su interior indiferenciado: tenemos ahora un infinito de psicologías dentro de “una”. Pero lo que no tiene fronteras es la psicología que se hace en Norteamérica. Ella llega a todas partes, entra en todas partes, se mete en todas partes. La que se hace en nuestros países si tiene fronteras: “fronteras notorias, fronteras quemantes, fronteras famosas, fronteras de hambre, fronteras de oprobio, fronteras legales, fronteras de odio, fronteras infames” (Silvio Rodríguez. Fronteras CD “La Expedición”) El mismo congreso de SIP promovía en su “banner” una pareja bailando tango. ¿Será que el tango es la unidad de la Psicología? Seguramente no. Pero CIP, con ese norteamericanismo intrínseco, parece privilegiar otra vez su mirada “folklórica de show de cabaret” sobre nuestro contienente: “ustedes pongan “el folklore” nosotros la psicología”. Así nació la SIP. Así creció. Trataron algunos de llevarla por otro sendero. Pero al final su paso inexorable de prepotencia norteamericana la va “devolviendo” a su rumbo. Podemos torcerlo, si entendemos para qué y para dónde.

En Cuba se (des)organiza HOMINIS "La Psicología y otras Ciencias Sociales y Humanas ante los Problemas Contemporáneos". Se habla de la Psicología, como hablamos del mundo, aunque después, en su interior se construye un “espacio conglomerado” en el que el hacer y pensar de los psicólogos aparece como islas ajenas parapetadas en títulos, concepto, denominaciones y actores “fans” que las defiende. Un “uni-co-verso” de cosas distintas sin interconexión proyectiva, propositalmente fragmentado (eso sí guardando los mejores pedazos para el que reparte).

Hay otro destino posibles, si es que lo construímos. El Congreso de ULAPSI se definía “Por una Psicología latinoamericana”. ¿Qué es una Psicología latinoamericana? ¿es un encargo de segmentación geográfica? (si es así tendremos cinco psicologías, una por continente). ¿Por qué queremos (necesitamos) una Psicología latinoamericana? ¿cómo nos la representamos? Se hace mucha psicología norteamericana y europea en América latina. Se hace psicología latinoamericana en Europa y en los Estados Unidos de Norteamérica. Psicología latinoamericana no es lo mismo que Psicología en América latina. La unidad de la Psicología reside en su intencionalidad, en el sentido de su existencia. Ese es el llamado de ULAPSI (así al menos lo entiendo y me los represento): México se levanta con AMAPSI. Desde Sucre llegan voces bolivianas en su “Primer Encuentro Boliviano de Psicología”. Cuba convoca a la vocación latinoamericanista. Psicología política. Psicología de la liberación. Derechis humanos y psicología. Psicología del acontecer latinoamericano. No son los únicos. Las esperanzas se van sumando.

Cuando miramos al universo “europeo-nortemericano” de la psicología (no impora dónde ni por quién sea hecha) cada vez más ganamos una desagradable certeza (o perversamente satisfactoria) de que, por el rumbo que se le ha trazado desde su historia, la unidad de la Psicología residirá en su título. Pero creo sinceramente que eso es lo de-menos. Lo de-más es qué vamos a hacer con el mundo, qué vamos a hacer con nuestros países: “en el inicio no fue la palabra. En el inicio fue el mundo” – esto es lo me diferencia esencialmente como creyente laico de los creyentes cristianos. La Psicología no es una religión, no es católica. En el inicio, insisto no fue, ni puede ser puesta, la palabra. No me canso de citar a Alfredo (amigo, argentino y psicoanalista): “De lo que estoy seguro es que la supervivencia – de la psicología, estoy agregando yo - está ligada al respeto insobornable por la realidad y el análisis científico y socio-político que ésta exige” (Grande A. 1996. p.93). Solo si nos ponemos de acuerdo en “qué vamos a hacer con el mundo” (me bastaría con saber que vamos a hacer con nuestro continente) tendremos una Psicología latinoamericana. El núcleo epistemológico de la psicología es el sentido real de sus prácticas.

Claro que exagero. Pero en mi presente-futuro inmediato, hasta donde alcanzo ver (cada día veo menos), la “Psicología OM” (objeto método), la “Psicología qué-cómo” desaparece. Desaparece para dar luz a otra Psicología. Ya lo dije en un irónico escrito “La Psicología ha muerto. Larga vida a la Psicología”2: “La Psicología ha muerto. Larga vida a la psicología. Pero no a la misma psicología, sino a otra psicología. Ingenuos aquellos que creen que los modelos de la difunta (o en vías de defunción) serán las alternativas para el futuro con algunas correcciones. No será la síntesis experimental del comportamiento la alternativa adecuada para la integración de la psicología. No será el psicoanálisis. Tampoco las invenciones pseudocientíficas de sabor a literatura para semianalfabetos. Todo eso es fantasmagórico, ya no es más que una mueca, de mal gusto por cierto y grotesca. Me quedo con Silo: “...humanizar es salir de la objetivación para afirmar la intencionalidad de todo ser humano y el primado del futuro sobre la situación actual. Es la imagen y representación de un futuro posible y mejor lo que permite la modificación del presente y lo que posibilita toda revolución y todo cambio...el cambio es posible y depende de la acción humana” (Silo 1994. p.81)

En realidad podríamos no preocuparnos. La Psicología no se irá sola. George Stent, biólogo molecular (ni me imagino que puede ser eso) dijo: "La ciencia como tal podría estar llegando a su fin, no porque haya fracasado ni por las críticas de los filósofos sofistas sino porque la ciencia ha estado trabajando de manera tan excelente que, debido a su avance tan vertiginoso, está a punto de llegar a sus últimas fronteras. Ahora que la ciencia parece más imparable, triunfante y poderosa, está acercándose precisamente al momento de su muerte". No quiero ser así de tajante. Prefiero serlo un poco más. Al menos aceptemos que las metáforas con las que nos hemos constituido como gremio reconocido ya no son suficientes. Haciendo “eco activo” (entiéndase transformador, creativo, con luz propia) de Lakoff y Johnson , dice Clara Jasiner3 “nuestros conceptos, en términos de los cuales pensamos y actuamos, son fundamentalmente de naturaleza metafórica… lo que caracteriza a las metáforas es entender y experimentar una cosa en términos de otra; ellas estructuran lo que hacemos y cómo entendemos lo que hacemos” de donde se entiende como imprescindible “revisar nuestras metáforas referidas a la Psicología… pues las mismas, más que dar cuenta de una realidad, nos delimitan cierto abanico posible de percepciones, nos abren algunas posibilidades de construir el mundo y nos impiden otras; impedimento que, habitualmente, no percibimos”.

La unidad de la pisoclogía latinoamericana (emergente, sobreviviente, creativa) quiere ser, será/es una unidad intencional. Unidad en el hacer intencional. En esta perspectiva, consolidando un epitafio en este fragmento de c(i)rónica de las marcas de la historia, otro aspecto se me perfila como esencial: La definitiva preponderancia en la “co-i-nstitución” de la Psicología de su componente profesional sobre su componente académico. Por decirlo de una manera más bien clara, corriendo el riesgo del error: Una profesión más que una ciencia. Los problemas del hacer, del cómo, ocupando un lugar preponderante sobre los problemas del “qué”.

Einstein nos dio un buen cuestionamiento: “Es posible que todo pueda ser descrito científicamente pero no tendría sentido…es como si describieran a una sinfonía de Beethoven como una variación en las presiones de onda. ¿Cómo describirías la sensación de un beso o el te quiero de un niño?” Ya no es ciencia ficción ni novela futurista: el impacto de la informática, la computación, la digitalización parecen ser un regalo del genio humano para llegar a la utopía científica disponible desde antaño: si pudimos hacer a Dolly (la oveja clonada) como no podremos hacer a Doris. Pero yo insisto, la tramoya no hace esencialmente a la obra (aunque sí al espectáculo): con dos interruptores conectados y una señal luminosa dispuestos a la manera de un aparato weberiano o fechneriano, se puede hacer esencialmente la misa ciencia que con los sofisticados instrumentales que hoy disponemos (¿no hay quien sigue usando la computadora personal como si fuera su máquina Rémington de escribir?... ahora con memoria!).

Pensemos realistamente: ¿De qué le sirve a la Psicología ser una Ciencia – ciencia para sí misma, ciencia tradicionalmente definida? Más aún, ¿de qué le sirve a la sociedad, a las personas, a las instituciones, que la Psicología sea una Ciencia “autofagocitaria”? Directamente de nada, “o casi nada que no es lo mismo pero es igual”. El concepto de Ciencia Social, desde tales referentes, se torna un contrasentido sinsentido. Desde las necesidades de la Sociedad, un privilegio innecesario. Desde el sentido mismo de la sociedad, lo humano, entonces solo es en el encuentro con su verdadero sentido, con su verdadero objeto que puede ser reclamada. Y esto es imposible fuera de los escenarios de “lo real cotidiano”. La inscripción “cientificista positiva” distancia el discurso de la Psicología del discurso de su usuario y por ende del sentido cotidiano de las prácticas. Mientras, los usuarios, llamados con frecuencia en pertinente metáfora “los pacientes”, pacientemente, esperan la traducción de los metalenguajes. Más aún, esperan el arribo de sus representaciones cotidianas a la geografía conceptual de nuestros mapas cognitivos. Necesitamos entonces la construcción de un descentramiento del pensamiento psicológico que anule la dicotomía esencialista entre lo real y lo imaginario y desplace las fronteras de cada uno al interior de un universo único: el espacio de la realidad. “El siglo XXI; un siglo de cambio es el tiempo para trazar, para caminar –en los ámbitos psicológicos, particularmente- por otra historia. La historia del encuentro del sentido humano; del re-encuentro consigo y con el otro”4. Sea América Latina, seamos los psicólogos latinoamericanos, quienes hagamos “nuestra psicología” haciendo “nuestra América”.

 

Notas

1 Me refiero al listado publicado por Steven J. Haggbloom, Renee Warnick, Jason E. Warnick, Vinessa K. Jones, Gary L. Yarbrough, Tenea M. Russell, Chris M. Borecky, Reagan McGahhey, John L. Powell III, Jamie Beavers, and Emmanuelle Monte (2002) titulado “The 100 Most Eminent Psychologists of the 20th Century” en la revista Review of General Psychology Vol. 6, No. 2. pp. 139-152.
2 Este trabajo publicado originalmente en “Psicología online” y después en varias Revistas de Psicología, incluida la Cubana, me ha traído muchas satisfacciones resonantes. Me alegra mucho.
3 Jasiner C. “Objeto: ¿ciencia o ilusión de certidumbres?” Biblioteca Grupal. http://www.campogrupal.com/textos.html
4 Andrea L. López Pineda y Jacqueline Zapata Martínez “Giro histórico y filosófico de la psicología para el siglo XXI”

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