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Psicologia para América Latina

versão On-line ISSN 1870-350X

Psicol. Am. Lat.  n.10 México jul. 2007

 

LA PSICOLOGÍA EN LA PLANIFICACIÓN URBANA

 

Metodología de investigación para la caracterización de corredores urbanos

 

 

Dr. Javier Guevara Martínez

Departamento de Humanidades, Facultad de Psicología, UPAEP - México

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El reporte presenta la metodología formulada para la caracterización de corredores urbanos (CU). Aunque sus principios tienen aplicación para otras ciudades, su formulación se hizo particularmente para la ciudad de Puebla, México.

Dado que el problema forma parte de las intervenciones técnicas típicamente urbanísticas, se realiza una reflexión sobre la crisis en el planeamiento urbano convencional, argumentando la necesidad de incorporar la dimensión humana en la planificación urbana.

Se presenta la multifuncionalidad de los CU en la organización de la ciudad y se desarrolla un discurso alternativo, a partir de los primeros hallazgos en el trabajo de campo, que se resumen en una tipología oficial inexacta de los CU, y una heterogeneidad de éstos.

Se demuestra que hay fracciones de corredor y no corredores homogéneos, lo cual modifica profundamente la orientación para el manejo en la planeación urbana. El segundo aspecto importante, es la correlación existente entre el modo de vida en el vecindario y el comportamiento del CU, lo cual demuestra un mecanismo de influencia.

Mediante la categoría modo de vida se analiza el área de influencia del corredor, formulando un sistema de influencias. La agrupación de indicadores se realizó mediante el método de componentes principales y el de reconocimiento de patrones.

Palabras claves: Corredor Urbano, Diseño Urbano, Modo de Vida, Psicología Urbana.


ABSTRACT

In this report we show a new methodology to characterise Urban Corridors (UC). Initially formulated for the city of Puebla, Mexico, it can also be applied in other cities.

We analyse the use of the classic urban techniques along with the crisis of the conventional urban approach, arguing the necessity of incorporating the human dimension into the urban planning.

Accordingly, we present the multifunctionality of the UC in the organization of the city by developing an alternative discourse based on the first findings of our fieldwork. This is summarised in an official inexact typology of the UC and its heterogeneity.

We show primarily that there are fractions in the corridor and corridors are not homogeneous as thought before. This finding fundamentally modifies the direction of management in urban planning. Secondly, we correct the current correlation between the "lifestyle" in the neighborhood, and the behaviour of the UC, which demonstrate the mechanism of influence.

By the use of the category "lifestyle", we analyze the corridor’s area of influence, formulating a system of influences. The method we used to arrange the indicators is that of the principal components and the recognition of patterns.

Keywords: Urban Corridor, Urban Design, Lifestyle, Urban Psychology.


 

 

1. Introducción: La necesidad de una escala humana en la planificación urbana

En la planificación urbana predomina un paradigma tradicional, rígido, donde la ciudad suele ser considerada como un escenario meramente físico, en el que sus actores simplemente habitan. Esta forma de ver la ciudad es denominada por Ramírez (1998) perspectiva estructural o paradigma geométrico del urbanismo. Existen sin embargo otras lecturas emergentes, Ramírez afirma que la ciudad también puede concebirse como el complejo de actividades humanas de una sociedad local, siendo una actividad entre otras, si bien de extraordinaria importancia, la de construir el escenario en que la misma vida activa humana se desarrolla.

La necesidad de incorporar la escala humana en la planificación urbana puede tener acepciones distintas. El principio básico podría definirse como la necesidad de voltear la cara a la experiencia humana, y asumir como referente significativo las implicaciones generadas en la vida de los habitantes a partir de la toma de decisiones sobre su entorno físico. Las formas oficialistas suelen hacer descansar la resolución a esta necesidad en comités ciudadanos y comités consultivos (escasa o nulamente eficientes), sin embargo, "más que poner el acento en reglamentos de descentralización, sería más conveniente plantear la necesidad de incorporar un nuevo pensamiento en quienes toman decisiones (técnicos y políticos). Una nueva vía que haga entender que es muy importante la calidad de la información" (Boira, 2000). Es decir, la incorporación de la escala humana en la planificación urbana radica en la posibilidad de realizar interpretaciones e intervenciones sistemáticas, con datos duros acerca de los procesos sociales implicados en la interacción entorno-comportamiento.

Hace mucho tiempo que la escuela ecológica de Chicago demostró los procesos de alteridad en la ocupación de la ciudad. La ciudad pensada por los culturalistas puede identificarse como un ámbito territorial definible por un conjunto de valores que hacen emerger una conducta social específica y una mentalidad diferenciable del orden social precedente.

La entidad física y la entidad social existen bajo una permanente fusión. Esa fusión, de ninguna manera se da siempre de la misma forma y en los mismos ritmos. En cada lugar de la ciudad emergen los modos de vida bajo influencias asimétricas, comparten sus planos espacial y temporal con otras significaciones, de tal manera que el modo de vida no es determinado por su entorno físico, es condicionado bajo una lógica de concomitancias (Guevara y Rodríguez, 2003).

Las concomitancias se refieren, en primer lugar, a la simultaneidad compleja de factores en los planos espacial y temporal, se refieren también a las formas en que se articulan y redimensionan los factores para construir un determinado modo de vida.

Esa interacción es también múltiple. Podemos pensar que la voluntad de mejorar la participación ciudadana en la toma de decisiones resulta de la convergencia de muchos esfuerzos, algunos de los cuales ejemplificamos en el siguiente esquema (Vidal-Koppmann, 2005).

 

2. Búsqueda de nuevas lecturas para la intervención urbana.

En realidad no es nueva la perspectiva de ruptura con las fórmulas predominantemente técnicas, y la apelación a lecturas renovadas de los procesos urbanos. Pancorbo y Delgado (2005) desarrollan una evaluación de la gestión urbana realizadas por diversas entidades y estudiosos de la planificación estratégica territorial de diversos países europeos y latinoamericanos, reportando una diversidad de procedimientos y metodologías, a las que sería importante agregar los distintos abordajes disciplinarios.

Desde sus orígenes, la planificación urbana es un medio para encaminar los cambios y las relaciones sociales hacia una organización ordenada y armoniosa de las comunidades, aunque los modelos actuales de planificación, afirman Perelló y Alonso (2006) parecen ir en la dirección equivocada.

También es cierto que cada momento histórico, con sus peculiaridades sociales, políticas, económicas y de otro orden han condicionado las resoluciones espaciales.

Si la cultura urbana de los ochenta supuso como contribución entender la ciudad como espacio de la "transformación", la nueva problemática territorial de los noventa suscitó la necesidad de pensar el territorio desde la problemática de la integración a escalas diversas (Esquiaga, 1999).

En ese sentido Pancorbo y Delgado (2005) se proponen exponer algunas de las principales consideraciones que los diversos autores tienen sobre el papel de un sistema de indicadores urbanos en la toma de decisiones en la planificación estratégica territorial. Que por supuesto no pueden circunscribirse a la dimensión espacial, arquitectónica y técnica de los procesos.

Existe un consenso en ambientes académicos, sociales y políticos en considerar que el planeamiento urbano convencional (y en términos más amplios el planeamiento espacial) atraviesa una situación de crisis teórica y práctica (Esquiaga, op cit).

 

3. Qué es un corredor urbano

La organización de la ciudad tiene en los corredores urbanos un punto medular, la estructura específica de cada ciudad, afirma Timms (1996), se materializa en torno al esqueleto constituido por la infraestructura de transportes, los sistemas de parques y bulevares, la industria y la organización de los negocios, y los accidentes topográficos. Todo ello rompe la ciudad en numerosas áreas que podemos denominar áreas naturales del crecimiento de la ciudad.

Los corredores urbanos varían en función y forma cuando son parte de una estructura de la ciudad, o cuando lo son de un sistema de ciudades.

En el primer caso se trata de un problema intra-urbano, es decir, cuando contribuye a la planificación de un determinado centro urbano, pero cuando se trata de un sistema de ciudades, serán corredores inter-urbanos.

Sólo para citar un ejemplo, Rodríguez y Precedo (1989) reportan el impacto de un cambio funcional generado por un corredor inter-urbano: las áreas centrales, afirman, perdieron capacidad de difusión, las periferias se desarticularon, o desconectaron, y algunos espacios interiores, que antes funcionaban como periféricos, ahora son Subcentros dinámicos, transfiriendo el dinamismo hacia el nuevo Corredor Metropolitano de la Costa Gallega.

Son múltiples los ejemplos de conurbación, cuya solución funcional inicia con la implantación de un corredor que vincula los centros en cuestión. Sin embargo, en este artículo nos referiremos exclusivamente a los corredores intra-urbanos, cuya expresión se da al interior de la ciudad.

Los CU en un centro urbano desempeñan un papel crucial en la organización de la ciudad. Dicho desempeño tiene sentidos múltiples:

a) Como Distribuidor de Equipamiento Urbano. Posiblemente la función más importante del corredor al interior de un área urbana, consiste en la distribución de servicios a la población, ya que los servicios, traducidos en equipamiento urbano (servicios o equipamiento para la salud, la educación, la recreación, etc.) se distribuyen en un 50% en éstos, mientras que el 50% restante se hará bajo una lógica de equilibrio espacial, mediante la localización y atención a demandas de subcentros urbanos.

b)Como Articulador de Zonas, el corredor urbano desempeña un papel de "conexión" entre diversas zonas de la ciudad; es decir, articula la oferta de servicios con la demanda social de éstas, facilitando su ubicación y la movilidad de los habitantes de una zona a otra.

c)Como exhibidor comercial. Para el ciudadano común, el corredor es ante todo un lugar comercial, en donde se realizan las actividades cotidianas de abastecimiento. Para la mayoría de ciudadanos, las compras especiales o de rutina se realizan en centros comerciales y establecimientos ubicados justamente en los corredores urbanos o en su área de influencia.

d)Como distribuidor de áreas. El CU no sólo desempeña un papel de articulador. Además de conectar una y otra zona, el corredor permite el tránsito vehicular, particularmente del transporte colectivo. Así, la función de distribución en el conjunto del tejido urbano, permite la movilidad intraurbana, y con esto, la distribución de los habitantes de cada área de la ciudad en la totalidad de ésta. Por esta razón, es en los corredores urbanos en donde encontraremos la mayor oferta de transportación en una ciudad.

 

4. Formulación del problema de investigación.

La ciudad de Puebla, México, formuló la necesidad de ampliar los corredores urbanos decretados hasta el momento. La referencia obligada para localizarlos es la Carta Urbana. El espíritu en ella, así como la zonificación que diversas instituciones han tenido que realizar de la ciudad, obedece a un carácter funcional, es decir, por un lado a la necesaria interacción entre una función administrativa (localizar el estado físico de diversas unidades territoriales o, la simple división de la ciudad para fines operativos) y, por otro lado, una disposición territorial fáctica de la ciudad de Puebla, en polígonos denominados subcentros urbanos.

Por otro lado, los 78.9 kilómetros (en más de 20 corredores urbanos) decretados en la Carta Urbana de la Ciudad de Puebla de ese momento, presentan una diversidad en sí mismos, ya que varían en longitud, usos y utilización del suelo, rubros compatibles y requerimientos del suelo.

Las demandas, y por tanto los objetivos de la investigación consisten en lo siguiente:

1. Clasificación preliminar de los Corredores Urbanos (éstos presentan una tipología basada en sus usos predominantes: Comerciales, de Negocios, Microindustriales, de Servicios Públicos, Turísticos Recreativos, Deportivo-Culturales y Ecológicos).

2. Identificar aquellas vialidades que sin formar parte de los CU decretados, comportan características similares.

3. Pronosticar el comportamiento de los CU emergentes, es decir, proyectar tanto su instauración como su desempeño predominante.

 

5. Conceptualización de una propuesta inclusiva.

Como se explicará en el apartado de metodología, la observación de campo generó múltiples preguntas de investigación, particularmente acerca de la diferenciación de escenarios, que implicaban las propiedades de los CU. El hayazgo más importante, incluso definitorio para la intervención, fue que los corredores no eran homogeneos, y que comportaban múltiples propiedades a lo largo de su recorrido. Descubrimos que los corredores son escenarios cambiantes, y que los cambios están asociados (como se argumentará mas adelante) a los vecindarios.

La explicación a ese fenómeno es que la ciudad es un mosaico de diferenciaciones, con la existencia de entidades físicas y sociales homogeneas. La homogeneidad es resultado también de un complejo proceso, porque "la gente siempre sitúa sus acciones en un lugar específico y por consiguiente, la naturaleza de ese lugar, asi especificado, es un ingrediente importante para aumentar nuestra comprensión de las acciones humanas y nuestra experiencia" (Canter, 1986).

Además de una ocupación del suelo urbano, cada grupo social imprime sus caracteríestcas, generando espacios diferenciados:

De una zona se dice que es homogénea no porque todos sus habitantes sean iguales, sino porque la probabilidad de que un individuo elegido arbitrariamente tenga una característica determinada es similar en todas las partes del área. Así, si las características de un área se expresan en forma de proporción, el área se podrá calificar de homogénea respecto de una característica, X, si en la mayoría de las subdivisiones geográficas del área el valor de X es el mismo (Tryon, 1955).

Transitar por cualquiera de los CU es transitar por escenarios cambiantes, derivados de los desempeños sociales en esas partes de la ciudad. Pero, los desempeños en realidad son producto de una demanda social concreta generada por los vecindarios asentados en la ciudad y por donde cruzan los CU. "Desde el punto de vista de la diferenciación residencial de la ciudad, la estructura urbana nos recuerda un mosaico de mundos sociales" (Tims, 1976, p13), en los que habrá de realizar una lectura de sus peculiaridades.

Para explicar qué sucede, qué fenómenos acontecen para que un CU adquiera un determinado perfil, es indispensable acudir a su área inmediata de influencia, adoptar como unidad de análisis el área que rodea la parte en cuestión, esto es, al vecindario.

El vecindario1 ha sido motivo de un amplio debate, sin embargo, podemos coincidir en que se trata de "lugares con un nombre conocido por sus habitantes y más pequeños de tamaño que una comunidad, que tenga instalaciones comunes, tales como un almacén general o una escuela, y que se distingan por sus relaciones sociales que incluyen el intercambio de ayuda y las visitas amistosas" (Keller, 1979). Los vecindarios a su vez tienen componentes que los distinguen:

Componentes Físicos. El vecindario contemplado como un área o lugar dentro de una entidad mayor, tiene límites &–bien físicos, bien simbólicos, o con frecuencia ambos- donde las calles las zonas comerciales, las líneas de ferrocarril o los parques limitan un área y sus habitantes o donde las tradiciones históricas y sociales hacen que la gente vea una determinada área como una unidad diferenciadora, (generalmente estos dos límites se refuerzan mutuamente: la unidad física estimula la unidad simbólica y los límites simbólicos llegan a estar ligados a los físicos).

La evaluación de cada vecindario está en función de la disponibilidad de estos servicios y de la importancia que tienen para los individuos afectados.

Las concentraciones de edificios, la calidad de la vivienda, el equipamiento urbano, su impacto sobre la densidad, la existencia de zonas verdes así como de Instituciones de Servicio, dan a un área una identidad y una configuración estética y espacial.

Componentes Sociales. Dentro de sus fronteras físicas y simbólicas, el vecindario contiene habitantes que tienen algo en común, quizá sólo el entorno que comparten, o los imperativos sociales que los llevaron a la ocupación de dicho entorno. Esto le da un cierto carácter colectivo que influye y refleja los sentimientos de la gente sobre la vida en él y los tipos de relaciones que establecen los residentes (la concepción sociológica del vecindario pone de relieve la noción de actividades, experiencias y valores compartidos, lealtades y perspectivas comunes, y redes humanas que dan a un área un sentido de continuidad y persistencia en el tiempo).

Resumiendo las dos concepciones más importantes de vecindarios, llegamos a las siguientes dimensiones, a veces incompatibles entre sí:

a. Un área físicamente delimitada

b. Un área con servicios tales como tiendas, clubs, escuelas y transportes. En el último caso, el vecindario tiene un papel funcional especial en la organización de una población o ciudad.

c. Un área que presenta ciertos valores tanto para los residentes como para la comunidad mayor (limpieza, silencio, seguridad, solidaridad social, cohesión política, compatibilidad étnica o religiosa, calidad estética y prestigio social).

d. Un conjunto o agrupamiento de fuerzas que operan dentro y sobre una comunidad para darle un atmósfera especial

 

6. Metodología

La aproximación metodológica se realiza bajo una estrategia multimétodo, que se sustenta en la idea de que "nuestro objeto de estudio, formando parte de un fenómeno más general lo urbano, tiene sus propias leyes y sus propias concatenaciones internas; esto es, su propia dinámica. La categoría de totalidad concreta, absoluta y relativa, es la base epistemológica de la cual partimos para entender cuáles son, primero sus determinantes en función de:

a. Cuáles son los elementos que conforman la estructura significativa del fenómeno.

b. El descubrimiento de sus leyes internas, de la dinámica y de su proceso de surgimiento y evolución.

c. El análisis de sus vínculos internos necesarios de las relaciones significativas de sus elementos.

d. La observación de sus manifestaciones y características fenoménicas.

Y en segundo lugar, sus condicionantes en función de:

a. El lugar que ocupa dentro de la estructura general del fenómeno urbano a la cual pertenece y cuál es su significación dentro de ésta.

b. El tipo de relaciones que sostiene con otras expresiones igualmente significativas del fenómeno urbano.

c. Sus manifestaciones particulares dentro del contexto urbano en general.

d. La función que cumple como manifestación particular del fenómeno urbano.

De esta manera, sí concebimos a los corredores urbanos como formas particulares de manifestarse un fenómeno más general &–lo urbano-, estaremos en camino de saber cuáles son sus vínculos con dicha generalidad lo que nos llevará al conocimiento de sus condiciones de desarrollo y, como una forma de relacionar procesos singulares, estaremos en condiciones de conocer cuáles son los vínculos y las relaciones que lo determinan en esencia y no tan sólo en apariencia". (Guevara, et al, 1989 b, p29 y 30).

Primera fase: Interacción con el objeto de investigación.

Dado que no tenemos noticias de la existencia de una metodología de investigación para la caracterización de Corredores Urbanos (CU), es necesario proponer una que contemple la particularidad que éstos adoptan, así como su especificidad en la ciudad de Puebla.

Además de la particularidad del problema en cuestión, la participación de psicólogos sociales en problemas de planificación urbana es escasa, así que el punto de partida fue en una dirección práctica, para definir la pertinencia teórica y metodológica posteriormente.

Observación de campo. Se realizaron recorridos y estudios fotográficos en la tercera parte de los CU (6) de la ciudad de Puebla y se clasificaron los usos del suelo en cada uno de ellos. Lejos de lo que se afirma en la tipología oficial, lo que se advirtió, es que en ningún caso existía un CU con una sola propiedad a lo largo de su recorrido, más bién se trataba de fracciones de corredor urbano, con cierta homogeneidad, pero sólo hacia su interior, en su fracción de corredor.

El segundo paso consistió en localizar las variables asociadas al cambio de propiedades en un mismo CU, encontrando una fuerte correlación con vecindarios (colonias catastrales en México, vecindarios en la terminología sociológica): El cambio de propiedades significó en la mayoría de los casos el paso de un vecindario a otro.

 

 

Las conclusiones generadas en ese ejercicio se resumen de la siguiente manera:

1. Los CU comportan una diversidad de expresión: sus características particulares pueden advertirse en fracciones de corredor.

2. Cada uno de los CU cambia en la medida en que cruza un determinado territorio de la ciudad. Dichos cambios son morfológicos, estéticos y/ó funcionales.

3. Los cambios de un CU están asociados predominantemente al paso de un vecindario a otro.

Con base en las primeras conclusiones, podemos afirmar que la expresión de un determinado CU es producto de una serie de influencias generadas en, y por el vecindario. Por tanto, la hipótesis conceptual es que,

La predominancia de una determinada oferta (comercial, financiera, de servicios, etc.) en un CU corresponde a una demanda social. Dicha demanda, al mismo tiempo, obedece a las características de la población predominante en el vecindario así como de las características físicas del mismo. A su vez, la existencia de un CU es generadora de un área de contexto que condiciona la aparición de ciertos índices de construcción, ocupación y usos del suelo en las calles aledañas y paralela inmediata al CU. Tanto el área de influencia como el contexto de los CU en realidad son "entornos que dan lugar a patrones distintivos de rol, actividad y relación para las personas que se convierten en participantes de estos entornos" (Guevara et al, 1993, p48), traducidos fundamentalmente en usos del suelo.

Segunda fase. Operacionalización de la hipótesis conceptual en una hipótesis de trabajo (Perspectiva exclusiva)

Las hipótesis que a continuación se presentan responden a los principios metodológicos y epistémicos enunciados anteriormente. Bajo éstas consideraciones proponemos la configuración de "totalidades concretas relativas", constituidas por universos parciales de acuerdo con los imperativos de investigación.

 

Tabla 2. Operacionalización de hipótesis

C=

Vecindario Total

C”=

Cada una de las manzanas del vecindario, excepto las manzanas colindantes al corredor (SUMATORIA = Q)

C’’=

Predios de las manzanas del vecindario, excepto los predios de las

manzanas colindantes al corredor (SUMATORIA = W)

C’’+B=

Todos los predios del vecindario excepto los predios en corredor (W + J = V)

B=

Manzanas colindantes al corredor (SUMATORIA = Y)

B’=

Predios de las manzanas colindantes al corredor excepto los predios en

corredor (SUMATORIA= J)

A=

Predios de las manzanas colindantes al corredor (SUMATORIA = K).

 

Método de Componentes Principales

El método de componentes principales es un miembro de la familia de métodos de análisis de factores. Dicho análisis consiste en extraer, de un grupo de variables relacionadas con un fenómeno determinado, características comunes llamadas factores (o componentes), que maximizan la varianza de las variables originales.

En el ámbito territorial el estudio de los CU es un proceso parcial que requiere del establecimiento de fronteras o límites tanto en el espacio como en el tiempo; y la única manera de describir analíticamente un proceso parcial es identificar lo que guardan sus fronteras. Los elementos de análisis deben ser en número finito y con cualidades discretamente distintas y medibles. Además, la evaluación analítica del proceso parcial requiere de un balance entre variables e indicadores. Dicho balance, por lo tanto dependerá de las fronteras espaciales.

Extendiendo el análisis al proceso general de desarrollo urbano, se debe entender, primero, que el proceso que nos interesa es parcial o elementalmente extraído ficticiamente y con fines analíticos, del proceso total. En consecuencia, es necesario asignarle fronteras tanto en el espacio como en el tiempo, sin embargo esto último sólo es factible analizar para aspectos territoriales inferidos de fotogrametría aérea de 1979.

La elección de las variables implica su medición cardinal u ordinalmente; la selección de las variables medibles para su estudio depende tanto de su capacidad de ser manejadas sistemática y significativamente así como de la facilidad que presenta su identificación y medición. Las variables ordinales son las más fácilmente medibles ya que la medida ordinal es más intuitiva que la cardinal; pero las variables cardinales son más significativas analíticamente y más susceptibles de ser sistematizadas.

Las posibilidades de mejorar analíticamente tanto los modelos de crecimiento como los estudios institucionales dependerán de la capacidad de quién haga el estudio para identificar y analizar sistemáticamente las variables relevantes. Es importante decir que los estudios recientes van en esa dirección, así que es posible adoptar las herramientas del análisis estadístico al estudio de las variables socioeconómicas y, en nuestro caso, de las variables territoriales que tienen alguna relación a priori con el desarrollo urbano, concebido éste como un mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad. Mediante el uso de análisis de de factores es factible combinar en índices un número finito de variables para establecer niveles comparativos de desarrollo en tres niveles de análisis, a saber: a nivel de los predios de contexto del corredor y a nivel de los vecindarios que se analicen. La correlación de los valores de esos tres niveles de análisis nos permitirá comprender más a fondo el fenómeno de estudio.

Por otro lado la necesidad de asignar fronteras espaciales al proceso, permite estudiar el desarrollo urbano, es decir el desarrollo de una sociedad ubicada en un ámbito determinado, implica también asignar fronteras temporales que permitan el estudio del desarrollo en un período de tiempo. En apego estricto a los requisitos analíticos del estudio de procesos, importa el criterio específico de objetivar la relación entre fronteras espaciales claramente identificadas para poder describir significativamente el proceso de desarrollo, y que sus comparaciones sean también significativas.

 

 

Método de Reconocimiento de Patrones.

Consiste en elaborar una plantilla con los rasgos característicos de cada unidad territorial, de tal forma que se cubran aspectos sociales y físicos, que distingan a cada unidad territorial con respecto a las otras.

Dada una unidad territorial no clasificada, se llena su plantilla y se compara mediante una función de semejanza, que se elabora con un estudio de sondeo.

Obtenida la función de semejanza podemos clasificar cada unidad territorial, dicha clasificación es una primera aproximación que se puede refinar aplicando el mismo método así como otros métodos estadísticos como lo son el análisis factorial, que podría clasificar en factores los rasgos de cada unidad territorial. Las pruebas de hipótesis y las tablas de contingencia nos pueden solucionar casos de alta semejanza. De esta manera, con la combinación de estas estrategias, podemos plantear la clasificación territorial de la Ciudad de Puebla.

1. Se debe realizar una clasificación cero, de acuerdo a los datos y clasificaciones existentes.

2. Realizar una clasificación de unidades territoriales de acuerdo a la concepción sociológica de proyecto.

3. Realizar un MUESTREO DE SONDEO, para extraer una función de semejanza.

4. Dividir la Ciudad de Puebla, de acuerdo a esa función de semejanza.

5. Redefinir la función de semejanza, de acuerdo con las contradicciones obvias.

6. Proponer las demarcaciones y su generalización para toda la ciudad.

 

Tabla 3. Totalidades relativas

Interpretación por manzana

Interpretación como sumatoria de manzanas

A = f [B’ + C’’]

K = f [V]

B = f [A]

J = f [K]

B = f [C’]

Y = f [Q]

 

En este sentido, para los fines de la investigación, encontramos un "estado cero" de deslinde y demarcación de unidades territoriales cuyo punto de intersección es su carácter administrativo-funcional.

 

7. Conclusiones y discusión.

El elemento de diferenciación con estudios urbanísticos tradicionales fue la inclusión de variables sociales, sin excluir las arquitectónicas. Éstas últimas fueron incluidas en la categoría "soporte material", que se desagrega en las variables, infraestructura (familiar y en el vecindario), equipamiento e indicadores socioeconómicos y demográficos. Las dos categorías que acompañaron a soporte material fueron: Prácticas sociales (redes de relaciones, tipología del rol de vecino y organización social) y Significación social (creencias, opiniones, actitudes, representaciones sociales).

Mediante la aplicación de la metodología expuesta fueron caracterizados los corredores existentes, demostrando que sus características se asocian significativamente a las variables y atributos predominantes en el vecindario por el que atraviesa el corredor. Por tanto, la aplicación de la metodología permitió cumplir con los tres objetivos formulados: Clasificación de los Corredores Urbanos existentes hasta el momento; Identificación de vialidades que sin formar parte de los CU decretados, comportan características similares a éstos, y; pronosticar el comportamiento de nuevos CU, proyectando la eventualidad de su instauración y la proyección de su comportamiento.

 

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Dirección para correspondencia
Dr. Javier Guevara Martínez
E-mail: franciscojavier.guevara@upaep.mx

 

 

1 Adoptamos el concepto genérico de VECINDARIO para designar a los Barrios, Colonias, Zonas Conurbadas, Fraccionamientos, Unidades Habitacionales y Asentamientos Irregulares (Colonias Populares) (Guevara, 1991)

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