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Metaphora

versão impressa ISSN 2072-0696

Metaphora (Guatem.)  n.3 Guatemala nov. 2004

 

PSICOANÁLISIS + (miembros de la AMP)=...

 

Los principios de la práctica analítica

 

 

Manuel Kizer

Nueva Escuela Lacaniana - Caracas

 

 

Desde luego que podemos hablar de principios. Por mi parte he propuesto varias alternativas antes de mi conclusión, partiendo de los principios enunciados por Freud, y los enunciados por Lacan en La Dirección de la cura y los principios de su poder y en el Atolondradicho.

El grafo del deseo, los cuatro conceptos fundamentales, los cuatro discursos, la sexuación y el nudo borromeo permiten decir que hay principios y extraer series basadas, además, en la experiencia clínica y en especial del procedimiento del pase y sus resultados.

En la Jornada de la Sede Declaración -2003- presenté "El cuerpo que habla..." en el cual propongo los siguientes cuatro conceptos:

1.- Se trata de la política del psicoanálisis, cuya finalidad es la formación psicoanalítica. La formación analítica, es a la vez: acción terapéutica, epistémica y ética, sin dejar de ser técnica. La desrregulación de la misma es esencial.

2.- Un segundo principio de la práctica, enunciado por Lacan, consiste en instalarla a partir del no saber radical de la temporalidad del acto analítico y del deseo del analista, cuya responsabilidad está apoyada, además, en el saber en reserva que orienta y regula el acto analítico en cada cura, según la lógica del síntoma analítico. Es la responsabilidad del manejo de las consecuencias del acto analítico y del analista, al producir la división subjetiva o sujeto en la cura, el cuerpo que habla y la responsabilidad de este sujeto con lo que dice o habla en la relación y no relación con su decir y el goce. La distinción que J.A. Miller hizo en la sesión analítica como unidad semántica o a-semántica, es esencial.

3.- Es el principio del goce del bien decir o posición ética del analista. Este es un principio de la práctica y de la transmisión del psicoanálisis enunciado por Lacan. La ética del bien decir es el goce del analista, su suplencia, su pareja síntoma, base de la transferencia con el psicoanálisis, con la Escuela y la producción de saber y del contacto con el saber exterior al psicoanálisis e instituciones. Tiene que ver con la función poética o creativa del decir.

4.- El cuarto principio que propongo, enunciado por J. A.Miller, es el de la reducción lógica y topológica a que conducen las operaciones del psicoanálisis y la producción del síntoma pareja.

En estos cuatro principios de la práctica analítica, captamos una dirección científica, y a la vez, una orientación artística o poética, en tanto escapa al discurso científico, al ocuparse de aquello que la ciencia forcluye: la subjetividad, el sujeto y el fantasma, lo cual tiene sus efectos en la dirección de la cura, sea al inicio o al final de la misma o en lo que se ha llamado la primera y la última enseñanza de Lacan, junto a las dificultades de ambas orientaciones.

Una vez propuestos estos cuatro principios, entre otros posibles, percibí las vías de mi recorrido. De la búsqueda de los principios de la ciencia, la matemática y la lógica, saltando de uno a otro o eligiendo principios dentro del psicoanálisis, llegaba a manejar un número inmanejable de principios que me llevaron a una conclusión, después de escribir varios artículos cortos donde se enuncia dicho principio. El cual debe ser no estandarizable. En este camino, es evidente que se requiere el Uno como punto de capitón, como punto de basta que nos propuso J.A. Miller al llamar punto de basta el Nombre del Padre y exponer al síntoma como una función de punto de capitón. Esta fue la serie que surgió. Una vez propuesto un principio no estan­darizable, surgió otra serie de trabajos cortos que afirman al cuestionar dicha conclusión sometida a prueba en la reunión de los miembros de la Sede.

La pregunta que nos ha rondado durante este tiempo de trabajo es la definición de principio y si existe una propia del psicoanálisis.

 

De los Principios al Principio de la Práctica Analítica -I-

He llegado a una conclusión. La voy a proponer de entrada. Sólo existe un solo principio de la práctica analítica no estandarizable.Al enunciarlo de esta manera aparece como un límite. No hay dos, ni tres ni cuatro. Solo uno. De él emanan, derivan, una serie de principios basados en lo simbólico, lo imaginario o lo real. Podemos enumerar varias alternativas. Sin embargo, captamos en las series que hacemos, la marca del principio a proponer. Lo formulo como el principio de la regulación del goce imaginario, simbólico y de lo real en el cuerpo que habla.

En seguida debo decir que lo he encontrado, incluso con los mismos términos en la enseñanza de Lacan, en la orientación lacaniana de J.A.Miller y otros analistas. Es seguro que lo encontraremos muchas veces dicho y escrito. Lo propongo como el único principio del cual se desprenden y entretejen la experiencia clínica y la teoría psicoanalítica. Así de la pluralidad de principios, emerge el singular del principio. Por ejemplo, la ética del bien decir, la función poética y la teoría del significante, la significación, el sentido, la letra y el signo, como formas nuevas de decir, nuevas maneras de formular el goce y la posibilidad de producir un efecto inédito (término de J.A.Miller) en la transmisión de la verdad y el saber psicoanalítico junto a la estructura y lo que se opone a ella. Implica el enigma y certeza, como los cuatro conceptos fundamentales, los cuatro discursos, las escrituras de la sexuación y el anudamiento borromeo, el fantasma, el síntoma, la pareja síntoma, el amor, el deseo y el goce, como plus de goce, el objeto a y el S (A tachado), el todo y el no-todo, como regulaciones de goce que en las estructuras clínicas, han pasado de enfatizar la significantización y su efecto mortificante o mortífero, al efecto positivo de causa y vehículo del goce del significante. La importancia de la letra y del signo, de la angustia y del acto para hacer pasar la destitución subjetiva, es decir, la forclusión del sujeto y la recuperación del mismo como respuesta de lo real, transformación subjetiva de los modos de regulación del goce.

La represión (negación y castración), el desmentido, la forclusión de los nombres del padre, permiten defensas o suplencias derivadas de dicho principio. La instalación radical del no saber en el acto analítico, la sesión corta, las intervenciones, la interpretación, la operación de reducción y la desregulación de la formación analítica, emanan y se vinculan a dicho principio.

Si existe un segundo principio, estaríamos afirmando la existencia de la relación sexual y, por lo tanto, un estándar. Los estándares son importantes en la industria, en la fabricación de piezas u objetos, en la técnica o en la formación profesional, cuando se desea mantener un nivel mínimo aceptable y asegurarlo para la aplicación de las prácticas. Son las prácticas del discurso del amo y universitario. Rechazan lo particular, la singularidad, y no esperan sino un buen ejercicio aplicado a la técnica que avanza. Proponen la repetición como seguridad en la ejecución práctica de un estándar capaz de aprenderse, conocerse y transmitirse, no es el caso del discurso analítico.Los sujetos se pegan a las alternativas de dichas prácticas porque pueden probar la que les gusta como objeto de consumo. Las propuestas mágicas o de sugestión y adivinación, permiten ilusionar un momento con alguna contingencia fuera del sujeto programado en relación al futuro.

El principio que propongo no es simple, no es sin relación al goce en el cual se basa. Saca su soporte de los aportes de los analistas lacanianos y de mi experiencia. Pasé de la dificultad en relación a los principios, a la experiencia de sencillez, cuando pude elegir un solo principio que ha tenido y tiene muchos desarrollos. Decirlo de esta manera es proponerlo al debate, dado que hay un goce radical, sin saber, sin ley fuera de sentido que marque el límite del principio de regulación.

 

¿ Qué es un Principio en Psicoanálisis ?

Una definición de lo que es un principio, sus características, sus condiciones y funcionamiento en la práctica analítica, es necesario. Sobre todo, después de haber escrito "De los principios al principio de la práctica analítica", en el que propongo un solo principio: la regulación del goce desregulado en lo real, lo simbólico y lo imaginario. Dicho principio funciona tanto en la desregulación de la formación psicoanalítica, en la cura, en la Escuela e instituciones en general.

Fuera del psicoanálisis encontramos principios científicos, lógicos, matemáticos, artístico, gramaticales o lingüísticos, jurídicos, económicos, educativo, religiosos y políticos. Por lo que resulta indispensable delimitar o proponer lo que resulta de la experiencia psicoanalítica, a fin de distinguir lo general de los principios que pueden ser estandarizables, de lo singular y específico del mismo que no es estandarizable. Tal como lo hemos enunciado "la regulación del goce desregulado de lo real, simbólico e imaginario" lo encontramos antes, en el inicio, el final y después del mismo en psicoanálisis. La imposibilidad de ser estandarizado es determinante. Por lo tanto hay algo que no puede ser definido en el principio. Ya lo hemos escrito.

Se puede definir por lo que no es: no es un mito ni una utopía, no promete nada y en particular no es un metalenguaje. Si se definiera con toda precisión, corremos el riesgo de producir un metalenguaje. El cual pudiera evitarse enunciando principios, lo cual no implica la imposibilidad de la estandarización y el riesgo de que sean tomados como slogans para una práctica sin teoría o el dogmatismo. Por ello debemos decir que el principio no es un programa o un sujeto programado por una señalización anticipada o no del camino o recorrido. Dado que lo imprevisto, lo invisible u opaco para el sujeto, es una constante inconstante, hay algo siempre oscuro para un principio que pretenda ser tal. Por esto decimos que el principio funciona en acto y en el decir, puesto que el goce difiere de los operadores, conectores o modos variables de regulación del goce. O si quieren, de los intentos de regulación al que es llevado el sujeto, al movimiento de sus recursos en cada encuentro con lo real o defensas.

La repetición fijada e inmodificable, aun en los casos de un goce mortificante puede ser un síntoma de regulación de goce. El uso de medicamentos, tan generalizado, para no decir las drogas, pueden regular cierto goce y a la vez constituir otro goce desregulado.
Por eso mismo, no podemos fijar una definición única. Sí podemos, en cambio, proponer un solo principio que anuda a los otros y tener una concepción del principio que se diferencie de la teoría, al poner en evidencia la falta de teoría.

Finalmente propongo cuatro aspectos estructurales posibles para definir un principio en psicoanálisis. Me parecen necesarios y en realidad constituyen uno sólo:

1.- El principio es un vacío que no puede llenarse, aunque sí constituir un lugar para ser ocupado por diferentes elementos, imágenes, etc..

2.- El principio es un Uno, un punto de partida y un punto de llegada entendido como el cruce de tres cuerdas, lo real, lo simbólico y lo imaginario en los anudamientos topológicos.

3.- El principio es un agujero de lo real. En este aspecto se diferencia de la falta, tal como lo ha hecho J.A.Miller. Viene de lo real y no cesa de escribirse desde lo real, como el síntoma analítico.

4.- El principio puede decirse y se debe hacer con precisión. Es un decir de algo que se efectúa en acción o acto analítico o momentos cruciales del psicoanálisis.

Es en este punto simbólico-imaginario que puede decirse: Hay principios. Estos pueden ser descripciones, ordenamientos, clasificaciones y se prestan por su sentido de ser estandarizables. Sólo lo real, puede anudar relaciones de contigüidad que no son estandarizables y dar cuenta del goce del cuerpo y en el borde de lo real, lo simbólico y lo imaginario del anudamiento borromeo. Así, el principio que enunciamos, se encuentra en la primera y la última enseñanza de Lacan, cuya dirección de la cura y la orientación lacaniana ha sido y es necesaria a los efectos de regulación de un goce que puede siempre desrregularse según las circunstancias, la estructura y la conformación de las defensas en los arreglos con lo real.

Es lo que extraigo de los aportes de los analistas, de la producción de los A.E. y de mi práctica o experiencia analítica.

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