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Revista de Psicología Universidad de Antioquia

versão On-line ISSN 2145-4892

rev. psicol. univ. antioquia vol.3 no.1 Medelin jun. 2011

 

RESEÑA

 

El objeto de la psicología: el alma como cultura encarnada.
Juan Diego Lopera Echavarría,Horacio Manrique Tisnés, Marda Ucaris Zuluaga Aristizábal y Jennifer Ortiz Vanegas (2010).

 

Medellín.
Centro de Investigaciones Sociales y Humanas (CISH)
Universidad de Antioquia.
Editorial Universidad de Antioquia

 

 

Francisco López Gallego1

 

1 Psc., Ph.D.Decano Escuela de Administración Docente Pregrado en Psicología EAFIT Universidad EAFIT. Colombia.

 


Continuando el trabajo que hizo posible la aparición de los libros Relaciones psicología - psicoanálisis: un estado del arte (2007) y El método analítico (2010), publicados por el Centro de Investigaciones Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia, el Grupo de investigación ''El método analítico y sus aplicaciones en las ciencias sociales y humanas'', del Departamento de Psicología de esa casa de estudios, se dio a la tarea de emprender un nuevo reto investigativo que pretendía hacer un aporte riguroso a la discusión sobre el objeto de estudio de la psicología. Como uno de los resultados de ese propósito vio la luz el libro El objeto de la Psicología: El alma como cultura encarnada, con la autoría de Juan Diego Lopera Echavarría, Horacio Manrique Tisnés, Marda Ucaris Zuluaga Aristizábal y Jennifer Ortiz Vanegas.

Con la alusión al tema muy bien recogido en el título de la obra, El objeto de la psicología, los autores nos sorprenden gratamente en virtud de retomar valientemente una controversia que ya algunos psicólogos habían dado por desgastada; sin embargo, la mayor sorpresa surge de la propuesta que el grupo de investigación desarrolla al final del texto y que se anuncia en el subtítulo: el alma como cultura encarnada, pues en dicha propuesta radica el más importante aporte del trabajo, ya que después de un largo recorrido y análisis documental que le da legitimidad, el grupo declara que el objeto de la psicología en general es uno para todas las escuelas y posturas: el alma, entendida como cultura encarnada, o sea, como la resultante de la conjunción entre el organismo biológico de nuestra especie y fuerzas que lo intervienen y lo impactan, las cuales devienen de las instituciones sociales mediatizadas por el lenguaje.

Apuntalados en la referencia etimológica del término psicología, la tarea propiamente dicha se inaugura rastreando con desparpajo y seriedad los desarrollos que las distintas concepciones de la noción de alma han tenido en Occidente; desparpajo por el hecho de retomar una conversación que algunos han visto como infecunda o superada, pero que permite a los autores lograr finalmente confirmar, de forma tácita, el común apotegma aplicado a muchos de nuestros saberes, referido al hecho de que ''avanzamos en la medida en que retrocedemos'', pero desparpajo sobre todo por aplicar semejante esfuerzo en retomar el concepto de alma, actualmente proscrito por muchas corrientes en psicología; y seriedad, en la aplicación del método de investigación que eligen deliberadamente y por el rigor en la presentación de los resultados del trabajo.

Como punto de partida para acercarse al concepto de alma, el texto diferencia dos tipos de psicologías, provenientes de dos aspiraciones filosóficas claramente delimitadas, aunque no necesariamente excluyentes, unas que aspiran a la construcción de sistemas gnoseológicos sobre su objeto, es decir, a la configuración de teorías válidas, objetivas y generales, susceptibles de contrastación y verificación, que son denominadas epistémicas, que se vincularían al paradigma de la ciencia y de la cual la corriente conductista, y las actuales corrientes cognitivas serían ejemplos; y otras, las denominadas psicologías ascéticas, que no aspiran a acceder a la verdad desde el conocimiento general, sino desde el cultivo y el cuidado del alma en un proceso de trasformación o ascesis subjetiva en sentido amplio, vinculadas a una tradición espiritual y que privilegian el despliegue del ser, la expansión de la consciencia, la autorrealización y la constitución de sí, de la cual puede ser ejemplo la psicología humanista. Con esa diferenciación, fundamental y constante en toda la obra, se obtiene otro de los grandes aportes del libro, que consiste en establecer un puente de discusión y aproximación entre la ciencia y la dimensión espiritual, mostrando que no necesariamente son caminos opuestos y que posiblemente ambas tiendan a un despliegue del ser.

El método de investigación propuesto y acogido por los autores, no solo en este trabajo sino en los anteriores desarrollos y que además le ha dado su identidad al grupo de investigación, su misión y denominación, es el método analítico, aplicado en este contexto de manera concreta a las ciencias sociales y humanas, el cual podría enunciarse aquí en una atrevida síntesis, como la aplicación del método científi co al análisis de un discurso, ya sea la palabra, hablada o escrita, las artes, las costumbres, los sistemas axiológicos, los juegos lingüísticos y, en general, a cualquier tipo de construcción significante.

El método analítico se sirve de procesos claramente delimitados, aunque no necesariamente secuenciales: entender, criticar, contrastar, e incorporar es claramente observable en la manera como el texto está construido y en la redacción de cada acápite. De manera muy grosera y superficial podría decirse que en el proceso de entender se funda la posibilidad de interpretar lo expresado, captar el sentido del texto, las palabras elegidas, el estilo y su valor signifi cativo del discurso. En el proceso de criticar, por su parte, se pretende entre muchas otras cosas, comparar partes del texto entre sí y de éstas con otros textos, buscando coherencias o incoherencias, contradicciones internas y/o externas, y cambios de estilo y de posición frente a determinados aspectos; a su vez el proceso de contrastación se ofrece como la ocasión para un movimiento dialéctico entre la teoría y la experiencia, la práctica y el experimento, buscando conocer la consistencia de la teoría, su validez y sus efectos prácticos; mientras que en el proceso de incorporar, el investigador hace suyo, asimila, hace cuerpo el saber que se construye en la aplicación del método en su globalidad y se expresa en actitudes del propio investigador en su modo de ser y de estar en el mundo. Dejando en claro que los procesos pueden darse en ocasiones de manera lineal, pero que la mayoría de la veces los procesos se permean, complementan, retroalimentan, de suerte que por ejemplo, el entender puede hacerse completamente en el momento de criticar y que lo incorporado sea reevaluado en un momento de contrastación posterior.

Los autores muestran además la manera en que este método es compatible con el método hermenéutico, concretamente el propuesto por H. G. Gadamer, como la interacción de un sujeto con otro o con un texto.

El otro aporte de este trabajo, no menor que los anteriormente expresados, radica en el hecho de que lo más interesante de la aplicación del método analítico por parte de Juan Diego Lopera y su equipo de investigación, no consiste tanto en el hecho de haber incorporado ellos mismos unos conocimientos que luego fueron presentados en el libro, sino que el texto en cuanto tal es una muestra de la aplicación de dicho método, su construcción es la mejor ilustración de cómo el método es empleado; en efecto, el lector puede percatarse permanentemente del ir y venir de los procesos enunciados anteriormente, lo cual además hace posible que quien accede al libro tenga la sensación de estar frente a una redacción construida por un solo y único autor.

Desde una perspectiva diacrónica, aunque no necesariamente histórica en el sentido de atenerse rígidamente a referencias cronológicas, en la primera parte el texto ilustra con exquisitez las distintas aspiraciones de signifi cación que el concepto de alma ha tenido desde la antigüedad, partiendo de las representaciones primitivas hasta las clásicas de Sócrates, Platón y Aristóteles, para posteriormente presentar con detalle algunas propuestas posteriores a este último filósofo y que son aquellas que permitieron a los griegos y pueblos de su infl uencia directa, encontrar un sentido distinto a la vida que se había reducido por causa del sometimiento, la esclavitud y la desesperanza a algo que simplemente debía soportarse; estos desarrollos fueron de naturaleza ascética, buscando el cultivo y la trasformación del alma que aportaba el camino del encuentro íntimo, la actitud frente al sufrimiento y la vida, el cultivo de la virtud, como formas de alcanzar la vida buena, la eudaimonía; así pues, se analizan los aportes de pensadores distintos y posturas disímiles que hacen parte de las tradiciones conformadas por los estoicos, los epicúreos, los escépticos y los cínicos.

Más adelante, el lector se sumerge en el análisis de los inicios de la tradición médica del alma como órgano y de los primeros desarrollos en anatomía y fi siología; se encuentra luego en la exploración de la propuesta cristiana del cuerpo como continente del alma, la cual debe ser purifi cada y cultivada para el encuentro con Dios, a partir de las enseñanzas de Jesús y de las interpretaciones de san Agustín y santo Tomás. La lectura lo pondrá en presencia de la concepción dominante del alma en la Edad Media, para entrar posteriormente en una concepción ''laica'' del alma gracias a los aportes de Descartes y al arribo de la modernidad con las propuestas empiristas de T. Hobbes, J. Locke, G. Berkeley, D. Hume.

En la segunda parte del libro se tiene como marco contextual el advenimiento señorial y positivo de la ciencia y su infl uencia en la psicología y el impacto que sobre ella tiene el método inductivo e hipotético deductivo, la matematización y el experimento, devenidos de las ciencias naturales. En la búsqueda de la legitimidad científi ca y el reconocimiento del estatus de ciencia, las psicologías epistémicas hicieron que el objeto de estudio se considerara alejado de la concepción de alma y que éste fuera abordado desde la experiencia inmediata y la conducta, al tiempo que las psicologías más ascéticas se ocuparon del objeto ligado a la noción de alma pero vinculada al estudio de la vida psíquica y al alma inconsciente.

El alma como ''cultura encarnada'' es una idea que se desarrolla con base en la distinción entre la constitución de lo psíquico a partir de los procesos de sujetación e ingreso al orden cultural (estructuración); el producto de ese proceso de sujetación, invocado bajo múltiples designadores, tales como la personalidad, mente, carácter, entre otros (estructura); y las expresiones, manifestaciones, conductas, elecciones, etc. de esa estructura (los efectos). Con esa distinción como telón de fondo, la propuesta propiamente dicha empieza a hacerse manifi esta en la tercera parte del libro: el monismo dialéctico. Adentrándose en los concepciones contemporáneas del objeto en las distintas corrientes (conducta, comportamiento, lo psíquico, el Yo, la mente), el texto logra introducir en profundidad los asuntos atinentes al monismo-dualismo y a superar la mutua exclusión entre esas concepciones, entendiendo el alma como cuerpo o carne culturizada.

En un estilo claro y fluido, libre de afectaciones e imposturas, los autores logran poner a consideración un texto diferente, estimulante a la reflexión y a la discusión sobre un tema actual y pertinente, que no solo muestra la solvencia que otorga un trabajo investigativo serio, sino también la creatividad para hacer propuestas académicas arriesgadas.