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Trivium - Estudos Interdisciplinares

versión On-line ISSN 2176-4891

Trivium vol.7 no.2 Rio de Janeiro jul./dic. 2015

http://dx.doi.org/10.18379/2176-4891.2015v2p.217 

ARTIGOS TEMÁTICOS

 

"El silencio es salud"

 

"O silêncio é saudável"

 

 

Nora Makerman

Professora da Faculté de Medecine De Versailles - Hôpital FOCH e Faculté de l'Hôpital A. BECLERE. Psicóloga Clínica do Centre Médico-Psycologique (França) Membro do Cercle Freudien e da Société de Psychanalyse Freudienne (S.P.F./França). Diplôme d'Etudes Supérieures Specialisés (D.E.S.S.) en Psychologie Clinique et Psychopathologie PARIS V. Endereço: 93, Rue De Seine - 75006 - France E-mail: nrfmark@gmail.com

 

 


RESUMEM

En 1975, poco antes del golpe militar que transformó la Argentina en un Estado gobemado por el terror, un slogan para una campana publicitaria federal, destinada a combatir la polución sonora, fue vehiculizada insistentemente por todos los medios: El silencio es salud. Este trabajo analiza las implicaciones siniestras de este slogan, que pasó a ser entendido por el pueblo como "conviene-no-abrir-la-boca-frente-a-los-horrores-de-la represión-y-de-la-censura" y el efecto Unheimlich en el psiquismo.

Palabras clave: PSICOANÁLISIS; TERRORISMO DE ESTADO; TRAUMA; TESTIMONIO; DIVISIÓN SUBJETIVA.


RESUMO

Em 1975, pouco antes do golpe militar que transformou a Argentina num Estado governado pelo terror, um slogan para uma campanha publicitária federal destinada a combater a poluição sonora foi veiculada insistentemente por todos os meios: El silencio es salud, "o silêncio é saudável". Este artigo analisa as implicações sinistras deste slogan que passou a ser entendido pela população como "convém-não-abrir-a-boca-frente-aos-horrores-da repressão-e-da-censura" e o efeito Unheimlich no psychisme.

Palavras-chave: PSICANÁLISE; TERROSRISMO DE ESTADO; TRAUMA; TESTEMUNHO; DIVISÃO SUBJETIVA.


 

 

Gracias a Olivier Grignon

El lenguaje del vencedor...no se habla impunemente,

Ese lenguaje se respira y se vive según él.

Victor Klemperer (2001)

El levantamiento de la represión respecto a los anos vividos en Argentina bajo el terrorismo de Estado se llevó a cabo poco a poco, en un tiempo de elaboración al que le era extranjera, y gracias al cambio de mi idioma materno, cotidiano, por mi idioma de emigrante, el francés, así como por los efectos de algunos enunciados y escrituras que se hicieron escuchar y que dieron en el blanco... de la memoria.

 

 

En 1975, previo al sangriento golpe de estado militar de marzo del 76 que estableció una de las más salvajes dictaduras de la segunda mitad del siglo XX, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires lanzó una campana llamada:

 

El silencio de salud

El objetivo manifiesto era hacerles tomar consciencia a los habitantes de Buenos Aires de los efectos nocivos del exceso de ruido, que ellos mismos producían, es decir cuidar a los habitantes. Una campana publicitaria masiva que implicó importantes inversiones financieras y la movilización de los medios para sensibilizar los habitantes a las condiciones de mejoría de sus vidas, responsabilizándolos por ello.

El Obelisco, monumento característico de la ciudad, erecto en su centro mismo, exhibiendo ese eslogan escrito en letras capitales en un anillo girando día y noche, se transformó en el emblema de este travestismo.

En la misma época, el grupo parapolicial de la Triple A empezaba a hacer estragos: perquisiciones, secuestros, torturas y asesinatos de militantes, hombres y mujeres políticos, o civiles ejerciendo profesiones llamadas « subversivas » (psicoanalistas, psicólogos, sociólogos, docentes, artistas) y todos aquellos que colaboraban con los habitantes de los barrios más pobres, las villas miseria (barrios de emergencia), o los que expresaban su desacuerdo respecto a las posiciones de la Junta Militar al poder. Sin contar (¡pero contándolos se llega al número de 30.000 desaparecidos!) los delegados de fábricas, los dirigentes sindicales, los obreros y muchos estudiantes, militantes o simpatizantes... A esto se suma la gente cercana, los familiares, amigos, amigos de amigos. todos aquellos que de un modo u otro eran susceptibles de no quedarse callados.

El lema El silencio es salud, cuyo objetivo manifesto era la protección del pueblo, tenía otra intención: era una intimidación enmascarada, una amenaza disimulada de las consecuencias mortales que cualquier toma de palabra podía provocar. Formaba parte de un proyecto muy elaborado cuyo objetivo era amordazar toda palabra capaz de encender la chispa de un saber compartido, mediante el intercambio de lo que efectivamente sucedía y de lo cual cada uno era testigo. Disciplinar la sociedad mediante el terror: « ¡callate! hablar es decir y pone la vida en peligro ». un mandato feroz que extraía su fuerza de un imaginario vuelto hacia la creencia en un Otro absoluto.

Una política del terror que alcanzaba toda la sociedad, a través de la aniquilación de los lazos de solidaridad y del avasallamiento de todos y todos los derechos frente al « proyecto antisubversivo » de los militares, proyecto de una armada supuestamente abocada a defender el pueblo contra el enemigo exterior.

Sin embargo, incorporando Argentina en un proceso de mundialización capitalista que la empobrecia y la volvía siempre más dependiente, el Estado imponía una política del « sálvese quien pueda », cuna del individualismo exacerbado, lema del neoliberalismo que orientaba la economia interna del país: la famosa deuda externa que lo esclaviza.

«Los desaparecidos no están muertos ni vivos. Sencillamente no están. No tienen entidad » decía Videla, uno de los principales militares-dictadores.

Estos cuerpos que ya no están, que no tienen existencia, que no tienen importancia, que no tienen consistencia, ¡ni real, ni simbólica! Borrados. Así, en los medios, la palabra desaparecido terminó siendo prohibida por la censura, igual que la palabra guerrillero, que sin embargo fue remplazada por la expresión « delincuente subversivo ».

Temerosos de hacerles un dano volviendo pública su desaparición o incluso tratando de obtener información sobre su paradero, la mayoría de las familias se quedaba callada. Al mismo tiempo, tenían que hacer oídos sordos ante el « por algo será... » o « en algo andaba... », « no te metas... ». Estas expresiones, que responsabilizaban a las víctimas por la violencias padecidas, eran en aquel entonces pronunciadas por la mayoría de los argentinos.

 

 

La mayoría, pero no todos.

No había recursoposible. Ningún recurso a la Ley: los policías, personajes habituales de los barrios y alrededores « operaban », como los grupúsculos parapoliciales, bajo las órdenes de la Junta. Los operativos se multiplicaban. Una crueldad se escondía bajo la apariencia de los uniformes de los guardianes de la paz, figuras familiares... tan familiares.

En cuanto al pueblo, su pasividad era casi absoluta. Imposible hablar de lo que uno sabía, saber y decir que uno sabía era buscar represalias, o la muerte. Había que uniformizar el pensamiento aislando toda opinión distinta, no expresar ninguna contradicción. La posibilidad misma de pensar quedaba anulada.

¿Cómo entender este silencio, tan interiorizado?

¿Cuáles fueron los efectos de la ausencia total de recursos?

Pasividad casi absoluta, pero no toda: Gilou García Reynoso (1986) nos lo recuerda. En el medio de ese gran silencio impuesto, otro espacio se abrió, el de la circulación silenciosa -pero de otro silencio- de las Madres de Plaza de Mayo, movimiento incesante, que rompía todos los jueves con el mandato de silencio mortífero. Las madres reclamaban saber donde estaban sus hijos. Ellas querían saber, resistían y hacían movimiento. Este Movimiento llegó a ser un símbolo para el mundo entero, representando la necesidad de insistir, de mantener vivo y en movimiento un deseo de saber, agrietando de ese modo la creencia en un Poder absoluto que dispone de la vida de cada uno.

Romper el silencio poniendo en movimiento una pregunta que busca ser escuchada, pregunta que abre a otros interrogantes. Rechazando el dejarse asignar el lugar de testigos inmóviles de una política establecida por un gobierno ilegitimo y asesino de la generación futura, de sus hijos.

Rápidamente, fueron llamadas en todos los medios « las Locas de Plaza de Mayo »: el aparato ideológico respondía inmediatamente con una nominación que, impuesta por rumores, medios e instituciones, fue retomada por la vox-populi.

Los especialistas de la propaganda ideológica, uno de los métodos para cultivar la hegemonia de la Junta, estaban permanentemente atentos al lenguaje y a lo que se decía, respondiendo rápidamente a todo lo que podía ser contestatario mediante la tergiversación de palabras y del sentido, con el propósito de ocupar siempre la posición de Amo de las escenas sociales y culturales del plano simbólico.

Otro ejemplo: el lema, abyecto, que retomaba las protestas cada vez más vehementes que emanaban de instituciones y organismos internacionales de Derechos humanos para tergiversarlas: « Los argentinos somos derechos y humanos ». Las palabras eran tergiversadas del modo que nos revela Victor Klemperer en su libro sobre la LTI (Lingua tertii imperii). Al mismo tiempo, una acción sobre el terreno, llamada « Operación claridad », se dedicaba a la depuración ideológica de las producciones culturales, elaborando listas de autores, compositores, artistas, canciones y libros prohibidos. Toda referencia política o social era calificada como « subversiva », subversiva de la cultura cristiana y tradicional argentina.

Sin embargo, hay silencio y silencio. Mi análisis, continuado en Francia, no me dejaba olvidarlo.

Algunos anos después de mi llegada a Francia, asistía al coloquio Le silence en psychanalyse ( 1987) en el que escuché exposiciones y presentaciones de gran calidad, en particular aquellas de Monique Schneider y de un companero de formación de aquel entonces, Jean-Charles Fébrinon-Piguet. Estos enunciados desencadenaron la producción de suenos, lapsus de escritura, perdida de objetos, encadenados luego sobre el diván en torno a un lapsus « abajo las máscaras/abajo las masacres » que anudaba en los juegos de la estructura del lenguaje, estructura del sujeto, las violencias de mi historia con las de la Historia de mi pais y las violencias de la Historia como tal.

La esencia de los sistemas totalitarios es que el Estado dicta los valores que rigen las conductas de cada uno. De ese modo, sin poder hablar de su lugar, cada uno se vuelve involuntariamente cómplice de los actos asesinos y de las exacciones cometidas. Era preferible ignorar.

« Es el Estado y no la humanidad que tiene la medida del bien y del mal » (Todorov, 1991).

¿Mediante qué proceso esta uniformización ha sido interiorizada por todos?

El terror, el espanto, desaniman e inmovilizan el movimiento propio a la vida, fijan lo vivo del sujeto, volviéndolo tan solo existente-sin-consciencia.

Vuelven potente la pulsión de muerte, activa en su fuerza de desligue intra-psíquico y social.

Durante la infancia, el efecto del trauma singular es devastador para la subjetividad en construcción. Un evento solo queda determinado en sus efectos traumáticos por la interpretación que le da el sujeto, más aún si se trata de un nino fijado en el lugar de testigo mudo, privado del recurso de un otro que venga a su socorro, sin palabras que expresen sus sensaciones de espanto. Sensaciones sobre/en/del cuerpo que son el efecto de un mal-encuentro con un Real, accidente sobre-venido sin que haya sido bordeado por las palabras justas de un otro en el momento justo, que lo dejó sin la posibilidad de hacer lazo. Falta de palabras de otro que se asuma como faltante, que le habría permitido ubicarse fantasmáticamente en relación con el Otro dando cuenta, justamente, del poder de las palabras y del lenguaje. "Nada nos es inteligible como « mundo » o como « realidad » sin que el lenguaje haya introducido un corte en relación con lo real » (Lacan, 1964/65. inédito).

Poniendo palabras en el lugar de un decir suspendido se sostiene la función simbolizante de la lengua, cuyo efecto se hace sentir en el punto de anclaje de la pulsión de muerte, ahí donde el recurso a representaciones verbales, premisas de la posibilidad de interrogar, no es posible.

La teoría freudiana de la « Psicologia de las masas », aunque muy esclarecedora, no parece suficiente (1).

La manipulación ideológica de una orden de silencio so pretexto de cuidados por parte del Otro re-invertia un punto de silencio estructural, el que conlleva en cada cual un saber sobre el ser abocado a la muerte, horror de un saber que encuentra en la posibilidad de juicio la ampliación de un espacio psíquico singular, el de su pensamiento.

Una represión tan salvaje, un aplastamiento tan brutal de las libertades y de las vidas fomentaron la cristalización en cada uno de un mecanismo devastador.

Los textos de Gilou García Reynos (1986, 2003) esclarecen ese propósito en relación con la dificultad de simbolizar las marcas destructoras de una Historia tan reciente. Cortes de un real que no deja de no escribirse. ¿Cuáles son los efectos sobre las generaciones futuras?

« Las situaciones en las que reina una extrema precariedad - (agrego, subjetiva) -, donde no hay reconocimiento del sujeto y donde los lazos sociales se han quebrado, lo expone [al sujeto] a ser tomado por el discurso del Poder, que aterroriza y fascina al mismo tiempo » (Reynoso, 2003).

La desaparición de seres humanos era una de las herramientas de sumisión al régimen, un instrumento « de predilección », pero no el único. Servía, sin embargo, para sostener la amplitud real de su poder al servicio de un arbitrario que se sustituía a la Ley.

Lo que los militares llamaban « El Proceso de Reorganización Nacional» implicaba simbólicamente y realmente el destino de las generaciones futuras: los hijos de los padres desaparecidos, - « chupados », según el vocabulario de la Junta - encerrados en los centros clandestinos de detención (¡340!), listos para ser ejecutados o ya ejecutados (fusilados, o tirados, vivos y drogados, al mar desde aviones), estos hijos eran dados en adopción (por adopción legal o falsificación de estado-civil) a partidarios del régimen. Trátese de ninos pequenos o de bebés nacidos en cautiverio, eran desposeídos de su identidad y de su historia.

Una de mis más cercanas amigas, psicoanalista, recibía en aquel entonces hijos de padres recién « desaparecidos ». Clandestinamente, sin que ni yo ni nadie más que las dos o tres personas que rodeaban al nino estén al tanto. Humanizar la barbarie deshumanizante.

Un proyecto ideológico que justificara una represión de esta naturaleza no podía desencadenar una represión psíquica tan masiva sin que se encuentren precedentes en la estructura misma del sujeto.

Una manipulación tal, una infantilización del pueblo que conllevaba una representación del nino como objeto manipulable, despertaba un núcleo de la estructuración subjetiva de cada uno alienándola a las consignas del poder.

Ahora bien, esa consigna era sobre todo « ¡Consuman! ». ¡Y lo que se consumia por su « dulzura » era « laplata »! Y la « plata dulce » era aquella que se ganaba en el limite de la ley.

Un psicoanalista no ignora, en principio por su práctica de la transferencia sobre el diván, que el testimonio no es el relato. Un testimonio se construye gracias a las condiciones mismas de emergencia de un relato. Se articula sobre un fondo de historicización si aquel que lo escucha, lo « ve », sostiene una presencia ética, una presencia lo menos parasitada posible por cuestiones narcisistas, de prestancia o de corroboración de una teoria.

In situ, sobre el escenario de lo social, algunos militantes organizados en « células » resistían, pero los más jóvenes en su mayoría carecían de verdadera formación política, movilizados en cambio por un fuerte deseo de resistir al totalitarismo asesino.

La joven militante que yo era tenía también otros imperativos, que contribuyeron más tarde a volver borrosos los recuerdos de esta época. Sobre el terreno del compromiso, donde nada estaba escrito, donde todos nuestros acuerdos eran orales, desde nuestros lugares de reunión hasta nuestras acciones (sean las que sean), el anonimato primaba.

Pero la vida no era únicamente la militancia. También estaban los estudios, los encuentros amorosos o amicales, mi psicoanálisis personal, mi compromiso con la locura en el hospital de mujeres Braulio A. Moyano de Buenos Aires, en el servicio de las enfermedades crónicas. En una esquina al fondo de la manzana del hospital psiquiátrico, verdadero vertedero para mujeres en desamparo psíquico, casi todas oriundas del interior o muy pobres, un grupo trabajaba durante la semana. Alimentado de anti-psiquiatría, de psicoanálisis, de las experiencias de Franco Basaglia, retomadas por Alfredo Moffat y Basilio Benitez, de poesia, de psicodrama psicoanalítico, de música y de mate, alrededor de un fogón directamente sobre la tierra, creando un espacio de convivialidad, que invitaba al lazo con el otro serenamente, organizábamos guitarreadas. Usando las letras de canciones populares y de folklore nombrábamos, le dábamos existencia al ambiente que reinaba en el grupo, todos los sábados. Las internadas hacían tortas fritas, a veces traíamos bizcochos. Organizábamos talleres de costura y apostábamos a vias de salida de la locura. Ahí, en ese pabellón en el que, cuando llovía, había que sacar las camas a la galería, por lo intensas que eran las goteras en los dormitorios...

A ese grupo al que pertenecí, se le prohibió la entrada al hospital al día siguiente del golpe de estado de 1976.

Una vida en su juventud...

Toda emigración no es un exilio. El exilio construye un territorio y un fuera-de-territorio.

lAcaso sea unaposición subjetiva del ser?

Aún más cuando el deseo manifiesto que causaba esa emigración era el de seguir formándome con una psicoanalista francesa, Françoise Dolto, cuyos escritos encontraban los enigmas clínicos que me planteaban mis primeros pequenos pacientes. La formación kleiniana recibida hasta entonces, en la práctica, no me convenía. Fue la lectura del Caso Dominique (Dolto, 1971) que me condujo hacia Jacques Lacan, contrariamente a las lecturas en aquel entonces propuestas en Buenos Aires.

Esta tentativa de Françoise Dolto de dar cuenta de un encuentro al singular con la psicosis (¿o fobia precoz?) en la cura de un nino, presentada de manera exhaustiva, me concernia de sobre manera pero todavia « no lo sabia ». Solo que la articulación Yo ideal - Ideal del Yo -estadio del espejo que propone para este caso tuvo tanto eco en mi que mi posición en las curas cambió fundamentalmente. Me dirigi entonces a una supervisora de formación lacaniana. Al mismo tiempo, una partida se decidió en mi. El cambio de idioma, tan radical como llegó a ser, no representó nunca un obstáculo.

La presión del peligro no habia tenido ese efecto...

Unos anos, pensaba. Pero no, otros compromisos profundos orientaron mis elecciones y quedé « ancla' en Paris » (2).

Los anos de militancia, y de terror, quedaron mucho tiempo en la niebla de mi memoria.

Por supuesto, leia testimonios, miraba peliculas y documentales de gran calidad, obras de teatro, novelas muy bien documentadas, discutia con amigos/as, aqui y allá.

Sin dejar de ser ajena a mi memoria, sin rememoración. Padecía un profundo silencio hacia mí misma, respecto a aquellos anos, un velo masivo sobre mi vida durante estos anos, sin poder ordenar las fechas, o la secuencia de eventos importantes.

Configuración psíquica que volvería a encontrar a menudo en mi práctica con analizantes de todas las edades, sobre todo ninos lidiando con efectos traumáticos con consecuencias graves, en ellos o en sus padres.

La elección del psicoanálisis para seguir mi análisis ya había sido tomada en Buenos Aires, bajo el efecto de conmoción generado por otra lectura: el artículo « Ya lo sé, pero aún así... » (Octave, 1973).

La asociación de estas dos teorizaciones portadoras de enunciados de estos dos psicoanalistas sostuvo desde entonces mi formación al psicoanálisis en francés.

A llegar a París, una de las primeras reuniones a las que asistí fue un lunes de Delenda(3). iói¿Algo « inaudito »!?!? Aquella noche, Pierre Legendre en pleno juicio, en una atmósfera cargada por un discurso de Inquisición, que no me era ajeno, pero esta vez se trataba de discusiones apasionadas, la problemática no era vital. o en todo caso, no lo era para mí. Más tarde, supe que lo había sido para otros en Francia.

Luego, otros espacios de formación se fueron estableciendo en Francia, orientando mi relación con el saber.

Dos momentos bastante precisos volvieron a abrir brechas que, bajo transferencia sobre el diván de un psicoanalista -que no se quedaba callado.- me permitieron volver a apropiarme la posibilidad de pensar estos tiempos:

- En el 2000, la voz de Gilou leyendo su texto en la mesa redonda « Política y psicoanálisis » durante los États généraux de la Psychanalyse, que René Major me pidió que copresidiera ese mismo día.

- La película « Quemados por el sol » de Nikita Mijalkov, estrenada en el ano 1994.

Sobre la lectura en voz alta del artículo de Gilou, diría que se jugaba en su contexto: el imprevisible pedido de copresidencia por parte de René Major que me ubicó al lado de Gilou leyendo su texto, frente al público que llenaba el gran anfiteatro de La Sorbonne. Una tensión fuerte proveniente de la sala captada por el título de la mesa redonda, que hacía eco en los cuerpos situados en el estrado, y la insistencia apremiante de los representantes de las asociaciones argentinas de los Derechos humanos, sentados en primera fila, que pedían la palabra casi a los gritos, en mi idioma.

 

Texto y contexto

El texto de Gilou, de una lúcida pertinencia en cuanto a la relación del psicoanálisis con lo social y lo político, del psicoanálisis con la ideologia, la religión y las teorias psicoanalíticas es absolutamente imperdible.

En cuanto a la película, algo de su arte en la escritura, en la atmósfera progresivamente inquietante que componían las imágenes dio en el blanco y parte de ese pasado que no dejaba de no inscribirse empezó a ordenarse, dándole lugar a pensamientos en imágenes, una posibilidad de « dar pie » a las representaciones reprimidas y a un despertar de los sentidos, allí ligados.

Esta película transcurre durante un solo día del mes de agosto de 1936, justo antes del primero de los Procesos de Moscú, cuyo propósito fue eliminar algunos de los dirigentes históricos de la Armada roja, acusados de traición y de sabotaje. Estos procesos precedieron la Gran Purga (1937-1938), durante la cual millones de ciudadanos de la Unión Soviética fueron acusados de « enemigos del pueblo ».

Mijalkov interpreta al personaje principal, un coronel héroe de la revolución bolchevique que pasa un día de descanso con su familia. Unos paisanos lo convocan urgentemente para impedir que militares destruyan sus cultivos durante un ejercicio que estaban por empezar, y gracias a su mero prestigio revolucionario, impone su autoridad al oficial responsable, un camarada, y los militares dan marcha atrás.

Todo sucede en una atmósfera familiar de alegría y distención, nadie escucha el suegro del coronel leer la Pravda y comentar las noticias acerca de las nuevas purgas lanzadas por Stalin... Mientras que la radio anuncia un extrano fenómeno solar (en ruso), entra en escena un ex-amante de la mujer del coronel, que en las primeras escenas de la película veíamos recibir una orden por teléfono. Trabaja para los servicios secretos y le encargaron que traiga el coronel de vuelta a Moscú; lo informa del hecho y le pide que no le diga nada a nadie, tiene que partir con él esa misma noche hacia Moscú.

El día sigue transcurriendo en un ambiente alegre, y confiando en su celebridad y en su relación privilegiada con Stalin, el héroe parte con un grupo de hombres que se presentaron como músicos de la Orquesta Roja. En el camino, se cruza un conductor de tractor quien reconoce al coronel después que haya recibido una golpiza, el ex-amante mata fríamente al conductor. Este acto asesino imprevisible provoca la estupefacción del coronel, que llora por su propia suerte y la de sus ideales, mientras que un dirigible atraviesa el cielo con un cartel gigante a la gloria de Stalin.

Muchos elementos de mi historia se asociaron de la misma manera que en esta escritura filmica, transmitida en el idioma de mis abuelos paternos que nunca conocí (4) y de una parte de mis ancestros, el ruso: la traición, la ingenuidad, los ideales, el Mal que sucede, dictado desde arriba, las perversiones a la obra, la violencia. Una inquietante familiaridad me tomó de asalto y me dio un hueso que roer y un hilo del que tirar... un efecto de verdad.

Tal vez la escritura misma de este artículo fuera despertada por la reciente lectura de la excelente novela de Robert Little, L'hirondelle avant l'orage: le poète et le dictateur (2009), historia de la decadencia de un poeta ruso, Ossip Mandelstam, a lo largo de 30 anos. Y por el reciente fallecimiento de mi querido amigo Olivier Grignon, psicoanalista francés.

Creaciones de pensamiento, representaciones que restituyen una dimensión de intemporalidad en el tiempo subjetivo, escrituras necesarias pasa situarse en su presente sin negar su pasado, tratando de captar las repeticiones resultantes del desencadenamiento de la pulsión de muerte en la escena social, contextual y única, en la Historia de nuestra civilización.

Noviembre del 2013

 

Notas

(1) Sería más bien el Vel de la alienación, propuesto por Lacan, que ofrece una clave de lectura abriendo las perspectivas: o pienso o soy.

(2) Anclao en Paris. Tango de 1931, letra de E. Cadicamo.

(3) Después de la disolución de la Escuela Freudiana de Paris (École Freudienne de Paris - EFP) por Jacques Lacan el 5 de enero de 1980 (asociada por J.-A. Miller a la disolución de Cartago), las reuniones organizadas en Paris por la recientemente fundada Causa Freudiana (Cause Freudienne), fueron llamadas los « lunes de la disolución » de DELENDA. Verdaderos tribunales de Inquisición respecto a los miembros de la EFP que ponían en tela de juicio la fundación de la Causa Freudiana, se desplegó una gran violencia hacia los antiguos miembros deseosos de debatir, la mayoría de los cuales terminó alejándose. En esta ocasión, la Causa Freudiana fue bautizada Escuela de la Causa Freudiana (École de la Cause Freudienne) para poder seguir usando la organización de la EFP (AE: Analista de la Escuela, AME: Analista Miembro de la Escuela).

(4) Un silencio también cubría la historia y la vida de mis abuelos por el lado de ambos padres, tanto respecto a los que emigraron huyendo de los pogromos del final del siglo XIX y que se conocieron en Argentina, como respecto a los del lado de mi madre, vasco-espanoles, emigrados directamente al campo, fallecidos durante su ninez, última de 11 hermanos y hermanas. Silencio que mis preguntas no lograron romper. Mi padre y mi madre formaron parte de una de las primeras generaciones de argentinos inscriptos, no sin esfuerzo, en la clase media profesional de la capital, cuyo modelo era el « selfmade man » norteamericano de los anos 50.

 

Referências Bibliográficas

Actas du colloque Le silence en psychanalyse, dirigido por Juan-David Nasio (1987). Peria: Rivages.         [ Links ]

Dolto, F. (1999). El caso Dominique. México: Ed. Siglo XXI.         [ Links ]

Garcia Reynoso, G. (1986). Primeras jornadas de Salud Mental por APDH. In Revista Psyché Nro. 1. Buenos Aires: Matrice Argentina, 1986        [ Links ]

Garcia Reynoso, G. (2003). Rapport de la psychanalyse au social et au politique. In: États generaux de la psychanalyse. (pp 131-149). Paris: Aubiet.         [ Links ]

Klemperer, V. (2001). LTI, la lengua del Tercer Reich. Barcelona: Ed. Minúscula.         [ Links ]

Lacan, J. (1964/65). Problemas cruciales para el psicoanálisis, Seminario, inédito. Problemas cruciais da Psicanálise. Em Lacan, J. Outros Escritos (1981). (pp 206-209). Tradução Vera Ribeiro. Rio de Janeiro: Zahar.         [ Links ]

Little, R (2009). L'hirondelle avant l'orage: le poète et le dictateur Ed. Baker Street, Paris.         [ Links ]

Mannoni, O. (1973). La otra escena: Claves de lo imaginario, Buenos Aires: Ed. Amorrortu.         [ Links ]

Todorov, T. (1991). Las morales de la historia. Buenos Aires: Paidó         [ Links ].

 

 

Recebido em: 26/05/2015
Aprovado em: 29/10/2015

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