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Trivium - Estudos Interdisciplinares

versão On-line ISSN 2176-4891

Trivium vol.8 no.1 Rio de Janeiro jan./jun. 2016

http://dx.doi.org/10.18379/2176-4891.2016v1p.86 

ARTIGOS LIVRES

 

Anorexia, religión y maternidad: un estudo de caso

 

Anorexia, religion and motherhood: a case study

 

 

F. Galán Jiménez Jaime SebastiánI; De Avila Ramírez Xochiquetzaly YerutiII; María del Carmen Rojas HernándezIII

IDoctor en Psicología por la Universidad de Guadalajara. Docente en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Aquismon #200, Edificio I, Int. 1, Col. Lomas 2da, CP. 78210. Tel. 4441747192. psic.sebastiangalan@gmail.com
IIDoctora en Psicología Clínica por la Pontificia Universidad Católica de São Paulo - Brasil. Docente y asesora de prácticas profesionales en la Facultad de Psicología de la Universidad. Autónoma de San Luis Potosí. xoyeruti@gmail.com
IIIDoctora en Psicología por la Universidad Autónoma de Querétaro. Maestra en Estudios Psicoanalíticos. Docente investigadora Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Carretera central km 424,5 CP. 78399. mhernandez@psicologia.uaslp.mx

 

 


RESUMEN

En este trabajo se propone un análisis del caso de B. para reflexionar sobre la "santa anorexia". Conflicto narcisista pureza, estética y divinidad que aparecen velados por la culpa y el vacío. Tomando el caso de B. como eje central se entretejen discursos y teoría con la intención de profundizar en la dinámica implicada entre deseo y su nada. Ella experimenta un cuerpo que le parece ajeno: templo de Dios, objeto habitado por el pecado que ha de redimir con la inanición como posibilidad de sacrificio inmediato. El espacio analítico se presenta como una posibilidad para transformar el discurso que impera en la vida de B.

Palabras clave: SANTA ANOREXIA; RELIGIÓN; MATERNIDAD; TRANSGRESIÓN; DIVINIDAD.


ABSTRACT

This paper presents an analysis of the case of B. to reflect on the concept of "holy anorexia". It is a narcissistic conflict in which purity, beauty and divinity appear veiled by guilt and emptiness. The case of B. is taken as a central axis from which discourses and theory are interwoven with the intention to delve into the dynamics involved between desire and nothing. She experiences an alienated body: temple of God, object inhabited by sin that might be redeemed in starvation as a possibility of immediate amendment. This analysis is presented as an opportunity to challenge the discourse that prevails in the life of B.

Keywords: HOLY ANOREXIA; RELIGION; MOTHERHOOD; DIVINITY; TRANSGRESSION.


RESUMO

Em este trabalho se propõe uma analise do caso de B. para refletir sobre a "santa anorexia". Conflito narcísico, pureza, estética e divindade que aparecem velados pela culpa e o vazio. Tomando o caso de B. como eixo central se entretecem discursos e teoria com a intenção de aprofundar na dinâmica envolvida entre desejo e sua nada. Ela experimenta um corpo que lhe parece alheio: templo de Deus, objeto habitado pelo pecado que há de remir com a inanição como possibilidade de sacrifício imediato. O espaço analítico apresenta-se como uma possibilidade para introduzir uma mudança no discurso que impera na vida de B.

Palavras-chave: SANTA ANOREXIA; RELIGIÃO; MATERNIDADE; TRANSGRESSÃO; DIVINDADE.


 

 

La cultura occidental asigna significados sociales y culturales al cuerpo, la delgadez encarna esa demanda (Ahedo, 2009) aunado a esto "El cuerpo se construye con la historia de cada sujeto" (Betancourt, 2007: 18) el cuerpo se convierte en una metáfora que abarca, tanto la historia personal como las demandas culturales. La santa anorexia intenta generar lo bello (pureza) pero termina privilegiando lo ominoso (mortificación).

 

 

"El término griego anoréxis se menciona por primera vez en el siglo I con el significado de 'falta de deseo' (Tisera-Lopez, 2000: 9). Tal falta de deseo se articula como ausencia de sensaciones de placer, anestesia libidinal. La figura femenina en las personas con anorexia suele estar oculta ya que todo trazo evocador de voluptuosidad es eliminado provocando la pérdida de formas que inciten sensualidad. Lejos de esa idea mediática de la delgadez como búsqueda de miradas, el ideal estético de la anorexia también condensa angustia y mortificación del cuerpo (Pérez & Zapata, 2003).

Los discursos sobre el cuerpo van cambiando a lo largo del tiempo, San Agustín consideró al cuerpo como una pesadumbre, una prisión para el alma "bienaventurada el ánima que, librada y desencarcelada de este cuerpo terrenal camina con libertad al Cielo; segura es y llena de tranquilidad" (San Agustín, 1972, p. 80). San Agustín no se refería a la anorexia, sin embargo, sí se encontrará en este texto un planteamiento similar al descrito. En la "santa anorexia", el dominio sobre las manifestaciones de la sexualidad del cuerpo es el medio para alcanzar la pureza, pero implica también una relación estrecha (e íntima) con la muerte.

"El ayuno puede ser entonces entendido como un medio de superar ese pesado vínculo que, en su aspecto negativo, ata a lo terrenal, al reino de la necesidad" (Caparrós & Sanfeliu, 2004, p. 28). Más que de cuerpo, es precisamente a la "carne" a lo que se alude. La necesidad y la carne, en tanto símbolos inmersos en la cultura occidental, así como su relación cercana con las necesidades humanas y sexuales, se ponen en juego en la imagen corporal (Gélis, 2008).

 

 

En los estudios realizados por Bacon, se mencionaron Santas con amenorrea, es decir, personas que se dedicaron a Dios con un ideal ascético ligado a la virtud en detrimento de lo femenino del cuerpo, lo cual implicó renunciar a una vida sexual activa y al hecho de convertirse en madres entregándose a una vida espiritual (Tisera- Lopez, 2000).

El término "santa anorexia" hace referencia a "un fenómeno religioso con la imposibilidad o el modo sintomático de ingerir alimentos" (Freud, 1986, p. 3); Por ejemplo: "santa Liberata, para preservar su virginidad, realizó un ayuno que la masculinizó. Es venerada como el ejemplo que quiso apartarse de la servidumbre del sexo" (Caparros & Sanfeliu, 2004, p. 32) régimen masculinizante capaz de desaparecer los caracteres sexuales secundarios, dejando a la mujer despojada de lo femenino de su cuerpo.

La obra de Francois Boissier de Sauvages Nosología Methodica 1736, presentó la anorexia mirabilis, es aquella en que se hace hincapié en un origen milagroso, en que la pérdida de apetito representa una hazaña relacionada con la divinidad, así "santa anorexia" fue el nombre general que se le dio al fenómeno. En 1750 se describió la llamada enfermedad de las vírgenes caracterizada principalmente por amenorrea, trastornos mentales y disminución del apetito, tal se conoció también como clorosis (Caparrós & Sanfeliu, 2004). Nuevamente, se encontró la renuncia a la sexualidad, el ascetismo relacionado con la religión y la amenorrea.

 

Anorexia en la obra de Freud y Lacan

A continuación se presenta el concepto psicoanalítico de anorexia partiendo de Freud y Lacan, psicoanalistas que hicieron un abordaje medular y en su mayoría vigente de la conflictiva en torno a la anorexia. Las ponderaciones de Freud y Lacan dieron un giro a la concepción de la anorexia al dejar de verla como inanición.

En el Manuscrito G se habló de la anorexia como una neurosis alimentaria paralela a la melancolía. Afirmando que pertenecía a las niñas jóvenes, una melancolía en presencia de una sexualidad inhibida. Pérdida de apetito: alimentar y libidinal. Desde esta postura Freud ubicó el sentido (como se mencionó al inicio del artículo) de la palabra anorexia: como un no deseo. (Freud, 1986).

Freud cuando trató el caso del hombre de los lobos dijo que toda vez que se produce un deterioro de la pulsión de nutrición, el organismo no consigue un dominio sobre la excitación sexual. Comer no sólo es una manifestación de la libido oral, sino que también envuelve una función erótica implicando destrucción y pulsión de muerte. La meta sexual de esa pulsión sólo podría ser el canibalismo, la devoración; en su paciente, debido a la regresión desde un estadio posterior, aparece la angustia de ser devorado por el lobo (Freud, 1986).

Lacan por su parte, propuso que la tendencia psíquica a la muerte, se revelaba en suicidios muy especiales que categorizó como no violentos, al mismo tiempo que aparece en ellos la forma oral del conflicto: ayunos en la anorexia mental, envenenamiento lento en algunas toxicomanías por vía oral, régimen de alimentación en las neurosis gástricas (Lacan, 1977).

Lacan consideró que la anorexia se trata únicamente de lo que da lugar a una satisfacción sustitutiva de la saturación simbólica. Que sólo eso puede explicar la verdadera función de un síntoma como el de la anorexia mental. Esa saturación simbólica se refiere no a un comer, sino a un comer nada. Nada, como algo que existe en el plano simbólico (Lacan, 1957-1958). Según Fuks y Pollo la anoréxica come nada y se ofrece, a ser, ella misma, el vacío (Fuks & Pollo, 2010).

Se trata de un control omnipotente, un deseo anulado. La hija pone trabas a su dependencia y alimentándose de nada, revierte la relación. Así, es la madre quien depende del deseo de la hija, quien después de ese artificio se encuentra a merced de las manifestaciones de su omnipotencia (Lacan, 1957-1958). Omnipotencia gracias a la nada, al vacío que si bien aparece en lo real como ese dominio sobre el alimento, también bloque su relación con el Otro y con la vida, privando al cuerpo, logrando por medio de esto controlar, mantenerse a distancia del Otro.

En el caso Juanito desde Lacan relató que el niño simbolizó en su anorexia el temor a la ausencia del padre (Lacan, 1957-1958). Desde la perspectiva de la ausencia del padre, se habla de un llamado que mediante el síntoma se hizo al padre. Cuestión en que Lacan destacó la otra función; la paterna, referida por Scazufca como la de un padre débil que no puede desempeñar la función de corte en la relación dual del hijo y su madre (Scazufca, 2002). En este caso, lo que comió Juanito (o la mujer con anorexia) fue esa ausencia, que le lleva a comer nada, esa nada, como representante de la ausencia de corte y consiguiente separación.

 

Religión y anorexia

La motivación religiosa de la anorexia ha desaparecido casi enteramente, pero que esa conducta que inició secularizada, persiste como un "extraño proceder: rehusar la comida, autoinfligirse la privación de todo alimento" (González, 2011, p. 28). "San Pablo Tarso en sus dos Epístolas a los Corintios, (...) el cuerpo en todo el ámbito de influencia cultural del cristianismo. (...) Pablo Tarso escribía: 'El cuerpo es el Templo de Dios' " (Díaz, 2006: 2).

Así, el cuerpo en la santa anorexia es ajeno, inanimado y desanimado (sin ánima ni ánimo). La inanición de ese cuerpo prevalece como ideal ascético que apaga el deseo, aproxima a Dios e intenta apagar la sexualidad. La anorexia surge a partir de un ideal de dominar el cuerpo, del desafío absoluto de silenciar la dimensión biológica del cuerpo. "La satisfacción de la necesidad de nutrición y la satisfacción de la zona erógena, en su estado más primitivo, no pueden ser separadas una de otra" (Abraham, 1916, p. 52) sin embargo, en la anorexia, es ese el imperativo que gobierna, anulando cualquier vía y forma de satisfacción. Mira y Carmona consideran que en los tiempos de la hegemonía eclesiástica, el cuerpo fue rechazado y en algunos casos incluso se renunció a él, por sus características sexuales y eróticas en consecuencia de la idea del pecado. "El cuerpo, por tanto, lleva siempre consigo el sello de lo inevitable. Es, al tiempo que dinámico y activo, temporal, frágil y precario" (Mira & Carmona, 2006, 3).

La iglesia definió a la eucaristía como el sacramento más importante de la religión cristiana. El alimento representa al cuerpo y la sangre de Cristo al padre muerto, y con el alimento se transmite su sagrada palabra (Hinojosa, 2006). La eucaristía es el viático (sacramento) indispensable, la garantía de no sucumbir al mal, la certeza de salvarse. La hostia suele ser la representación simbólica del alimento, y hostia significa víctima del sacrificio, por tanto, que se trata de una representación, una nada hecha de palabra y pan (Gelis, 2008).

En la anorexia santa como en la anorexia mental, aparece un ideal ascético, la anulación de deseo como una condición fundamental en la etiología del síntoma; proceso purgativo para limpiar, desprender lo innecesario y exonerar el cuerpo de su propia sexualidad y representaciones que le configuran.

 

Presentación y caso de B

El tratamiento de la paciente B. se llevó durante 40 sesiones después de las cuales se registró su discurso. Se presentan a continuación viñetas contrastadas con lo encontrado en la clínica de otros autores, a fin de mostrar los aspectos que se intentan transmitir.

B. asiste a consulta a sus 28 años pesando 52 kilos y midiendo 1, 72 metros (lo cual indica un IMC de 17,5) tiene mal aliento, piel acartonada, arrugas muy marcadas en su frente, lentes de una graduación muy alta. B. vive con su pareja 5 años menor y no han tenido relaciones sexuales debido a que considera que son pecado fuera del matrimonio. A lo largo del tratamiento comenta "yo no lo voy a hacer feliz", "todos los hombres quieren eso, si se lo doy ya no me querrá", deja entrever ese temor a su sexualidad. Su padre y madre tienen 50 años, ninguno realizó estudios posteriores a la educación básica, ella es la tercera de 6 hermanos. Todos sus novios (según B) la han cambiado por otra. Sobre su síntoma anoréxico dirá muy poco, dice "en mi adolescencia a los 13 dejé de comer para castigarlos pero era yo la que se castigaba" y "me veo tan gorda".

 

La madre

"Le guardaba rencor a mi madre por no hacer nada" dice B. recordando como ella permitía que el padre la golpeara (y justifica) "pero ella no podía cambiar a mi padre". "En mi casa nunca hubo educación ni entendimiento, sólo silencio" "aunque a mí también me hizo falta mi madre: quise tomar ese lugar". "la madre en tanto Otro lleva, dentro de sí, el trazo que permitirá al sujeto identificarse de forma simbólica, y no imaginaria, o sea que se trata de una identificación con el ideal del yo" (Nasio, 2004, p. 29). En el caso de B. no sólo es interrumpida, sino que incluso tiene que buscar un sustituto para la función materna, ya que ese lugar ha quedado hueco.

La madre nutricia se encarga de la arquitectura del hijo o hija, la cual está centrada en los lugares erógenos de placer (en su mayoría tienen que ver con los orificios del cuerpo), los cuales siempre estuvieron articulados a un lugar funcional donde la percepción fue esperada, a veces convocada mediante gritos; espera satisfecha o rehusada por la madre nutricia (Dolto, 1986).

Lo que sucedió en el caso de B. es que no logró constituirse como sujeto primero identificado y después diferenciado de la madre, el único separador fue la familia que encontró en la iglesia (como se anotará más adelante). No desear o desear nada aparecen en B. como intentos de diferenciarse, de poner distancia con respecto al deseo materno, de esta manera, la suspensión de cantidades de excitación responde al esfuerzo por silenciar el deseo. En la anorexia, no desear es desligarse de la amalgama materna, tentativa de que algo, en este caso la nada divide, separa o irrumpe en el deseo materno. Un deseo de diferenciarse que opera como falla de interpretación manifestándose como oquedad. No pudo salir o sólo se distinguió de manera traumática de la identificación primaria con la madre (Tubert, 2001) la niña se convirtió en portavoz de los deseos de la madre y ésta atribuyó sus propios deseos a la hija y trató de satisfacerlos (la nada que se brinda) bajo la apariencia de ocuparse de aquélla. En esta situación la consunción del cuerpo se convirtió en un medio para la supervivencia subjetiva, que puso en acto, al mismo tiempo, la separación generadora de culpa por abstraerse de la madre y el temor a que ésta no sobreviviera a la separación, de modo que la propia existencia sólo pudiera garantizarse a expensas de la madre.

La anorexia puede ser una demanda de amor (Baravalle, Jorge & Vaccarezza, 1998) Misma que la madre de B. se encontró imposibilitada para responder. Recalcati en el apéndice de su libro explica que frecuentemente aparecen dos tipos de madres en familias que tienen un miembro con anorexia, la madre cocodrilo: anulación de la mujer en la madre, la madre-toda-madre, una madre devoradora, "pero la madre cocodrilo no designa solamente el riesgo fagocitante del goce materno respecto al niño, sino también el de una suerte de decoración interna en la que es la madre la que devora a la mujer". Esta madre ha reducido su deseo para ocuparse del niño elevado como falo imaginario, capaz de hacerla sentir completa. El otro tipo de madre es la narcisista: se coloca en el extremo opuesto, le deja caer, rechaza al niño como desfacilizador del cuerpo femenino, un desinvestimiento libidinal. Aquel niño contrario a otorgar valor fálico, pareciera robárselo, "la mujer rechaza inconscientemente la idea de la maternidad vivida como una castración de su propio ser-fálico, como una pérdida de su propia feminidad" (Recalcati, 2003, p. 381).

Después de 10 sesiones B. comenta haber tenido relaciones sexuales. Cuenta que la sexualidad le es conflictiva debido a que cuando tenía seis o siete años le quitaban la ropa sus primos cuatro años mayores. Y luego ella narra que hizo lo mismo a sus hermanas y hermanos amenazándolos. Un padre (sacerdote) la confesó y le dijo que era una niña cuando realizó tales actos, pero dice "es increíble que me siga afectando algo que pasó hace tanto", "ayer soñé que estaba en un pozo pero a diferencia de sueños similares que tenía antes éste no era tan oscuro ni tan profundo, ahora sé que saldré de ahí".

Poco después de esto se embaraza, a partir de ello pareciera repetirse en ella lo vivido con su propia madre. "Fue tan fea madre que yo no quiero ser así, cuando era niña repetí aquel juego en el que hice daño a mis hermanas y me hicieron daño a mí, ¿voy a repetir lo que hizo mi madre conmigo?" Por esto, durante el tratamiento, cuando se le dijo "puedes convertirte en una madre distinta a la tuya" la angustia disminuyó.

Poco a poco B. muestra en su discurso una posición distinta ante su madre, como si lograra distinguirse de ella, reconociendo su deseo y diferenciándose a partir de algo diferente de nada. Antes de eso, la religión era una posibilidad de jugar un papel de madre sin procrear, de convertirse en "madre" "monja" -punto en donde la anorexia mental colinda con la santa anorexia- y no en una que tiene hijos.

 

El padre

La función paterna se refiere a la transmisión de la ley. En mujeres con anorexia suele encontrarse un padre distante, periférico o ausente, en algunos casos: sádico, avaro, obsesivo, egoísta, dañino. En otros el padre incluso puede haber presentado psicosis, o aparece desde un lugar en el que es incapaz de cumplir la función simbólica. En algunos casos de anorexia en neurosis, el síntoma tiene como objetivo sostener la función paterna. Esta función se encontró siempre debilitada y no actúa con la suficiente intensidad como para separar al sujeto del goce incestuoso inconsciente con la madre.

B. dice, "para mi padre nada fue suficiente", "para mi padre era una inútil, no servía" para él, era ella (descrita en sus propias palabras) "una pendeja", "me sentía tan vacía, sentía que mis padres no me querían, un día, le dije a mi padre lo que sentía y él me abrazó y me dijo que me quería, pero eso no llenó mi vacío, aunque, por un tiempo con ese te quiero, sentí que era capaz de lograr todo lo que me propusiera". Recalcati, describe dos tipos de padres que suelen aparecer comúnmente en las familias de personas con anorexia, el padre norma, el cual pretende encarnar la Ley, escrupuloso, trabajador, educador, severo, metódico en la aplicación de la regla. Pero esta encarnación de la ley, resulta vacía. El segundo tipo es el amante, narcisista, se destaca por la supresión de la función simbólica; en lugar de una prohibición y una Ley, el padre amante es el que introduce una intimidad perversa, no simbolizada con la hija, el que interviene con su propio cuerpo acabando por situar a la hija en el lugar de la propia mujer degradada (Recalti, 2003).

El padre de B. no le reconoce porque no puede trabajar ni cargar costales, no le es útil. Pero la relación de B. con ella misma se conforma también en la relación con los pares, un día enfrentó al padre diciéndole que si no trataba bien a su madre se la iba a llevar, este inmediatamente le dijo "llévatela" como si ese lazo careciera de valor y afecto, indiferente a la intención y transmisión de amor. La figura femenina materna se ve anulada, degradada, y por indiferenciación la imagen de B. también.

 

Religión

"Le pertenezco a Dios" dice B. y su discurso resulta similar a lo que se puntuó, un cuerpo que no es propio, por ser el templo de Dios. Ella quería ser monja, en la iglesia encontró los sustitutos de un padre y una madre que no tuvo en casa. Un padre del cual B. no se considera digna, por lo que agrega "no puedo comulgar" y "siempre quise ser la hija perfecta". Es crucial su manera de referirse a Dios y a su padre en términos casi idénticos. "Si, es increíble, todo este tiempo he hecho cosas para los demás" "hasta llegué a pensar que lo único bueno que tenía era ayudar al otro", como respondiendo a la exigencia paterna de "ser útil" y a la exigencia religiosa de ser "buena y pura". El temor de B. de "morir en pecado" le genera la idea de la purificación a través de la inanición y del sacrificio.

"San Pablo decía que era del mundo pero no era del mundo, que a veces pensaba que era más de Dios que del mundo, así me siento yo" dice B. y parece que repitiera a San Agustín y también que se sumara a la santidad, a la santa anorexia. Dice que la iglesia y Dios le dieron mucho, que ahí encontró una familia y un padre que "me cuida y me pone límites", ella quería "ser santa" o dedicarse a ser monja. Cuando dice: "tengo 8 meses sin comulgar y sin confesar, siento que Dios no me quiere", parece no advertir que es ella la que se aleja, pero atribuye a Dios una falta de amor, como si la falta del amor del padre le destinara a ella misma a alejarse de toda posibilidad amorosa. También dice, "el padre [sacerdote] dijo que dios nos trajo al mundo a ser felices y me sentí bien", luego alude a la frase bíblica "renuncia a ti" y agrega "ama a tu prójimo como a ti mismo", "¿cómo debo querer a los demás, si debo renunciar a mí?" Alejarse le genera la sensación de que Dios no le quiere, misma circunstancia afectiva que ocurre con el padre. La purificación y la nada como una demanda de amor, que no puede ser respondida.

 

Sacrificio

Dice B. "tengo miedo de vivir, de ser feliz", "es más fácil dar felicidad a otro que a mí". Como menciona Recacalti la anorexia es dar menos al Otro (Recacalti, 2003), desde este lugar, pareciera que el Otro merece más que B. misma. "hace tanto que no hago lo que quiero", "hace tanto no soy feliz que pienso que eso no es para mí". Una condición de ambivalencia prevalece en esa compulsión restrictiva que caracteriza a la anorexia. En pacientes con anorexia hay una alternancia entre ser dominada y dominar, ser destruida y destruir (Scazufca & Berlinck, 2002). Así, la privación de alimento es el sacrificio más inmediato que se le impone al cuerpo para destruir su carne, dominarlo y de esta forma, ser absuelta; adquirir la condición de merecedora del amor del padre.

Su novio "tiene un vacío muy grande", mismo adjetivo que ha empleado para ella, "dice no disfrutar nada en la vida, ni cuando vamos al cine" dice sentirse con todo el peso de la relación y narra "dice la biblia: ¿cómo un ciego guía a otro ciego? y así me siento". El padre de su pareja era "trailero, alcohólico y mujeriego, pero creo que los padres nos quieren si no, no sería como soy, así trabajadora" (esta cualidad surgió como respuesta al deseo del padre). "Pienso que mi manera de ser lastima a las personas, que no merezco nada". No es extraño que al novio de B. su padre le dijera: "tú vales menos que nada" y es por eso que la relación entre ellos resulta, o logra sostenerse, porque "ser nada" es algo que comparten, en tanto forma de representar la desvalorización del padre. Un padre norma como el que describe Recalcati. "También siento un vacío enorme, que no merezco ¿cómo cambio eso?", "a veces no sé qué quiero, pienso que lo mío es sufrir".

 

Conclusiones

La anorexia como manifestación contemporánea del malestar del sujeto, vuelve a poner sobre la mesa el tema recurrente de los discursos sobre el cuerpo. Ese que se constituye según la historia de cada sujeto, inmerso en un contexto y época. En este documento se hace referencia a dos grandes vertientes discursivas para hablar de la anorexia: la religión Judeo-cristiana y el psicoanálisis.

En la religión Judeo-cristiana el cuerpo se vislumbra como una pesadumbre, una prisión para el alma. El cuerpo es el Templo de Dios, Dios como padre y la "santa anorexia" como fenómeno religioso, el repudio al cuerpo como medio para alcanzar la pureza y acercamiento a la muerte.

Freud habló de una anorexia en la libido y lo sexual, un temor a ser poseído sexualmente por el padre. Lacan un comer nada, maniobra simbólica que permite a la persona con anorexia separarse del deseo materno. Abandonar el alimento para purificar el cuerpo, querer ser Santa o Monja, para distinguirse de su madre, para tener un mejor padre que su padre. Abatir la figura femenina es también tomar distancia del ser mujer como su madre. La nada como el único lugar donde puede surgir el deseo y al mismo tiempo como el espacio que lo anula, objeto unificador. Bajo esa lógica, el sacrificio resulta ser el único camino a la redención, a la expiación de los pecados y a ofrecer el cuerpo como una ofrenda.

Desde este análisis B. se nos presenta como un caso de santa anorexia, un conflicto narcisista en que pureza, estética y divinidad aparecen velados por la culpa y el vacío. La privación de alimento es el sacrificio más inmediato, para ser absuelta; adquirir la condición de merecedora del amor del padre, fenómenos psíquicos que trascienden los siglos y los significantes.

La anorexia no está limitada a la conducta, a la restricción alimentaria, ni a un ideal estético; aunque si responde, a un ideal ascético, un voto de privación y prohibición de deseo, un fading del cuerpo revelador, de anestesia libidinal, conflicto representacional e inhibición para amar.

El espacio de análisis interrumpe el discurso religioso que hasta entonces dominaba el cuerpo de B. quien por medio de la palabra va recuperando de la nada ese cuerpo, previamente entregado al vacío. Resignifica su propio ser, posicionándose en un lugar distinto desde la construcción imaginaria de un Dios-padre absoluto y para el cual pareciera eternamente imperfecta, no merecedora (igual que con su padre biológico); ese Otro absoluto proveniente de la religión y su vivencia del cuerpo como templo puesto en duda a partir de la frase de B. "ama a tu prójimo como a ti mismo", "¿cómo debo querer a los demás, si debo renunciar a mí?". La pregunta que se lanza a sí misma se responde mediante la reapropiación de su cuerpo y rescate de su feminidad, la posibilidad de gozar; lo cual deviene en un embarazo como representación de esa liberación. La opción de tomar su deseo no como una imposición sino como una posibilidad a ejercer.

 

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Recebido em 22/07/2014
Aprovado em: 15/10/2014