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Eureka (Asunción) en Línea

versión On-line ISSN 2220-9026

Eureka vol.9 no.1 Assuncion  2012

 

Reseña

 

"Reseña del Libro: Enrique Pichon-Rivière el Hombre que se Convirtió en Mito"

 

"Book Review: Enrique Pichon-Rivière the Man who Became a Myth"

 

Enrique Pichon-Rivière: el hombre que se convirtió en mito. Autora: Mónica López Ocón. Buenos Aires: Capital Intelectual. 2008. 152pp. ISBN: 978-987-614-129-1

 

 

Mercedes Argaña1

CDID "Centro de Documentación. Investigación y Difusión de la Carrera de Psicología" 2
- Universidad Católica "Ntra. Sra. De la Asunción"

¿Qué es una biografía? Se pregunta Mónica López, y se responde, sería "un relato que persigue dos objetivos opuestos y que parecen ir por caminos separados. Por un lado, ordenar el discurrir de una vida en fechas y hechos significativos reduciéndola a un esquema comprensible. Por otro, perseguir anhelosamente el caos que late tras esos hechos para recobrar algo – lo más posible-de la figura vital y, por lo tanto, intensa y renuente al orden del personaje biográfico. El éxito improbable de esta tarea es lo que lleva a aceptar el desafío de emprenderla"(pág.9).Tal como señala Miller (2011)3 escribir una vida (refiriéndose al género literario desarrollado en la antigüedad para describir a personas ilustres) más que contar acontecimientos en su contexto y lugar cronológico, es el registro de una ética.

Mónica López intenta recoger los diferentes fragmentos que son accesibles de la vida de Enrique Pichon-Rivière y se embarca en esta difícil tarea a lo largo de siete capítulos en los cuales nuestra un posible recorrido de la existencia y obras del maestro a partir de lo que pudo reconstruir.

Los primeros tres capítulos del libro describen la singular historia de la niñez, adolescencia y juventud de Pichon-Rivière. Con respecto a su niñez se señala, en particular, que debido a una temprana migración vivió la experiencia de habitar dos mundos contrapuestos, de haber vivido en Europa en una situación económica acomodada, en interacción con personas cultivadas y bibliotecas bien nutridas pasó a la selva argentina, con todo lo que ello implica. Las razones por las cuales la familia decide dejar Europa para explorar una vida incierta en América no quedan nunca claras, por lo cual la pregunta sobre esas motivaciones se mantendrá vigente hasta poco antes de la muerte de Pichon.

En su infancia en el Chaco argentino descubre el guaraní, lengua que consideró hermosísima y sobre la cual dijo "influirá posteriormente en mis teorías la comprobación de su manera de agruparse (por los guaraníes), el trabajo en comunidades y su sentido del orden. Un orden primitivo, pero, a la vez, de raíces muy profundas". Su relación con el guaraní no aparece en otras biografías a pesar de que otros estudiosos de su obra señalan que este hecho tuvo influencias en sus posteriores construcciones teóricas.

Acerca de su adolescencia, se señala que si bien la poesía y el arte en general fueron de interés para Pichon-Rivière durante toda su vida, es en la adolescencia y en la primera juventud la etapa en la que la escritura poética se pone de manifiesto con más fuerza. En esta etapa recupera el francés, lengua a través de la cual pudo leer a Rimbaud y Baudelaire. Lee poesía en francés, escribe sus poemas en francés, pero sus contenidos están marcados por la cultura guaraní. Al respecto, reconoce Pichon que debido a que su familia no tuvo prejuicios con respecto a los grupos indígenas, él pudo procesar con apertura las experiencias contrastantes que le tocó vivir, y que gracias a ello pudo apreciar aspectos de la realidad que una visión prejuiciosa con seguridad no vería.

Además de su afición por la poesía también explora diferentes deportes y estudia el bachillerato.

Como una situación curiosa que dejará importantes huellas, según el propio relato de Pichon, se cuenta que tuvo contacto con el prostíbulo de la ciudad en el que vivía (Goya) y que mantuvo una relación de amistad con el portero del burdel y que fue éste quien le mencionó a Freud por primera vez y despierta en él interés por la obra del vienés. Esta historia es cuestionada por algunos por improbable, pero otros comentan que era común que en aquella época (alrededor de 1924) algunas obras científicas circularan como literatura erótica y que por esa razón es creíble que portero del burdel tuviera acceso a obras de Freud.

Entre los variados temas que le atraían, la política no quedaba fuera, señala la biógrafa que Enrique desde joven evidenció inquietudes políticas y sociales, tanto que funda el Partido Socialista de Goya, al igual que un club de futbol poco antes de terminar el bachillerato. A los 18 años termina el colegio secundario y decide estudiar medicina, momento en el que inicia una nueva etapa, y después de una breve estancia en Rosario, va a vivir a Buenos Aires (1926).

En Buenos Aires accede a la Facultad de Medicina, con el afán de volverse psiquiatra, y se hospeda en la "pensión del francés", lugar en el que se relacionará con personas que fueron muy influyentes en su vida, entre otros, el escritor Roberto Arlt y el poeta Conrado Nalé Roxlo. Además de su rol de estudiante se dedica por un tiempo breve al periodismo. Su carrera de estudiante avanza lentamente, en general no le bastaba la información que recibía y se dedica a cursos extracurriculares y comienza a escribir artículos y a experimentar con encuestas acerca de los temas que le interesaban. En uno de estos cursos conoce al doctor Miguel Jörg, con quien desarrolla amistad y trabajos en conjunto, además de compartir intereses artísticos.

Antes de graduarse como médico (1934) inicia la práctica psiquiátrica en un asilo de oligofrénicos, y estando ahí, su espíritu inquieto lo impulsa a investigar la conducta sexual de los débiles mentales y al hacerlo descubre que el 60% de los pacientes identificados con oligofrenia no presentaba causas orgánicas con respecto a la enfermedad diagnosticada y que estas personas lo que tenían era oligotimia, enfermedad que provenía de trastornos en los vínculos afectivos y que podían ser beneficiados con terapias adecuadas. En su estadía en este asilo, Enrique comprueba que a los enfermos mentales se los aísla, esconde pero que no reciben ningún tratamiento metódico, y a partir de esta experiencia comenzará a trabajar para desactivar los prejuicios que pesan sobre estos, prejuicios tan dañinos como la propia enfermedad, tal como lo dijera Pichon.

Como una anécdota curiosa de su época de estudiante rescatan que Enrique desarrolló un método de lectura particular, éste consistía en leer un tema desde varios autores, algunos muy calificados y otros no. Además de las conexiones que establecía, lo revelador del método estaba en la inclusión en un mismo conjunto de autores de la más variada calificación intelectual. Lo que señalan al respecto es que con este tipo de prácticas, Pichon ponía de relieve su irreverencia hacia los valores instituidos y su necesidad de integrar saberes de distinta proveniencia.

En el cuarto capítulo, López presenta las experiencias de Pichon ya como médico. Efectivamente, en 1936 se recibe de médico y contrae matrimonio con Arminda Aberastuty, quien posteriormente será una eminente psicoanalista, este matrimonio dura 20 años. Poco después obtiene, a través de una concurso, un puesto en Hospicio de las Mercedes (actual Hospital Neuropsiquiátrico José T. Borda en Bs. As.) y allí trabajará durante 15 años, dejando importantes huellas en la psiquiatría argentina. Como características de la época se señala que el hacinamiento y el trato poco amable con los pacientes era lo corriente. Las prácticas de la época estaban marcadas por un lado, por el "alienismo", en función a las teorías del psiquiatra francés Pinel, quien fue el encargado de instituir el asilo como el espacio de reclusión de la locura. Por otro, el "higienismo" cuyo objetivo principal era prevenir los distintos problemas sanitarios, entre ellos la locura, que en tanto problema social era considerada como competencia del Estado.

La experiencia de Pichon-Riviére en el hospital lo enfrenta con crudas realidades, se da cuenta de los efectos del abandono de los pacientes, de la concepción del hospital como depósito y de la estrecha relación de la locura con la pobreza. Que la población mayoritaria provenga de grupos vulnerables, en general migrantes del campo a la ciudad, pone en evidencia para Pichon que la psicosis era efecto de un quiebre en las estructuras simbólicas subjetivas de las personas sometidas a procesos de transculturación. En la búsqueda de alternativas, Pichon identifica a los enfermeros como personajes clave en el proceso de curación y los forma para que puedan entender mejor las dolencias mentales. Señala Enrique que el aprendizaje de los enfermeros fue sorprendente y que pudieron percibirse como piezas fundamentales del proceso terapéutico. A pesar de que esta experiencia demostró su valor y su utilidad, los grupos políticos y científicamente más conservadores se opusieron y se le negó a Pichon que contara con enfermeros. Ante esta situación, decide formar en enfermería a los pacientes que estaban en mejores condiciones, experiencia que también arrojó resultados positivos tantos para los que cumplían el papel de enfermeros como para los que eran asistidos.

Además de esta innovación, Pichon introduce un taller de pintura, el cual es dirigido por Juan Batle Planas (iniciador del surrealismo en la Argentina). Para Pichon era clara la estrecha relación existente entre el arte y la locura, al respecto, decía "muchas veces concretar la obra de arte es el medio de lograr o mantener la salud psíquica".

Con respecto a la posibilidad de crear o recrear maneras de relacionarse, decía Pichon que en el espacio asilar al establecerse una relación jerárquica entre médico y paciente se hacía difícil que entre ambos se pudiera establecer una relación mutuamente modificante, pues la distinción radical entre "sano" y "enfermo" condenaba al paciente a un lugar de pasividad inamovible y al médico como un dominador que ejerce su poder sin resistencias.

En la línea de las prácticas innovadoras creó con posterioridad un servicio destinado exclusivamente a adolescentes, práctica que tampoco estuvo exenta de resistencias y sabotajes.

Debido a las presiones, que se habían vuelto difíciles de soportar, renuncia al hospital en 1947, dejando huellas profundas en la manera de hacer psiquiatría en la época que mantendrían sus repercusiones en el futuro. Pichon, las prácticas grupales que llevó a cabo en el hospital dieron lugar al desarrollo posterior de su teoría de los grupos operativos, además entendió que la enfermedad mental no era un desequilibrio que se producía en el interior del paciente y que le pertenecía sólo a él, sino que éste era depositario de la disfunción de un grupo más amplio; en este marco comenzó a esbozar el concepto de salud mental como "adaptación activa a la realidad", como un proceso de aprendizaje. Además, sus observaciones en el hospital, le llevan a darse cuenta de que los psicóticos tienen momentos de lucidez y que en esos espacios la intervención psicoanalítica podría resultar eficaz.

Un aspecto que puede parecer contradictorio con el desarrollo de las ideas y de la práctica psiquiátrica de Pichon-Rivière es que él fue el que introdujo el electroshock en Bs. As., confiaba en que esta terapia, aplicada de manera adecuada, tendría buenos resultados. La explicación que daba a estos buenos efectos era psicológica, decía que una descarga eléctrica a través de cerebro actuaba a modo de autocastigo lo cual disminuía el sentimiento de culpa del paciente, "núcleo existencial de la melancolía, origen de la enfermedad mental", en sus términos. Como referencia de contexto se señala en el texto que en la época en que Pichon adscribía a la aplicación del electroshock no se había iniciado aún la era de los psicofármacos, por lo cual no había ningún tipo de terapia farmacológica efectiva para tratar los cuadros de psicosis.

A lo largo de los capítulos cinco y seis es abordada la relación de Pichon con el psicoanálisis y el papel central que jugó para la creación de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), el devenir de la Asociación, la impronta de Pichon en ella y su posterior alejamiento.

Con respecto a su relación con la obra freudiana se refiere que esta se da recién cuando ingresa a trabajar al Hospicio de las Mercedes, en esa experiencia el psicoanálisis cobra un protagonismo mayor debido a su visión sobre la aplicabilidad del mismo en casos de psicosis. Al respecto, se refiere que el psicoanálisis en comparación a la psiquiatría clásica, le permite comprender los aspectos inconscientes de las conductas y sobre todo, intervenir operativamente en estas. Su evidente interés por el psicoanálisis lo motiva a ser uno de los miembros fundadores de la APA (1942), después de un proceso de varios años previos. En el desarrollo expositivo de la obra se presentan detalles muy ricos de la historia de la APA, de los prolegómenos y los actores clave de la misma.

Con respecto a la vida profesional de Pichon después de dejar el Hospicio de las Mercedes, se refiere que funda el Instituto Privado de Asistencia, Docencia e Investigación (1949). En paralelo se narra su progresivo alejamiento de la APA. En 1950 Pichon regresa a Europa y se entrevista con los surrealistas y además se encuentra con Melanie Klein y con Jacques Lacan. Además, dicta cursos sobre "El análisis en los pacientes esquizofrénicos", tema que era novedoso y tabú en la época.

En la obra se refiere que Pichon progresivamente comienza un desarrollo distinto al freudiano que algunos lo identifican con una ruptura y otros como una ampliación de los postulados de Freud, en particular lo que sostiene es que la constitución de la subjetividad tiene carácter social y que al psicoanálisis había que incorporarle la mirada social, que dé cuenta del interjuego entre el individuo y la sociedad. Este planteamiento desencadena su alejamiento de la APA en el 60.

Refugiándose de los sectores conservadores que restringen su capacidad de trabajar en el ámbito público, Pichon se concentra en iniciativas privadas. Al respecto, además de haber fundado Instituto Privado de Asistencia, Docencia e Investigación (1949), también conocido como la clínica de la calle Copérnico (por si ubicación), en 1955 funda el Instituto Argentino de Estudios Sociales (IADES), el instituto se dedica a investigaciones de tipo social que persiguen como propósito indagar en ámbitos grupales, institucionales y comunitarios. El IADES respondía, en su concepción, a la idea de que la clínica debe ir fuertemente vinculada a lo social, integrando la investigación social, con la asistencia y la formación de profesionales.

El IADES en 1958 lleva a cabo en Rosario una especie de laboratorio social que causó alboroto y dejó huellas con respecto a cómo se puede lograr procesos grupales creativos y originales. López señala en la obra que esta experiencia fue sin duda un punto de inflexión en el pasaje de Pichon de psicoanalista a psicólogo social.

En lo personal, después de cuatro años de haberse separado de Arminda Aberastury conoce a Nilda Carrió (1960), cuatro años después ella muere en un accidente de tránsito. En 1965 conoce a Ana Quiroga, quien fue su compañera hasta el final de sus días y continuó con el proyecto de psicología social.

En el capítulo 7 se presenta el recorrido esencial que realizó Pichon-Rivière desde el psicoanálisis a la psicología social. Cabe referir que en los 60 Pichon ya era un intelectual reconocido y que estaba en el mejor momento de su proyecto de construcción de una psicología social. Al respecto, los ejes centrales de su pensamiento giran alrededor de conceptos tales como, grupo, entendido éste como un conjunto restringido de personas ligadas entre sí por constantes de tiempo y espacio, articuladas por su mutua representación interna, que se proponen en forma implícita y explicita una tarea e interactúan a través de complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles. Agrega que la meta del grupo es aprender a pensar sin perder de vista que el pensamiento y el conocimiento son producciones sociales. Además, el ECRO, esquema conceptual referencial y operativo, definido como un conjunto organizado de conceptos generales, teóricos, relativos a un determinado universo del discurso, que permiten una aproximación instrumental al objeto particular (concreto). Enfatiza Pichon que la vida psíquica es dependiente del contexto histórico-social.

En julio de 1977, en el marco del cumpleaños número 70, Pichon recibe un homenaje del cual participan reconocidas personalidades locales. El tributo fue muy emotivo porque todos los participantes sabían que era una despedida debido a la delicada salud de Pichon. Muere pocos días después dejando un enorme legado para el mundo.

A modo de conclusión, resume López, Pichon fue un adelantado del freudismo y fue el padre de la psicología social en la Argentina. Además de introducir la teoría freudiana y con posterioridad la lacaniana, contribuyó decisivamente a crear la institucionalización del psicoanálisis. En su esfera de interés siempre estuvo lo cotidiano, el burdel, la pensión, la cátedra, el consultorio, el hospicio, la calle, todos estos fueron objeto de su análisis agudo y su creativa mirada. Entre sus legados más destacados se encuentra haber fundado la Escuela de Psicología Social, y que en la sumatoria de toda su vida le sobrevive tantos sus aportes a la psiquiatría, el psicoanálisis y la psicología social, al igual que las diferentes leyendas propias de una persona de su trayectoria.