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Eureka (Asunción) en Línea

On-line version ISSN 2220-9026

Eureka vol.10 no.1 Assuncion  2013

 

Artículos

 

"Importancia de las representaciones sociales sobre la epilepsia en maestros cubanos de la educación primaria"

 

"Importance of socials representations about epilepsy in cuban teachers of primary school "

 

Yanquiel Barrios1

CDID Centro de Documentación, Investigación y Difusión de la Carrera de Psicología2
Universidad Católica "Ntra. Sra. De la Asunción"

 

 

 


Resumen

La educación primaria constituye un eslabón fundamental en la formación del niño; el maestro se establece como el eje central de este proceso. El niño con epilepsia asiste a centros educativos semejantes al del niño sano. Para que exista total armonía en la clase, y el niño con epilepsia no se sienta enajenado, el maestro primario debe poseer una representación social de la enfermedad lo más acertada posible. Este artículo tiene como objetivos, describir la importancia de las representaciones sociales que sobre la epilepsia deben poseer maestros de la educación primaria. Además se pretende brindar una justificación acerca de la necesidad de que estos se representen la epilepsia no como una enfermedad enajenante o como un estigma social. El maestro primario debe poner sus esfuerzos en una constante autosuperación profesional, no solo en temas educativos, también en áreas como el conocimiento profundo de cada padecimiento de sus educandos

Palabras clave: Maestro Primario, Representación Social, Epilepsia.


Abstracts

Primary education is a crucial link in the formation of the child; the teacher is established as the core of this process. The child with epilepsy attend schools like the healthy child. For the existence of a complete harmony in the classroom, and the child with epilepsy won’t feel alienated, the primary teacher must have a social representation of the disease as accurately as possible. This paper aims to describe the importance of the social representations about epilepsy that primary education teachers should have. It also aims to provide a justification of the need for these staff to represent epilepsy as a disease not alienating or as a social stigma. The primary teacher should put all their efforts into a constant professional self-improvement, not only on education, also in areas such as knowledge of each of the conditions of their students if they have any.

Keywords: Primary Teacher, Social Representation, Epilepsy


 

La epilepsia se encuentra dentro del grupo de enfermedades crónicas no transmisibles. Ellas demandan una atención específica ya que su presencia conlleva el seguimiento a largo plazo y la exigencia de un modelo de atención que difiere esencialmente del modelo de acción médica para afrontar las situaciones agudas. (García, 2007)

En este momento el estudio de la epilepsia ocupa un lugar importante en Cuba al igual que a nivel mundial, lo cual nos convoca y compromete a todos, seamos profesionales o no de la salud, a asistir de cualquier manera a las personas afectadas por este padecimiento. Este apoyo únicamente no se circunscribe a las personas aquejadas por la enfermedad, las contribuciones de los especialistas abarcan un espacio mucho más amplio en el cual se incluyen los individuos que de una forma u otra se encuentran en contacto diario con el paciente. La epilepsia constituye una afección crónica de variada etiología, caracterizada por crisis recurrentes, originadas por descargas excesivas de las neuronas cerebrales (crisis epiléptica) asociada a síntomas clínicos o paraclínicos

En otras palabras es una descarga que da como resultado una perturbación casi instantánea de la sensibilidad, pérdida de la conciencia o función psíquica, produce movimientos convulsivos, o una combinación de todos estos trastornos. Se considera como "la segunda apoplejía" del sistema nervioso (García, 2001).

Una teoría que permite abordar las actitudes, significados e informaciones relacionadas con la epilepsia, es la teoría de las representaciones sociales. La década de los 1990 constituyó el marco preciso para que esta proposición comenzara a ganar adeptos en el ámbito científico nacional (Perera, 2004).

Sus dimensiones brindan la posibilidad de conocer y comprender la representación del proceso salud enfermedad (Knapp, León, Mesa y Suárez, 2003), de ahí la propagación de un conjunto de investigaciones y estudios sobre diversas enfermedades como el VIH, el cáncer, el alcoholismo (Alonso, 2001) y en menor medida sobre la epilepsia.

La teoría de las representaciones sociales surge en la década de 1960, a partir de una serie de trabajos encabezados por Serge Moscovici. Este trabajo va a tener como punto de partida una de las definiciones propuestas por su precursor, pues se entiende como una de las más acertadas y completas, sin demeritar un innumerable grupo de autores que de cierta manera han realizado aportes significativos a dicha teoría.

Las representaciones sociales, según Moscovici, constituyen constructos cognitivos compartidos en la interacción cotidiana, que proveen a los individuos de un entendimiento de sentido común de sus experiencias en el mundo. Se componen por un set de conceptos, afirmaciones y explicaciones que se originan en la vida diaria, en el curso de las comunicaciones interindividuales y cumplen en nuestra sociedad, la función de los mitos y sistemas de creencias de las sociedades tradicionales; puede decirse también que son la versión contemporánea del sentido común (Moscovici, 1984).

En Cuba un estudio epidemiológico arrojó que existen aproximadamente 70 000 personas que padecen de Epilepsia (Fabelo, 2004) y la cifra continúa en ascenso.

Si se intenta contribuir a que las personas se representen la epilepsia no como una marca o condición social estigmatizante, es preciso caracterizar las representaciones sociales que se tienen acerca de la misma. La información que se posea sobre la enfermedad, va a contribuir a elevar el nivel de conocimientos y las actitudes favorables hacia las personas que la padezcan.

Y la a que las personas se representen la epilepsia no como una marca o condición social estigmatizante, es preciso caracterizar las representaciones sociales que se tienen acerca de la misma. La información que se posea sobre la enfermedad, va a

La epilepsia ocupa en el niño uno de los primeros lugares dentro de las enfermedades neurológicas y no debe olvidarse que las 3/4 partes de las personas con epilepsia iniciaron los ataques durante esta etapa de la vida. Justamente es en este momento cuando comienzan a establecerse las relaciones interpersonales con sus coetáneos y con la sociedad, por tanto, según sea el manejo de esta situación, así serán los resultados posteriores en el comportamiento de y hacia estos niños, elemento que está claramente definido por las representaciones sociales que sobre la enfermedad posean en este sentido los maestros de la educación primaria. En esta etapa del desarrollo del infante, la actividad rectora de su comportamiento la constituye en un primer momento el juego. La escuela ocupará un lugar trascendental en su vida pues es en este lugar donde transcurre la mayor parte de su tiempo, lo cual modificará la actividad rectora de su comportamiento, dando lugar al estudio. Por estas razones el maestro juega un rol fundamental y decisivo en la educación del infante.

Un estudio realizado en el año 2010 sobre el manejo psicoeducativo del niño con epilepsia, arrojó como resultados que el nivel de conocimientos que poseía un grupo de maestros primarios y educadoras de círculo infantil era bajo; así como actitudes desfavorables hacia los niños con epilepsia, todo lo cual conllevaba a que el manejo psicoeducativo del niño enfermo fuese inadecuado.

El objetivo de este artículo es describir la importancia de las representaciones sociales sobre la epilepsia en maestros de la educación primaria. La necesidad de capacitación de este personal, imprescindible para la eduación de la sociedad, se realza aun más cuando observamos que en pleno siglo XXI existen estigmas y en muchos casos discriminación hacia las personas que padecen epilepsia. Los niños son diana de estos prejuicios y en ellos influye directamente el desconocimiento social generalizado sobre la enfermedad. Por tanto todos los esfuerzos serán pocos cuando se trata de mejorar la calidad de la educación y de la vida del niño afectado.

Desarrollo

Partiendo de la definición expuesta al inicio sobre las representaciones sociales se puede considerar que, a pesar de que una representación social comprende una amplia gama de fenómenos, puede entenderse como un sistema de referencia que nos permite dar significado a los hechos (Perera, 2004). Constituye una especie de lupa, la cual ofrece una manera muy particular de observar algunos acontecimientos o conceptos y concebir teorías implícitas para establecer aserciones sobre individuos o sobre nuestra vida cotidiana.

Suelen interpretarse en la forma de categorías que permiten clasificar tanto a los fenómenos como a los individuos. En general, los investigadores las consideran un producto tanto como un proceso (Lacolla, 2005).

Se afirma que una modificación o transformación en las condiciones de vida de una sociedad es lo que provoca reelaboraciones, transformaciones y cambios en las concepciones sobre los objetos sociales.

Un fenómeno desconocido hasta el momento, y por tanto no familiar, no por sus atributos o cualidades sino por su relación con los sujetos, da lugar a procesos de comunicación colectiva, que lo hacen inteligible y manejable, dando origen así, dicho del modo más sintético posible a la constitución de una representación social (Perera, 2004).

Promover estudios acerca de la representación social de un objeto permite explorar los modos y procesos de formación del pensamiento, por medio del cual las personas construyen y son construidas por la realidad social. Además, brinda una aproximación a la visión de mundo de la que los sujetos o grupos se apropian, pues el conocimiento del sentido común es el que las personas utilizan para actuar o tomar posición ante los distintos objetos sociales.

Mayor importancia reviste en el ámbito educativo, en el cual, las investigaciones que se pretendan suscitar deben estar encaminadas a facilitar la manera y los métodos más eficaces para la formación de un pensamiento social que no esté relacionado solamente con aspectos negativos y enajenantes de la epilepsia. Los estudios se orientarán a la educación profesional en cuanto a brindar mayor información sobre le enfermedad en si misma, además de su tratamiento y abordaje psicosocial. Cada sujeto forma su propia opinión y elabora una perspectiva muy singular de la realidad sin que esto signifique que dicha construcción constituya un proceso individual o característico. Las inclusiones de las personas en diferentes categorías sociales y su adscripción a distintos grupos, componen fuentes de determinación que inciden con fuerza en la elaboración individual de la realidad social, y esto es, esencialmente, lo que genera visiones compartidas de la realidad e interpretaciones similares de los sucesos.

El maestro de educación primaria tiene como funciones, cooperar en la elaboración del plan escolar del plantel, así como en la ejecución de los programas de trabajo y las acciones que se relacionen con su área de competencia. Otra función implica la participación y promoción del trabajo colaborativo como un medio para consolidar una comunidad de aprendizaje en la escuela de su adscripción. La participación en el trabajo académico para identificar las necesidades de formación continua y desarrollo profesional, tanto personales como colectivas, tomando en consideración los resultados e indicadores de los diversos instrumentos de evaluación aprobados por la autoridad educativa, también forman parte del grupo de funciones del maestro primario.

Actualmente dentro de la preparación metodológica de los maestros primarios no se encuentra materia alguna que trate la manera de accionar en caso de presentar un niño con epilepsia en el aula. Al no tener bien esclarecida toda la información necesaria sobre la enfermedad, esto hace que ese grupo social posea una concepción errónea y poco científica acerca de todos los aspectos concernientes a la enfermedad.

Cuando un individuo no posee un conocimiento sobre un fenómeno determinado, en este caso sobre la epilepsia, la estructura de las representaciones sociales propuesta por Moscovici (1984) puede estar en riesgo de desarticularse. Esta estructura está compuesta por tres dimensiones: la actitud, la información y el campo representacional.

Moscovici (1984) entiende la actitud como la dimensión afectiva, la que imprime carácter dinámico a la representación y orienta el comportamiento hacia el objeto de la misma.

Según sea la actitud del maestro y la representación que posea de la enfermedad, así será el condicionamiento favorable o desfavorable y la fluctuación de su carácter. Las actitudes de los maestros pueden llegar a ser lo suficientemente severas como para privar al niño de realizar cierto grupo de actividades como: ver televisión, jugar con otros niños, ir a la playa, estudiar diariamente, ir a fiestas, viajar, hacer deportes, usar computadoras o montar bicicleta. Las prohibiciones son totalmente equivocadas y en muchas ocasiones vienen implementadas desde el propio seno familiar y se traspolan al maestro primario como una extensión de la falta de información sobre la enfermedad, puesto que padecer de epilepsia no es inconveniente para realizar alguna de las actividades anteriormente mencionadas. Estudios realizados sobre el tema de las actitudes revelan un condicionamiento hacia lo desfavorable de las mismas. La familia, en muchos casos constituye un factor predisponente para el maestro. Los padres y demás miembros del conjunto familiar, a tenor de poseer un nivel informacional determinado sobre la epilepsia, ofrecido en este caso por el especialista o neurólogo que brinda atención al infante, practican como tendencia la sobreprotección.

Este amparo excesivo es transmitido al maestro, el cual, al no contar con el conocimiento esperado y las herramientas para intervenir adecuadamente, actúa solo como un mediador neutral en la educación del infante. Totalmente contraproducente con lo que se espera de un ente tan importante y revolucionario en la vida de un niño de edad primaria. La dimensión actitudinal constituye en la mayor parte de los casos, la primera de cualquier representación; pues nos representamos el objeto y posteriormente en función de eso tomamos una determinada posición.

Los elementos afectivos adquieren una importancia trascendental en la formación de toda representación social, al jugar un papel estructurante o desestructurante. Existe un axioma que expresa que la información da como resultado poder, esto implica la aprehensión de conocimientos nuevos. Educar exige una constante preparación y superación personal en aras de elevar la competencia como maestro y de brindar el mejor servicio posible. La dimensión informacional se encarga de dar cuenta de los saberes en torno al objeto de representación.

Al no contar con fuentes suficientemente fidedignas y estar desprovistos de un sistema de capacitación en ese sentido, toda la información que le llega al maestro respecto al tema de la epilepsia se va a encontrar mediada por su grupo de pertenencia social y por su inserción social.

La falta de información especializada, más bien científica, se va a ver reflejada esencialmente en el niño y la conducta hacia él. La carencia de información especializada sobre la epilepsia y en segundo lugar, la sobreprotección ejercida por la familia en su relación con el infante, transferida al maestro desconocedor, influirán directamente en la formación de la representación sobre la enfermedad. El campo de representación: Nos sugiere la idea de modelo, está referido al orden y jerarquía que toman los contenidos representacionales, que se organizan en una estructura funcional determinada. El campo representacional se estructura en torno al núcleo o esquema figurativo, que es la parte más estable y sólida, compuesto por cogniciones que dotan de significado al resto de los elementos (Perera, 2004).

La base de las representaciones sociales que posea un sujeto sobre un determinado objeto; en este caso la representación de los maestros primarios sobre la epilepsia, radica, en primera instancia, en la información que se tenga acerca del mismo. Si la información que se les proporciona a los maestros es inconsistente y las fuentes no son confiables, ni científicas; el resultado que se derivará de este proceso va a acarrear actitudes desfavorables. El campo representacional que resulta de la dimensión información y de la afectiva en este sujeto va a establecer una jerarquía de contenidos con respecto a la enfermedad que van a fluctuar desde los más negativos hasta llegar en menor medida a los contenidos con valores positivos. Todas estas dimensiones se entrelazan unas con otras y se encuentran en interacción constante, si hay fallas en una de ellas, el funcionamiento en las otras va a estar condicionado por dichas carencias. Las representaciones sociales que sobre la epilepsia posean los maestros primarios van a influir de igual manera en la calidad de la relación que se establezca entre alumno-maestro. Esta relación es fundamental que se desarrolle y encauce por un rumbo de colaboración mutua, si en el futuro se pretende recoger algún fruto de todo este proceso de enseñanzaaprendizaje, y no constituya un mero hecho estéril que de como resultado individuos socialmente inadaptados o marginados. Esta se enmarca como otra de las aristas significativas por las que se hizo necesaria la elaboración de este artículo. La importancia de que el maestro primario posea una representación social de la epilepsia alejada totalmente de una realidad enajenante, para quien mayores resultados va a rendir será para el niño. Su calidad de vida va a mejorar sustancialmente si el proceso de formación de la representación social es adecuado.

 

Conclusiones

Las representaciones sociales sobre la epilepsia constituyen un tema vital para un eficiente ejercicio profesional del maestro primario. Con un nivel de conocimientos adecuado, su trabajo se vuelve más ético y valedero pues a la vez de realizar la función de educar, está garantizándole calidad de vida al niño. Cuando el maestro primario posee la información necesaria y el nivel de conocimientos adecuado sobre la epilepsia, el niño con este padecimiento no verá afectado el proceso de enseñanzaaprendizaje del cual es objeto, además de favorecerse educacionalmente y elevar su autoestima.

Poseer una representación social sobre la epilepsia lo más centradamente posible en la realidad de los niños que padecen la enfermedad, liberan al maestro primario de las ataduras de actuar como mediador en la educación del infante para pasar a convertirse en un ente activo del proceso. La base de la formación de la representación social que logre el maestro primario sobre la epilepsia, va a estar condicionada por la información que se tenga de la enfermedad y por el carácter dinámico y el comportamiento que enfoque hacia el objeto de representación (epilepsia).

La información, las actitudes y los conocimientos se van a relacionar entre sí, mostrando interdependencia. Las tres dimensiones son las quue garantizan el éxito de la representación social.

 

Referências

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Lacolla, L. (2005). Representaciones sociales: una manera de entender las ideas de nuestros alumnos. En: Revista ieRed: Revista Electrónica de la Red de Investigación Educativa [en línea]. Vol.1, No.3. Recuperado de http://revista.iered.org        [ Links ]

Moscovici, S. (1984). 'The phenomenon of socialrepresentation", En: Social Representations, R. Farr & S.Moscovici (Eds.), Cambridge: University Press.         [ Links ]

Perera, M. (2004). A propósito de las representaciones sociales: apuntes teóricos, trayectoria y actualidad. En: C. Martín y M. Díaz. Psicología social y vida cotidiana (pp. 181-208). La Habana: Félix Varela.         [ Links ]

 

 

Recibido: 11 de Mayo de 2013.
Aceptado: 12 de Junio de 2013.

 

1Correspondecia remitir a: barrioshernandezy@gmail.com
2
Correspondencia remitir a: revistacientificaeureka@gmail.com,norma@tigo.com.py"Centro de Documentación, Investigación y Difusión de la Carrera de Psicología", FFCH-Universidad Católica de Asunción-Paraguay.