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Desidades

versão On-line ISSN 2318-9282

Desidades  no.28 Rio de Janeiro set./dez. 2020

 

TEMAS EM DESTAQUE TEMAS SOBRESALIENTES

 

Adscripciones identificatorias, maras y pandillas: ¿vidas sociales deterioradas?

 

Idaentity ffiliations, maras and gangs; ¿social lives deteriorated?

 

Afiliações identirárias, maras e gangues; vidas sociais deterioradas?

 

 

Alfredo Nateras

Doctor y Maestro en Ciencias Antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (UAM-I), México. Profesor-Investigador de la UAM-I. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI-II), del CONACYT. Líneas de investigación: culturas e identidades juveniles; las significaciones de los cuerpos; imaginarios de las violencias y la muerte; uso social de drogas y espacios del divertimento. E-mail: alfredo.nateras.dz@gmail.com / www.alfredonateras.com

 

 


RESUMEN

La finalidad de este escrito es reflexionar en lo que Hobsbawm señala como “grupos de identidad”, acerca de uno de los actores y de los sujetos sociales más enigmáticos en el mundo fenoménico y en el espacio social, que le dan el rostro y los matices de lo insospechado, me refiero a las infanto-juventudes agrupadas en “barrios”, “maras”, “pandillas” y “clicas” - micros grupos, micro identidades - en el Triángulo del Norte Centroamericano (TNC), considerada el área más peligrosa del mundo y que comprende a los países de El Salvador, Honduras (San Pedro Sula es el sitio más violento de la región) y Guatemala, articulados por tres de los aspectos más complejos: las precarizaciones, las violencias sociales asociadas y las migraciones trasnacionales. Asimismo, se trazan algunas vertientes con respecto a la construcción de ciudadanías juveniles, de la cultura de paz, en clave artística-cultural, en el quehacer sociocultural con estas adscripciones.

Palabras clave: juventudes, precarización, migración, violencias de muerte.


ABSTRACT

The objective of this writing is a reflection on what Hobsbawn calls “identity politics”, about one of the most enigmatic actors and social subjects in the phenomenal world and social space, that provide a face and nuance to the unsuspected. I refer here to the children and youth grouped in “barrios”, “maras”, “gangs” and “cliques” - micro groups, micro identities - in the North Central American Triangle (NTC), considered the most dangerous area in the world, containing the countries of El Salvador, Honduras (San Pedro Sula is the most violent site in the region) and Guatemala, which are articulated by three critical, changing, and complex conditions: precariousness, the associated social violence, and transnational migrations. Likewise, some alternatives are derived from the construction of juvenile citizenship, from the culture of peace, in a cultural-artistic code, and in the social and cultural doings within these affiliations.

Keywords: youths, precariousness, migration, and death violence.


RESUMO

A finalidade deste texto é refletir sobre o que Hobsbawm aponta como “grupo de identidades”, sobre um dos atores e sujeitos sociais mais enigmáticos no mundo fenoménico e no espaço social, que dão rosto e matizes ao insuspeito, me refiro aos grupamentos infanto-juvenis de “barrios”, “maras”, “pandillas” e “clicas” - microgrupos, microidentidades - no Triángulo del Norte Centroamericano (TNC), considerada a área mais perigosa do mundo e que compreende os países de El Salvador, Honduras (San Pedro Sula é o local mais violento da região) e Guatemala, articulados por três dos aspectos mais complexos: as precarizações, as violências sociais associadas e as migrações transnacionais. Assim, se traçam algumas alternativas no que diz respeito à construção de cidadanias juvenis, de cultura de paz, na chave artística e cultural, no fazer sociocultural dentro destas afiliações.

Palavras-chave: juventudes, precarizações, migração, violências de morte.


 

 

Introducción

Hay un andamiaje central interrelacionado que entreteje la construcción social objetiva-subjetiva de ser Mara Salvatrucha (MS-13) y de la pandilla del Barrio 18 (B-18), que se expresa en la siguiente frase: "la vida loca"1, que da cuenta de las circunstancias vividas, en la puesta en escena en el hacer diario de lo que implica esa adscripción identitaria infanta-juvenil2, por lo común: la pobreza, las migraciones forzadas, la cárcel - privados de la libertad - las drogas y la muerte.

Proponemos una ruta de análisis, que iría de las precariedades - condiciones materiales de vida muy desfaborables en lo real como en lo simbólico, que se van trasmitiendo de generación en generación; de los climas de las violencias que amenazan a sectores específicos de la población - niños, jóvenes, estudiantes, líderes sociales o comunitarios, por ejemplo; que activan y aproximan a insertarse en los procesos migratorios forzados, con la cualidad de lo trasnacional - fenómeno desde su vertiente geopolítica emergente, de nuestras realidades contemporáneas.

Ante esto, es importante reconocer la pluralidad de voces, de actores, de sujetos sociales, en la creación de sentidos y de significados, en el campo temático como las de una parte de las denominadas asociaciones u organizaciones de la sociedad civil - por ejemplo, Las Patranas3; de ciertas casas o albergues que socorren a los migrantes - como es el caso del Albergue de Migrantes Hermanas en el Camina4- y de los propios protagonistas, es decir, los migrantes trasnacionales5.

En este sentido, construiremos una narrativa y sobre todo un posicionamiento académico (Haraway, 1991) en el entendido también, de que hay que re politizar la vertiente política subyacente a la temática y a los sujetos, a los actores sociales. Además se resaltará el aspecto de las afectividades - las emociones, articuladas con un ejercicio de memoria social-colectiva, con respecto a ¿cómo surgieron? ¿cómo se construyeron tales adscripciones identitarias? ¿cuáles son las especificidades de ser MS-13 Y del B-18?

A su vez, ante la situación que iremos relatando y documentando queda claro el aniquilamiento identitario infanta-juvenil (Nateras, 2016), que se ha estado llevando a cabo, de una manera abierta y descarada, contra estos micro grupos - que además está adquiriendo el rostro de ser un "Juvenicidio", un "genocidio" - (más adelante discutiremos este concepto emergente). Interesa por tanto, marcar una serie de rutas y de propuestas en relación a qué hacer frente a estas situaciones de violencias sociales, siguiendo los senderos de lo que se ha dado en llamar, la "construcción de ciudadanías - juveniles" - y el fomento de una "cultura de paz", articulada fuertemente con estrategias de intervención comunitaria, basadas en una perspectiva entre cultura y migración, que alude a considerar las configuraciones de las identidades culturales y los dispositivos de los diferentes mecanismos del arte, como podrían ser el dibujo, la fotografía o el video, por ejemplo, a fin de ir desmontando los mecanismos de estas violencias sociales.

Esto es crucial, ya que si la lógica es que los Estados-nación definen sus políticas sociales y económicas (Cano, 2009), o políticas de identidad institucionales dirigidas a las juventudes en general - por lo común para los sectores medios - y, para algunos tipos de agrupamientos o de adscripciones identitarias juveniles en particular, esto implicaría que algunos agrupamientos son reconocidos y otros no como beneficiarios de esas políticas. Esta situación o tensión en la que, por lo común, para determinados sectores juveniles - los más precarizados y en pobreza - una política social de igualdad considerando esa condición juvenil como tal, simplemente, ha resultado fallida.

En el caso de los Estados-nación del TNC, con respecto a los agrupamientos de la MS-13 y del B-18, que viven por lo general en situaciones extremas, desvinculados de las instituciones familiares, de salud, educativas, laborales, criminalizados6 y, en ambientes de violencias, de muerte, simplemente no son reconocidos como sujetos de derecho, ya que, en todo caso, son considerados como sujetos de exterminio.

En estas lógicas, todo indica que no existe la posibilidad real del reconocimiento para estos agrupamientos identitarios infanto-juveniles por parte del Estado y sus instituciones, es decir, hay una negación y ausencia en el diseño de "políticas de la identidad", que tienen que ver con estrategias del reconocimiento y en el mareaje de lo distinto cultural y de lo multicultural (Sierra, 2004), simplemente porque no se les visualiza desde el lugar de sujetos sociales dignos como para ser considerados con derechos.

De tal suerte que el sentido y el significado más importante para afiliarse o adscribirse como MS-13º B-18 estriba en que es una manera de estar juntos, con otros parecidos y similares a uno, justamente para afrontar en grupo lo que el Estado y sus instituciones ya no proveen, por lo que estos colectivos, de alguna manera cubren esas necesidades afectivas, sociales, económicas, e incluso, actúan como red social de apoyo, a fin de socorrer al Home boy cuando es privado de la libertad - encarcelado-y, simplemente, para sobrevivir en la calle, en el barrio o en la comunidad.

 

Los contextos y los textos: claves interpretativas-comprensivas

La Mara Salvatrucha es la historia del fracaso de unos países

que no supieron qué hacer con unos muchachos que no sabían

qué hacer con sus vidas.

Es la historia de unas políticas públicas desorbitadas...

(Óscar Martínez, 2017, p. 11).

Comenzaré por resituar algunos aspectos que considero más relevantes a señalar, con respecto a los actuales contextos, a fin de releerlos como textos interpretativos de las precarizaciones, las violencias y la migración trasnacional, especialmente lo que atañe a las infanto-juventudes durante los años 1980 y 1990, del siglo pasado - S.XX y, los principios de las décadas del S.XXI (2000 - 2010, en adelante), en lo que se conoce como el TNC.

Podríamos afirmar que en tal Región y en la época señalada, existía y permanece, un clima de represión y de vivencias de muerte de una manera desbordante, cruel y dolorosa. Por ejemplo, en el caso de El Salvador, la guerra entre el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y el Ejército Salvadoreño - apoyado por los militares de Estados Unidos de América, entrenados en la Escuela de las Américas - fue sencillamente brutal, arrojando una cifra de más de 70.000 muertos. En lo que atañe a Honduras, se desataron una serie de asesinatos muy definidos, contra los comunistas, izquierdistas, líderes sociales, activistas y de manera significativa contra los jóvenes estudiantes. En lo que se refiere a Guatemala, el exterminio de las poblaciones indígenas fue abierto y descarado, creando problemas muy serios de desplazamientos forzados en toda la zona, principalmente, hasta la frontera con México.

Dada esta situación, los actores y los sujetos sociales más vulnerables fueron los niños, los adolescentes y los jóvenes. Por ejemplo, en El Salvador, el Ejército y la Guerrilla empezaron a reclutarlos de una manera desmedida, lo cual implicaba una situación de muerte casi segura (Martínez, 2017). En la película del cineasta mexicano, Luis Mandoki, Voces Inocentes (2004)7, se da cuenta de tal drama.

Por tales motivos, una de las estrategias familiares para de alguna manera salvaguardar de las violencias y de la muerte asociada a esta generación de niños, de adolescentes y de jóvenes, fue ingresarlos e incorporarlos a los flujos y a los procesos de las migraciones trasnacionales forzadas y enviarlos, principalmente, a los Estados Unidos de América, vía México con la característica de que la mayoría de ellos y de ellas no contaban con los papeles reglamentarios, es decir, se iban de "mojados", o de "ilegales" y además, sin el resguardo de algún adulto o familiar. Situación que en las caravanas centroamericanas y en lo éxodos más recientes de humanos en el año del 2018 y 2019, hacia los Estados Unidos de Norte América, pasando por México, también venían miles de niños y de niñas sin custodia.

Una vez que estos niños, adolescentes y jóvenes, fueron enviados a los Estados Unidos de Norte América - la patria de llegada - particularmente al este de Los Ángeles, en California, se dieron cuenta que una manera de sobrevivir social y culturalmente frente a los agrupamientos juveniles que ya estaban ahí, como los asiáticos - japoneses, chinos, coreanos y filipinos, principalmente; los italianos - en su configuración de mafia; las minorías afro descendientes - estructurados como pandillas; y los Mexicanos - chicanos, "cholos"; los de la Mexican Mafia - la MM -que operaban desde las cárceles, fue hacerse pandilla del Barrio 18 B-18, que se conformó mayoritariamente por "cholos" mexicanos, salvadoreños, guatemaltecos, hondurenos, o configurarse como Mara Salvatrucha (MS-13) - "Salva" de El Salvador y "trucho", ponerse listo, avispado un Salvadoreño listo, abusado, es decir, se pone en juego la identidad nacional como salvadoreños: "100% salvadoreño", "los verdaderos salvadoreños".

En la Región del Triángulo del Norte Centroamericano (TNC), la palabra o el término "mara" significa: grupo, "palomilla", "cuates"; lo cual alude a una configuración grupal o de colectividades, por ejemplo, una mara deportiva, una mara estudiantil, una mara de amigos, una mara laboral, una mara de viejitos, una mara de jóvenes y ahora, una mara "pandilleril" - la MS-13 _ denominaciones que tienen que ver con un lenguaje de "salvadoreñismos" (Romero, 2003; Martínez, 2017).

Aquílo interesante es que tanto la MS-13 Y 1ª pandilla del B-18, se conformaron en USA- la patria de llegada - y, no como a veces se suele creer, en el TNC - las patrias de origen: El Salvador, Honduras o Guatemala; incorporando rasgos socio-culturales e identificatorios muy parecidos y similares al de los "Cholos Mexicanos" (Valenzuela, 1988, 2002, 2003; Valenzuela; Nateras; Reguillo, 2013; Martínez, 2017), en tanto minorías, ante la discriminación y el maltrato que estaban sufriendo en su condición de migrantes trasnacionales.

Otro mareaje muy importante e infaltable en relación a considerar a los contextos como claves hermenéuticas fue que, durante el año de 1992, en la Ciudad de México, a instancias de nuestro país y del gobierno francés, se firmaron los famosos Acuerdos de Paz, para la región del TNC, conocidos como los tratados del Castillo de Chapultepec. Con estos acuerdos se da formalmente por concluida la guerra en la zona, sin embargo, las violencias sociales y de muerte no disminuyeron, al contrario, aumentaron de una manera inesperada y sorprendente debido entre otras cuestiones, a que no se desmantelaron las instancias y las estructuras particularmente de las violencias de muerte, en palabras de Tilly (2003): a "los profesionales de las violencias". Y ahora, en tiempos de la pandemia por el COVID-19, revelador que las violencias siguen aumentando aunque haya restricciones - dependiendo del país del que se trate - para movilizarse.

Podríamos considerar dentro de "los profesionales de las violencias" a los militares, a los paramilitares, a los mercenarios, a los sicarios, a los grupos de limpieza social, al crimen organizado, a las fuerzas especiales, a agentes de la Central de Inteligencia Norteamericana - la CIA8 -, que incluso abonaron a la configuración de lo que he nombrado como el "mercado y el festival de las violencias de muerte" (Nateras, 2015a).

A partir de la firma de los Tratados de Paz del Castillo de Chapultepec - México (1992) en adelante, el gobierno de los Estados Unidos de Norte América instrumenta y lleva a cabo una deportación masiva - particularmente - de integrantes de la MS-13 Y de la pandilla del B-18, a sus respectivos países de origen, es decir, a El Salvador, Honduras y Guatemala. Situación que provocó un desorden, caos social y una creciente alarma, ya que provocó la descolocación y la desconfiguración del espacio público en sus principales ciudades, así como una brutal y descarnada batalla por la disputa de su control.

En estas circunstancias y sucesos, poco a poco fue emergiendo un nuevo sujeto y actor social en el espacio público denominado de una manera despectiva y prejuiciosa por los medios masivos de comunicación electrónicos - radio y televisión, con todo y sus analistas - y, de los escritos - la prensa - señalados como los "migrantes", "los deportados", los "mareros", a los cuales se les demonizó y se les depositaron todos los aspectos negativos de la sociedad salvadoreña en el sentido de ser señalados como los responsables mayores de las violencias de muerte y de la situación de crisis social-cultural por la que atravesaba en ese momento el país (Martel, 2007; Cano, 2009).

Este novedoso sujeto y actor social se encargó de construir su propia imagen, es decir, su puesta dramatizada en el espacio público de la calle, con una fuerte carga de teatralidad y de performatividad - lo cual aprovecharon los medios masivos de información y de comunicación para denostarlos-desplegando y poniendo en escena una estética muy llamativa y espectacular: cabezas rapadas; vestimenta acholada; tatuados; camisas de lana a cuadros; camisetas blancas; tirando barrio - gestualidad con las manos-señas; y una manera específica de hablar - el caló - y de caminar - balanceándose o como flotando.

Toda esta estética corporal desplegada tenía la finalidad consciente de construir la mirada del otro, es decir, para llamar la atención, causar miedo y, ante todo, ganar respeto ante los demás, lo cual implicaba en su imaginario colectivo, adquirir y tener ¡por fin! un lugar y prestigio social; ya que la sociedad en abstracto se los había negado y, en concreto, las instituciones del Estado, principalmente la familia y la escuela.

Curiosamente, casi veinte años después, en este 2020, se sigue señalando - como lo vamos a ver más adelante - a las maras y al B-18, como los principales responsables del alto nivel de violencia en Centroamérica y particularmente en El Salvador, donde se les acusa de que desde las cárceles, los principales "palabreros", quienes son los de mayor jerarquía y toman las decisiones, están dando órdenes a las "clicas" para que desaten las violencias en las calles, los barrios y las comunidades.

 

Juvenicidio?9, las caras del genocidio

En perspectiva sociológica, más importante que el acto de violencia en sí

es la asignación social de sentido ... la violencia ...

sólo se vuelven reales cuando la sociedad las percibe, las denomina,

las clasifica y las reconoce (como reales)

(Francisca Cano, 2009, p. 132)

A partir del año del 2000-2003, comenzó a implementarse - al inicio en El Salvador, en Honduras y en Guatemala, respectivamente - una política de mano dura. En el caso salvadoreño abiertamente fue una estrategia electoral de la ultraderecha, configurada en el partido de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). Desde esas políticas y estrategias se criminalizó - a través del poder presidencial y de la mayoría de los medios masivos de información y de comunicación - la adscripción identitaria infanto-juvenil de la MS-13, Mara Mao, la Mara Máquina y también, a la pandilla del B-18; lo cual implicó detenciones arbitrarias - sin orden de aprehensión y con violencia; cáteos a barrios y a casas habitación - sin orden judicial; las razias - con abierto y descarado salvajismo - y la violación impune a los Derechos Humanos contra los integrantes de esos agrupamientos - "identidades deterioradas y desacreditadas" (Goffman, 1993).

Aunado a lo anterior, se empezaron a llevar a cabo ejecuciones extrajudiciales; desapariciones forzadas - casi siempre por paramilitares, escuadrones de la muerte y de limpieza social, contratados por algunos empresarios, comerciantes, transportistas, e incluso, por miembros de la comunidad y del barrio donde vivían estos jóvenes. Las escenas y las estéticas de las violencias de muerte francamente eran dantescas: los cuerpos se encontraban por lo regular en basureros, barrancas y baldíos, con el tiro de gracia; decapitados; desmembrados; con las manos atadas hacia atrás; desnudos; con los genitales exhibidos y con recados escritos que más o menos decían así: "escoria de la sociedad", "esto les va a pasar", "los vamos a matar a todos", "ya ven lo que les pasa".

En una lógica de las estéticas de lo siniestro (Freud, 1978)- que alude al horror, a lo espeluznante, a lo repulsivo, a lo desagradable, a lo angustiante, a lo "demoníaco" - se han subido en las redes socio-digitales - Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TICS) - imágenes y fotografías de aniquilamientos y asesinatos calificándolos como "ratas", "terroristas", "parásitos" y, por consiguiente, alimentan lo que he nombrado como el "mercado y el festival de la muerte" (Nateras, 2015a).

La acción de grupos de "limpieza social" - como la temible y siniestra Sombra Negra - junto con todos aquellos "profesionales de las violencias" (Tilly, 2003), derivó en un abierto exterminio - ¿"juvenicidio"? ¿genocidio? - que también empezó a cobrar vidas de una forma escandalosa en el espacio del encierro, es decir, en las cárceles - los nuevos campos de concentración. Masacres como las de la Granja Penal El Porvenir10, en la Ciudad de la Ceiba, en Honduras, realizada en 2003, fueron de las más escandalosas y dolorosas: se masacraron y quemaron vivos a más de 60 integrantes de pandillas -palabreros importantes - por parte de presos comunes denominados "los paisas", en abierto contubernio con las autoridades carcelarias, comprobándose después que fue un acto totalmente deliberado y premeditado, con alevosía y ventaja.

De acuerdo con un reporte de Amnistía Internacional (2003), se calcula que de la década de los años 1980 - siglo XX a la fecha - han asesinado a más de 30.000 integrantes de alguno de estos agrupamientos, lo cual implica que los Estados-nacionales del TNC niegan al sujeto político-social que subyace y representan estos agrupamientos identitarios infanto-juveniles. Podríamos preguntar entonces: ¿Estamos ante un genocidio? ¿Qué clase de supuestos Estados "democráticos" permiten esto? ¿Estados "democráticos" en crisis para garantizar los derechos y la seguridad humana?

En 2009, cuando Mario Funes fue presidente de El Salvador, siendo él un periodista y supuesto demócrata - que compitió por el FMLN aunque él no fue guerrillero - algunos "palabreros" más importantes de la MS-13 Y de la pandilla del B-18, desde una visión política y social muy clara

- que una parte de los intelectuales y de la academia se los han negado permanentemente -, proponen a Mario Funes una mesa de negociación para detener las violencias.

Está claro que este tipo de agrupamientos identitarios infanto-juveniles sí tiene capacidad de agencia, habilidad para intentar y plantear una mesa de negociación política para alcanzar beneficios a partir de su reconocimiento como sujetos de derechos, sin embargo, el uso político de la supuesta "democracia" los confinaba, ya sea a la cooptación, al control social y en su vertiente más extrema, al exterminio.

Para ello hacen acuerdos entre sí y se comprometen a no ejercer violencia en contra del barrio y de la comunidad, como un acto de confianza y de buena voluntad para las negociaciones. Funes, en varias ocasiones, no contestó y después de estar muy presionado por la sociedad civil, tuvo que aceptar. Sin embargo, los años del 2009 y del 2010 son muy significativos como punto de inflexión en la reestructuración de las pandillas del B-18 y de la MS-13, Yª que, por una parte, al estar una gran parte de ellos en las cárceles, se cohesionan fuertemente hacia dentro, por lo que se vuelven más rígidos y crueles, en tanto que las jerarquías se hacen francamente verticales, lo que conlleva a que se desate la violencia hacia el interior de las pandillas, como una especie de purga y de limpieza.

Dado estas situaciones del aumento de las violencias por parte de las "pandillas" en las calles y en las comunidades, en 2009 se proclama una Ley "Antimaras", la cual señala e indica 6 años de cárcel solo por pertenecer al agrupamiento de la MS-13 y a la pandilla del B-18, sin mediar delito alguno; 10 años de prisión por ser "palabrero", es decir, de nuevo se criminaliza a estas adscripciones identitarias infanto-juveniles.

 

Los contenidos del imaginario de muerte, de los cuerpos de seguridad del Estado y los Escuadrones de Limpieza Social

No hay violencias por el hecho de que existan las maras y las pandillas,

sino en todo caso, hay pandillas y configuraciones de maras,

precisamente porque han emergido distintos rostros de las violencias sociales

(Carlos Monsiváis, 2013, p.XX)

¿Bajo qué lógicas, narrativas y discursos se lleva a cabo el aniquilamiento identitario infanto-juvenil contra las y los integrantes de la MS-13 Y de la pandilla del B-18, por su condición de pertenecer a tales agrupamientos, e incluso, desde su lugar como migrantes trasnacionales y supuestos enemigos del nuevo orden mundial?

Desde un lugar pragmático diría que una de las lógicas estriba en que para las autoridades -funcionarios - una parte de los militares - en su gran mayoría - ciertos empresarios, gente de negocios y dueños de las rutas de autobuses o de taxis, incluso hasta determinados miembros de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, como de ciertos sectores del barrio y de la comunidad, estos los hacen fracasaren sus lógicas de desarrollo, de productividad, de progreso - los valores de la modernidad - por lo que en cierto sentido, no producen en beneficio del capital - ese capitalismo depredador, sin ética, de "cuates" y de economías criminales - además, por su apariencia y estéticas corporales, afean el paisaje neoliberal, por lo tanto, los consideran "parias sociales", "residuos", "escoria de la sociedad", factibles a ser fácilmente eliminados-asesinados sin el menor pudor (Martín-Barbero, 1998; Monsiváis, 2013), contratando por lo común, a ciertos Escuadrones de Limpieza Social, es decir, se arrogan el derecho al ejercicio y a la administración de la violencia de muerte con una abierta impunidad, cinismo y contubernio de las autoridades gubernamentales, lo que conlleva una relación asimétrica de poder.

Al respecto, veamos tan sólo un encabezado de nota periodística:

Un grupo de exterminio perpetra una nueva matanza de pandilleros en El Salvador Derechos Humanos denuncia la aparición de escuadrones de la muerte y sus vínculos con la policía. (García, Jacobo. México, 3 de junio 2016 -19:48 CEST)

Lo significativo es que en los imaginarios colectivos operan los mecanismos de la cognición social - puntos de vista, creencias, juicios, opiniones, actitudes - a doble vía, aunque con sentidos diferentes, porque para los integrantes de la MS-13 y de la pandilla del B-18, es al contrario, es decir, es el Estado, sus gobiernos y las instituciones - la familia, la escuela, el trabajo y la salud principalmente - quiénes han fracasado ante ellos, ya que no les han provisto de los mínimos recursos materiales y simbólicos necesarios para poder construir un presente digno para hacer la vida diaria y cotidiana (Heller, 1987), en el aquí y en el ahora de sus existencias socio-culturales.

Desde otras lógicas, narrativas intelectuales-académicas y geopolíticas, se habla de que es el Estado, sus gobiernos e instituciones, los que deciden - en cierto sentido - quiénes son los que merecen vivir y quiénes los que tendrán que morir - la necropolítica - (Mbembe, 2011), dadas sus condiciones en el entramado cultural como del lugar social en el que se ubiquen; del contexto en el que se sitúen; incluyendo los aspectos de la etnia a la que pertenecen; del género - masculino-femenino; del color de la piel - negro, blanco, amarillo; de la clase social - baja, media o alta; de sus afiliaciones políticas-religiosas; de sus adscripciones identitarias; del habitat en el que transcurran sus vidas diarias; e incluso, de la zona geográfica en la que estén - norte, sur o centro.

Y no solo esto, sino que es más profundo el asunto, en tanto que también esta "necropolítica", en el caso de la MS-13 Y de la pandilla del B-18, va definiendo, diseñando, delineando, de qué manera se vive y de qué forma se va muriendo social y culturalmente hablando, es decir, podríamos plantear que estamos ante la evidencia de una muerte social en vida, silenciosa, paulatina y eficaz, ya que no son agrupamientos identitarios reconocidos en su diferencia cultural, no se les concede ninguna capacidad de interlocución o interpelación, ni tampoco son sujetos políticos con derechos.

 

El Terrorismo verbal de Donald Trump, contra los migrantes centroamericanos y en particular hacía la MS-13

Está la belleza y están los humillados,

por difícil que sea la empresa

no quisiera serle infiel, ni a los segundos, ni a la primera

(Albert Camus s/f, citado en Nateras, 2015a, p. 35)

El actual presidente de los Estados Unidos de Norte América, el magnate empresarial, neofascista y misógino Donald Trump (2017-2021) - ayudado por la inteligencia rusa para ganar las elecciones, lo cual ya está comprobado - recientemente ha empleado discursos falsos, discriminatorios y francamente ofensivos como estrategia política de chantaje, de represión y de intolerancia extrema, para volver a crear miedo social y así facilitar la deportación masiva de niños y de jóvenes migrantes, en particular contra los mexicanos y centroamericanos, incluyendo a miembros de la MS-13 Y de la pandilla del B-18, a partir de su imaginario de que tales agrupamientos son los responsables directos de los problemas sociales y de las violencias que están padeciendo actualmente los EE UU y, máxime ahora, en tiempos de pandemia, por el COVID-19.

Esto ha ocasionado una serie de redadas coordinadas entre sí, particularmente en Los Ángeles, California, EE UU, por ejemplo; la que se llevó a cabo en mayo del 2017, donde se detuvieron a más de 21 miembros importantes de la MS-13, 1° que derivó en que de inmediato se iniciaran los trámites para su deportación a sus países de origen, causando incertidumbre, una crisis humanitaria y ciudadana sin precedentes.

Veamos un encabezado del periódico El País, Sección Internacional, fechado el 25 de mayo de 2017, del reportero Pablo Ximénez de Sandoval.

MARA SALVATRUCHA

MS-13: la banda callejera que le quita el sueño a Trump

Una megaoperación contra la Mara Salvatrucha en Los Ángeles revela detalles del funcionamiento de esta pandilla que EE UU considera una prioridad de seguridad.

Tal estrategia de represión y de criminalización, es a todas luces errada, ya que es impreciso apuntar que la MS-13 Y 1ª pandilla del B-18 sean un problema para la seguridad de los EE UU, lo cual no niega que ciertos integrantes de tales agrupamientos - a nivel individual y no colectivo - estén implicados en actividades "ilegales" y, dada su tradición como "clicas" - células o micro identidades -, es muy difícil que acepten las jerarquías de mando que implica estar a las órdenes del crimen organizado. En este sentido, tales "clicas" y agrupamientos no logran ni alcanzan a configurarse como tales, aunque hay que decir que ciertos integrantes sí realizan "trabajitos" para las grandes mafias que operan en territorio norteamericano.

La existencia de estos agrupamientos infanta-juveniles, desde su condición de migrantes trasnacionales, se debe a las precarias condiciones de vida de sus países de origen, que tienen que ver con la pobreza, la discriminación racial, la falta de oportunidades, la ausencia de un futuro - o un presente - social junto con los climas de violencias sociales - de muerte - de las que andaban huyendo y de la violación constante a sus más elementales Derechos Humanos, como la elección de su afiliación identitaria grupal, asi como la ausencia terrible de políticas sociales, económicas, que los reconozcan y los favorezcan (Sierra, 2004).

Esta situación es muy delicada y peligrosa, ya que se están fomentando climas sociales de violencia contra sectores o grupos específicos, plagados de xenofobia y de una suerte de "criminalización" de la condición étnica-racial de ser migrantes, que envalentona a los grupos extremistas de la ultraderecha norteamericana para actuar contra tales sectores o agrupamientos, en particular, en referencia a algunos migrantes, ya sean árabes, musulmanes, centroamericanos, mexicanos o asiáticos.

Estas "políticas de identidad" contra estos agrupamientos, son implementadas - de manera diferenciada - tanto en el país de llegada, los Estados Unidos de América, como en los países de origen - El Salvador, Honduras y Guatemala-, que no difieren en sus orientaciones criminalizantes y discriminatorias. Aunque es claro que en Estados Unidos no se les aniquila con la flagrancia que ocurre en sus países de origen. Asimismo, hay que destacar que aun asíhay asociaciones civiles, activistas de Derechos Humanos, organizaciones nacionales e internacionales, incluyendo a una parte de académicos, que visibilizan estas situaciones de "criminalización" en la demanda del reconocimiento a sus derechos más elementales y el respeto a su dignidad.

Veamos algunas de las vociferaciones de Donald Trump, hechas entre el 16 y el 17 de mayo del 2018 - plagadas de mentiras y de odios raciales - como una estrategia política para criticar a las denominadas "ciudades santuarios" como es Los Ángeles, California -cuyas leyes protegen a los migrantes-inmigrantes - y un discurso chantajista para conseguir dinero-presupuesto, a fin de levantar un muro entre la frontera norte de México y los EE UU.

Trump: las maras son Animales.

EL PRESIDENTE DIJO QUE MÉXICO "NO HACE NADA" POR EU.

(Periódico El Heraldo de México, p. 24,17 de mayo de 2018. Agencias AP, EFE y AFP).

Y, otros encabezados de notas:

• Miente sobre este tema y sobre el crimen, responde gobernador de California Califica Donald Trump de "animales" a algunos inmigrantes indocumentados.

• México "no hace nada pornosotros en materia migratoria ni comercial", asegura. (Periódico La Jornada, México, jueves 17 de mayo de 2018, Sección Política, p. 15).

La reacción de repudio, indignación y molestia por tales declaraciones fue tanto al interior de los EE UU, como desde diferentes voces y posturas a nivel internacional. Ante el enojo colectivo, es interesante resaltar que el flujo y el despliegue de tales afectividades articulan la protesta social-callejera, en formatos de manifestaciones en las principales ciudades del mundo globalizado y también de manera significativa, en las redes socio-digitales, favoreciendo el acercamiento de varios actores y sujetos sociales como intelectuales, académicos, artistas, políticos, funcionarios, cineastas, deportistas, cantantes; junto con una gran variedad de organizaciones de la sociedad civil, de activistas y defensores de los Derechos Humanos.

Las narrativas y los discursos que se están contraponiendo a lo mencionado por el presidente Donald Trump, van encaminados a entrar en el juego por la disputa en la creación de sentido y de significado con la intención de desmontar tales narrativas y discursos, en el entendido de que los migrantes y la MS-13 no son animales, sino sujetos y actores sociales con derechos desde su lugar de ser Ciudadanos del Mundo, en términos de la condición de la humanidad de la que son parte con todos los "otros", o sea "nosotros"; ni tampoco son "criminales", por la simple circunstancia de ser migrantes trasnacionales, o integrantes de la MS-13; n¡ mucho menos, delincuentes, secuestradores, asesinos o rateros por naturaleza - lo cual implicaría aceptar o estar de acuerdo con un pensamiento esencialista, retrógrada y oscurantista - evidentemente del cual nos distanciamos y rechazamos tajantemente.

Reiteramos que actualmente la pandemia del Covid-ig y la situación de los migrantes en los Estados Unidos de Norteamérica están desnudando las inaceptables desigualdades sociales en las que se encuentran así como, al mismo tiempo, son de los sectores sociales más vulnerables como migrantes "indocumentados" en USA, ya que al no contar con los papeles reglamentarios, temen ir a los servicios de salud, para evitar ser detenidos e incluso deportados, por lo que algunos de ellos, están muriendo en casa.

Las cifras son realmente alarmantes, se calcula que 40 mil migrantes están detenidos en los Centros de Detención del Servicio de Inmigración (ICE) - por sus siglas en inglés - hacinados y sin guardar las medidas preventivas de la contingencia, por lo menos, se han reportado más de 30 casos de contagios. También en las estaciones migratorias en México (tercer país inseguro para ellos, junto con el de origen y el pretendido: EE UU), viven esta situación y no se está informando claramente al respecto.

A su vez, del 21 de marzo al 9 de abril del 2020, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadunidense (CBP) deportó a más de 10 mil personas. Y es claro que el presidente Donald Trump está usando la emergencia sanitaria a fin de acelerar su política de deportación masiva y lanzar discursos xenofóbicos contra los migrantes y los extranjeros, no sólo mexicanos, o centroamericanos, sino también ahora incluye a los asiáticos.

Veamos los siguientes encabezados de noticias de Brooks (2020), en el Periódico La Jornada, México, del sábado 11 de abril y del domingo 12 de abril del 2020, respectivamente:

Migrantes, entre las mayores víctimas del Covid-19

• La enfermedad se ensaña con la población latina y afroestadunidense

• Perseguidos por Trump, están en las primeras filas del rescate de la nación

• En sus trabajos son considerados "esenciales, pero desechadles"

• La gente no va al hospital, muere en casa: ello no se registra: reverendo

Aprovecha Trump la pandemia para atizar la xenofobia

• La política del magnate multiplica los crímenes de odio en todo el país

• En los hechos, anula el derecho de asilo en la frontera con México

• Ese gobierno desprotege a casi 40 mil migrantes detenidos, acusa Al

• Aprueba la Casa Blanca declaración de desastre para el estado de Wyoming

Hagamos un desplazamiento espacial y sigamos las trayectorias socio-culturales hacía las patrias de origen de estos agrupamientos identitarios infanto-juveniles y situémonos en el caso de El Salvador, en tiempos de contingencia de salud por la Covid-ig, con respecto a lo que están viviendo y padeciendo los privados de la libertad en los centros penitenciaros.

Las imágenes, fotografías y videos11 que aparecieron y se difundieron en la prensa nacional e internacional entre el 26 y el 28 de abril del 2020, de la MS-13 Y de la pandilla del B-18, presos en la cárcel de Izalco, en El Salvador, sólo con calzoncillos, semidesnudos, rapados, mostrando sus tatuajes, apilados en un patio, bajo la vigilancia de la policía, sin guardar la sana distancia y muy pocos con crubebocas son francamente humillantes, denigrantes y violatorias de los más elementales Derechos Humanos. Tales imágenes recuerdan a los campos de concentración nazis.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele (2019-2024), político y empresario, decretó estado de emergencia máxima en todas las cárceles y el endurecimiento de medidas de aislamiento, bajo el argumento de que el inusual y considerable incremento de las violencias en formato de homicidios se les atribuye a las maras. A su vez, se autorizó el uso de la "fuerza letal" por parte de los cuerpos de seguridad para la defensa de sus vidas y la de los ciudadanos.

Tales medidas de emergencia y el endurecimiento del aislamiento consisten en soldar láminas de acero en las celdas de los privados de la libertad con la finalidad de sellarlas y así aislar a cientos de pandilleros, para que no se comuniquen entre ellos de celda a celda, o en los pasillos y lo más grave es que están encerrando en la misma celda tanto a integrantes de la MS-13 como a los de la pandilla del B-18, cuando se sabe que son enemigos a muerte.

Ante esto, académicos, Organismos Nacionales, Organizaciones Internacionales y Sociedad Civil, como la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador, la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho Saúl Baños, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Dirección para las Américas de Amnistía Internacional, están alertando de la gravedad y de lo preocupante y delicado de la situación. Se está ante un escenario de represión, donde se ha violentado la legalidad y los derechos de los privados de la libertad.

Veamos un encabezado más de nota periodística, del periódico La Jornada, México, del Martes, 28 de Abril de 2020:

San Salvador: ENCIERRA A BANDAS RIVALES EN LA MISMA CELDA

Bukele endurece medidas de aislamiento contra pandilleros

Preocupa a ONG salvadoreñas la autorización del uso de "fuerza letal" contra delincuentes.

(Agencias REUTERS, AFP y Europa Press, 2020).

Palabras de salida

¿Hacía donde van los jóvenes?

¿Qué ocurrirá con las maras conforme pase el tiempo?

Las preguntas son incontestables, porque a final de cuentas una señal del porvenir es su condición indescifrable.

(Carlos Monsivais, 2013, p. XXII)

Desde un lugar amplificado y simplemente esquemático e instrumental, hay que repensar diversas estrategias al mismo tiempo, en la lógica de lo inmediato, lo mediato y a largo plazo, encaminados a rehacer el tejido social; a construir ciudadanías - en especial, las infanto-juveniles - y; a edificar una cultura de paz, que sea eficaz, logre desmontar, disminuir, mediar el conflicto y las tensiones sociales con respecto a las violencias de muerte, contra la migración trasnacional en general y, en particular, lo referente al caso de la MS-13 Y 1ª pandilla del B-18.

En este sentido, queda muy claro que - por parte del Estado y de sus instituciones - hay una ausencia clara de políticas de la identidad, basadas en derechos, dirigidas a estas adscripciones identitarias infanto-juveniles, ya que niegan su condición humana y a partir de ello, violan todos sus derechos, empezando por el acceso a una vida digna y terminando incluso con su misma vida. Lo que falta son políticas de identidad, que visibilicen sus realidades, sus experiencias, sus diversas historias y reivindiquen su dignidad humana, incluso como agrupamientos identitarios.

En lo que atañe al aspecto concreto ¿Qué hacer ante estás violencias sociales que están causando tanto dolor social? ¿Qué dispositivos teórico-metodológicos y de inmersión son más potentes y eficaces contemporáneamente hablando ante las violencias, en particular, las de muerte? Interrogantes que por lo común se les dirigen a las academias de la investigación, que es una intervención en lo real; a los intelectuales; a las instituciones del Estado - a sus funcionarios; a los partidos y sus políticos; a las organizaciones de la sociedad civil; a la pastoral urbana y; a todos aquellos actores y sujetos sociales que de alguna u otra manera están o estamos relacionados en sus avatares.

Ante la crisis de la democracia representativa de los países que conforman el TNC, son las organizaciones de la sociedad civil, junto con una parte de la academia, quienes desde distintos lugares están logrando vislumbrar o bosquejar estrategias socio-comunitarias colaborativas en tanto proyectos y programas de intervención con estas poblaciones y sujetos sociales. Todo esto conlleva a construir y a transitar en el siguiente proceso que se sugiere - no de una manera lineal o mecánica, sino dinámica, flexible y plástica - a saber:

1. Incluir a distintos actores sociales involucrados, empezando por los sujetos más protagónicos como los integrantes de la MS-13 Y 1ª pandilla del B-18.

2. Incorporar a las familias de las víctimas de las violencias; ya que son las y los personajes con mayor peso moral para mediar y resolver el conflicto social.

3. Apuntar a disminuir la exclusión y la desigualdad social; trabajar, por ejemplo, con enfoques de economías alternas o economías sociales.

4. Dar oportunidades reales a los migrantes trasnacionales (salud, educación, empleo, cultura, vivienda); acordando con las instituciones correspondientes, tanto en los países de origen como en los de llegada.

Todas estas acciones las podemos catalogar como estrategias de políticas de la identidad basadas en derechos, en el respeto sociocultural y la valoración de la dignidad del "otro" u los "otros". Parte de ellas, han sido pertinentes y eficaces, ya que, por un lado, han logrado desmontar los mecanismos de las violencias y, por el otro, se ha logrado disminuirlas entre las "pandillas" y las que estas generan en las comunidades en las que residen (Nateras, 2019).

 

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FECHA DE RECEPCIÓN/DATA DE RECEBIMENTO: 27/05/2020
FECHA DE APROBACIÓN/DATA DE APROVAÇÃO: 28/09/2020

 

 

1 Hay un documental filmado por Christian Poveda, precisamente llamado La Vida Laca (2008), donde visibiliza la crudeza de las vidas cotidianas, de las biografias y de las trayectorias sociales de ciertos integrantes de una clica - microgrupo - del B-18.
2 En una parte significativa de los discursos académicos cuando se alude a las maras y a las pandillas -además de que se les confunde - se habla de una configuración homogénea, lo cual es impreciso, por lo que sugiero hacer una lectura de cohortes generacionales (Nateras, 2015a). También revisar: Valenzuela, Nateras y Reguillo, 2013, en particular, Prólaga a la Segunda Edición, p. IX-XXIV.
3 Un colectivo de mujeres ubicado en la comunidad de Amatlán de los Reyes, estado de Veracruz, México que, desde el año de 1995, alimentan, ayudan y dan asistencia a migrantes -particularmente centroamericanos -que pasan por México, hacia su camino a los EE UU, a bordo del tristemente célebre tren conocido como La Bestia. Los interesados pueden consultar la siguiente liga de la página web correspondiente: https://riviste.unimi.it/index.php/AMonline/article/viewFile/4840/4911
4 Ver: http://www.hermanosenelcamino.org/
5 En este articulo, utilizaremos el concepto de "lo Trasnacional", a fin de situar las relaciones, los vínculos sociales, culturales, políticos, económicos y afectivos, que se llevan a cabo entre varias naciones o países, desde la idea de los Estados-nación (Kearney, 1995).
6 Enseguida del atentado a las Torres Gemelas en Nueva York (Septiembre 2001), el supuesto nuevo orden mundial construyó el discurso acerca de que los sujetos o personajes que justamente los ponen en predicamento y por consiguiente, se convierten en enemigos, en una amenaza para ellos, son: los pobres, los terroristas, los migrantes (Sosa, 2004) y agregaría también, a las pandillas trasnacionales. Recuérdese qué en octubre del 2012, el Departamento del Tesoro en EE UU, las incluyó en la lista de organizaciones criminales trasnacionales, que atentan contra la seguridad nacional de ese país.
7 Esta película narra de una manera impactante la historia de vida de Chava, un "bichito" de 11 años - así les llaman a los niños en El Salvador - quien se ve confrontado, ante la constante amenaza de ser reclutado; ya sea por el Ejército Salvadoreño, o por la Guerrilla del FMLN, en plena guerra civil.
8 Ver los diarios nacionales e internacionales, en particular el ilustrativo artículo de José Pertierra, Descansen en paz los inocentes. Periódico La Jornada, México, del martes 29 de mayo, 2018, p. 14. Sección, Política.
9 Este concepto ha sido acuñado por el sociólogo mexicano, José Manuel Valenzuela Arce. Término en construcción que trata de denominar una situación concreta: "la muerte artera" contra una parte de la condición juvenil contemporánea, especialmente en México y en América Latina. Alude también a las condiciones de precarización social, laboral, educativa, de recreación, de salud, de vivienda - la muerte social en vida - en la que se encuentran gran parte de las juventudes hoy. El lector puede consultar: Valenzuela, 2012, 2015 y Nateras, 2015b, 2016.
10 Al respecto, hay un trabajo fílmico/documental del realizador hondureno, Oscar Estrada (2003), demasiado cruento y estremecedor, denominado precisamente El Porvenir, que relata y reconstruye dicha masacre con lujo de detalle.
11 El propio presidente Nayib Bukele, con su equipo de comunicación social, fueron los encargados de realizar los videos y las fotografías, para después difundirlos desde su cuenta de Twitter.

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