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Psicologia: teoria e prática
versão impressa ISSN 1516-3687
Psicol. teor. prat. v.8 n.1 São Paulo 2006
ARTIGO
Las tareas de la psicología actual en el campo de las ciencias sociales (una aproximación desde el enfoque de la complejidad)
As tarefas da psicologia atual no campo das ciências sociais (uma aproximação a partir do enfoque da complexidade)
The tasks of contemporary psychology between social sciences (an approach from the complexity standpoint)
Gloria Fariñas León; David García Niubó
Universidad de La Habana - Cuba
RESUMEN
En el presente trabajo se aborda el problema de la construcción transdisciplinaria en las ciencias sociales y las tareas de la psicología ante tal exigencia. Se parte tanto de las demandas epistemológicas propias del desarrollo de la teoría científica como de las necesidades de la práctica. La psicología juega un papel importante en tal obra como una ciencia integradora de lo biológico y lo social. El análisis se realiza desde una perspectiva dialéctica acerca del sujeto dentro de su situación social del desarrollo - principio clave de la psicología vygotskiana. El enfoque de la complejidad aporta criterios fundamentales para conseguir tal visión integradora.
Palabras clave: Complejidad, Transdisciplinariedad, Ciencias sociales.
RESUMO
No presente trabalho se estuda o problema da construção transdisciplinar nas ciências sociais e as tarefas da psicologia diante tal exigência. Parte-se, tanto das demandas epistemológicas próprias do desenvolvimento da teoria científica quanto das necessidades da prática. A psicologia desenvolve um papel importante em tal obra como uma ciência integradora do biológico e o social. A análise se realiza desde uma perspectiva dialética sobre o sujeito dentro de sua situação social de desenvolvimento - princípio chave da psicologia vygotskiana. O enfoque da complexidade contribui com critérios fundamentais para conseguir tal visão integradora.
Palavras-chave: Complexidade, Transdisciplinariedade, Ciências sociais.
ABSTRACT
The present paper deals with theoretical and methodological problems to organize transdiciplinary construction in social sciences. This is pointed out from an integrative perspective about subject in its social situation of development, a vygotskian principle that lays the foundation of such dialectical vision. Psychology plays an important role in that production, as an integrative science (natural-social). These problems are analyzed not only from contemporary epistemological requirements of science development, but also from practical needs of cultural and social progress. Complexity standpoint offers not less important tools for mentioned aims.
Keywords: Complexity, Transdisciplinarity, Social sciences
Introducción
La construcción del pensamiento interdisciplinario, más aún el transdisciplinario, parece todavía una conquista algo distante en las ciencias sociales. No poco se ha escrito a respecto de esta integración, pero en la práctica los nuevos puntos de vista no acaban de cristalizar. Por una parte, se hallan aún psicólogos que persisten en las posiciones del psicologismo, desconociendo de hecho, aunque puede que no de palabra, el papel de las condiciones socioculturales 1para el desarrollo humano en toda su extensión y complejidad (SOTOLONGO, 1995). Por otra parte, existen profesionales de las ciencias sociales que desconocen quizás no tanto el papel de la psicología como la obra de psicólogos que tuvieron o tienen relevancia, para una mejor comprensión y explicación del desarrollo humano desde perspectivas afines a las suyas. También hay investigadores del campo de las ciencias sociales que hablan de la subjetivación, de la socialización, desarrollo humano, etc., atribuyéndoles contenido y características que desconsideran las leyes del desenvolvimiento personal, formuladas desde hace tiempo por la psicología. Si bien la psicología a veces “ha pecado” de ensimismamiento y hasta esoterismo -lo cual puede haberla distanciado de la toma de decisiones en las políticas de desarrollo-, no es menos cierto que en la actualidad hay enfoques que le permiten mayor protagonismo, por su naturaleza progresista, en cuanto al tratamiento que ofrece a los problemas del desenvolvimiento sociocultural de grupos, etnias o personas. La cuestión estriba en que la ciencia social precisa de la integración para una visión más cabal y adecuada de la complejidad de lo humano (VYGOTSKI, 1996), motivo que nos ha resultado suficiente para las siguientes reflexiones basadas en nuestra experiencia en la investigación y en los servicios de orientación y asesoramiento del desarrollo humano, desde el enfoque histórico cultural.
Haciendo historia del problema
Russell (1968, p. 77), quien en algunas situaciones se mofaba del sesgo de los experimentos en psicología, no dejaba de valorarla como “[…] un ingrediente esencial de cada parte de la ciencia empírica” y además “[…] la más importante de las ciencias (Ibíd. p. 82)”. Sin embargo, la psicología no siempre goza de ese crédito entre las diferentes disciplinas. Allport señalaba (1982, p. 94) que:
La tendencia a la especialización conceptual, […] nos confiere reputación de trivialidad entre las demás ciencias. Se nos dice que la psicología aún no ha probado ser tan importante para las necesidades humanas como la física, la química o la medicina.
Pareciera que en la medida en que la ciencia, la técnica, etc. se encaminan a la formulación de un pensamiento más integrador, la psicología se inclinara a “[…] la dirección opuesta: tenemos teorías minúsculas, pero casi ninguna que sea comprensiblemente humana en su referencia.” (Ibíd., p.14)
Al respecto también apuntaba Bozhovich (1989, p. 94) que:
[…] en cada psicólogo existe la inclinación a elaborar, sobre cualquier cantidad de hechos, su propia teoría, que responde solo a estos hechos [...] y no tanto a […] la tentativa de encontrar aquellas posiciones generales que pudieran unir las más diversas concepciones de la personalidad que existen actualmente […]
Y Wertsch (1988, p. 20) aludiendo al tema de las relaciones de la psicología con otras ciencias, anotaba:
De acuerdo con Adorno ‘la separación entre sociología y psicología es al mismo tiempo adecuada y errónea’. Adecuada porque representa niveles diferentes de fenómenos que existen en la realidad; es decir, nos ayuda a evitar las lagunas del reduccionismo. Sin embargo, es errónea porque anima a los especialistas a abandonar los intentos por conocer la totalidad2 demasiado rápidamente.
Este problema de la integración del conocimiento que tratamos hacia el interior de la psicología en otro artículo (FARIÑAS; GARCÍA, 2005), se repite en un ámbito más amplio que es el de las ciencias sociales provocando en ocasiones una enconada disputa de poder entre aquellas que pretenden una cierta hegemonía en el terreno de lo humano. En la jerarquía de las disciplinas sociales, algunos consideran a la psicología como una ciencia menor.
Pero, si todo lo dicho anteriormente sobre la construcción teórica en la psicología es cierto - y parece serlo-, puede ser justo que tengamos ganada tal popularidad. El propio término desarrollo humano, por ejemplo, con frecuencia se reserva de forma privativa para ciencias como la economía, la sociología, la política; es decir, que con asiduidad se destierra de su concepción el plano de lo psicológico ¿quizá por dichas razones o por considerarse muy específico? Al psicólogo trata de asignársele el término de desarrollo personal, como si el desarrollo de la persona fuera algo independiente o no necesario en el concepto de desarrollo humano y a la inversa. En lo adelante, tratando de buscar las formas de producir los nexos necesarios, nos referiremos al estudio y potenciación del desarrollo humano considerando a la psicología como una de las ciencias que se encargan legítimamente de esta cuestión. Como apuntaremos, las especificaciones sobre el desenvolvimiento de la persona tienen una importante repercusión en los análisis más generales, ya sean sociológicos, antropológicos económicos, etc.; mucho más en la visión transdisciplinaria de tan importante cuestión. A nuestro juicio, tal relegación de lo psicológico no es más que una remanencia del viejo pensamiento positivista que tiende a la disyunción del conocimiento más que a su conjunción necesaria.
Una alternativa de abordaje
Volviendo al tema de la integración del pensamiento social, tendríamos que hablar entonces de los recelos sobre las ganancias y pérdidas que esto implicaría. Unos temen perder el diálogo entre la diversidad de puntos de vista que concurren en la actualidad, pero esto pudiera ser un peligro si, pretendiendo integración, convirtiéramos a la ciencia social en un cuerpo teórico metodológico cerrado y absoluto. Otros se preocupan por no poder lograr - si nos quedáramos como ahora - esa visión comprensiblemente humana que nos ponga en contacto, como investigadores o profesionales, con las otras ciencias y con el ser humano real, concreto; que no es otra cosa que una integridad organizada como organismo-sujeto-persona-ciudadano-personalidad, ya sea en intimidad-grupo-sociedad, en dependencia de las aristas que pretendamos resaltar de su desarrollo. Nosotros nos inclinamos por una integración de ambas posiciones. Entendemos que el objetivo sería conseguir tal integración sin perder de vista las ópticas de las ciencias particulares, lo que permitiría una mejor dinámica en el diálogo científico que precisa el estudio sistemático del todo (el ser humano-su obra-su desarrollo-etc.), como objeto complejo y de sus partes, también complejas.
Pensamos que uno de los desafíos fundamentales de las disciplinas sociales y humanísticas en nuestra época, está marcado precisamente por la necesidad de lograr cada vez más, una visión adecuada de la complejidad del mundo, a la cual no se ha podido arribar gracias a la compulsiva tendencia de la ciencia de antaño, a fraccionar y separar aquello que la evolución de la naturaleza y la sociedad ha vinculado como unidad diversa y compleja. No poco ha sufrido la humanidad por la marginación de los sentimientos en la educación, la desconsideración de la integridad del medio ambiente con la deforestación y el aniquilamiento de especies completas de animales, entre tantos otros ejemplos. Todo esto tiene que ver de alguna forma con la visión parcializada que hemos tenido de la realidad. No por falta de tradición de pensamiento, puesto que la filosofía que puso la dialéctica (ENGELS, 1982) en primer plano, destacó la concatenación universal de los fenómenos de la naturaleza y los humanos. Pero a pesar de dicha tradición ha sido necesario plantear de nuevo el problema, renovándolo con los crecientes aportes de la investigación científica y técnica. Lo cierto es que hay un movimiento grande entre los científicos que impulsa la ciencia a la integración, sin olvidar a los disidentes de esta tendencia, que nunca faltan. Ese ha sido el sueño de muchos grandes (EINSTEIN, 1989, entre no pocos), hecho intención real posible en esta época. Quizá en ninguna otra la humanidad ha padecido tanto los resultados de tal desintegración como en la presente. De modo que tales pretensiones no son un mero ejercicio del pensamiento. La vida práctica reclama la visión compleja de problemas complejos de la humanidad, no la simplificación de estos.
Vemos el enfoque de la complejidad como una expresión actualizada de la dialéctica, que en nuestros días se ha establecido como una suerte de interfase entre la filosofía y las ciencias específicas, ofreciendo un marco para la reflexión-autorreflexión y para la acción. Este enfoque se apoya en diversos principios como el hologramático, entre otros, que rigen el pensamiento complejo. No por gusto ha motivado a tantos que se preocupan y ocupan del desarrollo de la ciencia desde una óptica interdisciplinaria y transdisciplinaria. En sí mismo pudiera ser el sustento de tan procurada transdisciplinariedad.
Intentaremos esbozar ahora como alternativa, un camino hacia el pensar interdisciplinario y transdisciplinario en ciencias sociales desde la óptica de las teorías psicológicas más integrales, a pesar de lo dispersas que se encuentran hoy. Nos resulta claro, que para lograr la integración de la concepción psicológica con el de las restantes ciencias sociales, los psicólogos tendríamos que llegar a ciertos acuerdos e integraciones internas, sobre lo cual, como dijimos anteriormente reflexionamos en el artículo mencionado. A decir verdad y haciendo justicia a lo mejor del pensamiento psicológico de nuestro tiempo, la psicología como ciencia y profesión se ha interesado por tomar en cuenta las otras ciencias sociales y las humanidades3 . La psicología social, la psicología educacional nacieron en el seno de esta ciencia no en el de la sociología o el de la pedagogía respectivamente. La sociología no se planteó una sociología psicológica y tampoco la pedagogía, una pedagogía psicológica. Fue a la inversa. Es por estas razones que en el presente artículo partimos del análisis de la tradición psicológica dirigida a una visión más amplia e integral del ser humano en desarrollo.
Aportes de la psicología al pensamiento transdisciplinario
No estaríamos de acuerdo – y asumimos que otros muchos tampoco lo estarían - en sustentar la transdiciplinariedad sobre la base del modelo propuesto por el conductismo dado su visión parcializada y mecanicista de la persona. Sin embargo, no quedaría tan claro el lugar esencial de los demás enfoques. Nos surgen entonces interrogantes como ¿qué aportes integrar a tamaña concepción? No son raros los filósofos que, algo deslumbrados por la revolución de pensamiento que realmente constituyó el psicoanálisis, se aventuran a afiliarse exclusivamente a este, desconociendo a veces otras producciones teóricas de la psicología tan revolucionarias como estas y quizá algo más integradoras acerca de la naturaleza humana, y de la mente humana, como urbanista e ingeniera de la sociedad. Lógicamente que el psicoanálisis es uno de los primeros enfoques a considerar, sobre todo teniendo en cuenta que este superó de manera revolucionaria el patrón instaurado durante siglos por la Ilustración. Las ciencias humanas, a diferencia de las ciencias naturales según Navarro (1994), sientan sus pilares en la intersubjetividad, en la dialógica. El psicoanálisis hizo gala de esta cualidad. Igualmente los restantes enfoques humanistas, el de la Tercera Fuerza en Norteamérica (ROGERS, 1964, entre otros) y el histórico culturalista que se expande por el mundo de forma reconocida pero tardíamente, pues fue contemporáneo del conductismo, de la gestalt, del psicoanálisis y muy anterior al humanismo norteamericano.
La lógica dialéctica, a cuyos planteamientos nos adherimos al considerar que el enfoque de la complejidad guarda relación esencial con esta, hablaba de la unidad de lo diverso, de la encarnación de la diversidad en lo general (ILIENKOV, 1977) y viceversa. Esta idea, en nuestra opinión, guarda una relación de similitud con la unitas múltiplex - en términos de Morin (1999). El enfoque de la complejidad nos obliga no solo a la integración, también a la distinción de lo diverso. Es indispensable mantener a la vez: la interdependencia y la diversidad independiente en sistema, sin dejar de tener en cuenta los posibles predominios de la una u la otra - en este caso llámese disciplina social - en los distintos momentos o etapas de nuestros razonamientos sobre el objeto de estudio, los que tratan, ontológicamente hablando, de adecuarse a la realidad. Quisiéramos añadir que cualquier consideración que hagamos a continuación para “armar el rompecabezas” de las ciencias sociales, contemplaría también de algún modo dos cosas bien expuestas por Morin, que nos pueden inspirar al componer tal síntesis teórico metodológica:
1º No existe trono soberano sino una pluralidad de instancias. Cada una de esas instancias es decisiva, cada una de ellas es insuficiente. Cada una de esas instancias posee su principio de incertidumbre (MORIN, 2000, p.68).
2º […] el objetivo de mi búsqueda del método no es encontrar el principio unitario para todos los conocimientos, hasta porque eso sería una nueva reducción, la reducción a un principio clave, abstracto, que apagaría toda diversidad de lo real, ignoraría los vacíos, las incertidumbres y aporías provocadas por el desarrollo de los conocimientos (que llena vacíos pero abre otros, resuelve enigmas pero revela misterios) […]. La misión de ese método no es dar las fórmulas programáticas de un pensamiento […] (MORIN, 1999, p.139).4
Entendemos a la psicología como un tejido conectivo en la trama de las ciencias sociales, una ciencia que puede tender puentes entre estas disciplinas que abordan la problemática del desarrollo humano desde una visión macroscópica5 , porque para la psicología esta es tan importante como lo es su expresión individual (microscópica). La psicología no puede prescindir de la comprensión y explicación ofrecidas por las restantes ciencias sociales6 , en cierta forma depende de estas. Vygotski llamaba la atención (1987, p.25) sobre la importancia de este asunto cuando apuntaba:
[...] en la psicología contemporánea, no se ha asimilado el propio concepto de desarrollo cultural [...] Y más tarde agregaba. […] No es nueva la idea de que las funciones psíquicas superiores no pueden ser comprendidas sin el estudio sociológico […] (Ibíd., p. 38).
Según él las funciones psicológicas son a la vez personales y sociales, porque “El hombre a solas consigo mismo, sigue funcionando en comunión” (Ibíd., p. 162).
Las dinámicas subjetivas (el pensamiento, las actitudes y motivaciones, la personalidad, etc.) son creadas y obradas por el sujeto a partir de la síntesis compleja de sus condiciones concretas de vida en los distintos sistemas de interrelación personal en que se encuentra inmerso: nación, clase social o grupo, familia, institución educacional o laboral, etc. , sin perder de vista que las percepciones y las actitudes hacia sí mismo están mediadas por estas relaciones y viceversa. La psicología debe establecer nexos similares con la economía, la sociología, la antropología y otras ciencias de carácter macrosocial. Se trata de componer una visión dialéctica macro-micro sobre el desarrollo humano.
Si bien lo anterior es necesario, no es suficiente, pues se necesita también la relación recíproca de estas ciencias con la psicología. Con la psicología en general – no solo con la psicología social7 (FARIÑAS, 2006). Mientras los indicadores de desarrollo macro y micro tengan una existencia eminentemente paralela, las ciencias sociales perpetuarán un modelo abstracto de comprensión y explicación del desarrollo humano. Las ciencias sociales con frecuencia carecen de los indicadores “microscópicos” en los que se expresa de forma verdaderamente concreta la vida y el desenvolvimiento específico del sujeto, ya sea este grupal o individual. El pensamiento científico actual, asume como altamente valiosas, las manifestaciones locales, particulares de las dinámicas que investiga, sobre todo si pretende una visión compleja de estas.
En no pocas ocasiones los indicadores de progreso o desarrollo tenidos en cuenta por las ciencias sociales como la sociología, la demografía, la economía, etc., distan de tener una expresión específica en el desarrollo particular de los ciudadanos o en la percepción y satisfacción que estos tienen de los avances. La electrificación de toda una región o de todo un país, por ejemplo, es sin duda alguna un indicador macroscópico crucial de desarrollo, pero este dato no es suficientemente completo y concreto hasta tanto no se sepa la forma en que los usuarios perciben y deciden utilizar el nuevo servicio. Igualmente, el dato de un alto porciento de compra de libros en una ciudad es importante, pero todavía un dato un tanto abstracto e incompleto para hacer conclusiones con propiedad sobre el desarrollo cultural de los ciudadanos. Hasta tanto no se conozca el uso real que los usuarios dan a esos libros, no podemos tener una idea concreta de este logro social. Puede que los compren y no los lean, puede que los lean y no los analicen críticamente. Igualmente ocurre cuando se valora la tenencia de equipos de televisión y ordenadores. Sin duda esta es un indicador de desarrollo pues habla del poder adquisitivo de los poseedores de estos equipos, sin embargo, aún no constituye un verdadero indicador de estándar de vida y de desarrollo humano, pues estos pueden ser utilizados por muchos sujetos para ver programas-chatarra, pornografía, etc. Mientras no se establezca el vínculo entre los condicionantes macro y micro y entre sus indicadores, entendemos que no se puede llegar a conclusiones más convincentes sobre el desarrollo humano. La psicología suele agradecer la información que le brindan los indicadores macroscópicos, pero lo contrario no siempre es acogido con buenos ojos. La consideración de los condicionantes e indicadores subjetivos del desarrollo es capital para la comprensión y explicación más cabal de los progresos humanos. Pensamos que la psicología puede jugar un papel importante en el establecimiento de nexos más enjundiosos entre las distintas ciencias sociales8 (entre ambos tipos de condicionantes y entre ambos tipos de indicadores). Estimamos mucho el primer artículo de la Carta de la Transdisciplinariedad (1994), en el cual se plantea que: “Toda tentativa de reducir al ser humano a una definición y de disolverlo en estructuras formales, cualesquiera que sean, es incompatible con la visión transdisciplinaria.”
De acuerdo con las aspiraciones apuntadas anteriormente, hemos pensado en diferentes tareas en que la psicología pudiera cooperar a fin de la construcción del enfoque transdisciplinario, especialmente en lo que respecta al desarrollo humano. A nuestro juicio, la primera tarea consistiría en la concienciación del concepto o modelo del ser humano en desenvolvimiento (FARIÑAS, 2005), que pudiera sustentar las diferentes políticas y programas de desarrollo. Cualquier visión del desarrollo humano entraña un determinado modelo en el fondo, ya sea de manera manifiesta o implícita. De como concibamos al ser humano en su devenir9 , dependerá el sentido de dichas políticas y programas. La psicología, estudiando la educabilidad y potencialidades del desarrollo de las personas – como ha hecho la histórico culturalista-, puede colaborar en la definición de los criterios de calidad que orientarían tanto la realización de dichas políticas y programas como la evaluación de sus resultados. La psicología también colaboraría en la formulación del ideal necesario y posible de ser humano. Nos afiliamos junto con Prigogine (1994), a la idea de que las utopías - sin pretender una predicción lineal del desarrollo futuro -, pueden orientar su potenciación sobre bases científicas. El respeto de las ideas basales del enfoque de la complejidad nos lleva a la consideración del hombre concreto, no a su visión abstracta. Morin (2000, p. 49) apuntaba al respecto que “[…] el problema consiste en combinar el reconocimiento de lo singular10 y de lo local con la explicación universal. Lo local y lo singular deben dejar de ser rechazados o desechados como residuos11 .” El enfoque materialista dialéctico planteaba la unidad de lo general y lo particular, reactivado ahora con más información científica por el enfoque de la complejidad. Este modelo debería contemplar indicadores integrados macro-micro de desarrollo humano, en cuya formulación la psicología pudiera desempeñar un papel fundamental. La segunda tarea, residiría en concebir el desarrollo humano a través de las dinámicas de la intersubjetividad que tienen lugar en los procesos de educación-autoeducación (explícita o tácita, formal o informal, etc.), asumiendo lo que plantea Marx (1955, p. 427), en sus tesis III sobre Feuerbach, de que los hombres son “[...] producto de las circunstancias y la educación […]” La relación quedaría establecida como educación-desarrollo o autoeducación-desarrollo del sujeto. Retomemos el ejemplo sobre el índice de adquisición de libros por la población de un lugar x. Mientras estas consideraciones macroscópicas, sobre los altos porcientos de compra no revelen el modo en que los compradores utilizan los libros a fin de su autoeducación o su autodesarrollo como lectores críticos o creativos, no podremos hablar del desarrollo humano en términos concretos, sino abstractos. Si tomamos el holograma del desarrollo como foco de análisis, este debe expresar los fenómenos estudiados en toda su extensión y profundidad, por tanto habría que valorar no solo lo que se hace por la educación del lector (dar oportunidades de compra, estimular la lectura, etc.), también es preciso tener en cuenta lo que hace el lector por sí mismo –y esto lo puede estudiar la psicología- para utilizar mejor estas oportunidades en aras de su desenvolvimiento como persona (los intereses que esto le provoca, etc.). Como ya apuntamos, si el sujeto comprara varios libros y no los leyera o si los leyera sin hacer un análisis crítico de estos, no pudiéramos hablar verdaderamente de desarrollo humano. Las investigaciones sociales, cuentan actualmente con recursos metodológicos como la investigación acción, la investigación participativa, etc. que permiten modelar los estudios sobre la base de esta concepción. La psicología, especialmente la educativa12 , ha hecho numerosas contribuciones que pudieran ser tenidas en cuenta para comprender y explicar estas dinámicas de educación-autoeducación-desarrollo humano en un plano micro.
La tercera tarea radicaría en la formulación de un aparato teórico metodológico que propiciara la integración de las ópticas de los diferentes campos actuales del conocimiento, o en su defecto, los tránsitos del análisis de un campo del conocimiento a otro, de una dimensión a otra, de un nivel a otro (macro-micro análisis y viceversa) en un movimiento complejo de tirabuzón. Igualmente en este caso, la psicología se ha anticipado a esta demanda de la construcción de la ciencia, con la elaboración de un conjunto de constructos (categorías y principios) que pueden servir de plataforma a tal construcción transdisciplinaria, para sustentar los tránsitos e integraciones entre los distintos niveles de análisis mencionados.
Entre los ejemplos a citar se encuentran constructos utilizados por primera vez en esta ciencia durante la década del veinte del siglo pasado y reelaborados hasta el presente, con la finalidad de estudiar el desarrollo del sujeto expresando el entramado complejo de las condiciones inmediatas o mediatas de su ocurrencia. El concepto de mediación13 , por ejemplo, permitiría el abordaje en red de las diferentes condiciones del desarrollo en su dinámica de interacción. Lo psicológico en su desarrollo está mediado por condicionantes de diversa naturaleza, a la vez de actuar como mediador del desempeño del ser humano. Otro concepto importante, de gran valor metodológico sería, según Vygotski (1987), el de unidades de análisis, cuya arquitectura e ingeniería se acerca a lo que sería el holograma -según el enfoque de la complejidad, del desarrollo humano. La intención de este concepto es la síntesis compleja del todo psicológico y sus partes (GONZÁLEZ, 1997 y 1999). El constructo teórico situación social del desarrollo cobra relieve, por referirse a la dinámica de las relaciones objetivas-subjetivas en la realidad del desarrollo, que el sujeto obra activamente. Estas dinámicas se expresan en las interacciones sujeto-sujeto (otro), sujeto-sujeto (sí mismo), sujeto-naturaleza-sujeto, sujeto-cultura-sujeto, sujeto-sociedad-sujeto y en todas estas vistas como red de redes. El constructo zona de desarrollo próxima que ha tenido desafortunadamente un uso muy instrumental en la psicología y la pedagogía, tiene un valor considerable en la comprensión y explicación de las dinámicas de emancipación. La zona de desarrollo próxima expresa por una parte, la participación activa del sujeto en la construcción de su independencia personal o grupal a partir de una cierta dependencia en relación con otro u otros sujetos y por otra, su participación en la cimentación de la independencia de las demás con quienes interactúa.
Los constructos mencionados anteriormente son hospitalarios al decir de Allport (1982) y Fariñas (1999). Pueden admitir en su estructura y funcionamiento distintas ópticas sobre el desarrollo: sociológica, antropológica, psicológica, pedagógica, etc. e igualmente sus combinaciones. Son macroconstructos y por tanto no servirían a los fines de ningún reduccionismo. Aunque existen otras construcciones importantes para elaborar este ideario (sentido y significados latentes, empatía, entre otras), no las referiremos aquí pues la intención es solamente la presentación de esta tarea apuntada.
La psicología, contrario a lo que algunos investigadores piensan, ha pretendido superar, desde hace mucho, el psicologismo y la exagerada especialización de la que hablaba Allport. Pensamos que la obra histórico culturalista, precisamente por haber buscado el origen de lo psicológico fuera de su propio campo, en la historia y la cultura, ha sentado las bases para la visión transdisciplinaria, porque en esa búsqueda, ha construido conceptos, como los tratados anteriormente, que engloban mucho más que el campo psicológico, pretendiendo la integración compleja (FARIÑAS, 2005) de todo ello. Por supuesto, la visión histórico culturalista es insuficiente, pero lo es precisamente en el estudio de los aspectos más especializados del mundo interior, de su paisaje14 . Pero este análisis, como apuntamos al principio, forma parte de otro artículo. En el presente trabajo pretendimos todo el tiempo, no la conjunción de los enfoques psicológicos sino la convergencia orgánica de la psicología con otras ciencias que tratan el desarrollo humano, en busca de la transdisciplinariedad.
Conclusión
Hemos querido resaltar hasta aquí, no tanto la proposición de una estructura transdisciplinaria o interdisciplinaria determinada, como la forma en que entendemos el devenir de las interacciones para la elaboración de un ideario de esa magnitud. Hemos intentado hacerlo desde la psicología, pero desde una psicología que desborda los estrechos límites del psicologismo, para abrirse y juntarse con las demás disciplinas en una verdadera labor de cooperación, dando lo más granado de sus aportes que pudieran contribuir a una composición más adecuada y cabal del ser humano y de lo humano en la dinámica del desarrollo. Hemos resumido tres grandes tareas que nos parecen una buena alternativa para el comienzo. Estamos seguros que surgirán o ya surgieron otras en la medida que avanzamos en este empeño.
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Gloria Fariñas León, Ph.D.
Cátedra “L. S. Vygotski”
Facultad de Psicología. Universidad de La Habana
Dirección particular: Estancia Nº 872, ap. 4, entre Santa Ana y Talleres. Nuevo Vedado.
Ciudad de La Habana, Cuba.
glofa@fq.uh.cu
Tramitação:
Recebido em janeiro de 2006
Aceito em março de 2006
1Aún sobreviven y coexisten en la psicología posturas de corte inmanentista, biologicista, ambientalista, lo cual se extiende a las concepciones cotidianas1 acerca de como las personas aprenden y se desarrollan -y en consonancia a las prácticas educativas también.
2Emplearíamos mejor el término “todo”.
3Incluimos a la pedagogía entre estas ciencias.
4 Ambos párrafos fueron traducidos por Fariñas.
5 Basada también en indicadores macroscópicos.
6 Lo mismo le ocurre con la biología. La conciencia no es otra cosa que el resultado de la interacción compleja de lo natural y lo social anidado en el sujeto.
7La existencia de una psicología social si bien fue un logro para determinados fines, expresa el divisionismo fomentado por el positivismo dentro de la psicología. Toda la psicología, desde un punto de vista histórico culturalista, es en buena medida social.
8 Y también entre las ciencias sociales y las naturales, pues la psicología incluye en su estudio las dimensiones biológicas, que constituyen con las culturales, la urdimbre de la psique en sus diferentes niveles de organización. La psicología puede considerarse una representante en la interdisciplinariedad natural-sociocultural.
9 Dentro de dicha idea está también nuestra aspiración acorde con las demandas socioculturales del siglo XXI, y la consideración del déficit de siglos anteriores.
9 Lo singular en este caso se refiere especialmente al sujeto en su carácter único e irrepetible.
10 Lo singular en este caso se refiere especialmente al sujeto en su carácter único e irrepetible.
11 Traducido por Fariñas.
12 En nuestra concepción la psicología educativa es también, y en primera instancia, social.
13 Sabemos que se atribuye a Blas Pascal esta visión cuando decía hace varios siglos “Todas las
cosas son ayudadas y ayudantes, todas las cosas son mediatas e inmediatas, y todas están ligadas entre sí por un lazo que conecta unas a otras, aún las más alejadas” (citado por Morin, 1994, p.422).
14 Completado el legado histórico culturalista con los enfoques más dedicados al paisaje íntimo personal del ser humano (sentido y significados latentes, empatía, entre otras), se puede colmar una concepción aun más compleja de lo propiamente psicológico.