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Revista Latinoamericana de Psicología

versión impresa ISSN 0120-0534

Rev. Latinoam. Psicol. v.38 n.1 Bogotá  2006

 

LIBROS

 

Alba Elisabeth Mustaca

Laboratorio de Psicología Experimental y Aplicada Insituto de Investigaciones Médicas CONICET, Universidad de Buenos Aires

 

 

Ardila, R. (2005). La ciencia y los científicos. Una perspectiva psicológica. Medellín, Colombia: Editorial Universidad de Antioquia, pp. 80.

Ardila vuelve a sorprender, ahora con un libro sobre psicología de la ciencia, un área relativamente nueva de investigación. Como muy acertadamente comenta el autor, en las últimas décadas “los enemigos de la ciencia han entrado al mundo académico”…,”atacando a la ciencia desde adentro” (p. 5). Son los movimientos, que, afirmándose en una pseudo-epistemología, desvalorizan la investigación rigurosa basada en evidencias empíricas y consideran que la ciencia es una ideología, instrumento de poder y dominio, etc. Curiosamente, estos mismos intelectuales, generalmente de “izquierda” y otros llamados “post-modernistas”, son los que escriben en computadoras, usan Internet, celulares, automóviles, aire acondicionado, viajan en avión y cuando enferman van a los mejores servicios de salud. Ellos parecen ignorar que esas y otras maravillosas herramientas tecnológicas que cotidianamente usan son consecuencia de la investigación científica, del conocimiento riguroso que trabajosa y lentamente se fue acumulando a lo largo de los siglos. El trasfondo que parece animar este libro es justamente atacar con resultados empíricos a estos detractores de la ciencia, aunque consumidores de sus productos. Es por eso que, aunque está escrito para el público en general, es recomendable incluirlo como lectura en programas de materias de carreras de grado, en especial de psicología y de ciencias sociales.

El libro comienza con una presentación y Prólogo de Eduardo Posada Flores, presidente de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia y una introducción, que nos ubica en el contexto general del libro y aporta información histórica sobre el desarrollo de la ciencia en Colombia. Sigue con 5 capítulos, a saber: 1. La ciencia en la sociedad contemporánea; 2. La investigación; 3. Perspectivas; 4. La comunidad científica y 5. La educación y sus descontentos. En el primer capítulo, Ardila establece el marco teórico y conceptual de su posterior investigación empírica. Para ello determina las características de la ciencia y documenta la contracultura de oposición a ella. En oposición al disgusto por la ciencia por parte de los medios académicos, menciona los resultados de encuestas realizadas a la comunidad en general en otros países, que muestran una actitud favorable hacia el conocimiento científico, que se mantiene estable desde hace varios años. Más adelante informa sobre las características de la psicología de la ciencia, sus orígenes, sus principales estrategias de investigación y sus conclusiones más relevantes.

La investigación empírica muestra los resultados de una encuesta sobre la percepción de la ciencia administrada a 2000 colombianos en muestras estratificadas por edad, sexo, niveles educativos y localidades, incluyendo zonas rurales y ciudades. El cuestionario consta de 25 preguntas y proviene de un estudio piloto previo que estandarizó las preguntas y evaluó su validez. Se trata de un trabajo de envergadura, que seguramente requirió un enorme trabajo, tiempo y organización, y que uno se sentiría tentado de replicar, aunque lo inhibe la inversión que implicaría. Los resultados se detallan con precisión en gráficos y textos. Remitimos al lector para la lectura minuciosa de los datos, que sin duda vale la pena analizar y conocer. Sin embargo, se puede adelantar que, al igual que los países más desarrollados, la población de Colombia tiene una percepción muy positiva de la ciencia, conoce esta la diferencia entre ciencia y tecnología, sabe que ayuda al bienestar humano y que es mejor que la política, entre otras consideraciones. Esto contrasta con las ideas de académicos adeptos al post-modernismo. Y provoca un alivio al sugerir que al menos la “sabiduría popular” no se ha contaminado aún con las ideas extravagantes sobre la ciencia de algunos profesores y filósofos contemporáneos.

Los últimos dos capítulos se refieren al desarrollo de la comunidad científica en Colombia y su enseñanza. Aunque ofrece información local, es útil para contrastarla con otros países. Finaliza con las referencias bibliográficas, un índice onomástico y otro analítico.

El lenguaje que emplea Ardila es sencillo, fácil de entender, claramente destinado a toda la población, aunque recomendable también para estudiantes, investigadores y profesionales de diversos campos.

Finalmente, sólo por observación natural, y como una conjetura para contrastar, en Argentina también se percibe el interés de la gente por la ciencia en general, y en particular por todo lo que se refiere a salud. Coincido con Ardila cuando menciona la importancia de los medios de comunicación masiva como uno de los elementos que contribuyen a difundir el conocimiento científico. Hace un tiempo me encontré con una persona de servicio doméstico que vive y trabaja en una zona rural alejada de la ciudad que me sorprendió con todo lo que sabía sobre infartos, colesterol, cómo había que cuidarse con las dietas y el ejercicio físico, sobre existencia de lluvia de estrellas, teorías sobre la extinción de los dinosaurios, etc. Al preguntarle de donde había sacado tanta sabiduría, me dijo casi con orgullo: “Ah! ¡Es que yo veo la TV y escucho la radio!”.Parece que ya no es indispensable leer libros ni concurrir a la escuela para obtener conocimiento, y por cierto, habría que celebrarlo. Junto a los novelones, programas supuestamente superficiales y otros que muestran violencia, los medios de comunicación masivos, comenzando con la escritura más elemental y llegando a Internet, también proveen información científica, difunden la cultura y el arte, une a los pueblos y contribuyen a generar un sistema de valores universales. En esta reseña me permito emitir esta opinión personal que la psicología de la ciencia tendrá que investigar y confirmar, si aún no lo hizo.