CARTA DE LA DECANA

 

De regreso: encuentro entre psicólogas y psicólogos^*

 

 

Ángela María Robledo Gómez

Pontificia Universidad Javeriana
Octubre 20 De 2004

 

 

En el hermoso libro Territorio para las palabras publicado en el año 2002 por la Organización de Estados Iberoamericanos para la educación, la ciencia y la cultura, OEI, Jon Landaburu con sus textos y Gustavo Zalamea con sus imágenes, recogen algunos términos como Noche, Sol, Alimento, Enamorar, Guerra, que debido a su uso cotidiano han perdido su fuerza y brillo. A través del encuentro entre el recuerdo de su uso antiguo, griego, latino o bíblico y la confrontación de estas palabras con las que les corresponden, especialmente en los universos indoamericanos, los autores buscan revivir su significación primigenia. Este esfuerzo, en opinión de ellos, es una manera de renovar el sentido de la propia vida. Entre las palabras elegidas, aparece en castellano Territorio, cuyo equivalente en aymará es Marka, en catalán Territori y Sü´ummain en wayuu. El término en los diferentes vocablos hace referencia a una trama de lugares, con sus recuerdos, mitos y narraciones. El territorio será el resultado de una configuración, fruto de los lugares que guarda la memoria, de sus acontecimientos, de sus sitios significativos e insólitos. En el territorio habitan las personas que conocen las palabras y las historias (Landaburu & Zalamea, 2002).

Por ello, nuestra invitación hoy es a compartir el regreso a un territorio que hemos construido hace más de cuatro décadas y que guarda la memoria de las palabras y las historias de los lugares que hemos habitado durante este largo tiempo. En nuestra invitación, formulada conjuntamente por la Asociación de Psicólogos Javerianos y por la facultad de Psicología, hacemos alusión al regreso a la Arcadia, lugar de construcción de sentido, recordando aquel territorio de la Grecia Antigua donde se cultivaban de forma especial la poesía, la música y las bellas artes. En el encuentro entre su uso antiguo y nuestra referencia actual, la Arcadia es el lugar de la construcción de sentido. Del sentido de nuestra propia vida. Del sentido de la Psicología como disciplina y, como Psicología, para aportar de manera pertinente a la trasformación de nuestra realidad colombiana y al sueño de vivir un país más incluyente, equitativo y justo.

Este territorio que durante años hemos construido, ha sido el lugar para tres mil psicólogas y psicólogos que hoy se encuentran trabajando, investigando, estudiando en diferentes lugares de nuestro país y también del mundo. Trescientos ochenta y un profesoras y profesores quienes han enriquecido los procesos de formación de nuestros estudiantes, en los diferentes momentos de la facultad. Once decanas y decanos, quienes entregaron lo mejor de sus conocimientos y parte de su vida, base sobre la cual se mueve parte de la historia de la facultad hoy en día. Siete secretarias y secretarios de facultad y veintiocho personas con funciones administrativas, quienes con su trabajo cotidiano, le han dado soporte a nuestra tarea educativa e investigativa.

Es desde este territorio colmado de lugares para la memoria, de caminos ya recorridos pero configurado también como territorio para ser explorado y reconstruido, desde el cual hacemos hoy una invitación para compartir algunas de las rutas propuestas para los próximos años, rutas desarrolladas en el marco de la misión de la Universidad Javeriana y trabajadas por profesoras, profesores y algunos estudiantes, en nuestras recientes jornadas de planeación universitaria. Con las rutas esbozadas pretendemos:

1. Contribuir a la construcción de conocimiento psicológico, desde una perspectiva crítica, en diálogo con otras disciplinas y en relación con el contexto.

2. Construir comunidad educativa desde la capacidad de reconocernos y reconocer al otro en la complejidad de la vida humana.

3. Continuar trabajando por la transformación de nuestras problemáticas sociales en el marco de la misión institucional de la universidad.

4. Sumar nuestras voces al espacio polifónico de lo público para generar opinión y contribuir a las políticas sociales.

5. Construir una comunidad académica en la interacción entre lo local y lo global.

6. Contribuir a la construcción del país que queremos fomentando relaciones solidarias, equitativas y justas.

Como comunidad educativa coincidimos con lo expresado en el documento del Icfes Bases para una política en materia de educación superior que en relación con lo anterior plantea que la universidad, y en nuestro caso la facultad, se debe a la sociedad, es parte de lo que ésta incorpora dentro del espectro de sus intereses generales, es decir dentro del ámbito de lo público. El quehacer de la universidad es responder con excelencia a esa expectativa. Lo público en la universidad significa varias cosas: saberse gobernar a cabalidad; formar mujeres y hombres idóneos, sensibles a la cultura, a la ética y a la estética, socializados en los principios y valores que hacen posible un Estado social de derecho; y el desarrollo de una sociedad que puede establecer límites para vivir en comunidad. En pocas palabras, formar personas con capacidad para hacer uso público de sus conocimientos, para apropiar y ampliar el saber necesario para nuestro desarrollo como colectividad (Icfes, 2000).

Queremos desarrollar nuestra propuesta en el marco de cinco ámbitos pensados como relaciones que se afectan mutuamente:

1. Relación alumno-profesor: Formulada como interacción pedagógica y caracterizada como procesos de reconocimiento y comunicación enraizados en la cultura educativa; reconocimiento que busca incorporar las perspectivas generacionales, de género, de etnia y que pretende promover espacios cooperativos para la enseñanza y el aprendizaje. Interacción pedagógica que en palabras del maestro Carlo Federici significa que quienes estén involucrados en dicha interacción puedan reconocer que se mueven en un mismo espacio de significaciones y que se orientan hacia la construcción de comprensiones compartidas. Se buscará que en esta interacción alumno-profesor la ciencia haga cuerpo con la cultura, lo que en palabras del maestro es la manera de vivir y no de vegetar en una comunidad educativa.

2. Relación departamento-carrera: Pensados éstos como unidades académicas que desde su especificidad, pero también desde su relación, estimulen el avance de la Psicología como disciplina y como profesión. Tanto el desarrollo del departamento como de la carrera continuarán desplegando sus proyectos y metas a través del fortalecimiento de sus tres procesos fundamentales: investigación, docencia y servicio.

3. Relación facultad-universidad: Relación planteada en términos de mutua afectación, lo cual implica buscar mayores vínculos con la universidad como ámbito general y con otras facultades, departamentos, institutos con el objetivo de construir interdisciplinariedad restrictiva, en el sentido planteado por el padre Alfonso Borrero y entendida como la convergencia de disciplinas y profesiones para dar respuesta a problemas concretos y complejos, conservando la autonomía y fisonomía de cada una de ellas y buscando resultados, efectos externos a la naturaleza misma de las ciencias y profesiones que hacen su aporte al estudio de los problemas en cuestión (Borrero, 2000).

De esta manera queremos continuar con la producción de conocimiento que aporte a los debates éticos, políticos y sociales y a los cuestionamientos que desde las diferentes disciplinas científicas se hacen sobre el sentido de la vida humana.

4. Relación facultad-asociación-egresados: Relación pensada también como de mutua afectación y lugar para el encuentro entre quienes se formaron y continúan haciéndolo a lo largo de su vida y quienes llegan a la educación superior para continuar su proceso de formación después de su educación media. Lugar de encuentro también para quienes retornan y pretenden continuar profundizando en sus conocimientos y prácticas profesionales. Espacio de encuentro entre generaciones, saberes, expectativas y responsabilidades.

5. Relación facultad-universidad-lo local, lo nacional y lo mundial: Estas relaciones las pensamos desde la producción y re-producción de conocimientos que operen como “una caja de herramientas”. Caja de herramientas donde las teorías, las tecnologías y las técnicas que se producen desde el necesario rigor científico y académico incorporen la dimensión histórica, ética y política de los conocimientos y reconozcan su afectación sobre la vida de las personas y sobre sus contextos particulares. Lo anterior implica para nuestra facultad y para la universidad el fortalecimiento de los vínculos con la ciudad, con el país y con el mundo.

Las nuevas dinámicas económicas, políticas, culturales, sociológicas y psicológicas llamadas de manera genérica “globalización”, se constituyen en una realidad bivalente para las universidades. Por un lado abren límites para el conocimiento, pero de igual manera afectan los valores y patrones socioculturales, hasta el punto de correr el riesgo de que los valores predominantes de sociedades como la norteamericana y la europea se conviertan en hegemónicos para nuestros países. En estas circunstancias la universidad tendrá un doble papel que jugar: internacionalizarse para moverse en este nuevo entorno con pertinencia y al mismo tiempo convertirse en un mediador cualificado para el diálogo mundial buscando preservar, cuando sea necesario, los procesos de identidad cultural (Icfes, 2000).

¿Con quiénes contamos para continuar recorriendo y explorando estas rutas?

Con 721 estudiantes de pregrado. Dentro de ellos, nueve grupos de carácter académico, cultural, social, pastoral y deportivo, que aglutinan cerca de 140 jóvenes.

Cien estudiantes en las tres especializaciones de Psicología Clínica.

Ciento cuarenta profesoras y profesores, 47 de medio tiempo y tiempo completo y 93 de horas cátedra. Algunos de ellos actualmente hacen docencia en diez facultades de la universidad.

Catorce equipos de investigación, cuatro de ellos reconocidos por Colciencias y diez registrados, con líneas de trabajo en campos como: Relaciones vinculares; Psicología y salud; Lazos sociales y culturas de paz; Estudios críticos de organizaciones y trabajo; Psicosociología y transporte; Calidad de vida y ciclo vital; Juventud, cognición y nutrición; Cognición y escuela; Evaluación de procesos psicológicos; Psicobiología y trastornos del comportamiento; y Justicia Restaurativa entre otros.

Cuatro semilleros de investigación y la coordinación del Nodo de Bogotá.

Trabajos de investigación, de intervención y acompañamiento con facultades como: Ciencias Políticas, Estudios Ambientales y Rurales, Ciencias Jurídicas, Ciencias Básicas, Teología, Ingeniería, Ciencias Humanas de Cali.

Ciento treinta miembros activos de la Asociación de Psicólogos Javerianos.

Y, finalmente, con cerca de tres mil egresados de la facultad.

La tarea para recorrer las rutas propuestas no es sólo para la facultad de Psicología, para la Universidad Javeriana. Nuestra invitación hoy es a que nos acompañen a hacerlo desde los lugares y trabajos que todos y todas desarrollamos día a día.

Para Cornelius Castoriadis, economista, historiador y psicoanalista, quien participó en el movimiento estudiantil de 1968 y que compartía aquello de “la imaginación al poder”, en tiempos como los que vivimos tenemos dos caminos para elegir; o elegimos la ruta que nos lleva a replegarnos de manera egoísta en nuestro mundo íntimo y vivimos el ámbito de lo privado como un escenario individualista, apolítico, apático y carente de imaginación, o elegimos la ruta quizá más difícil donde parte de la riqueza de nuestro mundo íntimo y privado se nutre de los encantamientos y de las luces tenues y fluye al ámbito público, donde reina la luz dura que ilumina los sucesos humanos y proporciona un espacio de confrontación, validación, pero al mismo tiempo de reconocimiento de mujeres y hombres (Cornelius, 1993-1998).

Las universidades de la Compañía de Jesús han sido definidas como encrucijadas de fundamental importancia para lo social, como cauces singulares para el progreso de los más pobres y como lugares para los debates sobre lo ético, lo psicológico, lo económico, lo social. Nuestras universidades ya eligieron su ruta, ser espacios para aportar a la construcción del bien público y de la justicia social. Nos corresponde a nosotros garantizar que las rutas que recorramos con los estudiantes, con las profesoras y profesores, con los egresados tengan este propósito fundamental.

Partiendo de nuestra multiplicidad de diferencias y singularidades, reconociendo nuestra diversidad teórica, política y social, desearíamos tejer a la manera de Penélope, con sus múltiples hilos y texturas, un territorio académico que reconozca la pluralidad de la que estamos hechos, que nos incite a hablar y a actuar y que en palabras de Hannah Arendt, nos permita insertarnos en un mundo humano, un mundo común, el mundo de la interlocución y de los reconocimientos, el mundo de la solidaridad y la justicia social.

 

Referencias

Borrero, A. (2000). La interdisciplinariedad. Concepto y práctica. Seminario permanente sobre la universidad. XX Seminario General Nacional.

Cornelius, C. (1998). El ascenso de la insignificancia. Ensayo y Error, 4.

Federici, C. Análisis de la interacción docente-discente en la enseñanza de una disciplina natural o matemática. Mimeógrafo.

Icfes (2000). Bases para una política en materia de educación superior. Bogotá. Documento en mimeógrafo. Landaburu, J., Zalamea, G. (2002). Territorios para las palabras. OEI. Lanza de Oro.

 

 

^* Transcribimos el artículo que la nueva decana académica de la facultad de Psicología escribió con motivo del encuentro que se realizó en el mes de octubre de 2004. En él se presentan las nuevas rutas que la facultad se propone recorrer en las dimensiones académicas, de investigación y de servicio. Rutas que fueron establecidas con un grupo significativo de docentes y con algunos estudiantes de la facultad.